domingo, 12 de junio de 2022

Día 13 Reseñar lo difunto






Reseñar lo difunto:


Escribir lleno de vacío, de silencios, como huecos,

-vespertinos salmos, oren la desquicia vaporosa,

donde replegar resiliente intelecto de toda luz,

-brava y endeble, risueña y flamígera

símil de casa diáfana, del menos nombrado,

que no era piedra, era fortuna,

en altitud de sus miras poéticas inabarcables.

Hielo del fuego y lava fría abismática,

Rectitud, alta poética,

-como azar de tres monedas y nueve riendas,

y tono de claridad diáfana

-oscura senda que ella era toda agua,

altura sus palabras dónde, 

-en una cueva obscuro placer se engalanaba,

su figura y contorno poroso,

-era sedoso y fluctuante, como su ala de cielo encerrado,

que luz no repele atravesar,

-y era su virtud brilladora,

cima sin base ni pedestal.

-Como cientos porciones de viento coagulado.

Estas hojas de sacrificadas heridas, 

-Sin ella no había sacrificio ni vida otorgara,

de corte regidor,

-y ceño alto como una nube,

verde bucle que avanzo,

-de cascadas y fuentes, de pozas y abrevaderos,

agua limpia que no lloran ya mis ojos,

-si lloran sólo es carmín portan mis venas, estambres,

cabellera distraje completa de aire,

-y cabezas de grama resentían todo césped,

camino la sombra de este mi amor pudiente, 

-por verla no hay patria ni bandera,

inmensamente onírico,

-es de sueño palpitar unísono,

mi noble razonamiento sin rezar,

-ni ver tormento cabe,

resucitando y haciendo vuele

mi paloma de anís y agua,

-aguardiente era como tener y besar su mano,

este viaje lo segundo más bien,

-besar y besarse es del saber tarea inextricable,

agitando voy mi denso acorde.

de ortiga y triguero espárrago.

Sin fluctuaciones vanas, ni secas a morir,

-mi aliento y ánimo llevaba un sello y clave,

melodía de órgano temprano,

- fue sostener todo lo que ella quiso valer en su mano.

Que sube su prisa.

-El nervio silente, se repletaba como su sonrisa.

En dulce tierra,y su cripta,

era del abrazo su alegoría,

que aletargada.

-De la pesquisa más sonrojada.

Desciende mi sendero,

-como majuelo áureo, y hocico de plomo,

alíate con quimeras malvas

-y vidas cepas de un día,

y con tímidas hadas placenteras, y sumisas a este.

-Que el sueño es realidad cuando se descubre la luz de su verdad,

Hablé de poner precio un día, yo yerto claro,

- estos versos de alba dormida en la noche;

a mis honrosas Simientes aunque digan verdades,

-y soles pudientes las corroboren, que ella es destino,

mañana plácida, y hundida, en sosiego cuando todo empieza,

-y solo termina la despedida,

Oh esta mi rosa blanca, deberá caer podada.

-Y dar su paso a mi rosa Azur eterna mi tarde.




Förüq castellano Miguel Esteban Martínez García


 

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