LUZ DEL PARNASO

Era cierto,
a mis ojos
su verde la clorofila,
una hoja indemne acontecida.
Comienzo...
Bañado del crepúsculo más sonrojado,
mi signo.
Resonaba ya mi árbol de amor,
lisonjero ciprés,
en filos verdes erguido,
apostaba todo mi amor,
que vanamente figuraba escaso
apenas un tercio mis siglos de vida
gastados al por mayor.
Mi pecho honrosamente vestido
de camisa azur lisa,
cerrado,
que sangre a izquierda, no vertía
de suave resurgir,
de luz en azada,
sacando penas por terrones,
mi frente parecía ya lápida,
o mármol florido,
cuántas palabras regodea mi dicha,
desnudo ahora cuanta carne
me halaba sepulcral,
cristal, vidrio en sangre de arrullo,
mi boca de esencia en fauces,
ojos de amor en soledad
pintada por fatuos fuegos,
que convencían
a un destino fausto,
brillantez su efusividad,
y disculpen,
por haberlo dicho todo,
lloran lluvia mis ojos.

Förüq