miércoles, 17 de noviembre de 2021

Flamígero pedestal







Zorros juventinos.
Pido imposibles lo sé
alma atinada en lunas de cal y canto,
oh, mi espada,
reverdecer al ocaso unos besos trashumantes.
Caricias que derraman soliloquios confinados
en telas de araña,
puse una caléndula,
sí en mitad un tiesto,
en mitad un otoño que te lloraba,
Sol de nadie,
el mío es fiero y ferro,
quise saber de tu ceniza aparente
jamás entonada, por si me creen,
no te pido noches
en mortajas ni longanizas,
solo el resguardo de tu amada voz,
Musa,
no estoy en racha pretérita,
pero sí pretencioso
luce mi arrojo,
quédate al rato mío cíclicor,
y su auge estacional,
no te pido un beso desarmado,
ni me muestres tu alma de anís,
sí pido un asalto compaginado
a la hoguera mueve todo destino ingente,
mudo torbellino en ascuas prendidas,
guiño a la penumbra
encandilada
te llama y pronuncia,
oh, oscuridad magnánima,
empujados nos baile el vino,
maleficio desapagado, del umbral silente
no me gana ni puede,
a este atleta del desánimo,
le basta un ababol tu fuego irisado,
para poner en guardia
todo el abismo enigmático,
el arma que te provoca,
la mirada que te penetra,
de dentro a la línia esquiva de fuera,
el equinoccio furtivo,
el brujo que todo te ama,
muerta su calma,
era tieso asunto, lleno de vida,
oh nocturnidad de escala,
deja que pierda para volver a ganarte.



Förüq

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