martes, 30 de noviembre de 2021

VERIS EFIGIES ''UNÍSONO'' Reedición











VERIS EFIGIES ''UNÍSONO'':


Sobre lares concisos
ella arrida,
vestía un manto de flores,
avanza recta
con su hálito de daga sobre
la curvatura del sueño,
embebido, sigiloso,
sinuoso, templado,
un sol que visita,
de fría imagen desangelada.
Luz encadenada como llora un hada.
Una noche descorchada abría,
su voz dulce,
de manos pequeñas,
y bondades en esquelas;
soles apagados,
allá,
dentro mis venas.
Sangre encendida.
Corazón dormido
deseoso como cuerda y violín,
sin disparo promulgado;
en olvido apagado,
fulgía su trazo
como dos rocíos bailaban su unión,
en cuerdas de tensión aparente.
Eran muelles como su presionar
para saltar.
El amor era un empeño,
de otro historial
brindis en sangre de tierra,
en grillo de refulgente llave,
un sorbo de su aliento,
y un baúl lleno de centellas
guiños de divinas tinieblas,
era una caja de mentiras
arte, era verse dentro del espejo
y suspirar sonase el alma
como alambre y alumbre de razón,
perpetua,
acaso sonó mi alma...
Trece monedas y un gato negro
sonaba la mía
araña de un patio sembrado en luna,
sin vecino miedo tangible.
Gime mi reloj
una lágrima disuelta en la anterior,
el segundo traspuesto
vestido de bronce,
que quiso ser primero,
regía sangre de acuartelada raíz,
yo la digo:
-No seas grande,
pero sí libre.
Come tristeza lenta,
a lomos de caracol siniestro,
es lema,
distante y sonoro,
cercano de espiral sedienta,
entrañas propias condecora,
caballito del diablo caído,
con sol de regazo en una rosa,
y ojos fugitivos.
amante avanzo
del llorar de secano,
muriendo yace mi muerte y mármol, 
sepultura para qué
yo soy tierra,
luna es alma,
temperamento aflicción
como luz
llaga quería ser,
nieve roja quería ser sangre
y destino ola de tierra en calma.
Fuga en unísono de mis ojos,
vestido mi aliento,
de camisa azul
y bolsillo por bordar,
ángel rebelde, fiero,
caracolea mi ventisca de flechas,
derribado cerco y oscuro tapial,
en una niebla sin ojos medrosos,
voz que no es mía
prefiero locura en escritos,
que coherente cuerdo,
en maldad subversiva
que todo eje inspirador teje,
mi ceniza me ama,
callándome la soledad maquiavélica;
claridad de sangre
y despensa onírica figuro,
piedad abrace
al mercenario
que vendió el averno, 
para comprar nicho a su víctima.



El Castellano a 11-03-2019

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