I
Marcaba el reloj, la una,en diáfano cuarto
sobre una noche monótona
y gris como su luna.
Polvoriento cráneo,
Tímido sonaba un espejo,
como canta un ciprés sobre el huerto
como vaga una sombra,
buscando copla de su desaparición,
Frío, iluminando compás yerto de un cielo oscuro.
De sones y música pretérita,
sinfonía triste de búhos y cuchillos,
de lechuzas y mirlos dormidos.
II
Oh, alarido metálico,
sentí un alarido recorrerme,
chirriando toda mi carne,
avalando el bostezo mi corazón,
pasea largo de un hastío,
en reloj arrinconado,
que ya sólo sonaba,
su eterno segundo,
en manecilla, parecía casarse
la monotonía
como gota al repicar
a un fondo que llegaba y no llegaba.
III
Estamos describiendo un día de otro día
un ayer de otro ayer,
de un huerto mustio y dorado,
finalmente llorado por su penumbra nocturnal,
letanía de música antigua
sobre lo que siempre estuvo,
un amor que quiere ser y solloza,
que nunca será,
porque siempre fue y nunca volverá a serlo,
al menos igual.
En sigilo de alma imperecedera,
de crujido de una luz errante segadora.
IV
Oh manantial de nuevo resurgir.
Manantial del que no bebí
dormí y soñé
mi corazón nido y colmena
de purisimas abejas,
amarguras por dichas
fabricaban sus patitas,
aterciopeladas,
oh, dormía,
proscrita templanza,
nunca palpada,
alumbrando madrugadas, y sueños
del cenit, despertó el nuevo día,
con un halo de jazmín, en viento,
como llantos de fuentes,
y colorados pétalos.
Förüq castellano Miguel Esteban Martínez García
Lugar UME Guadalajara España
3/03/2022
No hay comentarios:
Publicar un comentario