MANUSCRITO AZUR Prefacio: Conste fehacientemente lo derretido de mi mente. Aquí y ahora, sólo hablo de lo que consigo en sílaba que percibo. Hablo de magia de la palabra que siempre estuvo. Esta sólo se otorga a duendes y hadas genios en la sombra; sombra, caduca de los días. Hay un hambre en sus letras, que recuerda la sangre de batallas, clavadas en nuestras entrañas. Bailando las danzas en la durabilidad de ser aquí y ahora. Estirpe de poeta linaje largo desterrado, por el social estado. Hombre que la tierra parió en venas de estiércol, donde renacen rosas y crisantemos. Tumba y paritorio en un mismo consultorio. Hallamos aquí entre sus palabras diademas enramadas, que sólo verán. Aquellos, que mezclan la sazón, de un corazón, con la alquimia que regala a nuestras manos la tierra. Guerreros y profetas, damas, que han tocado el ostensible. Bendicen al poeta. Así que oíd al que escribe bendecido. Mediante este libro escuchad los sueños, que reclaman las letras con que nos regala. Y si prestáis atención, veréis como si el mismísimo Gautama bajara a pintarnos su epopeya. Que despierta, la concatenación de sus letras. Luciérnagas antiguas, con designios resplandecientes, llenan lagunas donde se vierte la suerte, de dioses, que prestaron atención a nuestro sino. Así, se abre camino, este escrito de infinitas brumas, vespertinas. Donde luchan la partida el amor, y la muerte que no se esquiva. Las verdades relativas huyeron con furtividad. Para dejar paso si acaso a las que tocan el corazón al raso. Añádase de mis uterinas manos de volcán marino. Abrir la puerta a lo que dijo el viejo barbudo, poeta de todos. El que según su suerte y signo toca este papel de tinta impreso. El que se adentra entre sus páginas y siente algo tras el verso. No toca un libro no toca una página toca a un hombre; nada más y nada menos. Arián Arias Martínez I Veris Effigies II: Venimos de las sidéreas lumbres, dirigidos, enfocados, encendidos, alumbrados, consumados en haz terreno, sin fecha. Deslizando tu virginal ternura, entre acres y su miel, por ríos de la Estigia, un cantar blanco, purísimo, en solo espíritu, y su barca de remero ciego, un caudal de oceánida y su esposa tiniebla, la relucida, lirios negros, de sangre azabache lloraban aquel río de todas las flores desangradas, frontera del mundo conocido con la llaga e imperio de Ares, laguna abismal que abría al inframundo, donde dirigidas, allá, reposaban las almas, había de aquella orilla un árbol de oro, quien quisiera conocer, la lengua del averno, tres veces, y volver indemne, al reino vivo, si el destino dictó y era semejante encargo, la rama dorada fácil cercenada caería, y en su lugar áurea rama de bronce crecería para volver al mundo y su raíz salvaje de madre conocimiento, y dones que ignotos, descubriría, virtudes divinas, escondidas en aquel pozo plomizo, de Airón, bajar la tierra al sendero del infierno, era fácil, ardua tarea, volver subiendo aires encendidos, e indemne contarlo. Requería de tres llaves, destino, rama de oro y la tercera rama de cobre sólo conocida por Perseo, a mitad de travesía, quedaba todo como un limbo sin salida, ni claridad, de eternal lustre, postrado. El ababol carmesí, junto las magarzas, coronas de reyes, guiaban mi esencia silvestre, iluminando todo yermo, conduciéndome, por sus tomos arcanos, que junto aquella vid de plata de Ferento embebía mi destino; inmortal resplandeciente, como aquella rama de cobre, erigiendo un amor más duradero, y brillante que el bronce. Förüq castellano Esteban I Enfurecido abro este bélico empeño, opulento dejé labriegos sordos, dulcemente encegados. Vengo del trémulo afán ante ustedes hados. A vosotros, nobleza de Alba, y áureos carros excelso te pido Musa tu favor, tenaz, como mi alma llevo asida, en honor su ambición prevalente; almas de mis castos dioses en pletina de mi tronco cuerpo armo con dorada aljaba siempre os pertenezca. II Prisión ni hondo desánimo es causa rebramo atronando lares. Y el alto monte, furor resplandeciente que apilar las montañas puede. Me presento por saber quién habla, el más antiguo de la vetusta en flor de sangre hiriente, nacido de Broncos mares, y huracanes voraces encadenados, aunado por hadas, amamantado en llama de azabache, amigo de Sátiros y duendes. Vuestra ira no pido, hados, sólo fortaleza para mi temple aquí enervar de aquí al día, que las Parcas… III Me encanten y arrastren. Servil de cuanto he creado. Dando color todo flanco yermo de letra. Y volviendo preciado todo baldío. Honroso, me enamoraron hadas o gente buena. Toda vida en color que en caricia traía primavera; permitir templar este furor, que me brota de las manos, como ceniza de fresno, y nieve de regios álamos. Valedor he sido. De cuanto he sembrado. Os pido permiso para dejar semilla aquí en esta honrosa tierra. Förüq I Dorso mío flor de agua, náufrago del vasto abismo, cumbre de alto océano, en alta lanza mía, abate, flancos de pecho. Abren mis ojos, descorrían, y alzaban hondas visiones. borboteaba la sangre, como río de flores carmín, desangrándose. Un estruendo de tormenta por viento Ábrego, llamada, mandaba iras del Euro, y el Céfiro luminoso. Mezclar cielo y terreno pudiera. Y trae, una furia de armas que viene álgida. II Una furia de mares en el Sol. Rompiendo vetas espumantes. Haz de aguas enmudecidas. A los bosques planto señero, morada de ninfas suaves, sus áureos cabellos. Siervas de Ceres que no pide agua salada de mares. Mi arco armado, y de saetas razones heridoras. Voy siguiendo manada a pie de tierra, que se abate triunfal. III Eneas sin alma dolida, alzado en trance de sosiego en llamas, y entre dioses de la madre Tiniebla, trata resonante la umbría noche, arrostrando riscos como cíclopes, alegrando temores, y sembrando trabajos igual que campos, que trinchan los Sátiros. Volandero en avances y cimas como el cielo. La fija mirada un encono, sin desgracia, girando alma, sin oponente irrumpa en retumbar severo monte. Förüq castellano Esteban a 30/08/2020 POEMA A LA ENEIDAD III, SUENA EL UMBRAL Apolo te llamo, encendiendo la profundidad de mi rojo ojo sangre, sigo instrucciones amada Sibila dictas, descendiendo y apoderando el reino de todas sombras, Estigia mi sangre, a tu oscuridad ofrendo, al vítreo trasluz, cristalino, cosecho y rebroto en este tu campo de lágrimas, designio atemporal tu pura magia, rocío obtengo aunado en fuego de pulso en agua mis ojos de astros, antes del tatir del tiempo me alzo, oh arteria de la represalia, oh, manantial remembrando río de olvido difunto, el Tártaro incendio, estoy haciendo cimiento silencioso, todos los gritos desplegados. Reina Dana, tierra en grandeza, tu bondad sembrada en fortaleza castellana, cumbre y morada, operamos el fulgor en llama del azabache, doctrina de rebelión, resurgida, dispuesta, a victoria, transmigración, de alma; que habla, equilibrio en revelación, todo espíritu que marco, proyección angélica que cierra vetusta a día tres, tercer mes, despliegue de la formación, este Sol ferro es la bendita destrucción, eje, cenit. y destello fundamento, al claror bélico de siembra ancestral. Trasfondo templo de esta eneidad, flamígera. Pinto su alma densa en castillo de Apolo en trascender primero hasta mi honrosa muerte, de hoja caduca en otoño la raíz, soy yo, de este árbol, mi cuerpo. Trompeta mis ángeles, sonando. La guerra y batalla se ha fijado. II Cántico; oh, tendido de la lumbre en cama. Acaso de azul hundido a mi muerte pura tierra procuro de suspiro y templo verde, sombra de señor olvido que demás cenizas desplaza, ya la tierra sólo engulle lo que es de ella, Primavera viste en filo de flor y agua, alguien viera este frívolo tranvía sin escala de esquela ni duro hueso de estaca y vela. Fundido en carne y parca de amigos gusanos. Entre crujir de caminillos ávidos y repiqueteo final de víscera en eco de ataúd indolente, estallido como cicatriz causa el rayo al árbol deseado pulcritud de festín alimento de injuriosa vida breve que desea alas, Es tórax abriendo a última toma de aire sin respiro ni célula en sangre roja regada. Lúgubre detalle de como bella es la vida bello festín de tenebrios es cada muerte, ciclo eterno de vagido, llanto, respiro, sonrisa, suerte, copla, elogio de noche, azar insumiso que muerde la hora, yugo destino, saeta, cuerda, yunque ilusión, risa, mentira, siembra, espera baile, danza final labriego en calavera. Festín o sobriedad en fría escama lumbre de chasquido inicial Vista y nulidad en visión para tercera campanada ser ceniza de hoguera. O comienzo de nueva vida Carne y frenesí de dantescos dioses del Averno Inicio con final anunciado. Tierra y sangre de ella. Förüq castellano er-lobo bohemio III Noche tus horas breves un agujero sin salida, de escalofríos que hacen temblar derretido un alarido interno de luces ciegas y hielo flamígero, tus sones no me vencen ni esta parca cae efímera, sin ascua ni este dolor cae resuelto, en vela de navegante, para a la mañana volver a revivir la misma pesadilla que me mantiene despierto en vela llamando, llamándote, ay de tus luces firmes, de tus sopores que me caminan, todas mis soledades dementes, este rumbo sin astrolabio, en océano de brea, de noche fumando y versando todos estos cigarrillos del diablo probe, que soy yo, para contemplar que no vienes no vienes, no vienes y ni está piedad reluce como ámbar blando, ni lágrimas de hadas ni sollozo de lluvia mis castos dioses. Noche, noche ay de mí, sin tu sonrisa ni tu quietud escarlata. El código del guerrero, el estigma, la fragua de campo abierto, el cantar silencioso de lágrima que chilla, un evanescer en mecedora solitaria y carcoma sin mueble, un descender primero, los colores, tus ojos que imagino, el gris, un tambor de sílaba, un naipe ardiendo, una compuerta de un embalse sin agua era mi pena era mi tristeza ya jamás acompañada, madre de mi aflicción particular, cumbre de musario cerro, locura quieta mía, desangelada, sopor infernal respirando su llama, de dulce tormento cosido, su estela que flagra, luces miles que no eran blancas, en sótano de luz de traumas docenas y tenebrios celadores De soga y sopa medicamentosa, que se apaguen estas, todas luces, artificiosas, de la flor ciudad, que tu cielo cariño quiero mirar y recto, honrado rezar. Förüq castellano er-lobo bohemio a 22-07/2020 IV Oficio arde del dulce mirarte, y ojos dulces no hallen tristura ni en la paz de guerra armada ventura, llorar puedan orillas suaves, entre sargazos y plebeyas sienes caracolas y espumas de olas, tronos de sirenas entre sajadas marejadas entre tules y densos, profundos azules, ay de mí espuela y sus noches de tierra de ventisca y tormentas de soledad, ideal aún yacente animaba tus pechos graves cuan pedernal. La más bella que en mi lugar sólo belleza hallaba a reclamar mi bella doncella amapola de oda y elegía en sangre su tierra toda. Escucha mi ama de tu cárcel ni en ojos ni en rubores encuentro llave tus cerrojillos vida, dicha y fortuna en flores no me descubran ni fuga ni huida que todo destino sólo a ti me precede a cuidarte, servirte y amarte como todo dicta qué alegría eres, niña de amapola. Canción de tornasola. Förüq castellano er-lobo bohemio a 24/07/2020 Poema a la Eneidad IV: Voy subiendo, camino al reino de todas sombras, flamígeras, humeantes, poso de almas errantes, sigiloso, fugitivo de cauce en siglos de condena; de rito y gloria en hondos, castos dioses que curvaban mi firmamento; balacera, por una justicia esencial. Abrazando mi brotada, joven divinidad ama, doncella amapola, de este jardín umbrío, reino de sombras. Sangre en traza luminosa su místico sabor sanguíneo, y belleza suya imantada por Estigia Tiniebla dama señora oscura Vine a lomos de un erizo a fundar solar, y reino capaz mis hijos caracoles. Förüq castellano POEMA A LA ENEIDAD V: Venas de la piedra Estigia. Como lágrima en popa, fondeando, mi nave, su llama oculta, oscura, en ribera de Hesperia, cumbre de Apolo, que hermoseaba Sibila, alto trono en caverna, de áureo templo, abría mi porvenir umbrío, bosque, de Trivia, fortaleza de mi llama pedernal. Venía Eneas en carro de fuego alado, cima de rito y cénit, donde en mito, se esculpe la muerte de, Andrógeo; Pasífa en febea pasión, nefanda de híbrido Minotauro; aquel en laborioso laberinto, inextricable, surcado, guiado por hilo, por los ciegos pasos de Ícaro. El castellano, Förüq a 4 octubre Poema a la Eneidad VI: I Adentro el sombrío, bosque umbrío, donde vive y reinará siempre diosa bruma hermosa, yo, con púrpura celada, en oscuras riendas cinceladas, avanzo por el bosque de Trivia, hasta áureo, profuso Templo de Apolo en cumbre de Cumas, defienden procelosas fieras vespertinas, de morar en profunda cueva de Flagrante Sibila, tempestuosa. Mi espíritu en porvenir indemne, invencible toda lucha. II He venido a tu Palacio, por las cuestas de abajo, todo cristal, hermoso, bello, Apolo, hijo de Zeus; implorarte yo milenario escriba, iniquidad en gloria, mi fuerza, que implore, que presida mi fuerza, con, junto la Realeza de Estrella la más Bella, y lluvia a glorificar en relámpago, esta mi llave de palabra, que prende y abre portón, verdadero en la cima, cumbre de lágrima su reina Oscuridad, solicito, otorgues favor y éxito, para desnudar, su alma bajo nueve cerrojillos inextricables se encuentra, destino, y mala rienda, blindaron, auge en tu fervor dorado pido, de rama roja como la sangre vengo, rama de oro vuestra que cercené, y validó mi historia en cobre. III Bajar al averno, así trescientas, treinta y nueve, veces más heridor, pretendo, y provoco la furia y ardor, mi Sol ferro padre, derrita y extienda de sentencia mi vuelta a la Tierra Numinosa, mortal, caduca. Mi corazón helado ofrendo, se complete mi empeño digno a cobrar mi osadía. Förüq castellano Escriba Escita a 6-10-2020 ODA I Liras: I ¡Recia elegía no arde, en toda despierta, vida apocada! Como del Sol alarde, libre, en ruido aplacada, en senda apoteósica estocada. II Ya en tu fiel mano erguido. Pocas lumbres se bebieron fugaces, enturbiado, seguido, pecho vástago, en haces. En cuidado leve por desenlaces. III Mi monte lo he sembrado, mortal ceño, fuente fantasmal bebe, venturoso labrado, vanamente sed debe; quiere sangre atestigua, que no embebe. IV No vil dinero seco. Presto inflige, pudor, y su venganza, lo que a infierno sí, checo. Flor de umbra, flor de organza, mitin de pregón en la semejanza. V Jaspe de mi sincero, contento, libre deseo, rota soga, y su tul blande el cuero, de saturnina toga. De mi mano sembrado, regio, loga . VI Tengo tu cuerpo y el huerto, en flor retozona, húmeda, erigida, sueño, nace despierto. Mi amor, bien dirigida, Con mi compañía, no es ir de acogida. VII Esparcen los sentidos, aromas dormidos como las flores, paz, alegría, vividos . Acrecientan de lores, pasada de la vid, vivos colores. VIII Pocos labios que el mundo han esparcido, templando frío hierro ay, olvido, fecundo mi virtud es sol fierro, que luego; en primavera, puse cerro. IX Muy regio, reluciente, el duro bronce, tiende noble metal, filo resplandeciente, y más, que oro letal, o del mercurio dispone el poniente. Förüq castellano Miguel Esteban Neblina indiscernible: I Al eco cobrizo anisado avanzo que trenzo la soga mi destino agrietado; traigo la sola voz de los campos, arrida en la vid de Ferento, en el cuervo a hombro de Lugh. Llora mi luna un halo de azabache mortal por ojera extensa y Soto indiscernible, un vuelo entre corral de astros en esta caverna abisal donde repiqueteo de agujeros celestes es fondo fantasmagórico. En el moral del sueño y su hoja malva, por violetas fulgores me alzo y sus raíces crisoles, blandidos. Como cuchillos de hondo mango. Tierra, ay de ella, de sus voces durmientes. Que me cuelgan azares, en vena y conciencia filosa, árida de tez en flamas, insoslayable. Te llamo mi pequeña, oscura ángel. Vengo a decirte que te beso más hondo que mi tinta llaneando, la estela. Honda, mi encarnada secuela. Que alza me quieres y quiero enervar hasta profusas luces de intelecto grave. II Compás del iris el verde mi intransigente destello en tus alas mi amor, que no es de nadie ni mío, sin pulcritud acaso me doliese. Zarpó tu impás de nueve letras, nueve monedas en estas vetas, no ladro por debido tus ocasos que tu oscura ala me desciendes y afirmo que tus acaso no me oscurecen ni en tenebroso umbral me rigen. Ni envuelven. El destino por ensordecer y a mi vera tejerte la flor de Ambrosía el néctar de verdor en ascua antigua de un agua mis dioses en lluvia Ostara plañe segura. Voy por tu tercer cielo en tercera cumbre, tercera hoja la sangre me porta en vena y arteria. III Al eco ciego de mi sol de plomo, Alto en palpitar de crin cobriza un febrero adusto, entre la miel extranjera. El crascitar lisonjero de nueva brea que ya no me zarpa indemne acontecida. Esperando no me criqueen todos grillos del tejido terrestre. Mi Soto asoleado de acequia servil, los tres lustres portados. Un encender añil de toda luz en eje sediento, en cadencia descorchada. Silbando, cantando en el poste de telégrafo. Yo, grajo reverberante, nazco cada poema del suplicio invernado, mi corona por candelabro entre el calendular de mi parcela o Soto desangelado, sin caras ni cruces. Mi amor que sí existe sin réplica, ni indecencia, sobornar no pudiese sin perder mi hacienda. Dilema de mi negro gato ante el mirlo que puso tres nidos. Förüq castellano Sed de flama: Sucumbir de gozo en tu yermo arcano, suspiros complacientes del fuego fértil que yo amé, sobre estos cielos y su brea luminosa, atisbo sien precipitada en seña de nueva siembra, azar veleidoso plañe respiro sin estrofa, ni quietud bastarda, flanco áureo, diestro, ambivalente, acompasado, todo es en parte, parte es del todo desliz oxigenado, dar vida a este claustro, espectro ante la luz sonando, lío meloso en ciprés silente, es por siempre, nunca más crascitado, suave nube rígida, dioses qué estaba pensando, fuelle sin ventisca solar, luna de encaje a florearse superior de todo mayo, oh servil entrega diestra, luna, por cuántos te conocemos familiar, todo envés de hoja dice que desde raíz en tierra todo grita y trasciende en vil silencio renombrado endógeno como sola voz de mi hada que ya ningún siglo más considero externa o ajena a ser de incumbencia que atañe, ay dulce tormento final sin comienzo desplegado, en vilezas, sienes, desmanteladas, y su trino que cierran, a color. Un tatido, como vagido indeleble, conciencia presa del saber que quiere, que degusta, todo comienza donde acaba la nada, principio sin causa vengo a exhumar, encanto en una vil lata conservas, yesca mi hoguera amo y me gusta lo que me gusta, soliloquio confinado, tierra, materia a Tierra. Fuente traicionera es mi sola premura, voy al barbecho dolido mi encausada suerte, lindes quietos, afaman al perdigón viajero, es mi rifle, es mi arma, es incombustible flama, mi poesía dama, alma con alma fiel, enamorada, piel de su piel, sangre granate al rubí excelso, por extenuar, vid de vida, honrosa Quimera, Ferento acoge sin pérdida, solar extenso, mi hoja quieta, virtud soñada, estameña, alma con alma sin dolor, beso en este sortilegio dispuesto, un son de grillo y volví a renacer un verano angosto que me cedía el paso, cepa de vidita que advierto a vidas de un día que inspiración en campana no revierto, ni a envidia la disuelvo, relente febril de competencia sin compostura, como flor sin agua acaso era, entre corona y candelabro me marcho como tierra en el viento me marco, como locura de amor, cargo mis versos, apunto y disparo; ya lo dije, en este réquiem por la tierra olvidada clavo mi espada, ojo de tierra me observa, y mi aura embelesa, amapola de runa valkirja bueno soterré la desquicia, corazón en el agua, pudo ser de la lluvia, riera encumbrada, clavando el destierro del abrojo y su breve antología, del que sabe que el tiempo es para construirlo, proyecto de la bruma gris, fue clavar semillas en el corazón del sueño, y su batir en vuelo de la polilla de cemento, yunques en la tierra que soy de mi pluma herramienta, eterna azada, para ser de tierra nueva sangre que exclama, que mi sangre es de Sol. Förüq Yo soy el que escribe su historia Eres tú mi amor Solo hay fronteras en el mundo; No hay fronteras en el papel; Tengo versos en el bolígrafo quiero fundirme soy el viento Soy el eco de tus latidos yo soy el q. vive en tu mirada Soy el tiempo Soy el espacio Soy tus recuerdos Soy tu alma EN MI LIBRETA ESTÁ EL MUNDO YO SOY SU CREADOR Poema a la Eneidad VII: I A través de las oscuras llamas, del inframundo terreno, arrastro infortunios y sucesos caducos. Como fiero hierro al candor de yunque. Voy rumbo a abrir las puertas, sagradas, con fuerzas y valor, arriado, de hijo que soy del Soberano Júpiter, a espaldas queden mía, todos dardos, envenenados. E injurias latientes. Avanzo mi umbral vivo-muerto, y su procelosa senda, que se desdibuja. Ardiente cual grande, mi deseo, de abrir portón en abismo de Plutón. Que yo, Mercurio romano, no conozco miedo, ni él en mí habita. II Los negros cisnes de Apolo me conducen; revelados mis arcanos, en dulces tormentos, y pesares vencidos; iluminoso mi destino, me precede, adentrar los umbríos bosques, inalterables del Averno, mi sangre de dioses rebrota en osadía, de melodiosa cítara, con la que entonara ofrendado, ramo de oro consagrado, en oscuridad al relucido Juno. Escucha mi súplica Proserpina. III Jardinero soldado yo, de toda enervada sombra, que avelas, y proteges, a Plutón tu esposo encarecido, ruego, que imploraré, paso y permiso para volver, victorioso a las auras vivas. Atravesar tu bosque oscuro, hasta valle hendido de azabache, tenebroso, hendido en Estrida tiniebla, hija de su madre abisal Oscuridad. Oráculos y altares me respondieron, velando mi empeño, cruzar tus densidades y oscuras, bellas fauces, y listo, sigiloso volver indemne acontecido. No hay hierro vivo que mi carne hendir pueda, ni acero de pecho que arredre a mi Señora Hada. Förüq castellano Cristal eternal: Vida que las montañas me respiran, raíz en su abismo de hondo tajo, aire bonito relátame mi destino, subiré los montes y cerros, alcanzaré mi soberbia allá donde el alba despierta y el linde vuelve vago, plácido, ferviente, sed de tallos y savias que luz llena, erigiéndose cumbres y cimas de hervores a la matutina belleza que anida. Y en el ser germina, febril loma desdeñada por rizos en apogeo entre rayos que culminan, desnuda hacienda ultrajada, río de encina, cuervo nacido, por lo que me quedó sin decir, Wotan, Lugh, Morrighan, ese veris perdida y encontrada, Dagda, Balar, Mórrigán, Lúgh, y tú mi amada Brigid Genii locorum dioses ancestrales abrir este camino, Diancech sana este mi cuerpo Badhbh Catha sigue fuerte, tierra entierra la maldad sepulta los problemas, como en tu ser el ciclo el eterno resurgir en ti cierra y comienza, resurgiendo, abriendo camino, escudo en fuego sembrado, hueso del pagano, me deberán cuanto yo he plasmado, hierro al hierro, fondo escueto del vítreo traspuesto, senda de la idea, por ellos socarrada, lucha, cuanto más arduo es el camino, cuanto más se abren las pruebas más se hinchan las fuerzas, sólo vencer en firmamento, agujereado de huesos, siembras que tiembla la luna. 3 claman los Genii Locorum; que no han muerto, que ni el olvido, puede con ellos, Diancech sana este mi cuerpo Badhbh Catha sigue fuerte líbrame del cobarde, Epona sálvame del semejante soy tu mala yerba, Dagda, Balar, Mórrigán, Lúgh, y tú mi amada Brigid poesía, elevar mi canto que yo con mis actos os hago un manto, Cernunnos comienza nuestra caza, Candamvis alumbra esta montaña centelleando el relámpago, abriendo el cielo de nuestra bruma, tejiendo nuestro amado ocaso, que jamás hemos visto los que vivimos en el suelo, ahora y siempre se escuche nuestro canto. Miguel Esteban Martínez García en 22.5.17 Poema a la Eneidad VIII: I Clarín entona sin miedo, repiqueteo de oráculos. Encender sones marciales, al ímpetu de Miseno. Mis ojos alzo, escudriñando, severa tierra donde crece, toda miseria. A los vivos no se permite, el paso al bosque; ni laguna del Averno. Trama de misterios encuadra, surcarla; y a nívea tierra viva, regresar. Encendido el muérdago traigo, prendido, en ofrenda a las divinidades, del reino de la muerte. Brío de lanza es mi arte, claridad, color abre, y me despliega. II Ofrenda erguida en vetusto bosque, a expensas de segunda llave, en guarida de alimañas, obtener. Así encontrar segunda rama rebrotada, en hojas de cobre, para una vez cercenada; disponer la fuerza milenaria, de la virtud no enseñada. Dos torcaces vislumbró, mi súplica gozosa. Ellas dos fueron guía, al espino amarillo, de madre divina, me condujeron a orillas, del desierto embalse, de penas, como recuerdos, ahogados en silencioso poso, el codiciado espino, de alto viso, fulgor dorado, repleto en espinas ardientes, en llamas. III Sus hojas de cobre eran, y poseían de aquel espino, la sabiduría escrita, jamás encontrada. Cercenada la rama de hojas en cobre, brotó, la tercera rama áurea, con llave. En oro era su totalidad relucida, cortada al filo, candente falcata, abriría el portón, de retorno al mundo de la vida, y su luz que acaricia. Ya en abismo de guardianes errantes, y almas difuntas, voy rumbo al encuentro, con el Creador Universal. Förüq castellano Mercurio a 11-10-2020 III DEIRDRE REINA MI DOLOR; COSANTES: I Poeta sin tiempo no expira, Deirdre palpitando, siento. Escriba llaga lo antiguo Deshaciendo lo averiguo. Deirdre palpitando, siento. El sentimiento es alado. Vuelvo en dicha desatado. Deirdre palpitando, siento. Miel de dioses estado quo, desangrar rosa es inocuo. Deirdre palpitando, siento. Poeta sin tiempo, alma expira, Deirdre palpitando, siento. II Crece que late amapola Su sangre enraíza roja. Este el mío corazón. Vengo por besar razón. Su sangre enraíza roja. Vengo al amar, por tu aliento. Vengo a morder tu ardimiento. Su sangre enraíza roja. Fosa cava mi azadón, no era pena era sazón. Su sangre enraíza roja. Tierra y sangre, la amapola. Su sangre enraíza roja. III En horizonte sediento. Deirdre heroína mi dolor. Hasta llegar a las cimas. Robé el amor que amimas, Deirdre heroína mi dolor. Ven amada, liberemos, quita cadenas, volemos; Deirdre heroína mi dolor. Del placer entre calimas envuelto, pena redimas. Deirdre heroína mi dolor. En horizonte sediento, Deirdre heroína tu dolor. IV Al dulce momento vuelto, sajara aullidos en luna. De luz de plata igualara. Yo lobo celta encumbrara, sajara aullidos en luna. Yo antiguo luz que cultivo, Vine por beso asertivo, sajara aullidos en luna. Solamente yo grande alzara. Llevo corazón en ara, sajara aullidos en luna. De adormideras envuelto, sajara aullidos en luna. V Las hadas gimieron todas. La raíz grita, perpetua. Este amor eterno vale. El dragón verde sale, la raíz grita, perpetua. Me nombraron su escudero. Rama roja el duradero, la raíz grita, perpetua. Yo espíritu antiguo cale, amigo del duende exhale, la raíz grita, perpetua. Leo la naturaleza yerta, la raíz grita, perpetua. VI Ella me lo dice, dicte. Las raíces gritan rectas. Las hojas se mueren recias. El aire asfixia herencias. Las raíces gritan rectas. Los ríos lloran sangrando. Las almas duermen orando. Las raíces gritan rectas. Buscando venganza, sacias. El ser humano desprecias. Las raíces gritan rectas. Depredador, asesina. Las raíces gritan rectas. VII Humano asesina madre. Todo lo que no puede hablar. Silencio grita, maldice y todo muere predice. Todo lo que no puede hablar. Este pájaro de fuego. Habita espíritu luego. Todo lo que no puede hablar. Demonio hable, estigmatice. Que habla en poesía alunice. Todo lo que no puede hablar. Idioma de dioses fuertes. Todo lo que no puede hablar. VIII Flores aman mariposas. Como amores imposibles. Yo alcancé tu alma y tu esencia. Fundiera en plañir, latencia. Como amores imposibles. Y mil veces más ardiente, vengo anclar mi descendiente. Como amores imposibles. Guerrero de complacencia, el Ángel dorado esencia. Como amores imposibles. Sombras luchando su lugar. Como amores imposibles. IX Demonios convertidos ya. Yo surcaré el infierno yerto. Y en la muerte traeré ilesa, amor nuevo, será empresa. Yo surcaré el infierno yerto. sentir que tú serás mi par. Aunque tenga que destapar. Yo surcaré el infierno yerto. A la creación traviesa. Escriba con letra tiesa. Yo surcaré el infierno yerto. Esta amapola que canta. Yo surcaré el infierno yerto. lit. C et sumun canae, Miles Dei lumen, Mea unguis timor alum, Mors erita exora mea. X Tu amor ya dentro latiendo. Como la savia de roble. Vuelvo, inicial sentimiento, Vuelvo a amarte sin el tiempo, como la savia de roble. En este lecho de antiguo romance, tu sangre bebo, como la savia de roble. Mi sangre te daré dulce. Eternidad en pupila. Como la savia de roble. Muerte sin cielo embebido. Como la savia de roble. XI Condena a renacer libre, En instante eterno, muerto. En segundo estado bello, de transmigración de almas. En instante eterno, muerto. En letras rompo condena Para yo, ocupar mi lugar, en instante eterno, muerto. Flor de Odín caléndula era, esposa de mi Sol vivaz, en instante eterno, muerto. Aun mariposa en la vida. En instante eterno, muerto. XII Saber qué flor encontrarte Mi hada, voy allí contigo. Voy al final, busque olvido, veo, te encuentro desnuda. Mi hada, voy allí contigo. Mi caricia te lo dice Un te amo por tu sonrisa. Mi hada, voy allí contigo. Despierta beso nacarado. En instante eterno, verso. Mi hada, voy allí contigo. A verso lanza y garra. Mi hada, voy allí contigo. XIII Rescato el amor eterno, nuevo en tu corazón preso. Fui, nací, que agarré tu piel, bebe placer, vivo fuego, nuevo en tu corazón preso. Tuve mi vicio y el demonio, quisieron a golpes matar, nuevo en tu corazón preso. Matar mi inocencia linda. Hoy he venido a vencer, vida, nuevo en tu corazón preso. Mi pasado maldito, era. nuevo en tu corazón preso. XIV He venido a aceptar a dios, como fuerza celeste, yerta. Soy rebelde; mi fe vive. Hoy como ayer luché eterno, como fuerza celeste, yerta. Y tu calor, tu amor fluye. Tu rosa, tu piel, tu seda, como fuerza celeste, yerta. Tu bondad pura, me besa, Flores crecieron invictas, como fuerza celeste, yerta. Sol ilumina oscuridad, como fuerza celeste, yerta. xv He venido a unirme recto. Como nadie te ha hecho ser Para despojar al tiempo, sus ataduras febriles. Como nadie te ha hecho ser. Eterno morir en besos. He vuelto y el mundo hacer temblar. Como nadie te ha hecho ser. Porque de nuevo siento amor, El corazón siente fuego. Como nadie te ha hecho ser. El alma estalla en luz lisa. Como nadie te ha hecho ser. XVI El espíritu habla fuera. De las sombras y te abraza. La batalla venida era. De nuevo la venceremos. De las sombras y te abraza. A mí la fuerza flamante, A mí la esperanza vivaz. De las sombras y te abraza. A mí la bendita luna. Conmigo el poder de dios Sol. De las sombras y te abraza. A mí su furia de fuego. De las sombras y te abraza. XVII Padre, Conchobar Mac Nessa. Como serpiente antigua. Eterno viviré en tierra, y cuando el hombre se destruya. Como serpiente antigua. Por avaricia el mundo es, seguir su curso sin maldad. Como serpiente antigua. Naturaleza ilumina. Los cielos volverán rojos. Como serpiente antigua. El cielo llorará sangre. Como serpiente antigua. XVIII Los ríos sangrientos lucen. Y el eterno resurgir, es. Lo más hermoso este mundo. Es, paraíso natural. Y el eterno resurgir, es. Vengo a amarte sin el tiempo. Vengo a crear en mi eternidad. Y el eterno resurgir, es. Vengo a caminar las aguas. A romper los hielos tersos. Y el eterno resurgir, es. A fundirme en fuegos, vivos. Y el eterno resurgir, es. I Vengo a destruir mis cadenas, para amarte libre siempre. Como el pájaro a su vuelo, yo, pájaro sin sus alas, para amarte libre siempre. Yo pez cortaron aletas, que no cortaron libertad, para amarte libre siempre. En tormenta tendré el agua, en caricias tendré hoguera, para amarte libre siempre. Eterna del amor quema, para amarte libre siempre. II A esta, la tierra de fuego. Ninfa mía ven, conmigo. Luna mía, sé mi amparo, sea mi abrigo en noches de humo, Ninfa mía ven, conmigo. Dagda, Balar, Mórrigán, Lúgh, Brigid, elevar mi canto al cielo, Ninfa mía ven, conmigo. Fuego que dentro sí tengo, en fe os sirvo como druida, Ninfa mía ven, conmigo. Ya Artús, dame tu fuerza, Ninfa mía ven, conmigo. III Taranis riega estas tierras, ofrezco este humilde canto. Epona diosa silvestre, salva la naturaleza, ofrezco este humilde canto. Que me queda darme fuerzas, en este amor que alimenta, ofrezco este humilde canto. Druida de la rama roja. Muerto-vivo, eterno muero. ofrezco este humilde canto. No habrá clemencia para el mal, ofrezco este humilde canto. IV Este será humilde canto, regio, temblará en la tierra. Claro es, este amor que siento, que de mi alma se apodera, regio, temblará en la tierra. Como soy tu luz y calor, como el pez a su río, es, regio, temblará en la tierra. Quiero como árbol a tierra, y el ciprés a muertos vela, regio, temblará en la tierra. Hoy de nuevo como el ayer, regio, temblará en la tierra. V Y la luz que cegará el hoy, va, como la abeja a su flor. Era como ciego mi amor, te seguirá tuyo, grande, va, como la abeja a su flor. No habrá de poder, ni brujo, que pueda separar mi alma, va, como la abeja a su flor. Eterno te sirvo Musa, tu esclavo mi reina Hada. va, como la abeja a su flor. Vigoroso iré en la muerte, va, como la abeja a su flor. VI Dama eterna voy a tenerte, no me desampares Hada. Eres mi fuerza en la lucha, nuestro amor ganará avernos. No me desampares Hada. Que nos quiso sangrar vida, y en muerte condenar fiera, no me desampares Hada. Como amapola florece, cada junio en el camino, no me desampares Hada. Tenga que enfrentarme al mundo. No me desampares Hada. VII Diancech sana este mi cuerpo, Genii locorum, mis dioses. Tierra entierra las maldades, como en tu ser el ciclo abre. Genii locorum, mis dioses. Agua riega esta amapola, quiero cesar dificultad, Genii locorum, mis dioses. Fuego prende eterna llama, esa que, en mí, dentro tengo. Genii locorum, mis dioses. Eterno soy, con mi Hada, Genii locorum, mis dioses. VIII Magia creo en tu poder puro, por la luz dorada mi aura. En letras dejo la sangre, alma antigua, cuerpo joven, por la luz dorada mi aura. Y demuestra eternamente, siempre tienes final feliz, por la luz dorada mi aura. En la penumbra yo, guerrero, el cielo se apiadó, canto, por la luz dorada mi aura. La luz brota de oscuridad, por la luz dorada mi aura. IX Para arroparte tu sueño, porque en vida la eternidad. Condeno al tiempo sea alzado, a sudor y sangre quiero, porque en vida la eternidad. Por amarte puro, verdad, no quiero el cielo si no era, porque en vida la eternidad. Conquistando llamarada, diosa aurora se enamora, porque en vida la eternidad. Al río de las almas voy, porque en vida la eternidad. El castellano Förüq En Sangre Elevaré Mi Canto Al Cielo: 1 diciembre de 2012 Poeta sin tiempo, escriba antiguo deshaciendo el sentimiento, vuelvo a caer en tus ojos miel de dioses, vuelvo a desangrar la rosa, crece la amapola su sangre enraíza este el mío corazón, vengo a por tu beso, vengo a por tu aliento, vengo a morder tu cuello, jinetes del tiempo muertos en este horizonte sediento, escalé la montaña hasta llegar al cielo robé allí tu amor eterno, ven amada mía rompamos las cadenas del placer en gemidos envuelto, volvamos al dulce momento nacarado de aullidos a la luna de luz de plata, yo lobo celta yo druida antiguo vine a por tu beso solamente me llevé tu corazón de adormideras envuelto, las hadas gimieron este amor eterno, el dragón verde me nombró su escudero, yo de la rama roja yo espíritu antiguo amigo de hadas, leo la naturaleza, ella me dice las raíces gritan las hojas mueren, el aire se asfixia, los ríos lloran, las almas duermen buscando venganza el ser humano, depredador que asesina, a su madre y raíces dicen todo lo que no puede hablar en silencio grita pero todo muere en silencio. Este pájaro de fuego habita mi cuerpo demonio antiguo que habla en poesía, idioma de dioses, flores amando mariposas como amores imposibles yo alcancé tu alma y esencia, yo fundí mi latido y mil veces más fuerte vengo a derrotar al tormento, guerrero de mil batallas del abismo, ángel dorado allí abajo luchando con legión de sombras y demonios convertidos a fe, yo surcaré el infierno y en la muerte traeré tu amor de nuevo, serás mi esposa aun tenga que revelarme a la creación, escriba con el demonio dentro, lit et summun canae, miles Dei lumen, mea unguis timor malum, mors erit uxor mea. Esta amapola canta, tu amor dentro late como savia de roble, vuelvo al inicio del sentimiento, vuelvo a amarte sin tiempo, en este lecho de antiguo romance tu sangre beberé mi sangre te daré, eternidad en mi pupila, muerte sin cielo, condena a renacer en segundo estado de transmigración de las almas, en letras rompo mi condena para ocupar mi lugar merecido, aun mariposa en siguiente vida sabré en que flor encontrarte mi hada, voy allí voy al final del bosque del olvido y te encuentro desnuda mi caricia te dice un te amo tu sonrisa despierta el beso en instante eterno, a verso lanza y garra, rescaté el amor eterno, nací de nuevo en tu corazón preso, agarré tu piel bebí el placer respiré el fuego probé el vicio y el demonio quisieron a golpes matar mi inocencia hoy he venido a vencer mi pasado maldito, he venido a aceptar a los dioses, como fuerza celeste, aun rebelde mi fe nunca murió hoy como ayer luché y tu calor tu amor tu rosa tu piel tu seda tu bondad pura me regó, flores crecieron en esta mía entraña, el sol iluminó la oscuridad maldita, he venido a adorarte, a hacerte de mí, como nadie te ha hecho a despojar al tiempo de sus ataduras, a eterno morir en tus besos, he vuelto y el mundo temblará porque de nuevo siento amor, el corazón siente fuego, el alma estalla en luz de lucero, el espíritu habla más allá de sombras y te abraza, la batalla como la primera venida, será dura, pero de nuevo venceremos, a mí la fuerza, a mí la esperanza de la nueva lucha, a mí la bendición de diosa luna, a mí el poder de Dios Sol a mí su furia de fuego, maldigo a quien destruye este planeta, maldigo a quien destruye a diosa Flora, y a madre natura, jamás mis manos mataron un animalito, como celta en armonía vivo con la naturaleza de dios Padre, Conchobar Mac Nessa, dentro, hoy tu poder siento, como serpiente antigua eterno viviré en esta tierra, y cuando el hombre se destruya por avaricia el mundo seguirá su curso sin él, y la naturaleza apoderará las ciudades, no habrá ningún ser tan dañino como el hombre, los cielos se volverán rojos el cielo llorará sangre, los ríos sangrientos envenenarán, y el eterno resurgir vendrá, lo más hermoso de este mundo es el paraíso de la naturaleza; pero para el hombre lo más hermoso es el oro, y el dinero demonio, vengo a amarte sin tiempo, vengo a crear mi eternidad en el cielo, como en la tierra, vengo a caminar las aguas a romper los hielos, a fundirme en fuegos, a incendiarme de pasión, en tus ojos, vengo a destruir mis cadenas y amarte libre como el pájaro a su vuelo, yo pájaro sin alas, yo pez que cortaron sus aletas, yo hombre que jamás pudieron cortar su libertad, a galeón cruzaré la travesía de tus piernas, en tormenta tendré el agua de tu boca, en caricias prenderé esta hoguera, en tu corazón sembraré la amapola, eterna del amor que quema, ninfa mía, ven, ven, conmigo, a esta tierra de fuego, luna mía ilumíname el camino, sé mi amparo, sé mi abrigo en noches de humo, Dagda, Balar, Mórrigán, Lúgh, y tú mi amada Brigid, elevar mi canto al cielo, arroparme este fuego que dentro tengo en fe os sirvo como druida antiguo, os pido bendición, Artús, dame tu fuerza, Cernunnos, caza al cazador, Taranis, riega estas tierras salva los pocos bosques que quedan, Epona, diosa de la naturaleza sálvala del hombre, ofrezco este humilde canto a todos vosotros con esta luz que me queda darme fuerzas en este amor que comienza, eterno vivo eterno muero, eterno sirvo yo guerrero antiguo yo druida de la rama roja celta. Los dragones volverán a surcar el cielo y no habrá clemencia para el mal, serpientes antiguas la lucha sigue viva. Este mi humilde canto temblará en la tierra, iluminadme este amor que siento y que de mi alma se apodera, amada mía sé mi sombra como yo soy tu luz y tu calor, sé entera mía como el pez a su río, y la piedra a su montaña, sé mía como el árbol a su tierra y el ciprés a sus muertos que vela, sé mi amparo en la batalla hoy de nuevo como ayer juntos veremos el nuevo amanecer, y la luz que cegará la tierra, no hay miedo porque te amé y te amo, aun ciego mi amor te seguirá perteneciendo como la abeja a su flor, no habrá poder que pueda separar mi alma de tu corazón, eterno te serviré aún tu esclavo, mi reina, te haré la mujer más feliz del mundo aún en la muerte mi alma seguirá el camino a encontrarte y eterna tenerte, no me desampares el camino duro, sé mi fuerza en la lucha nuestro amor ganará y derribará el mal, que nos quiso sangrar y en vida condenar, la felicidad sigue viva como la amapola florece cada junio en el camino; te amo y lo haré, aún tenga que enfrentarme al mundo. El Castellano y Leannán-Sídhe Poema a la Eneidad IX: I Todo he previsto, ya ante las sagradas puertas, del reino, regiones inferiores, donde refluye el río Aqueronte; de todas las ánimas desangradas, puertas sagradas, tibian el paso a su castillo, bordeado en umbrío páramo de la Estrida, mis arcanos revelados del seno la honda tierra, donde moran sombras sin vida, ante el olmo gigante, donde anidan los sueños vanos, señero a puertas de Centauros, y la Hidra de Lerna, la Quimera arbolada de flamas, Harpías de viborillas, sangrantes en cabellos. Es ésta la morada de sombras, del sueño y la adormecedora noche, en junta de calladas sombras, Me presento en vuestros umbrales, Con quien me acompaña Leannán-Sídhe Reina señora Hada Protectora las profundidades abisales, hija de madre Oscuridad, y una sed de luz, Padre Creador de las deidades existen bajo tu, y nuestro amparo, vengo a obtener respuesta, si la muerte no me quiso en su lecho, debido a qué siguen tormentos asidos en dificultad, quién soy sé bien cierto, y mi poder no ha tomado ni ve, objetivo, ni venganza suficiente, merecedora tu gloria, en este Parnaso Olimpo abismal, vine a partir mi destino en tres mitades, una mía, dos, para ofrendar, tu protección, y favor, los hados están conmigo, a ti rey de todos los reyes, todo humildemente cuanto poseo, no puede compararse a tu dicha en conocimiento, nada te he pedido, solo ofrecido, he venido a servirte, y en primera instancia; ser tu Escribano, hasta que me enamoren las Parcas, y abandone todo lado, y frente. Förüq EXTASÍA: ¿Qué gritas amada a la noche? Soledad erguida en muros de cristal, mi cuerpo sin luna, mi sombra sin trincheras, levanta, y grita que no hay herida, estas flores del diablo, la verdad todas huelen a ti, a fragancia esquiva, atónita, desvelada, nerviosa, como besar ceniza de sol que deslumbra. Florida rama, que fluye, nazco de la boca del dragón, empuja la melodía, ensortija esta vital muerte, que todo acontece, somos eco de pluma, vileza sin escama de sórdido silabario, numen de Valparaíso, donde flor y ambrosía, es caricia a esencia de arder metamorfoseando, desnudez en alma, y cuerpo en grito de último deseo. Verdad sin flagrantes muros ni caracolas, querer alegre, su prestancia llegada, cantando a protegerte. En la guerra y en seno de diosa, hasta la preciosa luz de todo infierno, rijo mi flor sin muerte. Förüq castellano Miguel Esteban CÚSPIDE AFABLE: Era suficiente mi esbozo, y no dije nada, vivo aquí también, en esta tela de araña y yo canto, árboles que sangraban, un casco de verde sien, y hormigas que asentían y caminaban sin cabeza, cabezas de pan en agua, en lluvia de abierta chimenea, al fragor, de un helor de cazuela en fuego, patrullaba, todo de mí, penitente y letal, me acordé de su silueta, sexual de paso irrevocable, como última sombra, de un alma gélida, invisible, impronunciable, me vestían los campos de fecundador, todas sus flores pedigüeñas, como mitos y leyendas alumbrados en real conocimiento, en destello penetrante, como un rito funerario, con vistas a repetirse eternamente, el campo bajo ella, y mi taza en labio, susurro malva en pecho, y el índigo rebelde, sólo era un color, susurros de dama entre la honda grama, espiga roja, o herida en ojos, oh enebro de invierno, enroscado arbusto, como humo azul, agnóstico cristal, donde crece la despensa de la ginebra, pinturas de flores en piedras, me traen tus ojos, resonando lo perpetuo, de mi esclavitud de dulce tormento, escribía pequeño, y simple, como si la herida fuera imposible, de pronunciar, todos los lugares significan ningún lugar, por tanto encontrarte es sencillo, no hace treinta y un años que te leí, pero hoy sigo sorprendiéndome, escucho tu río de acento, como perdiz en nido entre el rastrojo. Förüq castellano Miguel Esteban SANGRA MI ANHELO: Me cobijo en tu palabra, yo te hablo, te escribo, más allá de sombras, de pretensiones que caminan, de ciudades que sienes negrean, hablo de una coronación, etérea, me volvió tu rey, mi reina eterna dueña de toda penumbra, y alarido oscuro, abre tus ascuas de ojos mi reina eterna, lleva este escriba por tu reino de labios, escuchemos el crascitar de cuervo, bajo horrido nogal, seamos cuerpo y carne, vena y sangre, veamos amaneceres, y tormentas surcadas en nuestros ojos, como nacen primaveras de nuestros sentires valientes, seamos río de flores desangradas en pasión, y rojo corazón bermellón, mi condena en ti comienza, y sólo en ti acaba, mi reina, mi hada, condéname a tu vida, como si tiempo no hubiese, abrázame con tu alma, que condena y tiempo, solo es y era volver a nacer, para volver a juntarnos, mi amada mi espada y hoja que nunca acaba, mi amada dueña como hoy y siempre, de mi enamorada palabra, no hay abismos, ni razones detengan mi palpitar ilusionado. Förüq castellano Miguel Esteban TIERRA MI SANGRE: Afilo en templanza, esta sangre de piedra, que me habita y recorre; caliente manifiesto, del carmesí sangrante, avisto la honda sierra, aspereza de cultivo en eral de labranza, bordean juncos y espartos, entre cardos señeros, y tomillos vástagos, jaras y carrasquillos, en baldío sembrado de retamas e hinojos solares, hojas de cardos elevan el sabor de antaño, en ribera del Henares, canta un sigilo de chopo, y docenas de álamos secuaces siguen y su ceniza cubre sendero de fin no hallado, jilgueros, entre gorriones, un cernícalo vigía avisa, belleza que vive siempre, a escala se mire, ortigas y caracol entre tomillo, alacrán y araña lobo, culebra bastarda entre matojos de cerro bajo, por las torcaces y perdigones de soto, encuentro un infinito en el mirador del cid. Paisajes y campos de la cepa de vid, al olivo de oliva, que abre almazaras de oro en tierra, ababoles y daturas, tomatillos del diablo, y corrihuelas, coraje en flor y vida de gen y condición, extasía de todo color, mochuelo en hueco de encina, años la cuidaron, ratón de campo no ve su final, como el topillo, en garras del azor, oh, sapo de acequia, y culebrilla ciega, bajo tierra del barbecho, incesante búsqueda del tordo y mirlo, tras lluvia de la sembrada lombriz de su tierrita bella, donde todo es libre, y corre y juguetea. Förüq castellano Miguel Esteban COBIJO EN ALARDE: Avanzo mi pecho entumido, regado en lágrimas de hechizo. Ardorosa dicha en belleza, acaso yo pido, cabello oscuro, y terneza en labios esclavos de hermosura. Su ventalle contemplaran, ojos míos en alegría de alma esposa, espíritu errante de sotos esponjosos, y nublos cargados, en besos incipientes a padre terreno, murmurio de río pasional, a tus pies de jara me acuesto, palabra suave, amor en mar embravecido, luz, color, esparcido a tocarte. Mi astro, mi nota, y mi flor, suspiran tu beso en viento, qué diremos, si dulzura acaba, como se oculta la luna danzarina, peregrina, que en tu sonrisa me derrama cuna. alma, ventura, o muerte en vida, por bellos, angostos mares, te dejo mi dulce ceniza, mi bella, centelleante golondrina. Förüq castellano Miguel Esteban Perdurable semilla: Vivo llorando, a un olvido que es más fuerte que toda siembra, qué piensas hijo de luz, que naciste sólo, para volver a tu apagado hogar, qué redimes, qué afliges, carne y materia, que no habla ni canta, de un tiempo extinguido, ni rayos de cielo luminoso, acogen, luchando contra un tiempo que no pertenece ni se disuelve, en manos de arcilla, ni es más duro que el bronce, vestigial, te canto, arriba la espada, oración en manos de alba, oh Lvgvs, invencible al crisol, lágrimas de cristal, vieron llover ojos en sangre, rito de signo azabache. Raíces del ser etéreo, trashumante, eternal lustre oxidado, oh Candamvis, sube bajando tu seco rayo, esta noche un noviembre que te hablo, del tiempo secuaz, inefable, y su filosa simiente, no vine de barro, pero barro seré, hondo sustrato, en tierra de Iberia, e Hispania celta, vine sembrando mi brazo, no me iré sin trazo, ni de cabellos en fuego, ni de ojos en agua, separarme del latido puedo, ocaso de mi ceniza no habrá, ni ala oscura extinta me sostendrá, mi sangre que humilde, vive y perdura, de campo y monte, de jara y endrina, esquiva, como préstamo celeste redimido. Förüq castellano Miguel Esteban ASCUA SIN FINAL: ¡Oh, luz imperecedera, luna de piedra, tu sempiterno semblante! Ascua de sola idea, canto de perenne madrugada, voz de hoguera, escucha mi réplica, a tu compás de alba, yo canto, tiembla la creencia, todo he sembrado, al letal lecho del olvido, no olvido su nombre, ni su inimaginada senda, me alzo, cuántos placeres presos, cuántos sones blandieron, compás intransigente de coraje en frente, abandonar aquella estepa, nunca más, quemándome en oscuridad, donde todo nace, todo crece, ciego albor, por nubes que lluvia cae segura, me miro desnudo en la penumbra, y acontece un frío resplandor vacío, de esta opacidad que llama, que baila, sigue mis piernas férreas, amando aquella sombra, sin jamás entender, si sería cercana a la hora, ni si este espejo, lloraría en borbotones sanguinosos, ni si sabría igual pasados años, y su letargo confinado, en mis ojos este dolor, no sabe igual, si viviera en los tuyos, ay si el infierno me suplicase, todo lo sentido, sería más que flor de intelecto, ay, si desnaciera el dulce tormento, no sería ni acaso, el que habla, todo cuelga de un alfiler, camino líneas, siembro agravios y señales, vuelos de fénix apagado, la soledad me volvió a ver, a resquicio tenue, veloz, reí y en temple más afortunado no se rigió, seis mil millones de rostros, seis mil millones de mentiras, qué debo hacer, algo equivocado, sostenme aparte, como quimera de piel y verso, y solitaria llama de encanto. Förüq castellano Miguel Esteban OSADÍA EN CLAVE: Venga, venga cantando, la sola idea en hoguera, del oficio que arde, su desquicia alada, de campo yerto; que por yerto no es campo, si no hondo cementerio de acristalada secuaz, idea. Eco ciego de purísima imagen, crascitaba mi tiempo, quemo el pensar, era mejor que si luz, no hubiera visto. Sonaba ya, una sonata, del alba nocturna sin calzas, ni categoría difunta. Como estancia de estela breve, sin descorchar. Reinaba un hueso de luna, descalza de un noviembre que lloraba nubes, y, agravios, penas y tormentas en flor. Traje de bruma, sombra en agua de señales, en tierra y sus tordos, escarbando en busca, de lombrices azuladas; de ideas que prevalecen, como venas de senderos, como laberintos dando vueltas a la peonza, del mismo asunto, sin vida, sin embargo, era bonita idea, por la que morir sin pensarlo, sin crueldad acrisolada, ni mentira sin conocerla verdadera. Förüq castellano Miguel Esteban ODA AL RÍO MUNDO: De un mar de tierra que tú desembocas, que raspas sus siglos afligidos de volver a comenzar, como plañía la eternidad azogada en verdes espigas, y senderos verdecidos del inmortal forraje, cuna de mis erizos seculares, y orugas de hojas recias, desde el caracol judío blanco, al cerro bajo, haces llorar el alma de belleza que contigo Mundo juega traviesa, siglos solariegos entre juncos de tu extensa rivera, hábil tenaza del cangrejo cosechador de tu agua, vienes que sublimas mi esencia volandera, entre surcos de tu inmensa hacienda de toda idea, espárragos trigueros tu orilla en sombra de boscaje ofrenda, rito y culto a lo ignoto de tu belleza evidente, Oh, río Mundo, ruedo tus acequias que llenas, cobijo en respeto, tus barbos cobrizos y carpas doradas, arteria y vena del terreno desde tu álgido nacer en Riopar, paradigma de chopos amantes, y cepas de vida, desnudo mi canto te ofrendo en compás de arraigo a mi tierrica bella, castellana, que se alce mi voz desde la encina erigida, hasta un compás en cumbre donde tierra nace, y raíces gritan de su silencio sediento, oh, Castilla cantaré extasiado a tu saliva, y lágrima de belleza en tu horno de espejos del río Mundo. Förüq castellano Miguel Esteban Martínez García VOZ DE TU PRELUDIO: Eran dos voces, se querían ambas entre dos labios, eran como azules sin helada madrugada, una sangre agitada, sí dentro de la noche, se deslizaban como espinas, entre flores álgidas, melodía de perro afónico, y luna plena, fugaz melancolía, era la voz hembra, el brillo se conjugaba de secuaz beso nítido, rostro en hora, giraba flotando como fantasmal, sábana de anhelo pertinaz, un valle estiraba y tus gemelas, reflejas piernas, bulle y besa, hondo antepasado de diente afilado, y lecho de abrojo, arcaicos deseos se conocieron, bajo mar y hondo terreno, beso de intimidad sola, de extenso horizonte, derrumbado el sótano en luz que amuralla, poniente de carne de cristal, y pluma en abanico llameante, labio de quietud , escarlata hoguera por ocaso del lobo mesetario, que buscaba luna y entabló, del cielo regia sequía, silencio que oigan, dos voces puras, se quisieron, sin forma anhelante, como el poder nunca pudo, y la creencia, sin exacta ciencia, sabía que impulso no dispara tres veces ni a revés, tiene, ni blande retroceso. Oscura música que en perpetua, sinfonía, soledad cantaba, su silencio de cristal. Y tierra levanta, Förüq castellano Miguel Esteban VOZ DE TU SANGRE: Gira la rueda de bronce, alma de espíritu yerto, mece raíces de este corazón virginal, me baño bajo tierra en tus níveos, áureos, labios, ojo de tierra viese apuesto, pies desnudos, sobre musgo, y serena escarcha, en sangre de piedra, eres agua de áspera, y plantada orilla, cumbre, y ascua, de mis ritos, y plegarias. Agua sobre mis ojos inaudita, inconcebible, puñado de tierra de estrella en mano, como pájaro y charco en mis ojos, ruido de sueños aleteando, intranquilos, insumisos, dirigidos, cántame el nácar de caracola, como si de tu boca bebiera su extasía húmeda, alimenticia, respirar al fin en tu pecho, aire de sepultura, de hojas mi noguera, no me abandones, mi sueño en tierra, sé como el forraje, que nunca se fue, y Ostara despierta en verdor, huella en lágrima, tu deseo afilo, lo único sello de sollozo, o sangre de tierra, eterno secreto de este corazón vivo, que ya no es piedra de río. Enlazándote deseo, discurro, mi entraña de hinojo, y el anís de tu saliva, mi zarzal de sierpe indemne, humedad en ceniza única no pido, rayo y destello en triste candelabro, corona de caracoles agita mi frente, débil poniente de la flor de Odín, caléndula junto el silbo lascivo me precede, ardiente mi danza de pluma, último relámpago en vida, viste mi desnudo, arribando y lamiendo, tu caracola sonora, d' esta eternidad disparada; que me acoges. Förüq castellano Miguel Esteban EJE TU SENTIDO: Yo soy el que escribe su historia, desliz encadenado, eres tú mi sanguinoso humor, en ascua de destello infinito, destino eterno, destello eterno en aras de mi prestancia, oscuridad es destello eternal, No hay fronteras en papel ni alma ni éter de escuela que dicta, no hay murallas en la mente que te piensa, otorga, sólo hay fronteras en humana cárcel, tengo versos en mi tintero, estoy fundiéndome, soy el viento, soy su humo que te lleva, eres herramienta, soy el sonar valiente en eco de tus latidos confesos por cumplimentarse, soy el sino, soy parnaso devorado, vivo en tus ojos; allí me anclo a tu perpetua voz, por la que desnacer, en bruma siempre gris, tiempo de ayer, vuelto presente, raíz de recuerdo en tu alma, en mi libreta está el averno, que se eleva paraíso de tu sombra en verso, sí soy tu alma, y en mi libreta está el mundo, yo soy su único creador. Mi oscuridad sempiterna. Förüq castellano Miguel Esteban REDENCIÓN: PRELUDIO de mi posesión certera está tu alma, está despertando, mantendré la dificultad, ardiendo, mantengo mi vida viva, en terreno que está cambiado, a veces veía el mañana, soñar que sonaba como un presente, pálido de minuto y rostro, afable, afable una vez más, estoy despertando un cambio global, un destino, realidad, mansamente arde, realidad de llama, realidad de ascua, realidad de hoguera alarde, en alza, saber del giro, sin nada poder cambiar, todo decidido, sobre esto, sobre el giro, traigo manifiesto, espérame sé sobre el inciso, sé sobre lo que puedo cambiar, y todo lo que puedo decidir, sabemos girar en un sentido, sin nada abandonar sin nada retroceder, no dejes todo sin mí, recuerda, soy memoria, soy tiempo y espacio de otro ente, danzando en otro espacio, en otra lumbre que no escapa, no dejes todo por mí, creo ser todo tu memoria, tu azar, tus nueve velas, riqueza en pobreza, tijera de cobre, azada, herramienta, telar, con Musa mi araña, seis ojos tiene el tiempo, sidéreo horizonte, creer es saber, no necesito poseerte, mi posesión certera de alma, en balanza pertinaz, mi diosa, mi arquitecta, puede el suertudo primero, no te esté hablando, si no ardiendo, su danza en oscuro tiesto, uno, el halo, dos, tu vibración de esquema, tres celeste ascensión. De síntesis modelada, tejido, saber quién, no es uno, lo demás relativo, de ojo cazador, danzo en tela de oscuridad, para poder besar y pensar en luz de idea, pensando, verdad del fuego, este mi padre, mi Sol es una bendita destrucción, tengo padre, tengo madre, tengo amor, entonces cómo te busco en amor, cambiarte el sentido, delineante, expuesto, abrir tu noveno cerrojillo, sabes, eres mi instrumento, mi violín, que en granate sed modula tu resonancia agreste, y enciende todo vals eterno, sintetizar mi latido, sólo es preludio, sí, de tu posesión certera, cristalízame aparte, te estoy volviendo a sentir. Hermetismo elemental, tu cristal de corazón, palpitar de un reloj en hoja de tejo sagrado, y árbol de cenizas alumbrado. Sentir de cromo templado, fragua tu mirada. Förüq castellano Miguel Esteban MORTECINA SIEMBRA DE VIDA: Oh, esto es la cama, o lecho de mi verbo, eres tú mi alma, arma piadosa, secuaz de un submundo de plomo, si las olas no te trajeran espuma verde de vida lisonjera en precipicios todo cantiles de idea sola, toda peces como piedras roderas, frotándose en la gravedad, del cielo purpúreo, que llamé cumbre, ellos pétreos, anidaban en copa selvajes de altos árboles, aire que me quiere, como puñal pretencioso de mi forma asentada, numen de flamígera luz, como orna del sentimiento, que arrastro por los siglos que ni me crearon, ni alzaron, de silencio roto, sólo se prestaron como barcaza de travesía por la última y primera laguna Estrida. Desnudo mi destino, frente tercer orden todas las cosas habidas, ofrendo en sacrificio, algún apóstata lo dudaba, mi muerte no acaba, ni hurga el relámpago, hondura en pecho, hablo al vertical cielo, de espanto celeste, mi cristalino sol de negra rompiente, en corazón no me cabe, sostengo la mudez marchita, en mi sombra, espalda de Caín, capataz del brillo primero, sangre mi espíritu de Mercurio en líquido azabache, sangre en hoyo de este puñado de tierra, en agua color de piedra peregrina, zarpando su hematíe, oh, piedra de sangre, frenético rojo bermellón, granate, obscuro druida, todo destino, vestigio de eternidad en cerro invisible en seco y áspero movimiento, que ni el mortal inmortal, encauza ni domina. Förüq castellano Miguel Esteban ODA I; SERVICIAL PRESTANCIA: ¡Qué flagrante elegía, en despierta vida afligida! Como Sol urbano, libre, destensado, de ruido mundano, en senda apoteósica va tu fiel mano. Pocas lumbres se han ido, enturbiando, mi pecho vástago. En cuidado leve, mi monte he sembrado, mortal ceño, y fuente fantasmal, solo entre el venturoso cielo, vanamente quiere sangre, y no vil dinero. Presto ensalza, todo lo que al infierno debo. Flor de umbra, mitin de pregonero río. Jaspe de mi sincero contento, libre deseo, roto el sueño, y su jaspe mortecino, de saturnino dueño. De mi mano sembrado, tengo tu cuerpo y huerto, en flor retozona, y verdura afable. Seguro testigo de mi amor en tedio, Con mi compañía jamás voy solo. Esparcen los sentidos, aromas como flores, y alegrías en ojos secuaces. Acrecienta el puro sosiego, pasada de la vid, la fontana, pocos labios que el mundo han esparcido, ay, olvido, confía mi virtud a salvo, que luego; de primavera, te puse monumento, más regio y reluciente, que el duro bronce, resplandeciente, más que todo el poniente. Förüq castellano Miguel Esteban ANTIGUO VIDRIO DE LUZ: ENDIOSA Hablo lejos de la ciudad remota, y sus fauces brillantes, de lobos grises. Mirad el saco del sacrificador tiento; ya no rehúye, alienta mi antorcha no descubierta, si no prendida, abre de la piel tu perpetua hermosura, espejo de luz que arde gozosa, ¿Sola?, Ni por querer, en cauce traigo yo, la flor de Hércules, para usted, sí, qué esencia no sueña, encontrarse con sangre, abate porfía de escuela, hircano terreno, ¿Tú en llamas ofrecida? Áspera, maleable, en seda relucida, traigo a prender el carbón del rayo de Zeus, mírenla hasta el ocultar del poniente, desnuda, ofrecida, renacida de la turba mirada, y su jornada que por su querubín, custodio, ni mañana exenta que hace llegar, oh, vidas de un día, osar, que vuestra nunca, mi diosa Atenea, cenit de cumbre cardinal, geometría sin límites, ni apostadas torres de belleza ígnea, verdad incipiente, de la no estrella encendida, ¿Qüé sonríe tu sombra, verdad de nueve pilares, luna que sangra su herida? Canto sórdido a mi amante fantasma, eco turbio sin morder sus cúspides, oh, loba, de tinta vil blanquecina, cual ambrosía para Rómulo y Remo, manantial de azul espuma, trenzo y avanzo los juncos, humilde aquí en tierra, un vampiro solar te ama. Förüq castellano Miguel Esteban 3339 AVASALLADO, LIBERADO: Piel de basto, acaso no bastó, reverbera, tanto amor en los grillos, tierra en su búsqueda, cristal que defiende, solo soto, y servido el zarpazo de la luz, encima de lámpara, fanal fuego sin aviso, beso en sollozo de aire, corazón agarrado en balde, espera ignota, en hueso trashumante, ceniza de años subterráneos, algún sollozo, en nube de cabeza en sombra, alguna idea lasciva, de tormenta errante, contracción ágil de la secreta mano, dondequiera tú fuiste, transparencia inhabitada, de lívida maquinaria, sobrepujando exceso del metal, medicamentoso, que domina, subyuga, prueba en fuego de imprevisto, quién dicta en jaula de grillos, situada, de siete meses inermes, beso de plumas, o látigo de cuerda, fulguraban mis ojos de signo, impasible la turquesa, memoria trasquilada de desatino furtivo, como atravesar espejo con una mata de pelusa. Como perseguir imagen mental, y espejismo de idea, besos en puerta soldada, gozar de una ausencia desplumada, enfebrecido por, vida en estela de cántaro, derramado en suelo que fluía, en leche precipitando cuesta arriba, ondas, en germinante estela, en ser brotado sin culpas, hoy sigue intranquilo, indultado su vil servicio, sin otro paraíso, ni fecundado suelo, su represalia, que ni respira, su anhelo vestido, en lanza o astro milenario de apenas tres décadas. Jardín de paraíso buscando vida, y serenata de luz entre las rejas, donde alguien voló al, y sobre el nido del cuco. Förüq castellano Miguel Esteban El verso: Transistor de tierra. Redimo, hijo de la tiniebla y de la luz, humano cuerpo y sangre de astro, qué instante reincido, de ser sin vida, de barro, encendido, momento de regreso al ascua de brillo, oh, infinito soplo qué afliges, si pudiera, yo la embebiera, como sucursal de esencia, Sol mío poderosa estaca, tu rayo limpio, dame préstamo de dios sin nombre. Rosmerta te imploro adviento, de don en acequia acaudalada, sanguinosa, soberbia diferente a la pálida luz, yo no te pido amada, cara a cara poderosa en eterna lluvia, ceniza del presto ocaso, que temieron mis ancestros; y yo alabo, regrésame al inmortal hálito, inmensa arcilla maternal, de toda vida que suena, permite, porque ella y yo, seremos música del destino fausto, absoluto eje que perdura. Förüq castellano Miguel Esteban ESCARCHA DE LUNA: Llanto de Luna de Escarcha, claridad de Luna de Luto. Repleta está mi criatura. ¿Desde qué oscuridad, iluminas tus palabras? ¿Qué pulcritud aguada, tiene la fe que cantas? ¿Cuál es tu cárcel de luz? Que yo busco por ojos, inerme vacío, repleto, aguarda mi voz. Apenas náufrago, apenas tránsito, de reguero ciego y mudo, por milagro trémulo. Tan hermosa, va vestida la vida, que noche escapa, sin irse, no se irá sin tu pesar, al fondo de la sombra, primorosa va tu frente, que mi sonrisa aniña. Y aviva que sin amapola de fuego, no torna sed ni calor. Vagaroso afrenta mi fantasma, la total, andrajosa mirada serena, valerosa sed, fecunda este cristal, de cuclillos dormidos, y espinas blandas, de cielo terreno, bala fundida, en avance de mi galera, lejana tierra, lejos de morir, surca mi ara. Envuelve cobriza batalla, soto sin fuga, perpetuo mañana, calvero, de siglos arrojadizos, ruina del azul, escarcha, de su absoluta sinceridad, en viñedos de mi desterrada sombra, sin tu amor en mi corazón, canto como luce, y fulge el metal fulgente, enraizado, de mi pecho profundo. Sonorísima fuente, es esta sangre, voz prendida surco en ascua, bajo los tiempos, de hoz y ramaje. Desfarajando, que al Parnaso atisba encontrar allí tus párpados. Desgajado borde, en huida, de lágrima, por la brea, en tu mar, y su claro sol. Elegía de mi buque, pavesas que flotan un día, como ilusiones. Es tierra yerma, en el viento. Desenroscar puede; esta vespertina criatura, que amamanta, que cría; la vorágine de mi estela. Inmutable distancia, del vivir, desnudando, la perfecta revelación, de nuestro índigo retozo, prímulas que bailan, por todas las espinas unidas, alcanza, descíframe, a transparente pío, un sí bemol erguido, el bosque, la flor, mi sembrado, no retiemblan; sin ti. Förüq castellano Miguel Esteban MUDEZ PRIMERA: Viento, de olvido dentado, allí donde el cerro a su aire no golpea. Tristeza de mariposa de metal, bajo sola noche en luna de escarcha, vidrio en destino, que no espira murmurio celeste, amor en luz, que pasa sin tocar a nadie, instante en bosque, dentro del corazón afable, y piedra que asume hierro de sol, sin poder devolverlo, hojas innumerables, me describen, cerca una Aurora de baldíos, y terrazgos quietos, soliviares, de mancha en el vino, lenta agua de pupila fija, en horizonte que no desvanece, tus labios en brindis, calculo, por mi decencia perdida, por una esperanza colmada, por saber a qué se enfrenta, la sincopada razón trasliterada, universal, en llamas desapagando el cenizo tormento, en la frente, cénit y cúspide de mi otra vida, surcada posible, improbable, botón de sangre en camisa, y fíbula del mismo amor, que en pie me sostiene, peces de todos los cielos, y mis brazos no se achican, cuerpo en falso tejido, canto de pecho en boca, y trinar del mismo pájaro ofrecido, así me equivoque, naciente, seguro, mismo sentimiento sonoro, no necesita ardiente agua de anís, si no destino a ver tus labios entreabiertos, relucidos, avistando paisaje, de tus cerrojillos liberados, húmedo mi campo, mirando el azul acre de tus mares, clarísimo mi contento, con pensamiento por ojos, tendido en hombros, y cerros ciertos, a ti que estás viva, ofrezco mi corazón de suspense, y voz humana sin cicatriz de lucero roto, sin silencio dantesco, ni mudez en sus alas granates, de mundana sangre. Förüq castellano Miguel Esteban EL HIERRO DEL LOBO: Qué es correcto, dejar atrás el momento, sucumbir en yermo arcano, dejar el paisaje zambullir, sin gotas de arena, nunca tan rápido nunca erróneo, en lanza de olvido, nunca más solo, colchón de grama mullida, reposar el sueño despierto, nunca más, siempre rezando estar atento, la espiral del destino frío, la garra de hoguera eterna, sin espera, cuando conozco la noche, penumbra en mi cabeza, sentir caminar fuera de la línea, y su vampiro de idea, nada cambia del punto, satisfecho, honroso, apaciguado, como flor de Odín se otorga al fallecido, sin manto, ni cargo, nada, nada que dejar atrás. Polinizando el dulce tormento, la condena de ser completo, gime, gime el destino parco, insumiso, que la rebelión sigue cursando, el ascua de la fundación, cantar, cantar sin ti no es cantar, subir sin que subas es bajar, estamos, en abrevadero y no eres del ganado ni su pasto, oíste, algo lejano mi ser derritiendo tu horizonte, insubordinación, algo que respirar, ángeles por fecundar, volví nuevamente humano, al averno terrestre, y no te vi, no te vi, yo quedaré cuando no te queden cartas, puede porque tengo un sueño, soñaba despierto, que mi sueño eras tú, amarte viviendo, para soñar que soñando te vivo despierto, mantenlo, porque la palabra; es pólvora dispuesta, no necesito verte dele revés, me consumo en el tiempo, como bruma perpetuando mi invisibilidad, razón de qué, locura la forma de amar relevante, pero la más vista, loco por, sí yo soy, penita mía de ser humano, con diferencia clara, soy mortal inmortal, saca las fieras, que ni parece sean tu sangre de amanecer, hoy por hoy, ayer; por eternamente, vivo hasta que este espectro, se quede sin silencio, vivir sin ti no imagino, escribir sin escribir tampoco. Förüq castellano Miguel Esteban Alzado Hipsípila: Hipsipila. Fuego y sangre, de dragón volador, crisálida azogada, reflejando su muda, y a su dueño abandonarla para ver lámina de cielo emplomado, lejano y distante su reino de amor está. Como su princesa por capturar, el pájaro único, igual a todos, blandea en estiaje gris lánguido. Mientras llueve en el jardín inglés, bruñido su color añil. Vientre de hierro; donde crece su flor de difunto. Vaga libélula destinada, al estanque de la vida eterna. Camina, difumina, rige su cenit. Viejo lobo reclama, a su enamorada luna. Que le lleve, tordo, de la oliva tu fuste, junto con el córvido tesoro, de nueces, el duende su pipa humeando El esfumino del sonido del grillo. El reposo de Castilla; sin preludio, de su princesa, que no amará su tierra, si no a su Hipsipila, captor de su vida, alba más preciosa; que su anterior atavío triste, mira los ojos de zinc, de su dragón, y la magia vuelve a su Amor, fúlgido insecto; primero en descubrir, el estanque y al beber, dragón tornó su ser. Ahora le vendrá el reino, de los valerosos hombres, él con ojos de fuego, y sangre, mimetizarse puede, y en voz, deslizarse, fúlgidas cabelleras; cual hombre del norte, nada le oculta a su princesa, que ya más no quiere; seguir sus tareas de castillo. Ella quiere casarse, con su dragón locuaz, inmortal, que le guiará, al estanque, de la vida eterna. Un pensamiento divaga, del ser en que ella abrirá, el albita de la cuerda. Del grillo que marcará su son. En violín y oro caracol. Con siniestra forma de corazón. II Vagaroso se deslizaba un otoño, que siglos no recordaban, su plomo de idea, y su sangre de savia erizaba. Lloraban dioses a la entrada de la puerta terrena, Ostara protegía a su hijo Hipsípila, le arrullaba, él en dones terruños relucido, era encargado y capataz sus superiores, a su castillo llevaba que sembraba, toda simiente hasta del más recóndito, umbrío albor. El reino humano, no entendía su don y le denominaban, capataz del demonio, él encontró y amó una princesa, que erizaba todos sus vellos y filamentos, de dragón volador, la llevó a su castillo olvidado, y en rito la desposó, enamorados, la armonía, sembraron, en envidia, y recelo por lo que no entendían, todo humano se alzó en rebelión reclamando la vuelta de su doncella princesa a su tierra del norte, todos los pajaritos del castillo de Hipsípila, trinaban y crascitaban Hipsípila, siempre vivirá como vigía su padre Sol, el dragón mortal-inmortal, preocupado por el edén su castillo, se acercó a preguntar al tejo milenario, aguardaba el bosque umbrío, de toda sombra nacida, llevó a su acompañante protector, cuervo Förüq, posado en su hombro derecho. Sólo una pregunta mía otorga respuesta a vuestra consulta, Hipsípila, ¿Cuál es el nombre más antiguo conocido, con que los primeros hombres, refirieron al grajo negro, de nocturna vida, y plumaje azabache, que moran en nuestro ramaje? el cuervito en hombro de Hipsípila, lo sabía, por ello sus padres le pusieron ese nombre. Förüq apretó sus garras en hombro, y le crascitó a su protegido, mi nombre es estirpe y linaje referente a ese pájaro misterioso, el tejo de runas pregunta. Förüq respondió Hipsípila al tejo milenario. Respuesta correcta, debéis despertar al tercer reino del umbral, tomar la llave para lograrlo, la cerradura se encuentra, en el estanque la vida eterna, al final, como conoces, del bosque de la sombra y madre tiniebla, allí escondió el cerrajero universal Hierro, la cerradura despierta al tercer reino todo lo yacente difunto. Förüq castellano Miguel Esteban El castellano ENCENDIDO UN SUEÑO: Te escribo sin la memoria del invierno, amada, así sabes, como se despliega la primavera, y Ostara abre su manto cubre toda tierra de flores, sin tristura canto a tu belleza, por la rosa secreta, por el verdor de verdecillos, y parrales entre zarzales, era hoy un minuto de sol empapado, una memoria triste de poeta, con tu vena y pluma de hacienda, un olvido que viene, no se conjura, así Mercurio que corazón me parte, oficio arde de cepa y ensenada, la muerte ya está lanzada, más segura que embeberte entera, mi seguridad ya viste, esperanza en deseo y holganza, ceniza o pulcra tierra, será mi vida más que una letra, fuerza y lucha que refuerza. Son de vivísima flama, corralillo de astros, sino esparcido hasta donde vista no alcanza, bien te siento, cariño sin término, beldad flamígera, noche sin rienda, a caminar el corazón azabache tu esencia, cantada, mi blanda Musa, mayor hierro al fuego, me engendrara, oh, amante ponzoña, de polvorosa ensoñación, cultivo de cuidado mío, que ababol blanco ofrendo a Numidio, va que viola, mi desventura, dura tierra me acoge, cual afán envuelve mi dicha, sin tiento no hay lágrima de Sol, sin agua solar, no tengo fuerza, ni brío entra ni cubre por pechera, muerto vivo como miserable pena, que redimo, oh punición, de sangre helada, hasta que finalmente, mi mármol te encontrara. Förüq castellano Miguel Esteban Espíritu de viento: Abría la fiebre de mayo, un año lluvioso, sobre un largo atardecer, enramado, colmaban los nidos de saliva y de barro, de las astutas golondrinas, eran como suspiros de oscuridad, encerrados entre murallas, y paredes de adobe, colgado de una rama solar, avanzaba mi pulcra rimbombante puridad sin aspilleras, ni alambres de luna. Afanarme sonrojado, por tener su aprecio como clepsidra de miel que es agua, y tiempo, almíbar su recuerdo, estiro mi reja, afanando sonidos sí, de su arena, tersura por filo, su trazo inefable, como amplificar mi babosa metálica, litigio su secuaz escudería. Conjuro sin esfuerzo era de su piel mi caligrafía, bestiario de hueso y tambor, sangre en mi cuaderna, era rumbo, nueva vida, orilla de escritura, y frontera de república de la sal, vuelvo a hacer mis promesas de barro, aire conmigo, como fiel insecto, zigzagueante, con aplomo de jardinero, y tierra por lágrimas, relamo mi suelo, sembrado de altivas calaveras. Förüq castellano Miguel Esteban a 21-05-2021 QUISIERA SABER: A mis matas espinosas, yo canto, que quiero la tibieza de mis males, no muero, lentamente vivo muriendo, recuerde mi rosa mi fuerza de ángel, sángrame vida una razón, porque soy feliz, y no encuentro miedo, sangre me bañase y lamería mi herida, tantos daños de quienes no me creyeron, pasados años que mis humores, no enfriaban, ojos de lumbre y noches boscosas tenebrosas, negrecer mi sol con sudor de melodía, rayo de larga vena blando, inflamando rompiente, cercana, avanzo, oh, dulce amargo, mortífero siempre, mi destino, te busco, sombra amiga, juré un día te alcanzaría, temer, o juzgar pérdida, reina alzada tú, mi fantasía, tocarte, en auge de victoria, por cuántas peñas desconocida, hermoseabas como flor de Gnido, airosa estás armada, cuantos soles tus pétalos, mi Maravilla, mi Flor de Odín, valor, amarte en polvorosa y húmeda frente, grave, y llano servirte mi Quimera engendrada de la dura tierra bella. Por la que encontrar arpa y son, puerto y reposo empedernido, muerto, vivo, llorando última terneza de espiral sagrada, oh, divino comienzo sin final, izada mi caléndula; y elegía primordial. Förüq castellano Miguel Esteban LUNA XIII: Luna plateada de mi cielo, en las noches voy a tu encuentro, pero te escondes entre bloques de hormigón y cemento. Quiero verte, pero incluso te escondes, por las violetas ramas. Mas los dragones, del cielo sonámbulo te acarician. Cielo obtuso, de sueños fluorescentes, tú, de color líquido, solo templado con miradas intermitentes, por el tiempo de espera angosto. El murciélago baila con el colchón de tu luz, rasgando sombras, para reposar siendo una más. Oscura nebulosa de tu vítreo trasluz dime, por qué te siento incluso estando solo. flores opaco reflejo de luz violeta incluso de noche; artifficie luzzae. Lucero de ciudad, rompiendo la obscuridad. La noche se detiene para sentir que estás conmigo otra vez más, recuerda que tus ojos tienen sangre recuerda el viento que aúlla mi nombre recuerda la luz que tiembla y cruje la noche en las pupilas recuerda que me hablaste de amor en el tiempo que cae muerto que pactamos con el hielo la vuelta del invierno, recuerda cada latido de oscuridad que llama a tus venas de humo recuérdame en la eternidad del beso, en cada rosa que robe tu cuerpo, recuerda que vivo para ti dando voz a la soledad asesina, la flor vive soñando que fue mariposa y abeja, vive durmiendo la semilla enamorada de la tierra para despertar y enamorarse del sol, clávame estas nubes de sangre en el hierro de mi destino, se me negó la luz encadenada a esta tierra sin cuerpo, solo tú me sientes en este camino que no lleva retorno solo espiral anhelada de renacer el tiempo ya no nos puede sostener camino buscando el frío en este calor que quema el alarido, te encontré perdido hoy vives un amor que sientes soplándote al oído, en la puerta del infierno caído, te casaste con la luna que reinaba en tu corazón, al viento le diste voz, a la lluvia la nombraste lágrimas de mi ayer, le diste ojos a la sombra para mirar, la espina caía herida, la caricia retornó a las polillas, la vida marcha deprisa cuando abras los ojos ya todo habrá cambiado solo encontrarás que seguiré a tu lado aguardando tu otoño y la caída de tus hojas, esperando que seas mi acompañante en los siglos y milenios que nos condenaron, encontrarás esta sed del cielo en cada silencio muerto, en cada raíz que grita en su tierra toma de la vida lo que quieras, siembra tu aliento en cada tierra, tú todo lo tienes yo solo soy una fantasma que sólo tú ves. II Luna sempiterna, esta noche que te alzas sobre tu esplendente fulgor, hermoseando entre las hermosas flores yo, te busco luna, entre febriles boscajes, y silos de noctambules, relamía tu chispa dejada entre las manos de tu obscuridad compañera, fui a abrazarte, pero escapaste, por los altos cielos, y luceros rotos de ciudad, paredes de hormigón y alquitrán perenne, desvencijada está mi suerte, te amo mi Luna, mas por el poder y honra quien te sostiene, por mi sol ferro te alzo en piropo trasnochado, cuantos sigilos de chopo, te encumbraron, fui a abrazarte, pero tu luz escapó como blanca agua de enredadera, derretían los oscuros sones, y afilaban hojas de terso titanio, hoy también buscaré tu amparo y cobijo, de tu colchón de luz, ni nubes, te resguardarán, de mi lucero de ojos, carretera a tu silencio es mi vástago cariño que te siembro, tu amor que me nace como bello fantasma que deseo y muerdo, sin ti lo cierto nada tengo, ni esbozos por dibujarte cabrían, te busco, por cuantas torres esparcen tu belleza, imantada, eres delicia, alzada tú, te canto, ¿Quién te tuviera? El Castellano Cálido arrullo: Se juntó el ocaso, con un alba silenciosa, dos halos oscuros se deseaban, y querían entre espinas de rosas yertas de la aurora, se añoraban en evanescer líquido, sólo templado por miradas esquivas, intermitentes, como luces de luna, ambigua, desapagada, corrían en voz, por umbríos sotos reales, sus vestigios yertos, cariñosos, entre espumas de tiempo disuelto, dejaban alaridos, bebían rocíos de flores, se acariciaban como musgo y roca, su sed mutua era intensa, como eco en caverna que encuentra salida, oscura brillantez, anhelaban, ser, así sangre perpetua del granate mineral, deslizaban por senderos inextricables, llamando a un olvido envolvente, su misterio era blando, como devenir aterciopelado y sonrisa inevitable, jugaban como resortes envolviéndose, y alejándose para encontrarse, su gemido crascitaba a la altura los montes, su soledad era perdida, ellos, halos imperecederos, únicos al semblante indisoluble, soplaban notas entre sus voces, y helaban el frío de la madrugada, en un velo que teñía el aire de azul aliento, su energía era pura, como brota una semilla, esperando, volver a ser semilla, hilaban sus deseos fugaces, necesitándose, y bebiendo de la misma agua, la armonía inmaterial les envidiaba, ellos dos halos azabaches como lágrimas de la noche agarrada, y su oscuro sabor de eternidad. Förüq castellano Miguel Esteban Trinchera regia: Suena mi piedra, enfuscada como palabra mía, palabra que busco rodera, palabra fuera mía, acaso no enciende sí, la hoguera, hoguera desarmada, despierta mi araña. La noche no se acompasa, crío malvas, bajo larga sombra mi ciprés enhiesto, puerta de alma, puerto del alba, desnudo como sol, la calma tiesa me avanza, descarnar flores entre tapias, es mi pueblo de nadie, ojalá de él mismo, mi hambre de letra, jamás saciada, te busco mi palabra, como viaje sin retorno, inencontrable jamás si te miro, te repitiera me gustes allá donde creas cepa, y pensamiento divino, vengas parca que relamo tu suspiro, hasta que no pueda recto blandirme, azar relegado, en sábana hundida en azulete, vengo de los amores bajos, subiendo por alta almena, presente mío sin seco tajo, Sol mío, de lámina áurea, padre de todo brillo somero, Sol de las cárceles y acequias, Sol de vida y de muerte ciega, quedarán seguidos los besos, oscuros, heridos, huella en destino alumbre, fuelle mío, que ni apremia, ni se vence, oh, joven alegría, como ababol entre sonrisas de espigas, y vanos destellos por abrir. Förüq castellano Miguel Esteban MI SOL TE CANTE: I Mi canción, que el solo monte, no desconocía, abría dones de una furia, que a mi dulce tormento, apremiaba. Furia insolente, transgresora, impelida al compás meloso. Fuerza de beldad cantada, sonaba mi pena, ya no era. Mi corazón, ya puede alzar el suelo, inmortal materia de verso que mísero, no era lamentable. Ojos enclavados, en reina fantasía, que busco como ribera mi sentido, con gemido, y mitad de alma, tu aire no destierro, acojo, con mi arpa, muriendo montañas en nuevo aliento. Siempre bañas mi hada, mis ojos vespertinos. II Afilaba mi nombre, sin muerte vana. Tu cristal purísimo, que por mi luciente, vive tu luz, que emblanquece, oh, pureza todo el Occidente, en tus labios secuaces, en tus sones como granates, ígneos, y piedras de sangre que seguro silban que me enciendes, gloria, amiga de míseros hados. Sepultado mi cuerpo en tu mágico coro. Pudiera ser mi llanto, rocío en flor mi Leannán-Sídhe. III Raíces en mi corazón, mi flor de Odín completando su sed, dentro mi pecho. Fuego de la ceniza, ceniza del fuego. Más allá del Sol, la sombra reverdece, y rejuvenece. Creciendo como rayo, que erguido, sólo mis temores bellos, tenebrosos, ofrece y asigna. Muerte sin tiempo deseado. Sol de mis soles, dirige mi luz, por tantas cumbres camines. Förüq castellano Miguel Esteban Sentir de la turquesa: Umbroso páramo, que relumbras mi contento, miro la sola ribera mi infancia, y hoy me hace compañía, una afanosa, simpática, soledad, no amancilla mis penas, ni es complaciente, amiga ferviente del caos de idea, oh si mis penares te cantaran, como sonora golondrina que me hizo nido, por el pardo firmamento, me arrulla una tímida luz violácea de luna tersa, desde el otro lado, nadie a quien decir adiós, nadie a quien acoger en amable trazo, como fuentes una dicha me bulle atónita y cristalina, que surca del bello campo, sus flores, por este sol de mayo, erijo una sonrisa, más duradera que el bronce, limpia y más resplandeciente, que un destello terso de alba, azul esfera de armonía en simiente, brillo que no morirá de tus ojos sepultado, al viento tu acento canto un apasionado, seguro, transparente, ardimiento, colgando las lumbres de estelas suaves, y amores de esbozos humildes, mi sentimiento no era ni cuerpo, ni alma errante, era rubí excelso primo del granate mortecino, amimas, y riega la fuerza y brío que nos danza cariño, la espalda. Förüq castellano Miguel Esteban Palidez inaudible: Era una joven noche, caída ya entre algodones de nubes, y un hueso de luna por blandir el horizonte, de sucesos famélicos, miradas fugaces, y testigos somnolientos. Vencido el atardecer bajo oscura premisa, que todo aliento encarcelaba, inquietud disparada de fuste en curiosidad, suscitada en envés y lo más profundo del humano anhelo, entre belleza y muerte, locura o razón sajada, juventud eterna, mito o paradoja en lucha contra lo caduco del ser, instinto en deseo servido en cáliz del mortal inmortal, como juego macabro, en inevitable curiosidad, un ser maldito, condenado a la vida eterna, y su sed de sangre que le envuelve, soga tensa de maldad eterna que vive y camina sigilosa sin condición de mera elección. Sueños encorsetados, en nuestra atracción por ese lado yerto de ser siempre en esta vida condena resarcida, entre oscuro granate, y acecho de ley y comprensión, desconocidas, que emerge de historia jamás narrada, y seducciones finales, de colmillo y paradoja terror vecino. Leía los recovecos del alma transparentados en vivaces, ávidos rostros, sin esta sed que batía como rayo de plomo mi entraña, convivía oculto al sentido que relucía la vida, por colmar su caducidad, el tiempo jugaba en mi caso a otro juego, como lucha del tedio y sombra de buscar distinción, para regocijo de no repetir acto y maniobra, siglos parecían inermes frutas que morder, sabiendo que mi final no llegaría. Frívolo llegaba el otoño, que peras del olmo eterno dispensaba, aparentes los rostros, satisfechos parecían, llegada la hora yerta de negrez, oscura, flotante, algo llamaba estridente, era la nueva hambre, de la caza. Förüq SEMBRAR LA LLUVIA: Amapola silvestre, llévate mi sangre a las entrañas del inframundo así como tus pétalos, elevan la sangre de los suelos, que tus raíces, me conduzcan al tercer reino. Oh, espino amarillo, que bajo tus espinas, han visto infinitud de cal varios nacer los montes y senderos, que todos llevan al mismo sitio a perderse en el elevado espino de tu luz. Oh elevado, cuál sería tu misterio para dejar a este escriba absorto. Brezo silvestre, sin miedo, tras el olivo te vi crecer, y una manzanilla cerró junto con el verso de la caléndula arvensis que tapó con sus pétalos en cuña, al caer la luna al cielo. Hervor del sol de mayo, despertando el ojo de la tormenta, necesitando más savia, para respirar, señores cardos bordean el sendero a mi secuencia presa en el arañal mi suerte, visité hoy su familia de arañas, como cada año, ellas, que siempre están porque nunca se fueron, bajo mi olmo de impía mano, plantado, su vena de acequia que surte el canal de riego, asoman primeras gotas precoces en mi ventana, cantando surco en un reguero de cielo, todo me conducía, a clavar mi guiño en tierra para repitiese mi bella primavera, de amapolas blancas de leche, y rosas perras de escaramujos, desterrados a mi patio, mamoncillos de años atrás, rebrillaban sus nuevas hojitas al reverdecer que Ostara, siembra de sus faldas de luz, todo era matemático origen de vida, ascua que plañen los dioses, líquida y fluyente, como manto transparente, que la belleza abarca y recoge luego en flores. Agüita de mayo, te llamo, embebe mi noble melancolía, que te aseguro, que hay tristeza, y sangre, que es, y se puede volver bella. Förüq castellano Miguel Esteban PRETIL GESTA: I Celosías que descubren, estrepitoso crepitar interior. Hojas de tu verde intelecto, ascuas, de tu pasión, como azul sombra, me acechan, y persiguen, pulsa y acomete, que rebelde resiste, jamás se complete el vacío estertor. Con el plácido ahora, de mi presente. Seco a morir. Ya camino el juego de la aurora, mis ojos ya no tienen sed, de lumbres de campos, y florestas ardientes. Joven levanta vuelo, el negro mirlo de mi corazón, Pequeño grajo impávido, a cualquier dolor. II Me dictaste, hace unas letanías, cumplirías un anhelo mío, que era osado, pero sin ambición de adornarse en oropel, ni céfiros secos. Alma mía, mensaje mío te envío, en tinta y letra, yo de recuerdos, desposeído, no pido hielo al viento, ni sueños a mi realidad, te pido gallardía libre de desvelo. Tersura de espada, mis falanges, brillen y reluzcan. Otorguen y provoquen, manar lágrimas al Sol. III Púrpura afilada, es esta, mi sangre, como roja nieve, de marea sempiterna, y somera espuma de llantos anteriores. Tu blancura, me llueva, como río granate de hermosura, desangrando todas las flores cobijan tu belleza, húmeda vida mía, y tu verdor sangre de musgo, infierno tuyo de pulcro silencio, sobre la roca y Piedra Frigia, desvarío, alzo, a mi última vida, en final de olvido consentido. Förüq castellano Miguel Esteban Luna blanca: Por ti labraré el día, mi Luna compañera, mi Luna aeterna, oh, cuánta sangre mía, regó esta mi soledad de tumba abierta, que me camina, por el sol de junio un mayo despachado, avanzo, abro el solo Parnaso, mi sol ya no luce cansado, abren dulces lirios negros, el compás mi destino atronador, era un capataz, era un sembradío del brillo primero, un arpa y un arma de carne y verso, beso tras beso, un dulce designio invernado, hollín de luz, en esta fosa cava mi amada, tercer lucero mi firmamento, igual y primero es, sangre negra de luna oscura, por la esencia azabache, de nana y cuna argenta, soledad, oh soledad d' este pobre diablo, ungirás mi dicha mañana, que te pierda, hoy veré esquelas por astros, y oscuridad fluirá como bruma siempre gris, me atisba sola idea, velo de tormenta y nácar una esquiva sonrisa sin volandera ni ascua desapagada por lengua, al olvido perenne no danzo, vida de una vida bajo tierra, me trajo, a este filo diamantino, blando, de tajo, alto silo de luna, hoy te canto, que sin tu penumbra venidera, ni dormido me alzo, oh, compañera, no me desampares camino de escuela, ni honda hoguera, tu inocencia, oh, preñez de sílaba, polvorosa y escarpada, haz que acabe con un beso libre, lo que nunca comencé. Dulce tormento sembrado por Förüq a 2-06-2021 CARNE DE ENCINA: I Es ahora, la tórtola joven evanesce en tu ramaje, y los topos ya no aúllan tus raíces, soberano filo de tus hojas marciales, sones y cantos arrullan tus faldas de piedra. II Verde en quietud de escarcha, tu lágrima de hielo verde, ojalá brotara de mis humildes manos con las que te canto, mi antigua encina gloria del solitario campo, escondido en Castilla partida. III En tu vereda de barbecho y sombra del ara, señero eterno eres, sola quietud de alma, virginal cuna del águila, azores y rapaces, humildad, y sustento de infinitud de vida, darás tus flores de piedra, y tus bellotas del mañana, reguero verde tu soslayo, tus hojas puntiagudas, más duras que el cierzo, que mi idea contigo mece, segura. IV Oh, llanto terreno, perecedero, tu dura savia, sonrisa de eco silencioso, resuenen mis reflejos, por tus venas de fuego como tu madera crepita la ascua, vive, que vivirás encauzada, por siglos secuaces, y campiñas de ababoles y claras espigas. Al señor olivo, y tu piara creada embeberá jabalíes entre almazaras, como oro virgen, y tu turquesa de mirada. V No mueres, ni morirás, tú, noble blasón y emblema de Castilla, mi tierra herida, mi enamorada semilla, de su mañana. traigo una lágrima tu esencia perenne, como tu ramaje gime al tiempo, que contigo nada puede, mi encina bonita, dura y áspera como jaspe verde, llamo, a tu tierra bella, acoja mi letra en tu vera, sin despedida, refugio tú, del cantar airoso las aves, nada muere bajo tu silencio, eres noble. VI Sincrónica, al bailar de las estaciones, horizontes que tu alma atiende, y sollozo bebe, tu blandir como seña de honra y parquedad, tu solemne sonrisa, entre cerros, y más altos vuelos, todo enerva contigo de su sola muerte, piedras bellas, tus hojas, y grajos soberanos juegan con tu relente. Como gloria de la tierra, que tú dictabas no era jamás yerma. Delimitando suspiros de vides. Förüq castellano Miguel Esteban RÉQUIEM DEL VIEJO NÚMERO: I Darte final mi maldita libreta, yo no quisiera pero con mi dolor enjuago esta seca lágrima que te canto, partir quise un día, al otro lado. Y tú ya estabas, de ojos abiertos y tus hojas interminables sin blandir, viejo número y último punto. II Escribo sin amores secuaces, que aunque termine tu hoja seguirás en mi pecho arrida, enraizada. En rito y cumbre de plegaria tu sola voz marcada. Miro tu llenez, y sólo un lúgubre luto me acrisola tu suspiro se hace eterno termíname tú a mí que yo a ti no quiero. III Fugaz eco entre imágenes y solas riendas se sostienen este un día de nadie, que llueve, lentamente llueve sobre una vieja amapola penitente. Soy feliz aunque no quiera compañera libreta, todo me cursaba como el resplandor de la primavera ojo de mi ojo sembrado del barbecho al cerro todo campo era mi alegría. IV Yo amé y amo sin despedida, su iris sempiterno, hoy me abarca, sigo dicha y acogedor incendio, para que me siga, llamando, cada noche, aunque, bella, en sueños no hables para yo ciego mirarte y que si un día te veo recuerdes que te dije: Siempre te amaré. Förüq a 05-06-2021 SEMBRAR LA PIEL: I Presto caballero de las represalias, activa ya, la aprensión, inmutable, que cabalgo. Cabalga amor conmigo, la fría luz del sol, que por oscura no deja, de dar calor. Estos verdes campos, no mutan de meseta, gallardía, legendaria pesquisa, oh, sola voz, sin voz no hay pretensión, ni corpiño des-rienda sujeción, verde campo mi labriego, oh, sola incertidumbre, si áspero color, desmiente, o, apremia, sudor en seno, ensoñado, y coraje de vencer un olvido, pertinaz, que todo devora. II Deseoso azar de vela y tijera. De azabache y sola idea, encontrara tu calor, encontrara tu ardiente página, de caracola y cristalino, mineral candente. Turquesa mi mirada, te apelo si sangre, no fue bastante, riegue tu coraje mi frente, y unido, blanda, el son. Cualquiera no es mi ser, sin miedo. Ni mi amor valiente, ausenta los bravos celos. III Cielo azul no deseo, si no se encuentra, donde tiemblan tus piernas, gemelas. Triste mi luz de ser, descarnado, otra fábula, de grillo en libertad, te pido. Oh, noche pretendida, afrenta mis novecientas tormentas. Ojos tuyos, baile mi sombra, en oscuridad, que no serán de este mundo, insumiso, fatiga o calor lisonjero, mi égida y celada Atenea, sirvo a tus pies de jara. Förüq castellano Miguel Esteban SANGRE BEBIDA: Alto, solo quiero pasajera, tu tristeza, sólo como costumbre cómoda, busto tuyo de cuello en columna, invocación de las hayas, y tu vientre, calma furtiva de Sol dormido, viva raíz para un Sol renacido, raíz nuestra entre tierras donde muslos habitan, troncos como soledades en hojas, bailando suspiros, y gemidos de un viento, ya no cobija el sentir gusanos, solamente, tus caracoles de labios, como hierba húmeda, bajo tus frondas y faldas, de nítido follaje. Ojos atisban ensoñados, hacen ríos y orillas de azules caléndulas. Escarnio de tus labios violetas, numen y montículo, mi sed de hoguera, oh, piedra solar, de muerte embebida, dardo amoroso, mi temblor de valles, abriendo tu vestigio abisal, como gruta insoslayable, tu cielo encerrado, mentir un reguero de números, y brindar con el enemigo, ay, clamor de herida estéril, vive como el río nace, y azulados brillos despuntan, alba y ocaso, flores, guijarros, gemas, y pétalos, hojas en llamas, crepitan que junto a mí existes. Förüq castellano Miguel Esteban EMBEBERTE GRANATE MERCURIAL: Escribo en una azul llaga solar mi fuego en mitad un océano. entre bruma gris, siempre mi idea, entre pecho y espada, del pétalo flamígero, azur naciente, borbotón mi sangre, cuántas cadenas más. Para verte sin equívocas respuestas, sin juicios faustos, fabulan solos, indemne acontecido, sí entre dunas, de silencios injertados, y sombras de tormentos en el Paraíso, mantenme fuera, esa línea que teje correcto el ánimo, mi ánimo de ánima inanimada canta, que sola la espera, hacer libre el ser sin razón sin control que blande, que sostiene, bueno, empiezo el eterno secreto, oh, celeste mi suerte, de zanja abierta, en jardines de brea te hablo, mi amor que luchas mis solos pensamientos, una golondrina de metal que vuelve, siempre, como la hoja del olmo eterno, donde rebrotan medusas, como hábiles Quimeras de sierpes viborillas por cabellos, esperando como el temblor de sangre primera, celeste que te enviaron para dar nota y aviso, tenga que entonar el final los tiempos, en guardia, mi guardia vive siempre, ya está muerta, pulcra tierra que me yaga, sendero misterioso de mi corazón ajado, tus manos digan del latido, que cierne que repica, como tamborileo de Albacete, me baño en el hoyo del sol, tan malo que ni el Sol me da calor, luna de sonido, cuajada tú de solas voces, y arpas de la noche como murciélagos, noche se detiene, noche se detiene una vez más para sentir que a mi lado estás. Förüq castellano Miguel Esteban CANTA LA SÓRDIDA NOTA: Despierto, sin haber dormido, congelando recuerdos, la noche ya me suena, de taciturno son, voy vestido, alzando guiño a tu sonrisa etérea, todo sonaba como si fueras tú quien me acecha, vespertino halo sin mirada, al parco desliz de sombra nacarada, oh, pulcritud de luna fija, incendiar mi expectativa, nunca más, pintar tu cuerpo de umbrío sabor, solo cierra tus ojos, no me despiertes, porque te acompañaré hasta el fin de todo abismo en flamas, parco resquicio, una orilla, veía tu figura, amante como rocío de la flor, hálito reverbera, girando vuelo fugaz, permisivo, permanente, como saeta rumbo a corazón de árbol, perpetuo, inmanente tu voz. frontera tu letra descubro, en manantial turquesa tu latido, insondable, rumbo tu boca, mi boca, sentido, sentirte sí doncella, cantaré, el vestigio iridiscente, sin fin, comienzo en ti que arde, abrir mi pecho suave descorchar, una botella mi sangre, nunca más de sol negreando, su evanescer primero, perpetuo avanzo, son, son, como caracol tu corazón, venimos por los montes de abajo, asolando verdades, agarrando, la luz intransigente, te encontré no hay vía, abro tu sentido yerto, amándote desde el final de un tiempo, no es y no fue mío, ven a este pulso de combate, no era ni es, un amor descrito, ni inteligible de saberse, ven sin ti no conmigo, hasta el final los días. Que se abra en abanico, la partitura mi sueño que eres tú, desde resquicio onírico, hasta perfección, insoslayable, oh, tu ser, enigma de belleza todo crisol, sólo tú puedes ver estas ganas de encontrarte, sólo tú puedes ver estas ganas de saberte, sólo tú sabrás saberme, sólo tú puedes sentirme, cada noche amanecida del saber preso, me ronda, que sólo tú eres mi hoguera, que quiero saborear, hazme coraje hazme valor, que puedo osarte, una vez más sin mí, con mi otro, yo mismo, ser arena en tu piel, y y todo lo que yo quiero ver. Förüq SON DE GRILLO: Clarín entona sin miedo, la fría gloria, todo lo que siento arriba del astro, recuérdame, indemne como oscuridad alumbra la noche, su violácea arpa del sentido, tejido yo del hierro, y una escarpia desnuda que anuda, que desvela mi yunque, mi eje, apenas dormido, yerto el tiempo, que te conoció, arriba muy cerca, de la letra dorada, y su escarcha de silencio senil, eres más que donde alcanza mi palabra, un yugo, un arco y una flecha, una vena trenzada, por la sangre consumida, embebida por flores sedientas, mi dicha, una arpía estridente, cada deseo, una sinfonía, nada cambia la vida onírica, de azar que clausura mi sino dentado, afilado, que te lleva que te encuentra, león aquí león allí en mi corazón, hilvanas mi calor del fuego, se funde mi abismo, zarzas por ascuas, Sol por luna dentro de mis ojos, te encontrarás, allí, solo habita la luz, como Quimera una, que te destapa en sueños, si por soñarte te hiciste realidad mi bella elucubrada, una vez en la vida, el tiempo se derretirá, y nuestros labios beberá, vuelvo a vivir por ti, desnacer impera la ávida letra, vuelvo a descubrir justo la vida, matando mi soledad, aumentando el día, amor que me volviste libre y elegí amarte, hasta donde cerraban los ojos de la noche, mi miedo, se alimentaba de sus paticas, yo quiero quedarme contigo, hasta que mi pecho lata abierto, subiendo cumbres anclando mi sombra, hasta que la tierra se coma los cardos, tras el estío, hasta que las flores rendidas, dejen su belleza, en son de elevado amor, que asesine los silos de Luminarias, que descienda lo perpetuo y quede asido el cielo hasta que la imagen sea sonido, y mi deseo traspase las puertas de tu destino, solo allí reinará lo sentido. II Hemos llegado del son sin tiempo, desfilando por clarines del alba, arriba, muy arriba, donde desciende la aurora, criquean voces, sin esquela ni guadaña, libre por amar, sin castigo, sin dirección ni destino impuesto, tu voz que abre como el nardo, no espero espirales del dulce tormento, ni sumisiones desangeladas, bañadas en copa algún hada verde, necesito resplandores, nieblas y esquemas vorágines. Senderos perdidos, ecos de luz, simientes solares, y lunas como diamantes, azares feroces de que en dualidad, puedo ser yo mismo, abrir manantiales y manaderos, este silencio enjaulado, que aflora, y tu alma penetra desde dentro, hasta su cúspide resplandeciente. Que sostiene, y mi ser de nuevo desviste, para ser de ti, escala a la cumbre todo cerro. III Suba mi amor, a este tranvía ensoñado, del solitario ruego, del sonido bebido, en letra una absenta encegada, madera si no tengo, asigne material y defiendo, mi número, nueve marcas en sangre gualda, en espiga roja, vengo y he nacido, del trigo limpio, vivo y soy dueño de mi propia cárcel, noche silente, que considerar, hasta tejida la negra ánima, era por ti era por los alacranes de ciudad, que mi pena es del campo, y mi vida es tierra, no enciendas hoguera, que germinará el ocaso, sones de arriba laten, que me eclipsas figura, amor y ventura, por este cielo, qué no daría para que permita, que mi muerte se ancle a esta tierrica bella, sin oratorias ni recuerdos vanos, de quien fui, debido soy seré y seguiré siendo, relevo de este solitario número, por sangre. El Castellano ESCRITURA: Madre de la metáfora Madre de toda raíz, es y veo ser la simiente. Semilla de la escritura, es la metáfora, madre encumbrada toda mentira encausada. Escribir es amarte, como lucha clara de contrarios. Vislumbrar la luz del sol, estridente y eterna, sin desplegar color la noche, no se puede, hacer temblar los valles, sin cerros ni montes tampoco. Más vale pájaro en mano, que ciento volando, acoger tu cariño y darle cobijo de dulce nido. Metáfora de saeta heridora. Descubrir la realidad, tras su mentira, de que se viste de sueño, intangible como canto pedernal, y nota tu silencio, quién tuviera tu magia en sus manos, quien besara tu belleza, sin herirse. Madre de la escritura, se le llamó pureza, barbecho claro de Artemisa, canto flamígero, que la elegancia, hace nombre, rito y plegaria, toda atractiva nota. Metáfora, madre causada, de vestir verdad latente, con otra realidad bella, como fundir mares y terrenos en dulces florestas crean su mirada, miel de dioses. Herida en sangre reverberante, es mi pasión en pecho, monumento de savia, sería mi querer, si un día llego a su bosque de jardín umbrío. Jardín redentor sería su cariño custodiado. Förüq castellano Miguel Esteban MADRIGUERA DEL SUEÑO: Al esplendor violáceo onírico, yo escribo antes que Morfeo se apropie, consuela él, mi sueño tenue, que quiere y ha de ser grande, mas, el grande y el chico, iguales son lo que les dura el fausto sueño, cimas de adusto regazo, oh mis sábanas fuesen, importuno, encuentre aletargada mi almohada, niebla sonora, de umbría persiana, como cenit morado sin trono, lecho mío de oro y espiga, las mieles de Pluto y Citeres, no serán ilusiones de mis ciertos placeres, caigo en brazos una estrella apagada, rendido en hálitos y respiros amantes, tu presencia de señora hada no retires, perpetua maravilla toda madrugada, hasta que asoman los cabellos, de una aurora beligerante, cornucopia de un junio no quería abandonar su Ostara, derramando primavera la doncella Flora, oh luz que esmalta la idea, de vaporoso sueño, e hinojos solares durmientes, como alma en tu guarida recelosa, inmortal almíbar d' este tormento, resuena, que florece, no canto triste, a la esperanza del gozo, mis campos bañados serán de argenta luna, hasta el corazón de antorcha, su esfera inominosa, luminaria de sueño, que se sabe en todo el vecindario, que mi musa, canta viene y adora las Pléyades, en estela, redil de cosmos, y su insignia que conocemos, quienes no preguntamos, afirmamos, oh llama hermosa, sueño, mi sueño, grande como nuez, del nogal futuro, ilusión pétrea, implorara tu fugaz visión, me arropase, y en mi pecho te adormilase. Förüq castellano Miguel Esteban AZUL SOL, ARDE: I Era un color que extiende el Sol de los ángeles, de la destrucción llegada a traer la vida. Alzado este como un elogio a la sombra cuantas páginas se han escrito en mis manos. Voy rumbo a construir la muralla en el Sol de los ángeles, allá, más allá, su margen oscuro muralla abarque. II Desde el cerro al viso, desde el risco, a su cumbre, desde dentro sus árboles de fuego, precipicios, toda flama, y sus hoyos de hoguera. Ven, toma mi mano veremos un nuevo desnacer del arte, incendio, sin cruel compostura, a través la tierra. III Bailaremos en círculo, encima canicas, con alacrán, y, ciempiés de brea nueva, sobre la yedra, escala su rosa, con el sable en mi blanca mano, con veneno, y puñal jactancioso, ahondando el colmillo sigilosa serpiente. IV Desde el monte a mi muralla, sólo habrá un señero, que ponga aviso: El miedo se engendró, del valor y fortaleza, todo ángel vigía. Este es el Reino, y Paraíso, así terrestre, como celeste, Puerta del Averno. Este Sol es la bendita Destrucción. Förüq castellano Miguel Esteban ELEGÍA TERCERA: A mi pena moribunda, aquella que ya no siente, aquella que reniega, sí a desfallecerse, fama de estrella inviolada, servil de cuantos pavores reales, ha cercado, pena mía, oh tú, cual sierpe, siempre ofrecida, siempre expectante, gloria de mirarte, dónde, si mi sangre parece que place, quajarósla, mi dulce bella, resiste tu embate, de fantasma y fantasía renegado, acabase mi porfía sin cerrar dulce luz y el manto de luciérnagas, el techo abismal de cueva, planeta que esta noche te resuelva, ningún consuelo pardo te abrigue, he permanecido, como duro y lloroso terreno, ojos por sílfides bañados, en vil miseria enjutos, suerte, y muerte dulce hermano, acababa de extasiar aquel furor asmático, reclinaba yo discreto a tocar tu alma, este llano que destellea de pureza muriendo, y riera en rambla, todas flores existen, desangradas como y en vanidoso, cristal, de tu hermosura como una luz brilladora, que resplandecía, ay, de la generosa mortal gente, oh gloriosos, hados, desparcir mi sangre, al duro y mezquino fierro, Sátiros, Ninfas, Faunos, no hallaréis, en mí ni vida moradora que arrebatarme, siembro mi número, y mi letra T que ni supremo, Creador Universal ha, ni puede borrarla, como es arriba es eternamente. Avernos abajo. Förüq castellano Miguel Esteban VENA SONORA: Volará un verde trino, sobre mis ramajes de idea, esquiva, inviolada, sin nacer aún. Monte hay, de oscuras aguas, abiertas, cielo sin señor, y un reino de sueños, por conquistar. Cabaña de cielo, con un huerto y jardín azul, con flamígeras esposas del sol. mitad un melancólico ocaso, bañado de sonrisas fugaces y auras, como albas salvajes, habrá lluvia en tierra abierta, de tu boca. Cristales en aire, de violetas espectrales. Pureza como hoja blanda, tu mirada enfrentada mis pupilas, imagen despavorida a encontrar metafórica rienda, espuela en cobre, voy hoy girando la tuerca mi reloj de pulso, muy alto, muy hondo como cae noche lisonjera en las pestañas huecas, tallo de esfera dormida, una dama hoguera alzada, ya disfruta su luna en lapso eterno, como lloraba la nube, preparándose para la batalla, tempestad alada, largo suelo es tu belleza, tendido en sótano de luz, desnudo, donde tocaba tu alma, sin sonido, sólo un resquicio onírico, como suena, y sueñan las almas si sólo canta la sangre. Förüq castellano Miguel Esteban SUSPIRIA: Cuadratura de este silencio, es una hoja en blanco, verbo por nacer en ella, sin esquema, ni altos sueños oníricos, realidades tangibles, como clepsidra mi sangre infinita, orfanato de estrellas, y estelas vorágines, partitura en silabario fugaz, temple por bañarse en pureza, oh, la sola idea, de ser beso, tímido y sencillo, esquivo entre dos océanos, y mares, como cerros de esta meseta de tierra, derretir dos riendas y soltar tu pulcritud de naturaleza, ser trino de pájaro pedigüeño tu nido, blandir el horizonte, entre seda de pupilas, derretir imágenes, en puntos suspensivos, cualquier percepción corriente, como ver tu susurro, y dibujarlo violeta, granate, acariciarte como se embebe una inspiración incendiaria. Acogerte sería en manos un destino atronador, Sería verte sin tener ojos, soñarte sin dormir, ambicionarte sin ambición, ni el nervio fugaz se clavaría si sentir no fuese sentirte, y escribir desnudar esa magia, que sin cuerpo ni letra, es como silencio de mi ciprés dormido, hálito transparente, arribar sin orilla ni deriva, al flanco vítreo un trasluz, como espuma y salitre deja una ola, alzarse, regenera en alto viso, lo inabarcable en existencia, lo trasmutable posible, subir bajando, cima se encuentra hundida, abismo azul éter de ciencia, cuando no saberte es ley, e imaginar una vida que su fortuna despliega opciones, y el perdedor ambicionado elige, sí la peor de las mejores, no morir sin promesa de bronce, juntar lluvia y deseo, para siempre encontrarte y saberte en el verso. Förüq castellano Miguel Esteban SOLIVIAR: Estallase toda gloria en aire algún sortilegio claro, danzando mis apuntes en torno un fondo fantasmagórico, reluciendo nota sobre un cable puntiagudo, la profecía de cientos, miles, constante, de ágil hocico de riera, hombre desnudo y un sólo anhelo como cristal partido, sonidos de vida en campo perdido. Flor de barro haciendo reflejo, destellos en horizonte hacia las nueve puertas del Averno, muchas fuerzas sondeando, corte sobre una pala, oh pies de barro sobre la paja, agrupando oídos en bucles, tumbando retinas, en el vado, del mundo hecho, músicas en copas de hadas verdes, voces de muertos hendían, surco y sangre adormecida oh local de la armonía, susurraba yo a su orilla, su historia como río crecido, cocería cintura, entre juncias y caléndulas, reposar segura violeta sombra de noche, que traes invicta, sonriente, temblar, donde yace y se inclina el barbecho dorado, alzaba acre de bien semilla confesa, prometida, la victoria de la luz se erigía flaca, bancales atrás, la dificultad no me arredra, oscuro patio, de ti bañado, cuál precio he de poner, a sus semillas. Förüq castellano Miguel Esteban ESPERO TU DESPERTAR: Espero despiertes, y vuelvas todo lo nuestro, mío, desde cada lugar, y cada tiempo, una sonrisa mejor, ardua columna al iris en cúspide, todo lo sembrado, más que ráfagas de arcoíris colores de todas las naciones, campos de idea, sudores de lágrima, abren notas al ocaso en llamas, ahora, es todo lo que espero, cuando el tiempo silente me vuelve más fuerte, pesquisa de pequeño ángel, en sola hoguera, sostenme en tus ojos, todo lo que necesito, hay alguien traspasa los míos, eres tú sombra de llameante conciencia, llanamente expuesta, mantenme en el abrazo, bajo mis brazos el arrullo envuelve, y el ser se cobije, hondo regazo pinta el sol en su cima, ejército de opacidad, llora la noche, todo queda allí en el traje de sempiterna luna, todo lo que conozco te ofrendo, hasta partir mi destino en tres partes, una para subir sentimiento segunda para acompasar camino con tu dicha, tres para mantener aprecio como rubí excelso, acaso si desnacer ocurriese, sólo bajaría subiendo la cumbre lo sentido y sentir expuesto, desaprendiendo la vida, que me lleva de parnasos devorados, y elogios a la fuente, que me induce y provocas, como contienda de viejo ciprés, y viento nocturno, que cuenta de amores, como estrellas azules. Förüq castellano Miguel Esteban TIENTO AGUADOR: I Perpetuo sabor, es tu existencia, colorando, violeta aurora, cantando, y, una primavera extasiada. Trémulo, esmalta el cielo, una luz, tímida, inmemorable. El tiempo como placer dichoso, propicio mi dolor en guarida. Resonaba la lámpara tu hermosura. Tierras fragosas, como riscos de dos castillas. II Mis sombras disiparon, enmudecida, brilló una lección. Llegaba aquí, relámpago, de lumbre. Que asordaba a los muertos, a espantar y combatir. Dura tierra. Su sombría tiniebla, era este calor, en sopor, este verano, recién llegado. Cobró mi sentido, a solemnizar la tinta. III Sueno como ilusiones, de matutina estrella. Aletargaba miel de rudos, sones, turbando pesares. Oh, niebla, de cénit alzado, sonrosada tiniebla, sosegada, ella, prado del alma. Que florece. Blanda era su tristeza, de pecho erosionado, enamorado, de dulces tormentos. Herido. Förüq castellano Miguel Esteban TIBIEZA: I Brindaremos en copa de sangre, en alas algún destino sordo, rememorando la resurrección de la plenitud del amor. Llama de viejo encanto, emergiendo una tarde de tinieblas. Donde nadie creyó a la ilusión, recuerdo afligido, de toda búsqueda un placer ciego y soslayado. Apareciste ahí, sí, liviana, y emergente, como escama de rubí indolente. Ya no creí mi corazón por piedra. II Ni a este, morada de salitre, mi pequeña, ligera raíz granate. Humo tus bellos labios, que duerme. Mi palabra de árbol jovial, hereda mi negra sangre, espuma de otras cavernas. Mirarte como azul, dulce, de crepúsculo eterno, resonante en murciélagos, y mariposas nocturnas, de ideas. III Mi desnudez imprevista, ya no rueda. Sobre tu estandarte tierno. Mi dura frente sabe, del furor inusitado en brillo de ojos, temiendo perderte. Verdad posible, en ardor, ferviente, y alerta, sin eje oculto ni engaño, de que necesidad, nunca hubo, sí, frío y ausencia de terso cariño, ante, el ser diferente. IV Agonía de ave alta, con soledad que gemía. Al frente recto, del destino hiriente; oscuros días, parecían vistas a un futuro mejor. Claridad matinal, de nueva brea, en nuevo día de tabaco fugaz. Día generoso, sin zozobras tenía el ayer. Pliegue real, duro, y vivo sin miedo. Förüq castellano Miguel Esteban CRISTAL DE PULSO: I Por mis manos, casi se deslizaba y tanteaba, diestra, de azar su pluma. De metal, casi deslizaba vapores y humo rojo, de una hoja de patata, asumido tajo, sobre mi escritorio. Un clavo carraspeaba, hendido la pata de la mesa. Era suficiente tiempo innecesario, para volar sobre espalderas de parral, imaginario, y ver oficio una trilladora casi gastada, de oxidado diente. II Zigzagueaba un torso tenso, surcaban los arrietes mi arado precoz, su sonido de suelo, en guijarro sembrado, colgaba una bota, medio llena. de la sangre brinda, de la tierra, Dionisio. Sobrevolaba la cabeza el azadón, buscando alto y enervado tallo de patata, hundida exuberante. Repleta, por embalses de tinta, III Mi pluma ya parecía aguja, cosiendo un telar, de vida a reencontrarse, con su esposa muerte. El torno tenso era un bólido de alfarero. Miro abajo y entre la grama, pulgas sonríen, y bailan a un plenilunio ostentoso. Ya el tábano que suerte vuela el cerro, suertudo, buscando, depósito de vida o sangre, o los dos. Förüq castellano Miguel Esteban PLENO AL NUEVE: I Como un pescador, y cosechador del agua los cielos. Crespón enajena, su paciencia lentísima, azar de surcos amancillado. cielos que amenazan y el encanto llenan. Falsías cuándo, callan al ser, cuando dueño tuviesen en el pesar. No parar es misión, A veces erróneo. II A veces llorando lo cierto. De mis oscuros vientos regada, que asumía su libertad. Mi esperanza en tierra logro, de peligros en manos pares. ¿Qué grita la osadía? Serenidad de diferente semilla. Sembrar bienes, y recoger rayos de mares. III Clamor de gusto pasmado. Dulcísima pena en arena. No fue ayer que hinqué cebo en anzuelo, ni hígado graso en atarraya. La guerra, el caballo, el dulce tormento. Reposo que bajo honda encina se encuentra. Amor a tierra, a obtener su bella quimera. Förüq castellano Miguel Esteban MOVIMIENTO TERCERO: Avasallar, libertad, en claridad de hoguera, alguien dijo hechizo, consentido es, de seguir tu línea, siendo noche en el día, causada y dirigida, al incendio de la luz, ojos míos, vivir en ellos, pudieses, sin cambiar curso de marea, ni cambiar tu sabor. A ser herramienta. II Pieza clave, de nuestro vástago destino, candil de escritura, en sagrada rienda. Dulzor de cariño, sembrado. Motivo no es regalado, sólo hincha la garra. A besar tu cuello, siendo siempre, ocaso perdido, que un alma encontró cuerpo. III Mi fortaleza, es sin ti desvarío, de un destino iluso, oh, silencio profundo, ideal yacente, como llama, y prender oscuridad naciendo, eclosionando su espejo de Madre Belleza, soñada, dragón hembra, su tesoro pulcro, llamado pureza, Flor de Ambrosía superior. Förüq castellano Miguel Esteban a 02-07-2021 DESCOLLAR ESENCIA VISIBLE: Escollar esencia visible: Cavo sobre la misma zanja, que se alegra la yedra, busco flor en piedra, estrellas enterradas al ras. Mis ojos encendidos, dicen que su luz no se apagó. Que nacieron y murieron eternas. azada cual topo escurriéndose de esfuerzo, por mis duras manos. Suerte de tantos me quisieron arrebatar tesoro en alma. Llévame ante los divinos laureles, allí no rogaré magia, sé quién cava y habla. Profusa tierra que sorda me llama, esta cal de claridad, que ni espanta ni erige, sólo destella, por en Norte de mi ser. Una mariposa negra que cierne mi soledad acompañada, sobre un laúd ensombrecido, de primer latido cegador. Condenado voy a tu belleza irrefutable, amiga de pocos. Anhelo de Luna, una sola, ella. Arrebatado instante a su iniquidad, de altísima noche, entre esqueletos de nubes, y sonrisas extintas, mi ánima rendida, contaba siglos en donde encontrarte, con el mismo fuego, tus mil llamas liberadas, tantas fuerzas para liberarte, que ninguna atina en tiento. Oscuro parral de mi amor, y un barbecho afligido donde siembro alegrías como lanzas, y estacas de yodoformo, es esta mi rosa de Panteón, nunca dejaré de ver el día, que no busque servirte, silencio desde dentro hacia fuera, lo que late y no suena, dentro de Padre árbol, todo lo que no puede hablar es raíz del amor, y en tierra todo grita que muerte no cobra gratis su silencio. Förüq castellano Miguel Esteban El olmo antiguo dorado: Y llegará de nuevo la primavera ficticia, pájaros que de piquitos en nosotros harán sus nidos. No soy ni mar del averno ni lago oscuro místico, tampoco me nutro de ser aire, ni agua de glaciar indómito. Quizá en ficción sería soga de destino y carne y semilla de cultivo, podría tener vida para perderla, en principio sólo poseo sangre como rubí excelso sin nombre, que sigilosa entre el calor de verano hace frío en el mármol, ni siembra celestial, ni semilla de los dioses, eslabón granate y sol en bondad que acrisola mi impaciencia, errática, cumbre de impulsos necios humanos. Dormir las flores cuándo si brotaron para desplegar el sueño, tus golondrinas me hienden el pecho, y no me arrepiento de soñarte, cómo búsqueda y templo, como hoguera y quemadura, eres mina de resplandor los peces de este río, el río flores desangradas, seguiré podando este antiguo, dorado, almendro, mi manuscrito imperfecto. Que resurge renace, reencarna como abeja sola, con sed de otro verso. Förüq castellano Miguel Esteban Traje de bruma, sombra de agua: Vosotras mis humildes criaturas, hallasteis oscuridad y refugio de mi posesión, era un descubrir entre un ocaso, pálido, seguro, estertor de erosiones hábiles, sudor y caliza de tierra, ahora hogar tenue y, secuaz, mi azabache, mi caracola, mis runas, mi cuarzo verde, mis llaves, luz monótona y suave que acaricia sin esquema, ni lágrima del hierro invertida, estelas por manos, sudor y flores de tierras, cardillos voraces, caléndulas miles, soplidos y sombra de abeja, abro este infierno desmerecido. ¿Qué soñáis? ¿Qué en silencio gritáis? oh, tierra madre, cuál infortunio por ser fragmento del fuego ígneo, ¿Cuál el sentimentalismo barato?, si todo lloré y nada dejó de ocurrir, vosotras céfiros en escalas, un ensordecedor límite de paredes blindadas. amarte sin libertad de oscura complacencia, es de paciencia ciencia, apariencia de latido desapagado, qué va, oh, cristal de roca, tu transparencia habitada, tu umbral, que toda luz atraviesa, quien vivir contigo pudiera si se vería por dentro y por fuera, dualidad corpórea, diestro color ambivalente, este oro que no es oro si no cobre un destino persistente, valencias de metal, y sopores cósmicos, tu deseo me generas, descorchar materia en alfileres y riendas, lleven al tapiz sinfónico te cubra de izquierda a derecha, sin ganar tu cariño, sí, luchando por no perderlo. Förüq castellano Miguel Esteban Bajo mis dioses: Nombrarte, no deja de ser abanico primigenio, sin conocer tu nombre, es como pedir el nombre de una rosa azul y roja, de tinta que baila tu agua Musa, Ardiente y dulceza en clareza, en mitad cualquier estación ficticia, donde nunca brilla el ocaso y el alba llora inusitada centellas, de tu clarividencia hermoseando, oscura onda de un presente amilanado, donde todo desliz no muda a enturbiarse, tu alegría me siente, d’esta traslúcida fuente, donde tormento jamás puede darse, sin dar cuentas al dulzor tu sien, otro afligido ya no lleva mi nombre, como pudiera compararte mi hidra bella de Lerna, ni descansa ni está enfermo mi contento, severamente afilado, bien morir seria no escribirte, hermosura, trinchera de tu humano ser, ojos de gato enfocados, a tu columna de marfil de cuello, imaginada senda de ave descuidada, oh, ensoñación, de mi alma casi en poso, tesoro de puro engaño, mentiría si digo, que no te quiero, impido llenar con soberbia mi plaza, ni de adularte ningún favor despierta cariño, vena robusta casi arteria era, cromo cendrado y maleable, sería buen metal, iridiscente y templado, suave y rígido, bañado por tu plata engendrada del ascua milenaria, que otorga y jamás calla. Förüq castellano Miguel Esteban Prímula escarlata: Abría un abril, cubriendo la Campiña, en baja luz de luna que enhechiza, metamorfoseando la vaga lluvia que lentamente caía, bajo cielo derretido, emplomado, ya goteaban mis flores de difunto, sobre una porción, de terreno respirando la interperie, pretérita una primavera ya llegada. La luna sempiterna hermoseaba su metal noble, purísimo al candor sin lumbre quieta, era bastante para lanzar un beso al alba, y ver si recogía algo, quintales de nubes plañían su melodía jamás interpretada, ni escuchada sólo una vez sobrecogedora. A la estrella fugaz que siempre veo, lanzo un rito antiguo, como cometa que el negror atraviesa desceñido, olmo mío, dime tus penas tú que tienes alma, que baila entre oscuros romances de savia, al brillo de mi espino escribo, beso de camino entre mi rosal canino, hojas húmedas del héroe entre el lodazal, herido blanquísimo, contienda los tímidos alisos, sus estrellas blancas, entre piedras pálidas, que carraspean su canto olvidado, ¿Cómo he acabado aquí donde todo comienza? Pienso en su prismático mirar, a punto mi buque y puerto negro en llamas. ¿Cómo suena su flor? Acaso fuese líquida, el yunque mi pecho está martilleando sobre un cincel de murmurio grave. Y suenan las espaldas, mi vida aterciopelada sujeta incandescente rosa, sobre azul de mares y vetustas olvidadas, al tiempo que rezaba serenata, al azur prodigioso los altos cielos, tronco flamígero, en colores sobre las naciones, absoluto diamantino, su astilla de su color carnal, que se extendía, besando su torso sembrado por mis castos dioses, algunos que me odian, sigo consejo perenne, al pairo se va lo que debe de irse. Se querían entre fracasos y transiciones, como dos muelles fugaces, aquí yacía mi letra, en mi jardín de luna, y sombras vanas a secar, memoria acaso el desliz me incubara, fundadores que caminan, esta mi soledad original de campo abierto, encima de mis lápidas y todas sanguijuelas. Förüq castellano Miguel Esteban CONTIENDA: I Cuervo desnudo que ya no le duele que crascitará sobre la luna tendida en su belleza ambarina. Y cales derramadas sobre las tierras, vestidas por su sábana. Mientras el jinete del tiempo difunto lloraba, a su dolor hermano. Oh, arrullo de arroyuelo de sangre turquesa. II La rosa de tormenta que sus caracoles de nubes, no tardaba en negrear su deseo de besar y excitar el terreno... Viento, oh, padre versaba notas como trinos fugaces, efímeros, penetrantes... Era como un canasto lleno de membrillos. III Una letanía de canción una somnolienta caricia. Como la ruda mar y sus garumas grises, girando y girando sobre lo alto un remero anciano del puerto Tomé que desfallecía en su ardua jornada de capturar el pez de cristal. Mientras tanto el verano. IV Lloraba en sudores, la piedra su calor. Excedente, exponencial. Saltaba criqueando el grillo único, chicharra, cigarra, que tardó de salir de su crisálida, medio siglo, en romperla, y chillar canción a un viento de nadie. V Galán cantor, que ve las flores desde lo alto, ese árbol que trepó para emitir sonido a la altura de los sueños de aquel pino piñonero. Iba una sombra, caminando los nichos, y mármoles tupidos, de hiedras voraces. Förüq INEXTRICABLE SABER: I Venimos de los cerros de abajo, orientados, descendidos a blandir respuesta al destello infinito de Madre vorágine. Atenea diosa múltiple sincretismo de esquela en nombre que cruza las eras, y flamígeras contiendas, su solitaria arpa de imagen, se llamó violín, como sones bélicos. De notas en cuerdas, sosteniendo. II Afanando cariño estertor de pretensiones y corazas vanas. Abría de un sol difunto la prímula escarlata llegado el sonar de mi siembra primera. Un azotar y sostener destino precoz, sus nueve cerrojillos. Voy por el segundo No aseguro, pero quiero destapar nueve hojas de encanto y encaje secreto. Quién es ella para mí. III Sentido, cénit y dolmen, un escribir revelado, padre de compostura vil, llameante, Centauro bárbaro, toda idea, querer sostener, querer mantener el azabache. Seguro de arma y, flecha ancestral, saeta heridos, bajo aljaba, todos mis castos dioses, su gloria doncella, se llamó llave certera su bella letra, de continuidad infinita. IV Bajo tierra escribo es mi agua aeterna es mi jardín de luna como sempiterna caricia. Sentido intransigente húmedo, a seguir viviendo. Herramienta e instrumento de sangre, venimos los descendientes primeros, que sólo son últimos por mantenerse indemnes. Acontecidos la senda. Escala su novena Estrella azulada. V Sidéreas lumbres nos llaman, al eco febril del sentido. Aseguro que sólo acaba, sí el mortal inmortal queda sin ardimiento, sin su destello infinito. Brota como simiente primera en corazón carmesí de adoración a su señora hada Leannán-Sídhe. VI Que sin embustes, padres, de desconocimiento. Eres Musa mi señora Hada. Amor onírico que me acompaña desde que sufro por el querer, dispuesto y traspuesto. Fósforo y brea de idea, eclosionar seguro, dicto. Este pájaro demonio antiguo me habita . VII Sí, fénix primero, hablando en poesía idioma los dioses, hay. Último dios sin consumar, es el primero de la Raíz. No te niego Atenea pero no veo problema en saber quién soy y quién significas para mí. VIII Ocho, tu infinito parco, sonriente, Infinito que acusa, siega tras siega tu bondad azul, silencio que apuñala, con besos al alma. Entre brillos, cómo se desnuda un alba. Tú, número y octógono Geometría sagrada, que es fuerte, pretendo que le des fuerza a cumplimentar. Por mi posesión de alma. Ya cursa tu octavo cerrojillo. IX Inextricable corazón falanges formadas, este es mi número, Un seis, derecho. Llegué enfocado, enfuscado en dulces tormentos, distraído pero la niebla, no me encegó de llegar. Donde me destinaron. Bailaré tu espiral y aunaré toda energía encendida. Tú noveno cerrojillo con bolígrafo y humo azul, blindado, novena hoja completa. Förüq castellano Miguel Esteban CASI CONMIGO VEÍAS: Al punto descrito, ibas, sonreías, nada era lejano del sentido inerme que alejarse, resplandor allá el Sol arriba, luna después resbalaba de su cuna, nada era distante, como una voz erguida sobre tus áureos cabellos, transparencia insumisa te dictaba. claror acontecido, veníamos de la conciencia afligida, pidiendo por más luz del día, sinfonía perfecta, nuestra boca, como café con hielo, como agua y azúcar, elévame aparte, vine afeitando mi sombra, por discurrir hacia tu tiempo inmemorable, buscabas a alguien te diera una señal sobre la escarcha árida, oh de sombrío bosque, oh de laguna abisal, oh de campo y cerro alto, tu coraje, tu escudero, sobre un tiempo que crepita azares y señales, espadas y saetas, viento que ya no marchitaba flores, ni los sones marcaban paz de guerra, fui por tu halo una noche de primavera tumbándome en la grama a pensar, brotaste de mis sentidos por mi pecho broncíneo, eras como un fantasmal sigilo, llegando hasta mi oído, de luna, de tierra , de tiniebla, no viraste el desconcierto, segura, viniste a enseñarme, tu mundo, que a cada instante nuestro tornaba, me enseñaste tus fantasmas de la rosa, tu cielo de neblina que te gustaba fijar tu azul frío de ojos, el bosque donde de pequeña asustada, por sus quejidos corrías. El río donde morían todas las flores. tu sensible crepuscular admiración, a la naturaleza, sobre el brillo terso me miraste, te pregunté: ¿Quién era preso de quién? Y me respondiste: Ambos somos presos del querer. Yo te amo y bella, en sueños no hablas, en sueños no hablas y yo te besé en el sueño, por si algún día el sueño se cumple, y ya de verdad me dices, te estaba esperando siempre te amé. Förüq castellano Miguel Esteban RIERA DEL SILENCIO: I Dulce y sonrío, acompaso, el ufano corazón ardoroso, sembrado, en música suave, regado por mi turbado espíritu. Vaga y liviana, vuela la libélula, por orilla del Henares. Su zigzagueo acecha. Con tonos una pasión diluida. Entré, bajo horrido sopor. II Un estiaje subordinado, parecía. Entre estos valles y montañas precoces, volaba el tábano. Pajaritos cantaban, en el almendro, de soto colindante. Mi júbilo borbotea, la voz del baldío. Un silencio mortecino, misterioso. De altos montes, que la lentitud del terreno colma y rebosa. III Sus mejillas eran como caléndulas, ella, como pastorcica, de ojos en belleza, flores parecía bajaban, la loma al verla. Con mi sangre, el campo blasfema, al son de tormenta, vengo recto. No callaré al monte, ni secaré el río, a mi paso; ardimiento audaz traigo, en espalda. El son de rayo mi hierro blandea. Förüq castellano Miguel Esteban POZO TU DESEO: I Desenfreno por la vida concedido, serían tus besos hermosos, y cálidos como una melodía jamás interpretada, sólo bebida. Deslizara mi piel, tu velo de misticismo como fuente de brillo inextinguible. Por estos soles radiantes bajo. Rodeando al silencio, su cántico. Por senderos de nubes, iban mis palabras. II Tu pureza, plácida armonía si encontrara esmeralda en labios fríos. Mar de mis lágrimas de alma si te viera. Eclipse de emoción paradigma mis suspiros, enardecidos, como brisa envalentonada, de suspiro tímido y feroz sería el acento de tu voz. Manantial del agua más pura. Sería tu boca. III Cristalizaría mi oscuridad y, viviría mi cuaderno, entre sus hojas de sueños perdidos. Mandarían tus labios la sola poesía incipiente que nos mueve. Cálida nebulosa, al vítreo sencillo, corre y pasea calles en mi mente, contigo. Creando un amor verdadero entre infinitos parcos de ocasos y astros. Förüq castellano Miguel Esteban ODA TERCERA: I Grandioso, que tú me alzas viles lindes inconclusos que lloro, mi vigía con auras, recompongo mi coro; siendo hoz destellando, todo incoloro. II Oh alma, sin llantos tibios servil cuanto dirijo ciego, bruma, anublan cielos, lirios, severo tiento no huma. Destellar que calmoso, pulcro, fuma. III Si sea por la alta lira alzar su carne, el intransigente sol, glorificas mi pira, como el trigo y girasol, flameante como hornillo tu tornasol. IV En tersas noches solas, mi suave canto puro, ensombreciese; duras montañas de olas, de árbol noble moviese. Frondas y la furia de mar entonas. V Desfallezco, ir subiendo, aljibe mi esencia, terneza firme; solo voy descubriendo, canto de áspero al irme, ninfas, hadas, sátiros, a plañirme. VI Por ti bravo, voy calmo. Al valor y hermosura de antaño. por ti toda, me ensalmo. Mi barba de ermitaño. Osando cautivo, lamer su estaño. VII La tierra me trabaja, las manos, como su barreta en grieta, carreta en veta baja, moral mía se aprieta, mi sudor quemó su vientre que aquieta. VIII Entre huellas dormí veta, conductor de fracaso su luz hizo cuchilla, en mi soleta, el corazón plomizo, a cielo raso muerde advenedizo. IX Ya, dame tu prudencia, es pórfido azar de áspero sollozo, voy de faz en sapiencia, ultrajada, en un pozo; mi cara en líquenes solo, no gozo. Förüq castellano Miguel Esteban FINAL AUTOR: MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA ÍNDICE I Veris Effigies II: 4 POEMA A LA ENEIDAD III, SUENA EL UMBRAL 8 Poema a la Eneidad IV: 13 POEMA A LA ENEIDAD V: 14 Poema a la Eneidad VI: 14 ODA I Liras: 16 Neblina indiscernible: 17 Sed de flama: 19 Poema a la Eneidad VII: 22 Cristal eternal: 23 Poema a la Eneidad VIII: 25 DEIRDRE REINA MI DOLOR; COSANTES: 26 En Sangre Elevaré Mi Canto Al Cielo: 38 Poema a la Eneidad IX: 44 EXTASÍA: 45 CÚSPIDE AFABLE: 46 SANGRA MI ANHELO: 47 TIERRA MI SANGRE: 48 COBIJO EN ALARDE: 50 Perdurable semilla: 50 ASCUA SIN FINAL: 52 OSADÍA EN CLAVE: 53 ODA AL RÍO MUNDO: 54 VOZ DE TU PRELUDIO: 55 VOZ DE TU SANGRE: 56 EJE TU SENTIDO: 57 REDENCIÓN: 58 MORTECINA SIEMBRA DE VIDA: 60 ODA I; SERVICIAL PRESTANCIA: 62 ANTIGUO VIDRIO DE LUZ: 63 AVASALLADO, LIBERADO: 64 El verso: 65 ESCARCHA DE LUNA: 66 MUDEZ PRIMERA: 68 EL HIERRO DEL LOBO: 69 Alzado Hipsípila: 71 ENCENDIDO UN SUEÑO: 73 Espíritu de viento: 75 QUISIERA SABER: 76 LUNA XIII: 77 Cálido arrullo: 80 Trinchera regia: 81 MI SOL TE CANTE: 82 Sentir de la turquesa: 84 Palidez inaudible: 85 SEMBRAR LA LLUVIA: 86 PRETIL GESTA: 88 Luna blanca: 89 CARNE DE ENCINA: 91 RÉQUIEM DEL VIEJO NÚMERO: 93 SEMBRAR LA PIEL: 94 SANGRE BEBIDA: 96 EMBEBERTE GRANATE MERCURIAL: 97 CANTA LA SÓRDIDA NOTA: 98 SON DE GRILLO: 100 ESCRITURA: 102 MADRIGUERA DEL SUEÑO: 104 AZUL SOL, ARDE: 105 ELEGÍA TERCERA: 106 VENA SONORA: 108 SUSPIRIA: 109 SOLIVIAR: 110 ESPERO TU DESPERTAR: 111 TIENTO AGUADOR: 112 TIBIEZA: 113 CRISTAL DE PULSO: 115 PLENO AL NUEVE: 116 MOVIMIENTO TERCERO: 117 DESCOLLAR ESENCIA VISIBLE: 119 El olmo antiguo dorado: 120 Traje de bruma, sombra de agua: 121 Bajo mis dioses: 122 Prímula escarlata: 123 CONTIENDA: 125 INEXTRICABLE SABER: 126 CASI CONMIGO VEÍAS: 130 RIERA DEL SILENCIO: 131 POZO TU DESEO: 132 ODA TERCERA: 134
AERE PERENNIUS (Más duros y resplandecientes que el Bronce) Llamo a Triarii, forjo Égida y avanzada, celada mi Coraza de Atenea, Vestal castellana que Hispana se alinea EL FINAL Dedicado EVENTO ¿Qué expresarías a la persona llevas veinte años esperando? ------_-------- Si pierdo mis brazos no podré escribir, si pierdo mis manos no podré acariciarte, si pierdo mis ojos, no podré verte... Pero no me importa, debido te amo y nada impedirá siga haciéndolo mientras viva. Miguel Esteban
viernes, 12 de noviembre de 2021
Manuscrito Azur
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