Viejo gris
oh viejo gris,
te escribo
te canto viejo gris,
tu canción me arde dentro,
gamle grá
mi alma partirá
sé que eres honra antigua,
honra olvidada
Ó Odín.
Ó Valhalla,
camino libre tus aposentos,
vivo que camino libre, muerto,
te hablo oh olvidado,
oh esquivo viejo gris alumbrado,
recto hacia la tiniebla
junta tu ser con mi alma en llamas,
oh anhelado, viejo gris difunto,
Oscuridad se vence
no se ama
Oscuridad no se vence, se ama
nec vincere, tenebras et amat,
ven, ven, arde.
Ven a este infinito remanso
donde se bañan las almas
mi infinito
tu sonriente halo esquivo
ya no plañe
mi granate oh viejo sepulcro gris
oh viejo tapial deslumbrado,
luz, luz me atraviesa ahora
yo, carne de espada,
yo vivo y defiendo
mi soñar de muerto,
oh Odín mi padre
creador de todo cuanto existe,
Oh Valhala, mi jardín
con dicha bailo,
con honra me baño
en el lago del pozo Airón,
mi hermano Ares,
soy yo ímpetu
soy solana de esta vanguardia,
ven a mí viejo gris,
perdí mi ojo que arrojé al pozo
pozo de ánimas yertas
se escuchará mi acorde
en Sol mi sangre,
sí SolFerro me blandiste regio, seguro
ante la muerte
dame a mi mujer.
I
Grandioso, que tú me alzas
viles lindes inconclusos que lloro,
mi vigía con auras,
recompongo mi coro;
siendo hoz destellando, todo incoloro.
II
Oh alma, sin llantos tibios
servil cuanto dirijo ciego, bruma,
anublan cielos, lirios,
severo tiento no huma.
Destellar que calmoso, pulcro, fuma.
III
Si sea por la alta lira
alzar su carne, el intransigente sol,
glorificas mi pira,
como el trigo y girasol,
flameante como hornillo tu tornasol.
IV
En tersas noches solas,
mi suave canto puro, ensombreciese;
duras montañas de olas,
de árbol noble moviese.
Frondas y la furia de mar entonas.
V
Desfallezco, ir subiendo,
aljibe mi esencia, terneza firme;
solo voy descubriendo,
canto de áspero al irme,
ninfas, hadas, sátiros, a plañirme.
VI
Por ti bravo, voy calmo.
Al valor y hermosura de antaño.
por ti toda, me ensalmo.
Mi barba de ermitaño.
Osando cautivo, lamer su letra.
Alma
Mía, te conocí vestida
de honra sola,
el hielo en los ojos
todo velo de noche sinfónica
hablaba con mi custodio
si era seguro mi paraíso terreno
alma quiero cantarte esta noche
noche de vela y tijera
sin colarse abrojos versados
limpios de espanto.
En esta tela de araña
que yo amo a oscuridad compañera
en esta acequia perpetua de vida
y su fugaz rienda.
Oh inviolada estela
inaugura esta dulce idea
que late como pertinaz
ceniza de toda hoguera.
A la altura del cerro me alzo.
II hoja:
Esta noche un febrero escarchado
de bruma y verde sombra
como ceniza aparente
busco asilo de otro lado de pecho
corriendo la loma del deseo
necesito mi vera con sangre
cálida, oh, alma
fémina su esencia
tenía todo lo que quinientos seres
de mi estatura podrían anhelar,
de pecho a espada,
deme un camino
un alzar que no sea difuso
como tu limpio monte
y su floresta me vio nacer seguro;
En mi equipaje ella sabe,
que no porto más
que todo lo que amo
sangre, cuerpo, voz, letra,
cuarzo verde, reliquia de Hungría.
III hoja:
De un caballito del diablo
atrapado en ámbar,
mi sentimiento como gamusino
inherente, mi suerte
que negra no es,
mis besos con sabor a tabaco precoz
y su color transparentado,
simientes de caléndula
para ponerlas en tiesto en su ventana,
un trompo,
o peonza, de madera de olivo,
para recordar mi infancia que nunca acaba,
tres canicas,
para bailar sobre la luz
y atinar chocándolas
deseos como perdigones viajeros.
IV hoja:
A escribir con mi sangre
mi silencio, de que nunca
murieron mis deseos.
Una pajarita de papel
y un barquito de tela
haré con su seda.
Si ella lo permite
llevaré mi corazón en el puño izquierdo,
porque deseo que certero
escribiré hasta que el mundo me dibuje yerto.
Elegía tercera:
A mi pena moribunda,
aquella que ya no siente,
aquella que reniega, sí a desfallecerse,
fama de estrella inviolada,
servil de cuantos pavores reales,
ha cercado,
pena mía,
oh tú, cual sierpe,
siempre ofrecida,
siempre expectante,
gloria de mirarte,
dónde,
si mi sangre parece que place,
cuajarósla mi dulce bella resiste tu embate,
de fantasma y fantasía renegado,
acabase mi porfía sin cerrar dulce luz
y el manto de luciérnagas,
el techo abismal de cueva,
planeta que esta noche te resuelva,
ningún consuelo pardo te abrigue,
he permanecido,
como duro y lloroso terreno,
ojos por sílfides bañados,
en vil miseria enjutos,
suerte y muerte dulce hermano,
acababa de extasiar aquel furor asmático,
reclinaba yo discreto a tocar tu alma,
este llano que destellea de pureza muriendo,
y riera en rambla,
todas flores existen,
desangradas
como y en vanidoso, cristal,
de tu hermosura como una luz brilladora,
que resplandecía,
ay, de la generosa mortal gente,
oh gloriosos, hados, desparcir mi sangre,
al duro y mezquino fierro,
Sátiros, Ninfas, Faunos,
no hallaréis,
en mí ni vida moradora que arrebatarme,
siembro mi número,
y mi letra T que ni supremo, Creador Universal
ha, ni puede borrarla, como es arriba es eternamente Avernos abajo.
Förüq castellano Miguel Esteban
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