I
Perpetuo sabor,
es tu existencia,
colorando, violeta aurora,
cantando, y, una primavera
extasiada.
Trémulo,
esmalta el cielo,
una luz, tímida, inmemoriable.
El tiempo como placer dichoso,
propicio mi dolor en guarida.
Resonaba la lámpara tu hermosura.
Tierras fragosas,
como riscos de dos castillas.
II
Mis sombras disiparon,
enmudecida, brilló
una lección.
Llegaba aquí, relámpago,
de lumbre.
Que asordaba a los muertos,
a espantar y combatir.
Dura tierra.
Su sombría tiniebla,
era este calor, en sopor,
este verano, recién llegado.
Cobró mi sentido,
a solemnizar la tinta.
III
Sueno como ilusiones,
de matutina estrella.
Aletargaba miel de rudos,
sones, turbando pesares.
Oh, niebla,
de cénit alzado,
sonrosada tiniebla,
sosegada, ella,
prado del alma.
Que florece.
Blanda era su tristeza,
de pecho erosionado,
enamorado,
de dulces tormentos.
Herido.
Förüq castellano Miguel Esteban
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