Canto de luz fecunda:
Imperecedera faz,
en haz luminoso indeleble,
río de tinta terrena,
insubordinada cava mi azada,
sacando olvidos de la piedra,
anisados reflejos que hienden la carne
como el Sol me clava sus espejos en los ojos,
vítreo desliz
enarenado,
es un sol bajo tierra,
hierro de vestido del acero infra-humano
que porto,
soñé desvestir mis sueños como sueño de flores
aguardando su fecundidad de nuevas muertes,
perpetuidad a flote,
en sima de raudales,
pila sacra bajo tierra hierro de estrella,
claridad del destierro
en relámpago de veta azabache,
voy sacando penas por olvidos,
azadón saca terrones a cal y canto,
es mi alma quien se destapa
que una vez en la vida se dispara
una soterrada vía sola, pierde el relente.
En manos de silenciosa vívida estampa,
y su desnudo de ángel custodio,
encenderé las novecientas noventa y nueve velas
del averno,
para encontrar lo
que me pertenece
y siempre se me negó,
paz sin guerra...
Que va, otro día se venda.
crisol anidado en tus labios de mujer inmutable,
un deshielo y el cielo me trajo de nuevo,
sobre la luz monto mi corcel de viento,
allá donde la tierra es éter incoloro,
y la suerte es de metal,
de los árboles al bosque
de la sombra carne y cuerpo
de chirrío estacional,
y sus muros de venas
gira mi peonza,
trompo vivísimo,
de aurora incipiente,
montaña o preludio,
el gris se extingue,
luminosa mi trinchera erguida,
con desnudo bronce,
que no es más duro que yo.
Förüq el Castellano a 17-04-2019
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