lunes, 12 de septiembre de 2022

SABER DESCONOCIENDO

 














I
Viento claro,
secretamente afila
mis huesos rectos.
en sueños pregunta
una clausurada vena,
de una cicatriz causó
ardorosa luz,
yo que soñando
me veía 
como un duro fénix,
desafiando 
la dureza en penumbra,
como áureo navío en tierra.
Miraba la luz en la sola voz,
sin cuerpo,
sin idea de gota de sangre,
clamor de fuego,
prendiendo y contagiando,
a disolver noches sin color.
En seriedad de baldío 
y húmedo ribazo,
sin lengua de mar,
sin boca en luna creciente,
volar no era nota
ni música abismal,
anidar a ciegas tu placer,
contemplo viva
la piedra de ilusión,
que eriza,
era ser en ocaso
donde nace la sensación,
ser esencia,
sin más razón,
perplejidad nativa,
permite sea tu estrañeza 
sea rebelde en causa
ocupar mi destino,
beber lo que te hace ser vida,
azul armonioso,
en tu pecho,
ritual fúnebre
cada noche
por yo ser hijo del sol,
sentir tu luz diosa,
atravesarme de carne a sentido,
sentirte luna eres diosa,
diosa en caricia luminosa,
más allá del sentido inerme conocido,
ser de ti y en ti refulgente nido,
tu hombre, 
sangrando planetas,
llorando estrellas,
afinando tus estelas,
serenamente,
alzado en mito.
Imposible o eterno,
azar tangible,
lumbre en agua tu deseo,
hervidero en sangre del mundo,
servirte verdades arruinadas,
de saber quién no soy,
alzar en vuelo
pájaros condenados.
Resueno tu orilla sin saberla,
sabor en firmeza
un azur ingobernable,
purísimo,
lejos de ojos 
y tormentas pensadas por la claridad
todo día,
estrañeza de párpado
en la noche,
y amarte más allá
de donde alcanzo a explicar.


Förüq castellano

II
En el bosque de tus ojos,
quiero perderme,
saber desconociendo,
tu honda, pura risa,
verme en tus ojos,
y escuchar tu sentimiento,
como fuerza inextinguible,
que me atrae a tu cercanía,
ser para ti,
fuego, elemento hermético,
ser en ti cariño,
sin cuerpo, sin palabra,
sin manos que moldean,
tu cauce,
y tu cauce,
saberte soñando,
que me guardas
que me atesoras lugar en pecho.
Los ángeles dije
no conocemos el miedo,
y el recuerdo,
será más valedero,
que lo que no cabe en manos,
ganarte el cariño,
no era misión,
necesitarte,
más allá de esta sangre,
sí, era mi única ilusión,
que se ramificaba,
en ríos cristalinos,
y todos los lirios de valle.
Lo cierto,
sentido de seguir escribiendo, 
sigue habiendo.
Como saber que te seguiré queriendo.

III
Viento de una mar silenciosa,
espùma en aire de alguna ola,
tierra de destino distinto,
en verdes resplandores
que el sol tímido clava.
Tarde ardiente, en sed sin águilas brillantes,
ni granates líquidos,
beso último en resplandor,
de gotitas en color su paso,
verte remota, sin nota ni despedida,
ritual presuroso era,
un corazón transparente,
como piedra rutilando sombra de cristal.
Era un viento azul,
de instantánea precoz,
un poniente de dulce soto,
que se podía navegar
la primera luz en tu tierra de ojos.
Signo y énfasis de labio secreto,
fronda viva de sierpe en amor,
sólo era tu lengua.

Förüq castellano Miguel Esteban

IV
El Infierno está lleno de buenas razones:
Por todas ellas,
avanzo, avanzo a quemarme,
toda tu belleza diluida 
en una hoja viva en invierno,
tiempo de presentar mi cuchillo,
de único vigia tu amor,
mi color de ojos
como frío en gota azul,
minutos de una rosa
que expande en mi pecho,
y no cesa,
su estadía,
de  fiebre en sed espinal,
como lentitud en una súplica que tiembla,
quiere a un sol libérrimo,
mi tibieza jamás ha pisado,
por ello bajo el cristal,
de una ventana difusa,
yo la he abandonado,
y no me llenan jactancias ni razones,
por certeza que la comenzaba a querer,
como nadie pudo,
no por ello,
el miedo a ser feliz incesante fue más fuerte,
que luna azul de enero,
un invierno dibujado,
que cruza mi mente y mi relente,
no pude negarme a bajar de su tren inmensurable,
para abrazar a mi soledad y pedirla disculpas,
en mi desnudez de estrella congelada.
Débil asunto traspuesto
a una noche de hoguera oscura
que todo avanza y en fuego pulcro,
de aspas llameantes el índigo sabor,
devora de su luz dormida.
A pluma fría y limo de suelo,
me despedí como se despide un Sol,
arredrado pero jamás vencido,
quieto,
solo,
y a fondo,
concedido,
en frío rayo,
luz como talco
de servil muerte,
noche de cera,
que en letanía,
llevaba mi esencia lejos,
donde no habitaba luz en el sueño,
eternamente despierto.
como demonio de traje y vestimenta que le hace,
sí, que le hace invisible de un camino acompañado 
de una mentira verdadera,
Y una verdad falsa,
falsedad de una verdad es desear estar solo,
porque me despedí
como se despide un caballero,
pidiendo permiso,
que fue concedido.  


Förüq castellano Miguel Esteban


Sé desconociendo,
cuánto alcanza mi ignorar,
como blanca arena,
que cubre tu tez,
de piel serena,
de orilla en lloro,
bañada la ninfa,
mi río roja sangre corre,
sólo sé que no hay infortunio,
ni dulce espanto,
ni tampoco dulce tormento,
pueda evitar que de un modo cierto,
siga yo, a tu lado,
cuidando tu cariño encausado.
Sí tengo clave para despertar en trino,
todo morar de árboles,
fugitivo mi Sol,
de luz en esta noche invernada,
escaso,
en medio invernal,
tu voz templada,
de oscura fuente,
y en mitad tus piernas,
vívida amapola,
que no escapa,
nieve fría acabó en agua de superficie, tierra,
clara memoria aquellos tres días nevando,
como presente arder,
y alegría que no enturbia,
sano morir no siento,
oh mi hermosísma,
de alegre lloro la vida,
cuál daño sin sangre entumida,
alto pino, alto roble,
imperial encina de flor de piedra,
como manada luciente,
y mis vellos en pecho riza,
oh tu plata centrada y fina,
como lágrima en cristal de estrella,
tu acento,
la más suave brisa.
regia armonía,
tus labios tumben,
y este viento de sueño fecundes,
y en tiernas flores susurres.



Förüq castellano Miguel Esteban


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