Ladina te elevas,
de fragantes Aires
y sinfonías de Ostara
la Brillante,
yo voy que bajo
por el faldeo y secuaz
enclave su gruta
de Airón.
Este viento, norteňo
era más viejo
que el túmulo celta,
venía insepulto él,
de aires tornados,
de pulcra fiereza
desnacida.
II
Aullaba como jugando
y arredrando
follajes tupidos
que caracoleaban,
este mi loco empeňo era él,
como agua de manantio
y poza en aire
algún sortilegio
eternal su suerte
desvestida,
temblaba hasta el arañal
mi suerte,
mi letra de él,
era manojillo
flores vespertinas.
III
Llamando a su fiera
tormenta,
aullido que se trata
y dispersaba la neblina,
era audaz aullido,
Que, mi loco, le llamaba,
como huida de espigas
del alto y bajo
soto lunero,
viento que silbaba
Hércules, sonrojado
flores y encogiendo
caracoles,
venía de la cuna del erizo
tramontando sendas
y zorzales, frondas,
y descampados secuaces
del grillo.
Förüq castellano Miguel Martínez García a 11/ 09/2022
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