Mis sones te acompañan,
mi mar en calma
eco de un soliloquio confinado
quise hablarte
ser trino que desvanece,
un latido en la saliva,
onda perenne,
sonido al menos
en y de tu voz,
escala a un Parnaso devorado,
tibieza de filo,
eje carmesí tu lengua.
Tantos ecos pasaron,
que mi verdadera voz no
no te dejaron,
lejos mi Carma entumía.
un negro puerto alcancé
nada lejano,
sobre tu océano,
allende mis latitudes,
desquicia movía las velas.
Noche, sobre mi negra sangre,
destierro
sin caballo,
avanzo mi contemplación
lejos sobre mi nación,
sí aún luna que mentirosa
blandes toda sempiterna ensoñación.
Cabalgo mis piernas,
lejos, allá donde la lejanía calla.
Este Son, Vals de muerto
apelando su vida,
que es ella sí, su fiel estaca.
Förüq y Leannán-Sídhe
MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA
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