Avivo un Sol de marzo,
que siento mi rostro
un penúltimo guión,
línea directa,
caer en un sueño
que moría de nuevo
pensé ya morí
y volví a ser,
nada tranquilo,
nada habitual;
cada momento yo olvidé
vida me prueba
vida me pone precio,
en Subrepticia canto,
y yo en mitad del tiempo
un viento empapado,
sí, cogeré tu mano,
sangre será vino
y el éter
magia, magia dispuesta.
En mitad lo azur cabalgo,
su sueño,
destello inmediato,
venga, venga a nacer
resumo
en mitad un candelabro
te vi, dicha es dirigida,
mi cruz del norte,
mi negro cisne de Apolo,
oh mi diosa triple
mi doncella escarlata,
bienvenida a nuestro sueño
que la lit C nos enhebraba el alma,
sigo estela, marca, y llama,
fuelle del latido
es vida, entablo tu parpadeo,
viniste
y en mí quedaste
siempre te amaré
la luna de guía
a cada sinfonía
la huella te sembraré
mi cielo, mi Sol, mi día
oh Saturno
a ti hoy se te honre dios de la Agricultura
caricia entre la fiel comparsa
veré la lluvia sonar en los ojos
mi Musa compañera
hasta mi tiempo no dance más.
Esplendente guiño
de tu furor inusitado, desmembrar estelas malvas en azules besos, quebrando mi alma si pudiera para brillarte una aurora lo que me provocas, como un puente irisado a una centella incipiente, unir dos abismos, como mechas prende la luz endógena, abismática,
de horizontes traspuestos, avecilla piadora, y su vuelo estridente, tus melodías circulares como metáforas madres, de un disparo azuraste mi dicha cuando qué explayar si mi mundo eres tú si me permites, ya somos nuestros, de manifiestos y mechas de oscuridad, diestro compás ambivalente al fuego terco que avanza, de boca a pecho y su granate durmiente, tu agua ciega o sangre, allá voy, por lo que me quedó sin descubrirte,
Musa puede que fuera muy parco al insinuarte mi desapagada razón que no escribo notas ni canciones a difuntas,
y rectifico, si escribo siempre eres eje, pluma herramienta, Musa, mi arquitecta, mi predilecta dama vampiro, a los mitad vivos nos cuesta asumir nuestra cristalina verdad, y, desde nuestro lapso breve de coincidencia,en tierra numinosa, te tejiste voluntariamente muerta de silencio espectral, que a murallas mil, argucias solas en hiel, es complicidad absoluta un silencio compartido profundo, brillador, te sugerí cogieras tu libertad, y sigue siendo tuya, quería la vieses privilegio como ave enigmática anuncia cada primavera,me encanta lo propuesto, y me fortalezco, en pesquisa, soy libre por elegir amarte, como el poder no quiso, y mi fortaleza ha de ser tu contento, mi doncella Atenea.
Esplendente guiño
de tu furor inusitado.
Desmembrar estelas malvas
en azules besos,
quebrando mi alma
si pudiera
para brillarte
una aurora
lo que me provocas,
como un puente irisado
a una centella incipiente,
unir dos abismos,
como mechas prende
la luz endógena,
abismática;
de horizontes traspuestos,
avecilla piadora,
y su vuelo estridente,
tus melodías circulares
como metáforas madres,
de un disparo azuraste
mi dicha
cuando qué explayar,
si mi mundo eres tú,
si me permites,
ya somos nuestros,
de manifiestos
y mechas de oscuridad,
diestro compás ambivalente
al fuego terco
que avanza,
de boca a pecho
y su granate durmiente,
tu agua ciega o sangre,
allá voy,
por lo que me quedó
sin descubrirte,
Musa,
puede que fuera muy parco
al insinuarte
mi desapagada razón
que no escribo notas
ni canciones a difuntas,
y rectifico,
si escribo siempre
eres eje, pluma,
herramienta, Musa,
mi arquitecta,
mi predilecta dama vampiro,
a los mitad vivos
nos cuesta asumir
nuestra cristalina verdad,
y, desde nuestro lapso breve
de coincidencia,
en tierra numinosa,
te tejiste voluntariamente
muerta, de silencio espectral,
que a murallas mil,
argucias solas, en hiel,
es complicidad absoluta,
un silencio compartido profundo,
brillador, te sugerí
cogieras tu libertad,
y sigue siendo tuya,
quería la vieses privilegio.
Como ave enigmática
anuncia cada primavera,
me encanta lo propuesto,
y me fortalezco,
en pesquisa,
soy libre por elegir amarte,
como el poder no quiso,
y mi fortaleza
ha de ser tu contento,
mi doncella escarlata.
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