lunes, 16 de diciembre de 2024

FLAMÍGERO

  






III
29 abril 2016

Todo se baña al calor
de tus ojos
ciñendo la danza
de mi azada
se enhebra mi calma.
Vespertino guiño
de gramas preñadas,
por la sed de arrojo
por tus estrellas desdobladas
Viene mi caléndula con una sonrisa enfundada
Yo estaba caminando sobre mi línea
la noche me contaba sus mentiras
sobre un parco negro límite
me encontraba
disparé a la luna sin hueso
se me acercó un cuervo
con alas azabache
pregunté a la noche
que su abrazo en letanía aguarda
si yo era merecedor de su dama
yo soy la voz de pasados lejanos
soy la voz de un futuro
soy eco de tormenta
al fuego de su rayo
llevo a cuestas montañas
enjambres de abejas
quieres oír su nombre
que la oscura soledad late
Él es Siempre
como un relámpago de sangre
como una luz que mece y envuelve
es el despertar en otra carne
en otro cuerpo
las sombras cantan a su vuelta
yo que camino por la ortiga que me mueve
hoy verá el cielo llover flores
y los campos abrirán sus colores
al rey astro que nada ni nadie
contra él puede
por si brilla mi suerte
de la mano de la dama nocturna
contará aquel cuervo que me vio.

El Castellano



 




Te divisé, alegre caléndula.
De pétalos juntos,
abrir y enraizar mi corazón.
Mecer fulgente tu amarilla corola,
entre el granate interior mi pecho,
frágil como cefirillo leve,
en mi pecho como en cuello
de hechicera,
allí me revolabas,
como al fuego mi Sol ferro
brillabas que encandilabas,
las golondrinas de tu amor
cantoras me danzaban.
Cuidando guarnecida,
mi semblante,
y amor en pecho valiente,
purpúrea inviolada
tu simiente, y raíz en mi sangre
despliegas.
Tú de trono en ferviente osadía,
al último y primer astro,
alzo tu renacido empeño,
amor de este duende,
tu principito.
De rojo,
de sangre,
de noche siempre,
tu húmedo tajo floreciente,
anclas mi dicha rebrotada,
de tu vida,
¡Ay, flor fulgente!
Te amo como el sosiego canta.
Tu aureola resplandeciente,
nacida de aurora,
y sonrojada alba, purísima,
como el día por ti
se desnuda.

Förüq

27 abril 2016

 

Flor de difunto:

 

Caléndula dorada de mi vida,

tibia, eterna, esposa del Sol de día,

amarilla, gran luz de los campos

flor de difunto en tu grandeza antigua.

 

Que baile el tiempo sobre tu flor

que ni te importa la estación,

sobre tu quietud alcanzo la verdad

del ser sin preocupación

 

alegría da verte, belleza creada

del rayo de sol, dame tu luz

descíframe el saber de tu ser

para tu oro tener

 

ese por el que el muerto encuentra

su luz y la abeja tu beso tener

lozanía del camino si silvestre naces

al ocaso del lucero

tus flores cierras en verso.

 

El Castellano

 

Caléndula joven del camino,

vieja de la senda que lleva a tu casa,

ardor de luz brotado entre florestas hirientes,

alza tus pétalos comunión de insectos,

por estos solitarios caminos

que me llevan a verte

alzas en pitanza

tu verde semblanza,

de la tierra vida en añoranza,

fulgor entre tus sienes,

darás de flor simientes,

así demostrarás que no hay tierra

sin flor así no importe estación,

María oro, flor de los difuntos,

luz entre luces del alba,

sostenme la caricia en tu flor,

que me creo abeja por un día,

álzate entre cardos y malvas que te rodean,

demuestra que eres única,

que ni caracoles osan morderte por tu savia fuerte,

señero silvestre donde los haya,

oro luciente entre engranajes verdes,

espera a tu ababol compañero

que tú sigues dando flor

sin ser primavera entre despertares y albores

de vidas y sus trinos,

navegas mi alma esta mañana

glorificando mi tierra yerma,

te aman mis ojos, te admiran latidos precoces,

eres más que silvestre flor

eres una vida precoz de luz,

si pudieras ser mujer yo sería tu eterno acompañante,

colmas la belleza de lo sencillo

eres mi alegría del camino,

pasarán fugaces las generaciones

y brotarás cualquier terreno

que el reposo tornó sin construcción,

para que tú grites

que la belleza también tiene casa

contigo,

Calendula arvensis.

 

El Castellano



 


I
Vamos hoy, albos y obscuros,
siervos, escribas y doncellas,
a horadar  unos verbos que
ya crestean, sin cribar,
cantaré a Diana, y a Diancech,
vine de un romo olivo santo,
entre bosques de Cumas, y
Proserpinas vírgenes,
mi celada, yo reposaba en tierra
fértil de encaje y felonía;
Tú reina del Monte un cerro,
y una flor.
Hijos de los cielos, pariéronte, alta
como estrella y Pléyades cercanas,
tu dolor Musa es de Juno,
y Lucina, una vil consigna de éter,
tú que naciste pura,
lisérgica, como agua en rocío,
los lirios del valle,
en magarzas, y caléndulas.






II
Oh luna por mi luz, impía,
vine desatando fieras vespertinas,
y soles en carros de fuego,
diosa, que en diario curso,
haces sombra, lumbre, y 
pertinaz sonetada de verbo,
escita, inmortal, y perenne,
como el tejo del gran Odín 
mi padre.
Descubro la verdad de Venus,
venerable, y radical enérgica,
ultraismo, a flor de piel,
bajo su faldera de hinojos 
solares y rosas caninas;
repleto yo, de condolencias,
y súplicas faustas,
más justas que parir poema
bajo Sol de plomo.



III
Hijo de Celtiberia, de conejera,
matinal, despierta, avanzo sin palabra guía,
de consuelo rizado,
mi amor, duro, valiente,
más sencillo que clavo ardiente,
abrasa, clavada mi palpitar,
que le canta, como Fénix.
Auspicios de que
vivir en compañía es mejor
que otra idea,
miel,  de tus ojos Leana,
si beso admitiera, no existiera
flor ni abeja la reemplazase,
ingenio fatigado,
ver luz a ojos cerrados
es mi férreo amarte.


Förüq a 25/01/2023

Mi mujer fantasma:








Mi mujer fantasma:

 

Mi ausente estrella,

murmuro de grito silencioso,

nota de terso metal crispado,

un sigilo de viento nocturno

descendido,

que sangra tu voz

en verde grama

de aullido solar,

vespertina estrella

que refulge tu eco solaz,

llana entre quejumbres,

alza tu violácea brisa

ensortijada,

como blanca aurora fugaz

entre sienes

y aladas razones de mi corazón

sin mi pecho,

que tu luz siembre mi carne

y germine siendo flor de mi sierpe,

hoy y siempre alzaré mis rosas desangradas

sobre Galatea

partirán oscuros sones

mi hiel bandera,

serás tangible

como yesca espera,

abre tu espíritu de hielo,

retemblarán negras caléndulas,

y rosas de difuntos

entre crisantemos

avalando tu áureo nombre,

llorará tu etéreo faz,

alzará tu nombre yerto

que mi ser injerto

orando a ti

mi dulce amada fantasma,

viniste a despertarme el invierno,

para ser solsticio

de eternidad sin nombre,

ni suplicio irisado,

hoy por hoy

viniste para ser siempre

sonrojando

mi invectiva condena

de observar el sonido de la noche

en tus ojos,

vine a coger tu mano,

y descifrarte

como azul enredadera,

late,

sé disparo de plata,

inmortal hacienda

en la que vivir

siguiendo la azur estela.

Te amo sin manto ni rienda,

te brindé

mis flores argentas, solitarias,

desangradas en tu tez serena.

Veré para siempre, en cada siglo

el sonido de la noche en tus ojos,

lividez carmesí flamígera,

en nuestra condena

que dictó la posesión

de tu alma certera;

para siempre deslumbrar

que llegas en otoño

para ser el añil invierno

que me desposee

y llena mi vida

de ti mi amante estrella fría,

mi dorada ausencia repleta,

te extrañaba

viniste mi no-estrella,

que yo te creo, tú me creas.

incendia mi semblante

arderé el abismo

para sembrar allí

mis latidos por ti confesos.

Miel de tu sombra,

mi cariño,

un azar de nueve venas razones.

Vivirán a tu lado

todas mis densas, sanguíneas

ilusiones.

Donde yace,

donde tu magia,

es tu halo intransigente

que esta vida dictó

fuera mi sangre,

certera posesión

de tu alma en comunión

de astro padre

y luna madre,

rizarán ascuas

que sembraré tu luz,

y tu alma será carne.

Mi amante fantasma

quiero aceptes mi mano,

en sediento compromiso,

azar desvelado en despierto iris,

su sombra de flor oscura.

Que yo amo.

 

 

Förüq a 26-12-2018



I.Amante fantasma:

 

 

Hablo desde esta sombra

que me habita,

un cielo noctámbulo me cuelga la caricia,

mi vida que jamás se consume en desquicia,

rajo este sol que visita tu retina,

espacio derredor acaricio

en agujas que te cuelgan el techo,

flor con flor brilló nuestro corazón,

una luna tejida por su alarido

a galope del viento en mi mundo

te alzo en piel de piedra

crepitando tu rayo que me cuenta

de tu vena y su carcoma

muy lejos de la tierra hilvano tus ganas

con destello furtivo

de sed de abrojo

cambio tu vida a mi antojo

sí tu pecho en rojo,

sabes quien soy

soy fantasma que sólo tú ves

flagrando el viento a tu merced,

háblame del puerto y su negro sentimiento,

háblame del cuervo,

de tu alma sin cuerpo,

ven, ven a mí

veremos el amanecer

en la sangre de mis ojos,

acabaremos con el destino inerte

que cruza mi suerte,

ven de nuevo quiero verte, apoderarte,

alimentarte de mis rosas desangradas,

es por tu roce que mi sangre bulle

y jamás de ti se esconde

te siento en cada silencio seco,

en cada eco de oscuridad

que a mi espíritu sucede

cómo no tenerte

si por tu idioma me florece el verso,

piel con alma simiente del atardecer,

umbrío cae su sonido;

Tu cuerda que afina el grillo

y cigarra con su guitarra

acantonando nuestro oído,

es por ti que mi suplicio cae investido

fiel a recorrer tu segunda vida,

ninguna mentira me dijiste,

el miedo ahuyentamos juntos de la mano,

la noche llega de nuevo en tu pupila

de esferas yertas

y sus paraísos de hielo

que cruzo al verte

quiero que me sigas sonando

eternamente la noche

para todos los siglos

que empieza nuestra condena

sintiendo hoy la lluvia bajo tus ojos.

 

 

 

II

 

Hablemos hoy en plata de tiniebla,

oración de tu sangre yerta,

cumbre febril de hoguera quieta,

ese cuervo descubrirás su poder,

yo iré de tu mano,

manso tu poder sembrado,

aunque no entiendas

no preguntes por qué sigo a tu lado,

el puerto negro te llamó

y sentiste el poder de tu pasado,

nadie permitió que desembarcaras,

capaz eras de romper la cuerda

que sostiene las dimensiones,

ni vivo ni muerto

niega tu osadía,

cruzaste la puerta de oscuros lirios,

tu amor a la flor

al creador conmovió,

resoplo tijeras rojas

en grises ideas,

desenfundo mi filo,

crepitan arduas espadas,

respetaste la muerte y ella

respetó tu vida.

Crascita tu lozanía,

entre forrajes

y soles pudientes,

desmenuza tu silencio,

clavando yunques

de paredes granates,

el peldaño irá cuesta abajo,

cabalga tus lindes despiertos,

libérate de insectos que caminan,

turbios azares me cuentan

de tu devenir rizado

al filo de la navaja.

 

 

 

 

III

 

Anochecer de mi vida,

en tu patio de la araña,

rezogan clarines esquivos,

yo soy lira de alma consumada,

vicisitud ensimismada

de tu azar en semblanza,

vivo flagrando tu azada,

pulcritud entre cristales rotos

esa soy, bruma en tu noche,

claridad en tu día

luz de cada siembra,

arena del tiempo

enclaustrado,

vine deshojando recuerdos,

hoy me diste voz,

no seré yo tu perdición

sino el camino a tu salvación,

viviré mordiendo tus rosas

que desangran tu amor,

liviaré lo liviano,

afligiré temor al miedo,

seré aliento perdido

descubierto,

te abriré mi reino,

las escarchas serán los colores,

viviré besando tus flores,

limaré abrojos nacientes,

serás estaca del destino

servir a tu alma sin nombre

me alumbre,

camino de mis flores desgranadas,

sangre de tu reposo

mi amada espina de sombra.

 

 

Förüq


 Raíz:




Tibio resplandor dorado
mi aura escapa de mi cuerpo
para no saber quién ser
el ababol del camino clama
por enternecer la primavera
a rojo carmesí cuando la tierra estalla
en flores ellas dejan su río de sangre
allí donde el olmo viejo
crepitando mi sentido estaré
me nace una espiga de la mirada
a la hora que se acuesta una malva
viste el colorín su trino
la caléndula cierra sus flores en verso
a la hora que el tejo exhala por el tiempo
transcurrido hueso viejo
y su tornasol afilado
hoy es tiempo de colgar sus flores al viento
por si llora mi cielo cuelgo ramilletes
en chopos silentes que la vida
vio colgar de mis pupilas
al dulce trigo en verde olivo
que mi ser yace más que vivo
mi ser es primavera
a la hora que su caricia blande entera
mi tierra,
primero flor o planta verdadera, y su entraña abre
al esplendor de un estambre
rosa si espina
no es rosa ni vida sin dificultad,
y se eleva mi lumbre quieta
río de sangre que me crece las arterias su fuente
por soñar soñé y me enraizó la flor
y que la flor sólo sea la flor, belleza sin umbral
de amor o dolor.
Porque jamás mil máquinas podrán hacer
una flor y elevado mece su amor
por la verde grama naturaleza
en casa y numen superior
que se afila de mis ojos
la trilla oxidada
por el ancho largo
trepó y escaló su cielo el ciego ramilletero,
al fiel desliz me hallaba
esperando adoptar su sabiduría
en pedernal de mi nicho florido
que reverbera en cada pétalo
sucesos caducos de ser
y otros de arder y trascender
en cada hoja, en cada raíz
cada grito bajo tierra
de su fiel testigo estático
anclado gozo terreno
quedando quien fui
y la tierra que seré.

El Castellano



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