jueves, 21 de diciembre de 2023

Río de las flores desangradas

 RÍO DE LAS FLORES DESANGRADAS

 





 

 

 

 

 

 

 

 

 

AUTOR MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA

Prefacio:
En este libro Inocente Förüq Martínez se refiere al amor a la naturaleza a conservar el planeta y el amor en todas sus dimensiones ❤️💐🌎

Nora Martínez
España-Argentina


Cuando nace una flor

muere una semilla

cuando nace una semilla

nace una planta

y la vida sigue su camino

más fuerte que la muerte

si quieres cruzar el río

no te detengas en la orilla

si quieres terminar tu duelo

no postergues tu dolor

estarás en la otra orilla

cuando hayas cruzado el río

ya habrás terminado de sufrir

cuando hayas sufrido tu dolor.

Anónimo
Nota: Segundo prólogo;(Autor):
Había autores que citaban, que lo esencial, es invisible a los ojos, con esta obra, se puede apreciar esa magia, en lo que pocos paran atención, y le confiere vida, y fin de ser, como que las piedras acaban llorando flores, y el ser humano es parte de belleza natural.

Es mi libro con el trabajo completo de varios años, impera en él un estilo de plasmar surrealista, de escritura automática guiada por referentes propios de absorción y adopción mía, mediante aprendizaje por medio de la lectura, eterno buscador de plasmar correcto, en mi búsqueda y en mi trabajo habita la concepción de lo que me parece bello para escribir en base a eso se surten las imágenes como abrevadero de ideas ramificadas de lo que a ella atañe.

Ya que la poesía sin impresión de belleza poesía acaso sería. Sin creerme poseedor del castaño de las castañas de oro mi poesía y mi obra es fruto de consecutivas temporadas seguidas de escritura durante veinte y un años. Miguel Esteban Martínez García   El castellano.

 



 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Númen mis dioses:

marzo 08, 2021

 

Al soberano fulgor
rindo mis cuentas,
al pl
ácido pie de manantial
en fuente sagrada rebrotado.
Trompa que conjugada

con los clarines que sólo

las guerras apremian.

Por cielo medroso

tocaré la lira

en serie los vates líricos

enaltecido yo, tocaré raudas estrellas.

Enaltecido yo, por primavera tangible

y su aciaga, pretil gesta

de lluvia sembrada.

Yo, funesto hijo de Pirra

impetuoso príncipe en templo

de la Vesta.

 

II

¿Cuál quejosa sierpe,

viene a morderme?

Ojalá mi diosa regrese, 

Ya al cielo, y refulgente,

guarde estrellas en los rediles

que alumbren al padre de los vientos.

Mi madera de ciprés,

y triple lámina de bronce.

Oh, funestas Híadas.

¿Qué clase de muerte apremiáis,

al que contempló sin lágrima ni pavor 

vuestro final sin principio anunciado?

Mudanza no lloran

mis castos dioses.

 

III

¿Quién osado, el que

me resplandece sin haberme conocido?

Falaz sierpe viperina,

a pared de templo ofrendo mi fortuna

que escribe dignamente

glorias sangrientas

en solemnes premisas

como feroz soldado

hablando en escritos

valiente y vencedor sus enemigos.

Lloro mis sinuosos arroyuelos

sanguinosos como hombre

de cielo oscuro.

 

Förüq castellano Miguel Esteban

 

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ODA TERCERA:

I

Grandioso, que tú me alzas

viles lindes inconclusos que lloro,

mi vigía con auras,

recompongo mi coro;

siendo hoz destellando, todo incoloro.

 

II

Oh alma, sin llantos tibios

servil cuanto dirijo ciego, bruma,

anublan cielos, lirios,

severo tiento no huma.

Destellar que calmoso, pulcro, fuma.

 

 

III

Si sea por la alta lira

alzar su carne, el intransigente sol,

glorificas mi pira,

como el trigo y girasol,

flameante como hornillo tu tornasol.

 

 

IV

En tersas noches solas,

mi suave canto puro, ensombreciese;

duras montañas de olas,

de árbol noble moviese.

Frondas y la furia de mar entonas.

 

V

Desfallezco, ir subiendo,

aljibe mi esencia, terneza firme;

solo voy descubriendo,

canto de áspero al irme,

ninfas, hadas, sátiros, a plañirme.

 

 

VI

Por ti bravo, voy calmo.

Al valor y hermosura de antaño.

por ti toda, me ensalmo.

Mi barba de ermitaño.

Osando cautivo, lamer su letra.

 

Förüq castellano Miguel Esteban

 

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Suspiro fresco
en labio extinto
de sombra.
D
ía que no se encuentra
su densa forma,
cuerpo con agua de estrella,
querer vivo que llega al aire
tiende y espera,
la muerte que renace
por fuegos de brea
en el aire.
Abren batientes p
étalos
de viejo silencio esquilmado,
esplendoroso.
Acurrucados sobre un lecho
que la brisa abre,
en trocados rayos de sol,
esquivos en plano
de verde follaje.
Astuta golondrina encontrando
d
ócil rama.
Mundo sin mentira de vida,
manantial reluciente de esmeraldas
ahonda y todo siente,
que la sangre miente.
Terru
ño ojo victorioso
aplaca sus arpas irascibles
estrujando abismos dolorosos,
petrificados.
Reniega la boca vegetal
casi viva,
promesas en frente de violetas,
cantan amando el claror
l
írico, estremecido.
Co
águlo de viento
en cientos de porciones,
esta luna quieta
semejanza quiere
descubierta la zona umbr
ía
donde invicta llag
ó mi alma.


El Castellano

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R
íos que me tibian el corazón,
eslabones de sangre,
¿Dónde está la paz, dónde está el amor?
r
íos de sangre se comen mis venas,
cada tropiezo,
otro borbot
ón,
otro alfe
ñique para mirar,
¿dónde quedo yo?
que el sol sea mi pena,
cantando espero mi triunfo,
se afila mi papel,
crepita mi alma,
tropiezo con la tiniebla,
hoy navego sobre mis versos,
aliento de la sombra de la creaci
ón,
hijo de la luz y de la sombra,
no acabar
é de irme,
no cesar
á mi terco aljibe,
enamorado sin luz avanza
parco el sonido,
deslumbrado albor,
desnudo mi
árbol,
hoy centellea mi rayo,
para decir que yo aqu
í no he muerto,
se viste mi sangre de cal
éndula y margarita
por si vuelvo al desliz de mi vida,
pasajera de un caudal
que mi entra
ña mece,
piel con piel, dolor con dolor,
enamorado coraz
ón,
hoy avanzo sin mirar el color de mi flor,
estoy latiendo en el umbral de los dos,
mi sangre est
á llorando,
el cruel desliz de la parca ef
ímera,
me siembro en los campos para perderla de vista,
suenan los trigos, de la verde espiga al girasol
se viste brotando mi amor,
viene a pla
ñir mi alma
por el sendero sin prisa,
se alza la dicha,
mi ser crepita el alma,
hoy me visto de espiga,
y que el campo me enternezca
al cuchillo dorado de la piedra caliza,
hoy mi amor al albor
gime por su caricia
y que el alma dolorida entienda
que ella maravilla es mi vida,
por este siglo y los que me quedan,
escrito yo en la piedra.
Lima el albor mi nervio,
aliento cruzado que cae tejido,
la ilusi
ón se hace nido,
borbotones de sangre que crepitan,
alcanzo la cima,
el sentido cae dolorido,
de vid y espino alcanzo el sonido,
al comp
ás de un famélico ciprés,
mi alma dir
á viviste,
encontrando la flor
por la que mi mundo se desviste,
rayos a la aurora
para su fiel investidura,
flor de niebla que avanza
mi umbral se desvanece,
bullen las fuentes,
el r
ío es otro río de sangre más,
lucen las mortajas coloradas,
fiel desliz que cruza mi alma,
desga
ñitándose el alba,
el amor por parir una flor,
elevado al rayo de sol,
qui
én te viera quién te vio
rasgu
ñado tornasol
se desangra mi campo del girasol,
millas aparte mi nombre se blande,
el beso me derrama las mejillas,
en albor quedan las caricias,
de la piel escritas, sentidas,
danzan las estrellas,
me vuelvo a ver en tu vida,
donde el te amo formo bandera,
y en tu ser queda,
resquicios sin nombre
que el ser come,
la rosa y la espina gimen
en tu nombre,
avanzo el ser resguardado,
sin franca escalo la tapia,
a tu cuerpo me encaramo,
hoy soy de ti
como el p
ájaro a su nido,
como la sed a su agua por beber,
como el r
ío a su montaña por descender,
como el caracol a su mata por comer,
crepito el fuego que me brota
por tu coraz
ón,
soy yo sin m
ás razón,
tr
ánsito veloz,
tu calma y su verdor,
me visto de malva
gimiendo una runa en el sol,
me anclas el gozo en la flor,
me blande el coraje
por el viento exclamo
mi valor amarte sin condici
ón.
Desde mi umbral a la flor,
cantas mi canci
ón,
te a
úllo un caracol,
mi vida torn
ó a mejor,
irisado rayo de sol,
una fuente y un diente
un afilado canto irisado,
hoy acepto mi destino
porque muerto vivo si no te miro,
tengo tu imagen enraizada en m
í,
es por mi sino que maldije,
pero hoy despu
és de tanto
tengo el sendero labrado,
mi cuclillo trina al infinito horizonte,
mi ser se hace grande,
mantenme afil
ándome en la piedra,
hacia el centro me quedo exhausto.
para pulirte del alabastro.

El Castellano y Leann
án-Sídhe

 

Yo soy siempre:

 

Todo queda bajo el esfumino de mi grillo,
colgando pensamientos en tejados,
al comp
ás de una cigarra,
piel con piel flor con flor
elevado resquicio de tu amor,
sue
ños atrás volaba mi alma ingrata,
nervios posibles y su cama,
s
í soy yo sí eres tú,
qu
é pasa ahora,
instante de cerrar mis ojos,
por comenzar la historia de mi vida,
y sus siglos de dura existencia carcomida
al disparo de la ilusi
ón y su mentira
donde los demonios llaman y me quieren,
deslizada la tela de ara
ña
mi vida es lo que me queda,
soy Dios de m
í mismo ahora,
el demonio me cuelga la espera
mitad luz mitad sombra es mi ahora,
mantenme lejos del nunca,
yo soy por siempre,
ojos renegados de este humor vivo,
gatos maullando a la luna en el tejado,
imposibles galanes,
cuando yo me caso con su luna de anta
ño,
animal feroz corre por mis carnes,
solitario
ángel armado para el enemigo,
este es mi sino,
tejos crepitando su savia en albor
asidos a su quietud imperfecta
que el tiempo no determina final,
vida trenzada en albor siniestro mi ida
soy wechw, soy fuerza, por y para siempre,
el verso me teje,
tinta mi sangre, pluma mi garra,
por acampar la estrella y su cama
hoy por qu
é no mantenme fuera de la mentira del fin del universo,
porque yo soy mi universo particular,
humor desdoblado asesino del tiempo,
mi mano acabando con el aliento imperfecto,
soy el im
án de hombre que te atrae a mí de nuevo,
soy la ecuaci
ón perfecta que asesina tu velo,
toda mi realidad se construye de mi mano,
para acabar elevando al tercer cielo y noveno abismo mi canto
entonado en cal y arena como caracola de mar serena,
es tiempo hoy de morir por las ilusiones fugaces prometidas
y su tela aterciopelada, vestida de n
ácar,
hoy es final de mi espera,
es el comienzo de mi poder,
m
írame estoy rasguñando mi piel a placer,
est
á quedando solo mi sangre vestida de hiel,
hoy como ayer a tu lado estar
é para asesinar la quietud
y su asolada desilusi
ón,
hoy por ti ma
ñana será nuestro eterno comienzo,
para extender nuestras alas al cielo,
todo comienzo exhala su final de su mano izquierda,
elevado amor que me cae por el p
árpado,
y en mi vena que aguardo para estallar amor al viento
este amor que por ti siento.
tornada mi sangre la verdad de mi aliento,
en difusi
ón magnánima del sentimiento preso,
muerta mi ara
ña
mi coraz
ón es lo que queda.

El Castellano

 

Blándeme en mitad del campo,
s
ólo allí que la encina enraíce mi carne,
el hinojo lata al son el tambor de sus flores,
la carrasca grite verdades del monte,
vereda quieta, enarbolada,
soledad disparada sin descanso,
s
ólo allí reinará mi alma,
en letras escritas en las hojas de vida,
las lindes te
ñirán de rojo y negro,
de tinta y sangre el resurgir del a
ñil
aliento dibujado de toda vida en color,
del albor a la muerte en flor
se alzar
á mi latido con su amor.

El Castellano y Leann
án-Sídhe

Hálito silente,
yo creo en ella
porque su piel demuestra
que los sue
ños se cumplen.
Volamos juntos al viento
como molinillo diente de le
ón.
Hoy la vereda canta nuestra canci
ón
dos corazones en un mismo latido unidos al un
ísono
Su carita que llama a la m
ía
de su cuerpo es mi caricia
por ella el piropo jam
ás escrito
solo desvelado en su o
ído
S
ólo al viento le pido viento bonito
mantenme en su destino.
Que de lo vivido muerdo su corazoncito.

Del ababol a la verde espiga.

El Castellano y Leann
án-Sídhe

 

 

 

 

Sentido yerto:

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Renace en la piel,
en el albor sin conciencia,
hace m
ás frío que antes
sentido muerto, ca
ído
olvido yerto
ra
íz del ser
m
ás callado que el invierno
avanza camina a voz
todo lo que he perdido
polvo de estrellas, hierro de oc
éanos
piedra de monta
ñas...
hazme recordar alas cansadas
cosas grises que te gustaba sentir
mi amada as
í sabes
horizontales que no puedo olvidar
ejes verticales de conciencia

sin dormir
danza la primavera del lugar
con mi soledad pintada
en la sangre de mis ojos
todo lo que veo te
ñido
la ilusi
ón cae en gotas derramadas
cayendo congeladas
desnudo mi cuerpo en la penumbra
del segundo quieto
ra
íces comiendo mis venas
hojas de mi historia mustia, abatida
sentido muerto
viviendo por ver morir el momento
momentos atr
ás que cae el recuerdo
sin miedo, sin sentimiento
todo hirviendo
s
ólo este sarmiento de cuerpo
esperando que juzguen a su alma
libre de maldad
qui
én estará allí
qui
én vendrá a darme un camino que seguir
solo en la oscuridad
donde todo comienza
las sombras me reconfortan
y veo en luz mi vida
para encontrarte
algo que darte de dentro de m
í.

Un amor rugiendo en la boca de la estrella.

 

El Castellano y Leannán-Sídhe

 

Aguerrido albor:

 

Diestro del mar a la montaña,
visten sus flores coloradas orgullosas y sentidas
cual caricia de su jardinero que las ama
el viento armado escala cual seco rayo
su sol enturbiado se paran las oraciones
hipsipila dej
ó su crisálida
en un caballo alado recorre sierras y sus manantiales
recolectando toda simiente desde todo conf
ín
al inerte sombr
ío albor,
mientras su fr
ía luz crece y camina
sin franca tapia ni verja que detenga su escalar
vuela vaga la lib
élula para posarse en su hombro
recio brazo arrido ninguna simiente cae a su lado inerte
que lleva que trae a su castillo olvidado
hechiceros de todos los reinos desvelaban que s
ólo
un reino se mantendr
ía vivo
y no era el del humano ser
Hipsipila cabalgaba por naturaleza su religi
ón
abarcando de la tierra a la lluvia
cual rayo cortado de Sol su cabello
los p
ájaros trinaban en su castillo
Hips
ípila siempre vivirá como invencible Sol.

El Castellano y Leann
án-Sídhe

 

 

Final con comienzo:


Retina escarlata,
su ojo de niebla
y bruma que avanza
donde corta mi flor de luz
el sendero,
esposa del Sol al mirar
lumbre quieta, retina abierta
muerte final con comienzo
en alabado fin de existir
y quebrar el tiempo
conquistando el terreno.
Sangrando ra
íces que gritan,
aullando hojas al viento,
pintando su dispersi
ón eterna
como sustento y cobijo
de toda vida
mecido del insecto al mam
ífero
desde el helecho
al alto
árbol
hoy canto para ti
vida vegetal.
Mi caricia te sembrar
á
una y mil vidas m
ás.

El Castellano y Leann
án-Sídhe

 

Flor de tierra:

 

Fuego en el agua de su mirada
de los vientos auspiciada,
la ceniza consum
ía su carne
ard
ía sin mesura su compostura
naufrag
ó valles y sus caricias
su bandera fue de su vena acequia
molinillos fugaces sus pesta
ñas
de
él se enamoraban las hadas
de ella la primavera entera
con cabellos del rayo de Sol nacidos
ojos de tierra sin lugar era bella
clamaba su voz la cima de la monta
ña
descendi
ó abismos
para anclar su esencia en la belleza
que late y envuelve su huella
conquistada en miel
su ambros
ía
gem
ía la caricia
para brotar altares de hueso
y murci
élagos de sangre
lloraba piedras en sabidur
ía prendidas
la bondad alzaba en servicial entrega
su fuerza era de su amor hoguera
él lloraba flores para ella su amada
su verbo a veces tornaba carm
ín
en p
étalos de silvestres rosas desangradas
su voz germinaba la tierra a su paso
el amor a la tierra no le detuvo
ni sostuvo en fracaso,
encontr
ó con ella el amor
que le fue negado llorando espinas
y si sus abrojos nacieron no fue
m
ás que para rajar el viento
difuminando el tiempo en estaca
de eternidad con fuente y manantial
anclado gozo en armon
ía
bailando de la mano y naciendo del alba
jam
ás capturada
pupila enfrentada
que mec
ía
que gritaba.

El Castellano y Leann
án-Sídhe

 

Quimera quieta:

 

Umbrío, tibio,
al resguardo de voz habitada
serena, llena de luz
en este linde
donde corta mi sendero
y florece mi sombrero
al viento
ojos llenos de paz,
sendero atravesado
en
árboles de sosiego
encontrados
en h
álito congelado,
lumbre quieta se dibuja,
espino amarillo que clavas al gui
ño,
calor de mi calor,
cauce de mi sangre displicente
desde la monta
ña al valle
luce mi traje
para encontrarte
vestida de Sol y cal
éndula,
resplandor dorado
al trasluz de tu amor,
granate mi sed de tu cuello
al destape
mi r
ío de calma y arrojo
en r
équiem por la rajada tierra
en albor de la centella
colmando su belleza
donde mi carcoma quieta
mira y avanza
sinti
éndose en armonía plena,
yo fum
ándome un cigarro
en la piedra de tu belleza,
qui
én te alzara voz
entre los campos en flor,
fuego de tu fuego sin mas raz
ón,
cipr
és que clama protección
para sus muertos que vela
tejo morador de siglos y cobijo,
ababol de versos de piel y abrojos,
desde la verde espiga
a la mora sin espina
y su zarza esquiva
hoy te veo como eres
y perdona
me apasiona
ser guerrero de nuestra luz
donde avanza mi quimera
y mi pasi
ón poseerte entera.

El Castellano y Leann
án-Sídhe

 

 

 

Tierra en el viento:

 

Quieto silencio investido
doblado en el filo de la hoja
ese umbral que corta mi calma
avanza en un sentido
r
ápido, veloz el resguardo de tu
amada voz
encontrada cercana
donde est
ática enhebra la silente parca
fluye de un conf
ín a otro confín
yendo mi barca atravesando el brillo
al comp
ás del sí bemol mi traslúcido pío
y su suplicio en la carcoma
que recorre mi horizonte
infinito pintado en el borde de la ola
en la espiral de la ara
ña y su tela
la flor de difunto abre su luz
al resplandor del cielo
que cae emplomado
Se corta mi alma para aullar
en la centella
quem
ándose en su hoguera
hoy el viento lleva nuestro nombre
mi
árbol será sentido
en cada flor de niebla
la bruma su color gris dejar
á
en este jard
ín de mundo viví,
para sembrar mi aliento
que cay
ó como tierra en el viento.

El Castellano y Leann
án-Sídhe

 

 

 

Silbido de la centella:

 

Claman verdades de la tierra
por nacer y resurgir
el eterno ciclo de la vida, muerte
y resurrecci
ón de la simiente al albor
de sangre sin condici
ón
yo soy por siempre
As
í como dura sonrisa y guiño
al azar de la existencia
ef
ímera esencia
apellido y nombre que nada representa
como resplandor de la centella
cargo el silencio y el infinito de mi verbo
resopl
ó en la montaña sin nombre
de mi tierra que jam
ás tuvo dueño
latido sin final
agua de manantial
va girando mi vida por enraizar
yo soy siempre
el eterno comienzo sin final
aullido del viento
hoguera crepitando la tierra del volc
án
R
ío que acaba y resurge del mar
ese soy yo por despertar.

Resurgir:

Hoy las fuentes bullen
los r
íos desbordan
las vidas dejan sus grises
de invierno y sonr
íen
al alba de la lluvia
que toda vida mece
sal al jard
ín ayer sembré mis ojos
esperando que la tierra fuese sangre
las ra
íces mi boca
y la planta mi cuerpo
para con longevidad imperial
llegado el momento
decir de este jard
ín yo no he muerto.


El Castellano y Leann
án-Sídhe

 

 

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Brotado:




Númenes asocia y respeta;
con silencio espectral, la muerte, 

en blancos corceles,

de huesos bellos,
hados dan brillo a tu belleza,
que perjura, rinde, y somete

lluvia entre maternas cenizas.
Brota el testigo del falso juramento;
se baña en fuente, de leves ninfas,
prisioneros hace el hechizo

que metamorfosea 
la callada noche, 

que orna el cielo de fantasmal rigor.
Signos que ríen feroces,
a la sangrante piedra del destino

que hondamente negrea, 

sopor entre las voces.
Jóvenes siervos son.
Lares propicios a dioses.
O saepe mecum...
Aguza mis saetas, incansable,

entre espasmos, relámpagos,

un destino atronador.
No limaré salvo mis huesos,
testimonio mudo, del mineral de azabache,

entre calderos de estrella y estelas breves;
por gemas de verde jaspe.
Grosfo me guardará el latido,
este caballero proceloso,
ahuyenta, las zozobras,
en lentitud de los días,
combato, gallardamente aguerrido,
altivos rostros, sucio suelo, tocan.
Fuga sin escudo,
sacrificio del torbellino,
junto a mi laurel reposo

con mi diablo de flores converso,

de un tiempo que servil ya no yagaba.





Förüq el castellano

 

Primavera tu hoguera:



marzo 09, 2021



I

Tu solo espíritu

de alto cielo,

preside mi honrosa vida.

Feraz raíz insobornable

como dicha falaz incuestionable

devienes primavera.

En joviales muslos

y lozanas alegrías.

Levísima, poderosa, atónita,

en alas mi Golondrina.

Alzas que me sublevas

a beber de tu fuente inarrable.

Rayo celeste, vital,

frente la tierra, todo cánticos.

Crear tu azul gloria,

es soñarla, como sueña la orugüilla

volar en alas montadas.

Azul, verde, amarilla tu sonrisa,

seno turgente mío erizado

donde te guardo.



II

Me palpitas de rubor

a espada rompiendo,

esquelas y señales, sin esquemas

avanzo este humo de bolígrafo.

Mi árbol en piel saturas,

lentamente, como llueve sobre

noche de suelo mojado.

Cargado voy en verde savia,

pujante de tu hálito

fugaz, repentino, ingobernable,

como luz derretida,

y agua batiente.

Como piedra o calor esponjado.

Permite te escriba,

vomo se habla a la muerte,

para enamorarla.



III

Suspirante desliz estrellado,

aristas como filos un rubor

franqueza, de honorable sabor.

Embeberte, es de liminal

vértigo de espadas.

Atrevida, de hermosa, sensible azada,

sacas mis penas y alegría se erige,

de este tu muchacho desnudo,

que jura te amó

un día en penumbra

para así, por fín,

no perderte nunca.

Arena vívida de vergüenza

ausente, melodioso tu amor.

No aplaco, le custodio,

como mi vara de nardo

en lecho marino.



Förüq castellano Miguel Esteban


Memorias frías:

Usurpar vestal en llamas,

clarividente hechizo,

usufructo de solas corrientes,

como vertical latido

auge de todo lo que elucubró

llegar a ser más que desliz pasajero, temporal.

Como signo arcano,

revoloteando que ungido,

vestía pliegues y orillas,

de nácar y estela atemporal,

como higo del demonio

y mezcalito.

Era solo desquicia labrada

de un placer atónito,

en aras de trinchera,

y remembranzas todo lo que te quiero Musa.

Con topo, invención,

u fulgente espía.

Era solo gritar,

te necesito más que en tinta

y hojas papel infausto.

No creo sobrevivir al ocaso de mi error,

o quedar relegado a cruel olvido.

No se puede nadar en ojo remolino,

aún sea espira de vértice

y entraña desangelada.

Este remolino fluvial

que me absorbe y navega mis venas,

Oh mi turquesa,

en crisálida, de cristalina esencia,

planeo la noche,

vestida cual azur hermoso,

reincido, no deseo ser clavo sin martillo

en tu destino,

ni espina sin rosa malva,

como rosa sin cruz acaso es logia,

acequia sin agua ni arada tierra,

es el verso sin destino,

destinataria eres,

por ser armada mi soledad,

Como densas calzas un cruel devenir,

en grilletes condición

impuesta por sistema,

sabiendo quién soy,

simple y llano un hombre de bien,

que bailen su mentira médica,

diagnosticada por cinco días de insomnio,

que libre no es quien pide ayuda asustado,

le condenan vida entera,

a su negocio de remedios.



Förüq castellano Miguel Esteban

 

Rauda estela:

 

Surco de noche

ya se retira

sonando el día

y sus rosas heladas

de invierno,

iris matutino

clamado

en este fiel olivo,

surca mi sangre

entre verticales filos,

mi gris vencido del alba

serena, más desnuda

que la transparencia

que el azul afila.

Se clava este verde

militar de ciprés

como cuchillo enervado,

y su canto

en estos sigilos de chopo,

cargo mi revolver

naciente del verso

por un sol de plumas

cae fusilado el aliento,

algo que clavar

al firmamento

héroe del norte

de mi silencio.

Fantasmas

del imperio perdido

su bandera del tiempo

dormido.

Fúlgidos nervios

cabalgan los acres

de esta trinchera

donde mantengo alerta.

Jauría de sienes hendidas,

con fauces somnolientas

quise ser siempre

con esta mente,

profundicé el idioma

de la flor,

hablé con la tierra,

aún guarda mis abrojos

sembrados.

Entre brotes verdes,

impacientados,

aguardan el bravo

crepitar de la tormenta,

y sus besos azules.

Ahonda esta vida

silos del demonio,

simientes oscuras

de malas yerbas.

En este campo yermo

crece mi ilusión

que no me siembren

el dolor,

seré como la flor

soñaré con las piedras,

reiré con abejas,

jugaré con el viento

como la vida grita.

Ahora que la mañana

consume los suspiros

ahogados,

ahora que el cielo

luce sus corceles dorados.

Es por esta pizarra

que me habla el río

me habla qué más

que ser agua.

Deslices anudados

entre corajes florecientes.



II



Voluble cielo

cuidó tu rauda ala clara,

próvido planeta

de florido consuelo,

por su sol fúlgido lucido.

semejanza quiere contigo

corona el día por aspilleras suaves

las glorias que descifra tu nombre,

sublime en altura por quier

anublen desventura

por mesura,

encumbrarse la ya satisfecha

estela endógena no osaba,

realizada dispuesta

en manos y cruz de Apolo.

Amante lebrel

de sentenciar causa y retiro.

Aragua tribute el franco templo,

inimaginado,

con peñascos y mi arroyito,

alevoso corredor

robusta bizarría

entre furor de tus solos labios,

felonía de caverna umbría,

retiemblo atónito

sorteando fieras,

amansando mustia frente,

sacro fuego tu esplendor

contigua.

Entre tus cauces férreos amada,

quebraste tu saliva y mi lira,

¡Oh musa, tu encanto

no me retires,

Batida mi hada,

pastorcica de Castilla,

invencible de esta dicha.



III

¿Acaso dormiré la noche?

Se callarán los susurros nocturnos,

el blanco cielo ya no acostará plomizo,

su letargo de otoño aguarda,

taimada mía no marchites

mis leves hojas;

No todavía.

Ampara mi dorada yedra

escucha sus notas de savia verde,

abre y abrirán rizos

en acristaladas fuentes.

Allí el clarín entone

enamorando a la dama del lago,

serpeo mi suerte cuando me dictó verte,

común lache yo perezco

en brazos de mi lejanía nunca hallada,

a ti entrego mi labriego,

inquieto, escita de su linde quieto,

aplaca mi bajel de ala irascible,

relampaguea incesante

alta como la luz etérea,

perenne que yo estaré atento

para osar y no desprenderme;

perjura, retrocede, y avanza

alzándote por falaces bocas,

que desaconsejaron

y creíste amigos,

no poseo yo almendro

de almendras de oro,

pero todo se dará,

sin caer en el vulgo,

mi sed al menos procuro,

es la sangre cándida,

arremete, marca su cántaro rodado,

blando, una solitud escarchada,

a la que se desea tras todo estío,

lisonjero de tórridas llamas

secuaces del terreno.

Hoguera me tiendes la llama

sin rendir tu escuadra,

preso tiembla el morir noble.

Peinadas parras de la sombra,

tupida vida que acicalan

acariciando al rey Sol.



El Castellano

 

 

Catarsis:

 

marzo 05, 2021



Verdad

quién te encontrase,

tu idea eterna perdida

mi vía para cerrar los ojos

ausencia que revive la voz

iridiscente abismo de color

perder conocimiento

introspección del vacío

perpetuo de locura

ausencia llamada dicha

gozo del millón de caras

invenciones

deseos

inspiración del rayo de Sol

sueños en la realidad incendiada

seguridad tejida

a través del cielo

sueños del alma

donde cada sangre

grita su libertad

yo no estoy hablando

ni tú escuchando

puedo verte sin mirar

escucharte gritar

mi momento llegó

las promesas derritieron

quedó el sentir añil

de quien fui

sigo el final de los días del hombre

despierto para caminar al Sol

cargo en la espalda

mis pasados pensamientos perdidos

asedios de mente

blindados de quien quise ser

desierto embalse de recuerdos ahogados

sangrando el ruido del destino incierto

quedó ser yo mismo

el caos en esencia de sí mismo.

II
Orfanato de inspiración:

 

Recuerdos que llaman a un presente,

de zarzas de tu piel

con las que pincharse y enamorarse,

de besos en la espina del demonio

y nubes de calma dulce de ángel

sángrame las palabras bonitas

viento del sentimiento áspero florecido,

tersa de seda camino tu camino

despertando en tu templo de azúcar,

cabalgando tu incesante ilusión bebida,

hoy me encuentro clavo a clavo

con mi sueño que sembré en tu lengua,

escalo tus montañas

esperando encontrar el tesoro que arde,

que late en tu bosque de corazón,

escucho las voces de mi mundo torcido,

te encuentro las alas,

te alimento las mariposas,

hoy te quiebro el silencio

en el blanco cuarzo de esta distancia

que sintoniza que llora flores de niebla y humedad,

me crecen las cuerdas,

mis pozos se llenaron con tu saliva,

aquel invierno que te tuve en mis brazos,

esperanzas nos llaman a sembrar el nuevo año,

deshacer los siglos que nos juntaron,

quiero encadenar a la dificultad

en los grilletes del olvido,

hacer luz en cada oscuridad que tienta nuestra llama,

quiero desangrar estas rosas de sangre

y escribir el te amo a sangre y fuego,

acariciar tu pelo sentirlo entre mis dedos,

reinar tus pájaros y suspiros,

prender fuego a tu reino con mi cuerpo,

tenerte un poema en cada rama de viento,

tanto quisiera vida que solo te quiero a ti,

mi dulce sinfonía,

mi flor de cada caricia,

rocío de tu alma proscrita

lágrima que camina

en cada tambor de mi tierra

en cada arteria de mi voz que te encuentra,

mato el dolor con mi palabra de corazón

esta noche te canta mi pasión,

flor con flor semilla de tu amor,

agua de tu boca para vivir

quiero ser araña que te araña

esta noche invernada,

despertar nuestro sueño que reines luna mi cielo,

quiero beber de tu cuello,

derretirme en tus ojos de hielo,

mandar al cuerno todo intruso de nuestro desvelo,

abrigarte la noche fría

ser tu sol cada día,

renacer en cada semilla perdida

que nos brotó el aliento

en dos almas unidas en la eternidad del beso.



El Castellano y Leannán-Sidhe

 

Estameña flor:

marzo 02, 2021

 

Silbido de la sangre:



Claman verdades de la tierra

por nacer y resurgir

la quietud estameña,

sobre la misma tierra

el eterno ciclo de la vida,

como traje de la mujer soñada,

muerte en memoria hilando recuerdo vano.

Resurrección como caminillo de hormigas

por la soberbia de la simiente al albor

de sangre sin condición.

Yo soy por siempre

miel de infortunio desaconsejado.

Así como dura sonrisa y guiño besado.

Al azar de la existencia

efímera esencia del crepúsculo más sonrojado;

apellido y nombre que nada representa

como resplandor de la centella

vil chisporroteo sin sonar,

cargo el silencio y el infinito de mi verbo

a lomo de frialdad en escama

resopló en la montaña sin nombre

latido de mi húmeda lombriz azulada,

de mi tierra que jamás tuvo dueño

latido sin final

agua de manantial núbil destelleo,

va girando mi vida por enraizar

yo soy siempre

sendero de sierpecilla inútil,

con el manto de su desnudez violenta.

El eterno comienzo sin final

aullido del viento, arena en una gota de lluvia,

hoguera crepitando la tierra del volcán.

Río que acaba y resurge del mar,

ese soy yo siempre por despertar.



El Castellano y Leannán-Sídhe

14-1-2019

 

Resurgir:



Hoy las fuentes bullen

los ríos desbordan

las vidas dejan sus grises

de invierno y sonríen

al alba de la lluvia

que toda vida mece

sal al jardín ayer sembré mis ojos

esperando que la tierra fuese sangre

las raíces mi boca

y la planta mi cuerpo

para con longevidad imperial

llegado el momento

decir de este jardín yo no he muerto.



El Castellano y Leannán-Sídhe 14-1-2016

II

Sangre y muerte aplaco regio,

duramente como astro viril,

como amor estameño que canta a su veta amada,

en sístole de barretero,

abriendo surco nuevo en piquete,

trágica que ella así vino,

flor de metal desde el suelo,

amparo en destino reguero pulcro,

todo reguero que trueca su suerte;

por muertes de estaño fino,

enamorada dinamita que surca lecho,

un son que grita un baño de raudo fuego,

sin piedad de obrero,

ni réquiem apiadado por la tierra,

un raso enlutado de oscura piedra nacido,

concavidad de caseta y vals minero,

como sinfonía nocturna que abre yacimiento,

regreso y no entristeces,

estameña vida en cobre cubierta,

santa presencia

de altas colmenas,

y simientes que el tiempo avelan,

fontana tú, serena,

viniste al mundo

en la fundición de la primera Armonía,

sombra tú de planeta sin espejos,

turbiedad que no arrostra diamantes,

opacidad serena,

sola,

sola,

como sola nace nueva tierra,

gris fantasma

que velas tu brillo maleable,

rutilas cenizas metálicas

de todos los ayeres en cuerpo metálico, tangible,

sigiloso sembrado, tu vanal estallido,

a sacar de ti mina y provecho,

raíces pétreas,

tu sino de planta de humo,

copia sin espejo,

ni sombra acaso tu reflejo,

perpetua osadía

sembrada por el Cosmos.



El Castellano

Gloria oscura en auge:


Elevado trigal de mi oscuridad,

amapolas desangradas, río de sangre

por llegar,

de este confín

al inframundo.

Del pozo de Airón

va este celta carpetano,

Sigfrido en Alemania

nombrado.

Escudero del dragón Cuelebre.

Araña tejida en el ojo del lugar,

el cuerpo ama el frío caido,

deslumbrado, yerto de la pupila

con su telaraña montada,

en su palabra,

en cicatriz silente, doliente,

abrasada cual fuego leña abrasa.

Avanza mi trino comulgado,

vivo por la ley

de mi corazón invernado,

del suplicio,

al suspicaz verbo

por visualizar,

para su estampa domar,

en el cerro del lugar.

Por el templo de mi congelado habitar

gloria,

de este mundo cruel

jamás caigo destruido,

parco dulce tormento,

que mece de vuelta

al inicio del sentimiento,

jamás dicta su única verdad,

Luz es Luz

Madre de Oscuridad,

comienzo de todo.

Voy con mi caballo a cuestas,

turbado esquivo nacido,

cual linde deseado perdido.

Quiero encontrarte,

conocerte,

tornada quien tú eres,

en efecto y beldad,

amarte.

Ya te amo en verdad,

lleve donde me llevase el cante,

el umbrío, tibio,

parco hálito,

allá donde mi latido no cupiese,

te llevo en mi huerto

mi flor oscura,

en este invierno que el Sol

de amarillo la vida ungiese,

y la tierra en encina y esparto blandiese.

Gloria,

puedo empezar

sólo basta dibujar,

detrás de mis ojos

mi amada está,

llamada poesía a su entraña

de Gloria oscura,

vivaraz entraña retuerta.

Musa-araña dicte lo que es de ella.



El Castellano

 

Subrepticia:



Ese mi único secreto,

revelado entre celdas de leche

y rosas de sanatorio.

Su encuentro en estadía de larva,

o alma anclada en forma de éter,

forma concisa,

fuego en lágrimas mi sangre,

a dulce mordisco

te di de beber de mi índice.

Hoy, perfección intangible, onírica

del mundo propio del sueño,

belleza lejos de mundo conocido.

Fuente los cielos, candor de dragones,

rizados en todos los colores,

nube de evolución, granate profundo de ojos,

partida de sed sanguínea,

Ser perfecto, cómo llamarte,

que al volar, te dije

vuelve cuando quieras,

no voy a intentar capturarte.



Förüq castellano



II

Espiral de reposo:



Soliviando, viene bregando,

un azar tangible epicúreo,

adoctrinado al hervor de la verde cepa.

Raíces al templo del mañana,

vistas a lo que nunca dio causa

y siempre estuvo y está.

Inmiscuido como ascua besa

su final de ceniza.

Empíreo, cromado sentimiento

de conciencia filosa.

Quizá algún día vuelvas,

Subrepticia hermosa,

quizá más crecida

tras alimentarte de los cielos,

y su bruma del gris encorajinado

y su zinc y su plomo.

Puedes escuchar los sones.

Se afila el clamor

entre trompetas

de todos los ángeles.



Förüq castellano

 

III

Atisbo de nácar:



Noche de colores enervados

de rienda alzada como vetusta estela

coloreada por oscuridad sempiterna

que todo atisbo envuelve.

Es el son sanguíneo del sigilo

alzo, que dirijo sus resplandores

consecutivos, es un latido de tierra,

repicar de los fusiles,

y sus hocicos al horizonte cantando

un inmiscuir de la brea

y su pólvora encendida.

El dormitar de faroles

y su réplica de luz intransigente

vuelve al pozo sin poso,

es mi sola alegría descorchada,

entre la caricia de mi guardia.

Mi cielo en repiqueteo de colores

que difuminan la densa oscuridad

de la noche.



Förüq castellano


Sigilo de solitud:

Por el tercer orden de las cosas,

avanzo mi solitud extensa

el infierno de la araña custodia,

el destello nacido de la tiniebla

susurro en eco de cicutas sangrantes

es el estambre de la flor llamada muerte,

un sueño eternal

en las lindes del descampado

que atraviesan las almas

al transmigrar,

eterno hálito inmemorial,

un telar entre escarchas azules,

y vides de lúgubre ambrosía

cantada por Dante,

y el grajo negro de Apolo,

surca los párpados yertos,

descubramos hálitos flamígeros

en sinfonía yerma de corazones espinados,

y zarzas en umbral sigiloso.

Puertas al reino de los condenados,

suenan los sones, suenan los clamores

de brea y tinta exaltados,

era una noche lúgubre,

las pestañas no bailaban en los ojos fríos.

Era una neblina cegadora

que abría un fuego tras la oscuridad,

unos ángeles blindados

tras la puerta helada un enero,

unidades de la creación,

vida hermosa,

sueño hermoso

reflecta maravilla,

mundo negro en el que me encontré.

Hijos de la tormenta en la noche oscura,

a ti noche oscura canto.

A ti noche oscura te escribo.

¿Por qué no me das el sueño que tanto ansío?

Paso noches enteras de insomnio escribiendo poemas hasta

enloquecer, llevo ya cinco días sin dormir y veo que se van

mermando mis facultades mentales y escribo frases sin sentido,

garabatos en hojas de papel.

Me asomo a la ventana y contemplo las sombras de la noche como fantasmas,

deambulando sin rumbo.

Mientras apuro la botella esperando matar esos fantasmas de

mi cabeza que suenan como delirios con sus voces.

Me estoy volviendo loco.

Solo veo sombras y figuras que se dibujan en tu oscuridad como

demonios.

Sólo los gatos y lechuzas salen a cazar como los murciélagos.

A ti noche lúgubre y oscura te escribo que bajo tu protección de tu oscuridad

ven salir los ladrones y asesinos a hacer sus acometidos

de muerte y delito de acero y sangre.

A ti noche lúgubre y oscura te escribo.

Tú que no entiendes de genocidios ni de muerte ni de fosas

comunes selladas con cal y tierra ni de fusilamientos.

Tú solo ciegas la luz del sol y solo el fuego y los fusiles iluminan

tu oscuridad.



EL CASTELLANO



Soliviando, viene bregando,

un azar tangible epicúreo,

adoctrinado al hervor de la verde cepa.

Raíces al templo del mañana,

vistas a lo que nunca dio causa

y siempre estuvo y está.

Inmiscuido como ascua besa

su final de ceniza.

Empíreo, cromado sentimiento

de conciencia filosa.

Quizá algún día vuelvas,

Subrepticia hermosa,

quizá más crecida

tras alimentarte de los cielos,

y su bruma del gris encorajinado

y su zinc y su plomo.

Puedes escuchar los sones.

Se afila el clamor

entre trompetas

de todos los ángeles.



Förüq castellano


Preludio de la certera posesión:



Mi alma anclada en gozo,

de que tú seas su ilusión verdadera,

quimera de piel y amable entrega,

soy tuyo hasta el tiempo

que me verá desvanecer a tu lado

naufragando mi barco,

hoy te visto de amaranto,

perfumada de rosa esquiva tu mirada,

para encender mi candil y su verso,

a ti estoy sujeto como el inicio del tiempo,

que jamás me verá desvanecer de tu puerto,

hoy avanzas mi canto,

para pintar de tu color su verso,

que ya no se retuerce ni retorcerá

muerto el beso,

queda servirte mi flor de hueso,

despierto

despierto mi reino vuelto el nuestro,

resumiendo el latido por ti confeso,

para resplandecer,

y que viva siempre nuestra luciérnaga de amor,

iluminando el abismo y su garra,

para ser yo quien te ama

mi Leana.

Quien te vistió el cielo

de todas las flores mi amada.



El Castellano y Leannán-Sídhe


Yo soy siempre:



Todo queda bajo el esfumino de mi grillo,

colgando pensamientos en tejados,

al compás de una cigarra,

piel con piel flor con flor

elevado resquicio de tu amor,

sueños atrás volaba mi alma ingrata,

nervios posibles y su cama,

sí soy yo sí eres tú,

qué pasa ahora,

instante de cerrar mis ojos,

por comenzar la historia de mi vida,

y sus siglos de dura existencia carcomida

al disparo de la ilusión y su mentira

donde los demonios llaman y me quieren,

deslizada la tela de araña

mi vida es lo que me queda,

soy Dios de mí mismo ahora,

el demonio me cuelga la espera

mitad luz mitad sombra es mi ahora,

mantenme lejos del nunca,

yo soy por siempre,

ojos renegados de este humor vivo,

gatos maullando a la luna en el tejado,

imposibles galanes,

cuando yo me caso con lobaluna de antaño,

animal feroz corre por mis carnes,

solitario ángel armado para el enemigo,

este es mi sino,

tejos crepitando su savia en albor

asidos a su quietud imperfecta

que el tiempo no determina final,

vida trenzada en albor siniestro mi ida

soy weche, soy fuerza, por y para siempre,

el verso me teje,

tinta mi sangre, pluma mi garra,

por acampar la estrella y su cama

hoy por qué no mantenme fuera de la mentira del fin del universo,

porque yo soy mi universo particular,

humor desdoblado asesino del tiempo,

mi mano acabando con el aliento imperfecto,

soy el imán de hombre que te atrae a mí de nuevo,

soy la ecuación perfecta que asesina tu velo,

toda mi realidad se construye de mi mano,

para acabar elevando al tercer cielo y noveno abismo mi canto

entonado en cal y arena como caracola de mar serena,

es tiempo hoy de morir por las ilusiones fugaces prometidas

y su tela aterciopelada, vestida de nácar,

hoy es finl de mi espera,

es el comienzo de mi poder,

mírame estoy rasguñando mi piel a placer,

está quedando solo mi sangre vestida de hiel,

hoy como ayer a tu lado estaré para asesinar la quietud

y su asolada desilusión,

hoy por ti mañana será nuestro eterno comienzo,

para extender nuestras alas al cielo,

todo comienzo exhala su final de su mano izquierda,

elevado amor que me cae por el párpado,

y en mi vena que aguardo para estallar amor al viento

este amor que por ti siento.

tornada mi sangre la verdad de mi aliento,

en difusión magnánima del sentimiento preso,

muerta mi araña

mi corazón es lo que queda.



El Castellano



Blándeme en mitad del campo,

sólo allí que la encina enraíce mi carne,

el hinojo lata al son el tambor de sus flores,

la carrasca grite verdades del monte,

vereda quieta, enarbolada,

soledad disparada sin descanso,

sólo allí reinará mi alma,

en letras escritas en las hojas de vida,

las lindes teñirán de rojo y negro,

de tinta y sangre el resurgir del añil

aliento dibujado de toda vida en color,

del albor a la muerte en flor

se alzará mi latido con su amor.



El Castellano y Leannán-Sídhe



Hálito silente

yo creo en ella

porque su piel demuestra

que los sueños se cumplen.

Volamos juntos al viento

como molinillo diente de león.

Hoy la vereda canta nuestra canción

dos corazones en un mismo latido unidos al unísono

Su carita que llama a la mía

de su cuerpo es mi caricia

por ella el piropo jamás escrito

solo desvelado en su oído

Sólo al viento le pido viento bonito

mantenme en su destino.

Que de lo vivido muerdo su corazón.

Del ababol a la verde espiga.



El Castellano y Leannán-Sídhe

 

Final con comienzo:



Retina escarlata,

su ojo de niebla

y bruma que avanza

donde corta mi flor de luz

el sendero,

esposa del Sol al mirar

lumbre quieta, retina abierta

muerte final con comienzo

en alabado fin de existir

y quebrar el tiempo

conquistando el terreno.

Sangrando raíces que gritan,

aullando hojas al viento,

pintando su dispersión eterna

como sustento y cobijo

de toda vida

mecido del insecto al mamífero

desde el helecho

al alto árbol

hoy canto para ti

vida vegetal.

Mi caricia te sembrará

una y mil vidas más.



El Castellano y Leannán-Sídhe

 

 

 

 

Flor de tierra:

 

 

 

Fuego en el agua de su mirada

de los vientos auspiciada,

la ceniza consumía su carne

ardía sin mesura su compostura

naufragó valles y sus caricias

su bandera fue de su vena acequia

molinillos fugaces sus pestañas

de él se enamoraban las hadas

de ella la primavera entera

con cabellos del rayo de Sol nacidos

ojos de tierra sin lugar era bella

clamaba su voz la cima de la montaña

descendió abismos

para anclar su esencia en la belleza

que late y envuelve su huella

conquistada en miel

su ambrosía

gemía la caricia

para brotar altares de hueso

y murciélagos de sangre

lloraba piedras en sabiduría prendidas

la bondad alzaba en servicial entrega

su fuerza era de su amor hoguera

él lloraba flores para ella su amada

su verbo a veces tornaba carmín

en pétalos de silvestres rosas desangradas

su voz germinaba la tierra a su paso

el amor a la tierra no le detuvo

ni sostuvo en fracaso,

encontró con ella el amor

que le fue negado llorando espinas

y si sus abrojos nacieron no fue

más que para rajar el viento

difuminando el tiempo en estaca

de eternidad con fuente y manantial

anclado gozo en armonía

bailando de la mano y naciendo del alba

jamás capturada

pupila enfrentada

que mecía

que gritaba.



El Castellano y Leannán-Sídhe



 

Quimera quieta:

 

Umbrío, tibio,

al resguardo de voz habitada

serena, llena de luz

en este linde

donde corta mi sendero

y florece mi sombrero

al viento

ojos llenos de paz,

sendero atravesado

en árboles de sosiego

encontrados

en hálito congelado,

lumbre quieta se dibuja,

espino amarillo que clavas al guiño,

calor de mi calor,

cauce de mi sangre displicente

desde la montaña al valle

luce mi traje

para encontrarte

vestida de Sol y caléndula,

resplandor dorado

al trasluz de tu amor,

granate mi sed de tu cuello

al destape

mi río de calma y arrojo

en réquiem por la rajada tierra

en albor de la centella

colmando su belleza

donde mi carcoma quieta

mira y avanza

sintiéndose en armonía plena,

yo fumándome un cigarro

en la piedra de tu belleza,

quién te alzara voz

entre los campos en flor,

fuego de tu fuego sin mas razón,

ciprés que clama protección

para sus muertos que vela

tejo morador de siglos y cobijo,

ababol de versos de piel y abrojos,

desde la verde espiga

a la mora sin espina

y su zarza esquiva

hoy te veo como eres

y perdona

me apasiona

ser guerrero de nuestra luz

donde avanza mi quimera

y mi pasión poseerte entera.



El Castellano y Leannán-Sídhe


Tierra en el viento:

 

Quieto silencio investido

doblado en el filo de la hoja

ese umbral que corta mi calma

avanza en un sentido

rápido, veloz el resguardo de tu

amada voz

encontrada cercana

donde estática enhebra la silente parca

fluye de un confín a otro confín

yendo mi barca atravesando el brillo

al compás del sí bemol mi traslúcido pío

y su suplicio en la carcoma

que recorre mi horizonte

infinito pintado en el borde de la ola

en la espiral de la araña y su tela

la flor de difunto abre su luz

al resplandor del cielo

que cae emplomado

Se corta mi alma para aullar

en la centella

quemándose en su hoguera

hoy el viento lleva nuestro nombre

mi árbol será sentido

en cada flor de niebla

la bruma su color gris dejará

en este jardín de mundo viví,

para sembrar mi aliento

que cayó como tierra en el viento.



El Castellano y Leannán-Sídhe



 

Silbido de la centella:

 

Claman verdades de la tierra

por nacer y resurgir

el eterno ciclo de la vida, muerte

y resurrección de la simiente al albor

de sangre sin condición

yo soy por siempre

Así como dura sonrisa y guiño

al azar de la existencia

efímera esencia

apellido y nombre que nada representa

como resplandor de la centella

cargo el silencio y el infinito de mi verbo

resopló en la montaña sin nombre

de mi tierra que jamás tuvo dueño

latido sin final

agua de manantial

va girando mi vida por enraízar

yo soy siempre

el eterno comienzo sin final

aullido del viento

hoguera crepitando la tierra del volcán

Río que acaba y resurge, del mar,

ese soy yo, por despertar.



Resurgir

Hoy las fuentes bullen

los ríos desbordan

las vidas dejan sus grises

de invierno y sonríen

al alba de la lluvia

que toda vida mece

sal al jardín ayer sembré mis ojos

esperando que la tierra fuese sangre

las raíces mi boca

y la planta mi cuerpo

para con longevidad imperial

llegado el momento

decir de este jardín yo no he muerto.



El Castellano y Leannán-Sídhe


FULGENTE FUENTE:



Te busqué detrás de la estrella

más brillante del azul eterno,

En el suspiro de amor

que corre y descansa.

entre la inmensidad

de un parpadeo.

Entre la obscuridad que alcanzó

a ver la belleza que te envuelve,

adentrándome dentro

para reposar siendo

una sombra más,

y te encontré en mi sueño

más cálido, en el cielo encerrado

que liberé, en la noche

que la luna baña tu cuerpo,

y en la noche que mi amor

corrió por tu cuerpo,

y te amé aunque fuese un día

en la penumbra

para así no olvidarte nunca.

Manantial fulgente de inspiración

es tu mirada tierna sin compasión.

matices de esmeraldas tu

pupila enfrentada con mi pupila.

La golondrinera el aroma de tu piel

frágil y esquiva,

con sus cipreses y tejos

el color de tus cabellos,

con sus amapolas amarillas la actualidad

de tu color de pelo Lhiannan Shee.

que corre, que escapa y vuelve

el cosquilleo,

tu boca con mi boca bebiendo

del mismo agua y manantial del deseo.
tu piel con mi piel avanzando
el fuego del sentimiento.


PRECIPITACIÓN DE MIS OJOS:
 

 

Ojos trazados para todo lo que tú ves

negados a mirar, del laberinto ausentes

prohibidos, coartados de la mirada detrás suya

no soy yo, no eres tú

después del hecho despierto

perpendicular a todo rostro que amanece

y arrasa mi ser en estupor

en silencios por conquistar de perdidas mentes

incapaces de reconocerse, de adaptar su momento

y residencia mental a lo perfecto brillando cobijado

qué paso con lo que soñé y el segundo cambió

aguardé congelado en el seno de la luz y alma

sobre todo, lo que vino, y vendrá,

hablo con la piedra del mirar

no hay rosas sin espinas,

ni rosa sin cruz por florecer

en todo ser humano,

como la flor quiere la abeja

la logia me quiere despierto

informe forma de vivir siempre

conociendo que ya estoy muerto

sin sentido morir de nuevo

volver, ilusiones, esperanzas,

pasado de un mundo hecho

me siento vivo respiro mi aliento

estoy vivo muerto para la sociedad que jamás me verá

siguiendo sus superficialidades que tienen de verdades

todo cambio redención,

de toda elegía del ser

fuerza que me mantiene quemando mares

de gentes asumidas en superficies planas

de falsedades hipócritas de reconocerse

mundo mío del acero, días para los días

de la creencia de que puedo exprimir la perfección

que mi cuerpo guarda

así en inspiración no duerma ni esté cansado

seguro en el arraso de la soledad

un día tengo su medicina

para volverlo sueño del acto plasmado y realizado

puedo escapar por mis ojos

tráeme tu mano te alcanzo una estrella

sonido dirigido a mi

consecuencias del grito sobrevivido

todas las cosas que creo pasan ahora

y pueden cambiar

bebiendo paz y fumando destellos pensados

desde que vine a vivir,

claro me ves de existencia

amando al Sol

dame tiempo seré llama sufriéndote

por tu típica existencia impulsiva de tus deseos

enormes imperios me quieren inmersos

en sus planas filosofías y creencias de sentidos inertes

escapo con el sueño

soy el sentido del sin miedo

calor helado del cielo,

fulgentemente ostentado

en tu caricia del sin nombre rayo de sol

lágrima de lluvia cae de nuevo

prende el suelo en vida

bebiendo todo lo que has sufrido sin sentido

forma de los ángeles buscando la felicidad

de los dioses que cobijamos dentro

ese dentro es ausencia del tiempo inventado

planos de existencia de lo más simple a lo más bello.

Te acecho desde que vengo.



El Castellano a 10-03-2015

 

Surco fantasmal:

Te vi detrás de la estrella más brillante

del azul nocturno eterno.

En el suspiro de amor que corre y descansa

entre la inmensidad de un parpadeo.

Entre la oscuridad que alcanzó a ver

la belleza que envuelve tus piernas.

Adentrándome para reposar contigo,

siendo una sombra más,

pero especial para ti.

Te encontré en mi sueño más cálido,

en el cielo encerrado que liberé.

En la noche que la luna baña tu cuerpo,

y en la noche que mi amor corrió por tus senos.

Y te amé, aunque fuese un día en la penumbra,

para así, por fin, no olvidarte nunca.

Es solo la vida en mis ojos donde un día

se mide por las veces que te imagino a mi compañía.

y una noche la vida de mi corazón sin sueños.

No importa que no te tenga,

no importa que no te vea, porque te siento,

y te siento más allá de donde acaba el firmamento,

en todo lo bello, en mi nostalgia y en mi recuerdo.

Donde me di cuenta que el sentimiento descansa,

no muere, como la flor sale en primavera.

No importa que no te tenga.

Porque después del invierno volverás a florecer,

te ame y a mi pesar y a mi conciencia te liberé,

pero con el saber que si vuelves será para quedarte.

Porque te amo a pesar de tus humores y tus huidas

porque a mí, no me engañas, yo soy para ti,

y muero si no me cuidas. Porque te entregué mi corazón,

por lo que somos y por lo que seremos, nos queremos.

No vivo viendo tierra vivo para sembrar en ella,

y tu amor prefiero sembrarlo a diario,

la luna de guía marcando a tu presencia cada poema y cada letra.

 

El castellano

El observador:

 

A esa flor que es flor en mitad de invierno,

parte de raíz profunda guardando, enterrando lamentos,

de nube densa emplomada,

en floración perpetua

abriendo a un ocaso desde el alba,

afán superior en fresco oscuro, umbrío patio,

un cielo tangible en vals terreno,

todo llevado por una primavera ficticia,

en profanado silencioso, vano vilano,

un cruelo alzado,

la pluma escurre sigilosa,

como mariposa nocturna,

blanca grisácea como agitar

de un ala cansada,

mi zorzal es único

y no espera en precaución al milano señor.

Ninguna rosa ha engañado

la perfidia de suelo terreno,

trampa esquiva del bermellón en pétalo

de rosa humilde canina,

silvestres aguas de gancho azul,

andar mío amargo por su vereda enajenada,

corazón de ceniza inmiscuido,

arriar mi harapo de sentimiento,

no tengo sombra,

ni me hace falta,

acaso fue bastante.

Rasgar anhelos

y vicisitudes atadas a ilusiones.

Una flor descendió de los cielos castellanos,

fé escurridiza,

sobriedad bajo sol humilde de marzo,

desdén altivo

como hundir la esperanza en una parca sonrisa,

girón de viento o paso definitivo,

temor recio de observar a los dioses

tras aparente muerte.

 

 

El Castellano a 09-03-2019

SANGRE BEBIDA, INVOCACIÓN:

 
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Alto, solo quiero pasajera, tu tristeza,
sólo como costumbre cómoda,

busto tuyo de cuello en columna,

invocación de las hayas,

y tu vientre,

calma furtiva de Sol dormido,

viva raíz para un Sol renacido,

raíz nuestra entre tierras donde muslos habitan,

troncos como soledades en hojas,

bailando suspiros,

y gemidos de un viento,

ya no cobija el sentir gusanos,

solamente, tus caracoles de labios,

como hierba húmeda,

bajo tus frondas y faldas,

de nítido follaje.

Ojos atisban ensoñados,

hacen ríos y orillas

de azules caléndulas.

Escarnio de tus labios violetas,

numen y montículo,

mi sed de hoguera,

oh, piedra solar,

de muerte embebida,

dardo amoroso,

mi temblor de valles,

abriendo tu vestigio abisal,

como gruta insoslayable,

tu cielo encerrado,

mentir un reguero de números,

y brindar con el enemigo,

ay, clamor de herida estéril,

vive como el río nace,

y azulados brillos despuntan,

alba y ocaso,

flores, guijarros, gemas, y pétalos,

hojas en llamas,

crepitan que junto a mí existes.

 

 

 

 

Förüq castellano Miguel Esteban a 2021


II 

11-12-2023
Aposentado, en dulce ribazo
cargo mi infinito
esperando mi disparo argento
cargo mi verso,
su olvido en vena
es el blanco
sobre ella
la divina inexorable,
mujer de sigilos cual ecos,
de azur vestido
entre mieles
y un almíbar un recuerdo voraz
luceros claman entre la noche
una caricia entre labios
y gatos fugaces
entre tejados colindantes,
un zarpazo exclamé
silencio coagulaba ya mi paso,
desdén de pocos
o algunos semi-hombres,
somos los senderos la noche,
sus sombras vestigiosas
el punto y la coma
el destino me arde ahora.



III
Colgado de un cable de telégrafo,
danzaba el alarido despierto,
una hora afilada,
sobre calmo sigilo,
de redundancia abisal,
fase y etapa mi sueño despierto,
miré donde todo crecía,
me golpeó en la nariz
una desquicia incuestionable,
era hora de sembrar diablos de flores
y podar los hinojos solares;
quise traer algo peculiar
sobre mi hoja danzara la cábala,
y los símbolos iluminaran,
apetito de razón anquilosada,
una marcha al averno,
y Mundo de mamarrachos
sin ella no se pinta todo azabache,
traigo la antorcha mi Dana
mi Dama,
sobre un laurel
escribo laureado,
dentro el viento me trajo,
acabaré con el mundo de abrojos,
si la Parca
no te trae a mis ojos de nuevo,
habrán de perdonarme
miedos, y corajes valientes
que si vuelvo a nacer
a ella mi alma
le beso el amanecer.
Y a su gemido acaeceré.


Förüq y Leannán-Sídhe

 

 

 

MISIÓN:

 



 Justo la Tierra,
mi trabajo,
una honra lustros no abarcan,
la jornada,
la travesía dentro mi tierra,
las respuestas ocultas
a herradores,
herrumbres,
y oradores,
mi batalla no acaba,
algo través la senda,
mi dama oculta entre la grama,
no hay comienzo sin final,
no hay destino sin rayo, relámpago,
caras del prisma,
ver, vencer y morir,
felicidad que carga
a mis espaldas
muros de falacias,
falsas ideosincrasias,
númenes como tormentos,
alistados
a servir gozo,
sin victoria
ni alas un amor tangible,
real, atónito,
inseparable,
incuestionable,
Señora Hada me cubres
estaca de imposible,
yodoformo cual injuria un mundo
sin beneficio no entiende,
el paraíso mi mente,
no hay celdas, ni barrotes de cal y sosiego,
la paz no se inventó de no hacer nada,
vine de las lumbres de abajo,
donde todo sonaba igual,
cerca mi constelación,
desnacer ocurriera,
mi lucero me atraviesa,
es hoy día su divina concepción yo soy,
oh Lvgvs,
Mercurio te vuelvo a sembrar mi Rito,
a la Vanguardia avanzo
día consumado,
resoplo agravios y señales,
navíos y huracanes,
es mi camino,
dispuesto
uno,
alienta en dos,
avanza y vence
el tridente.
Eres sangre fluyente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

TOMO II   SIMIENTE SOLAR

 

SIMIENTE SOLAR

 

 

 

 

 

 

 

AUTOR:

MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA

LUGAR: Cabanillas del Campo GUADALAJARA España



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CANTOS DE TIERRA

 

 

 

 

 

Un dibujo de una persona

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Imagen que contiene abrir, azul, tabla, sostener

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Planta con flores moradas

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Puente de madera

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Un campo de pasto seco

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Cantos de tierra:

I
Solitario bogo,
aterido soplo de la montaña,
pastor de tus astros,
torres de nidos de tu saliva,
perfilada tu sombra me acompasa,
mi sayal remiendo
entre sedas
de moreras de ensueño,
olvidos me trepan por enredaderas,
tarde en la tarde mi esperanza vive,
si soñase volaría a tu vera.
Sol este de oro
ciñe mi álamo negro
y su esmeralda araña,
cumbre te nombra
en la saeta mi oscura golondrina azabache,
traerte conmigo siempre
eternidad risueña, melosa
sangre de mis dioses.
Señora tú de silencios
y sepulcrales vértigos,
no amansa mi fosa
la dulce azada de metal soporífera,
carne y cuerpo
mi rigidez de pluma,
lírico trasnochar.
Claro cristal entre paisajes,
ceniza de recuerdo
es ella, recuerda,
aire desnudo fama de estrella
inviolada,
mi musa bella,
un azar flamígero
que no pido ni alumbro,
no espera
ni las aguas de tiempo inmenso,
jamás complacen.
ay día, rosario terco,
deja ya la gloria,
grandeza en amor
se llamó belleza,
lastimada mi carne desvelada.
Gusano soy
que hila su capullo,
tejiendo desde sentir interior,
mi vida en serenatas blancas
levantaré,
su fronda,
inabarcable vergel primoroso,
cuenta mi linaje
alas ignoradas de mi pecho.
no podrán tapar en vida
mi silencio que aflora.


El castellano
II

Terca mi sangre,
tiempo del frío río
inmenso, todo dado en espinas
su rivera,
por ciega neblina bajo
con tabaco precoz,
pienso,
todo he soñado
para el letal lecho del olvido.
Mi temor sorprendido
alega que no existe;
vida o belleza,
ala o metal cansado,
gloria de grandeza, ¿Dónde?
mi tabaco de neblina
ahonda, penetra y surca
la esmaltada silueta de tu figura,
por mi caricia ruda
y el agua afligida,
admirarte yo cual fugaz garuma,
anisado vive el cielo,
nuestra blanca estrella
mineral candente
refulge su luz desnuda,
por vespertino son
de todo lo que tiembla
como abanico de mi pluma.


El castellano
III

El principio estaba en la colina.
Un hecho,
claridad de brea encendida,
o, transparencia de pez de cristal.
Timón enfurecido
que tormenta iracunda tizna,
cuervo en el alma
mi ser alzo, prendo,
mi idea luce
cual hollín de azabache tuviera,
gragea mi voz un crascitar
de mi señor Baco,
persona de garabato nombro a sombra latiente,
acaso opacidad de materia cuidase,
sacrificador mi tiento.
Soneteada su parda sepultura.
falte mi ley, sonará la albilla.
Diablo aguador mi buen luciente;
cordobán, recuerdo de soleta,
no me faltará maceta,
parnaso que le cae asaetado,
cisnes negros,
de apolo,
cuidados como vellón descendía su grajo.
Musario monte yo he sembrado.
yo, pensamiento y porfía guardo,
me los retiemble
el sol lucido,
ninguno estribe
mi mesura,
señora, valerme quiera,
ni peligroso
el tiempo bárbaro se me pareciera.


Förüq
IV

Insondable, la luz
de tu impalpable seña,
guiño áureo al latido,
insubordinado, labrado
en madero de este hierro,
ya dejó de ser infamia tornasola
en ascua de piel borrosa.
Ensueño alado te alzo
mi musa en estridencia recta,
develada, reveladora senda
dictas que afliges voluptuosa
cuan cerilla arrostra mi alma,
rebulle tu sueño alado
de golondrina azabache,
no perturba mi paso
tu luminoso azar encorajinado,
en sones del capataz del brillo primero.
Arde no se colma mi vaso,
al cantoral
fraguo férreo lazo,
indivisible alianza, comunión
de ambos argentos astros,
como entrelazan alba y ocaso,
pura seda mi correr
de atleta precipitado,
arrostró
mi piedra espectral,
tu brisa ya nunca más fría.
alumbró mi sien
el fractal de frágil leño.
Y desveló que todo es y fue
más que un sueño.
enmudecida siembra tu garganta
lamo la tierra boca a tramo,
tu raíz salvaje me toca,
como verde planta a tu corazón invoca,
silvestre y musical nuestra rosa azul canta,
henchido de tu voz voy
mi doncella escarlata.


El castellano
V

Oración a la misa del alba,
revuela una golondrina,
esquiva los ramajes
amenizados del fresno,
abre monótona brisa
una caricia de tierra
por el misario cerro,
carrascas afilan allí
sus flores de piedra
para dar sus bellotas,
ya escondida la luna de seda,
aumenta un zorzal su trino,
sube entre rayos de sol
la espuma de un desnudo álamo,
a su raíz un precoz mamón
sonríe al iris de nueva luz,
un grillo chirría su nota
en melancolía por nuevo cierzo,
la encina secular
no pierde atisbo de rigor
en follaje,
como nervudo verde
que no llora,
la retama grita al esparto
que su amarillo impera,
plegaria entre verdades del monte
un nuevo esplendor
canta la paz sepulcral del campo,
como luminaria entre río reverdecido
en tapiz de terruño arado,
aria dolida en arrebol
de sollozo verde,
lento abre su retoño la tierra.
Entre vid de nueva espera.


El castellano

VI
Quiero mantener
mi suerte segura,
como hondas imágenes
en frío lacustre.
Agua de labriego sordo.
eco en árbol de sigiloso azar.
Hombre al menos
en terrazgo seguro
al pie de bandoneón,
clavando cigarra
a su escarcha afligida,
manos trabajen
la melodía
a tu voz morena.
primor en viento
de mi sepulcral prestancia,
tierra o ceniza
eternal mármol turbado
de vida atada a tu vida
y perseverante esencia.
árbol de luz y acento,
revuelo a tu son
el mundo no trasplante.
Dulces sueños
sones flamígeros te aguarden
en su seno.
suelo en miel
de nota obscura,
guerra, oh gran momento,
rizar mis ascuas al viento,
hoja que tu filial enmarca,
verdecido mamón yesca,
invadido por substancia
de tu irisada voz en letra fraguada.
Resonancia de altivos lares,
fecundos...
Llevo verdecida mi sangre,
asaltando el trigo mis ojos,
palabra con sonido
eterna herida
Resuena que sigo en ti
como aromo de flor
y curva pitanza corva,
redimido a la abeja
el avispero ya no zigzaguea,
abre cariño tu senda,
nácar dispuesto y frágil
al candor de mi cóncava vena.
Para cosechar mi pena, mi cruz
y mi condena.

El castellano

 VII


Llaneza mi pulcra eternidad,
violácea en mi cabeza,

río era mi ardimiento de espíritu,

en cantos diáfano;
sin voz ni hálito mortal,

estancia mece y alza

sobre estas olas de mar en tierra

y perdurable simiente.

Suelo alzado del vano milano,

sangre que hiendes mis latidos férreos,

agreste consonancia de lares

y esponjados lacustres,

como rito de cristales prendido,

de ababol mi prestancia

y la llama mi hoguera eterna,

mi labriego no más ciego ni sordo,

mis manos trabajen la tersa melodía,

ungido surco de espiga y barrizal,

canto por tierra darte nombre,

que mi filial escancias,

amor, de viento obscuro y guiño como secuencia

primordial, tu sed no escapo, ni la verde parra

gime a tu prado su sombra,

amante vuelvo sin barba, sin vergüenza,

de llanto repaso, 

la sola luna en ascua

y su seda de luz morena,

oh, playa y su rivera,

cuántos helechos visten mi trazo,

de una patria sin cabalgar,

cuánta palabra mísera y con sonido,

ser hombre en rebeldía terrena,

alzando flores de difunto,

y lumbres aeternas,

mi morir de ángel ni pronuncio,

conmovido cruje mi esqueleto,

alma de llaga henchida,

acaso otro sueño valía,

tempo y flecha de ágil luna,

vine sin niebla por todo lo que quería.

Destierro cuándo,

como mi jacinto, a tu lado me blando.

 

 

El Castellano a 28-10-2022

 

 

 

VIII

 

Cristal de aire:

Acreciento, voy menguando,
la diosa estela naciendo,
al paso ferviente de tu sola voz,
como un caracol,
en agua destilada, candente
acrisolado esplendor,
cristal de gotas sólidas,
y mi verbo fulge valiente,
cadena sin mi nombre,
otro borbotón sangre fluyente,
que crascita, entona
viví, amé morí y te deseé,
un yo te desvestí
y lamí tu caracola de letra
despacio y rápido
a mi helor
embebí tu éter expansivo,
un cristal que sublima en aire,
amor de zarza a espina,
caracola resistente,
mi pequeña ángel
hiriente , vespertina a fragor
ojos boscajes, tus notas infernales,
cual buque emergiendo
sin océano solo tierra
inextricable para osarte,
d' este abismo llamado verbo,
me visto de capataz tu aliento,
coagula mi aire
noventa y nueve porciones tu nácar por mí
creado,
en novecientas ascuas,
tu vapor y el mío de estrella
que flagran tu sendero de luz,
enamorado tu piel ensoñada atisbo,
cuál no dio fuelle a tus alas,
cuál no te hizo de mi placer herramienta,
mi amada voz,
acompañante
hacen nueve formas,
nueve pilares de Averno,
nueve cerrojillos de hielo,
mi condena y solución para poder conocer
lo que amo, amé y siempre amaré,
en novecientas nueve hojas
que encierra
tu corazón en mi agua´
siniestro caracol
con mi desvelo en hoz.
Inocente no soy,
ni ángel,
ni vendido,
ni por éxito mendigo,
el que no me acepte es su problema,
yo sé quién soy.
Miles dei lumen,
Förüq Miles dei lumen versus littera fagro methafora creavi blandus laetitia exspectare sed ardit.
Guerrero de luz,
en verso arde,
ardiendo metáfora,
crea caricia,
expectante de la sed que arde,
novecientas noventa y nueve hojas
esconden tu asido ramillete
que esconde tu cristal de viento,
hoy es por mí
que empecino
que soy culpable
de alzar mi cenit
en cúspide inefable,
de esencia que no llora,
dicta, que sólo es tu voz .
Pureza en vena dispuesta.
Una asonancia predilecta,
pude servir,
me quedé en tu frazada
del juego
que como todo juego
sólo abre
sólo despliega la opción.
a perder venciendo,
tu voz sólo eso,
musaraña cristalina,
de nácar y espejo quebrado
con mi cruz a lomos avanzo.


El Castellano

 

IX

TINTA

Transito de la perenne espina,

a la fugaz rosa, y su fantasma azul,
gloria su grandeza dónde;
clavado en la mirada,
labré los aires vino mi verso
como este amor rugió,
y se engendró dentro,

del mundo ignorado, atento.
Cárcel de imagen,
metáfora tal vez,
escudriñar ofrenda pudiese,
cual amparo d` esta rienda,
mi sangre sedienta clama
en el supremo canto,
su garganta, lengua de flor,

y eco de luna semper,
las mentiras sentidas no eran erróneas,
el pobre arte, valorado fue,
duende arcano, que siempre apremia,
y en justicia arrebata,
el amor mejor, y el ascua dolor,
cava hondo y profundo,
quebranto, en pío amanecido,
tantas noches de alba en lo infinito yo te he esperado,
que ahora dejar de hacerlo es impensado,
hay alma florezca, de néctar y sangre, un sortilegio,
como saltarín te picaría,
verso de escudo,
o llama de fuego, y grito mudo,
canta,
este mundo ignorado,
canta la profecía arcana,
amor es respuesta amor es clave,
es llave sempiterna,
el poder de una luz flagrante
y que todo llena,
razón para creer,
oh flor secreta, te llamara,
canta por la belleza perpetua,
hasta purísima estrella,
la noche obscura velada,
sin aguas inocentes,
te añoro más que a la virtud,
ignota, no enseñada,
de tus ojos prendida,
astuta,
canta mi pequeña, oscura ángel, 

que mi verso hoy,
no sea ni libre ni blanco,
sea nuestro para siempre...



Förüq castellano Miguel Esteban


Niebla sonora:

Cielo no me juzgues,

pero sí me gustas,

y mil desánimos me invaden,

como amar una utopía,

enamorarse de una nube.

Que surca el azul celeste,

de propia vida.

Apagar fuego echando más leña,

ver una quimera de piel;

en imposible caudal

Ambrosíaco,

ver la luz sin tener ojos,

enamorarse de una lagartija

de mi jardín y esperar

que me hable cada día...

Pisar un abrojo

y saborear dulce,

como imaginar la miel

de tu cuerpo.

Escuchar la niebla del sonido.

Es todo lo que siento,

vals de nirvana

si mi doncella mi boca

adentra su boca,

sí de trece veleros

trece estrellas de luceros

que es el amor

que te proceso

me ayudarías

a amarte

¿hasta mi honda sepultura?

llamas de amarte profundas en tus ojos

un tiempo

de locura en la vida

llamas de amor

me sirvan llamas de amor

me soplan llamas de amor en tus brazos

te ardo

llamas de amor

avisa llegues bien a destino

profundo en tus ojos

llamas de amor.

 

förüq el castellano

 

Los pequeños detalles:

 

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Una nube de tranquilidad me cobija mientras observo el paisaje. El caserón vuelve a relucir con el cuchillo dorado de la piedra caliza, que resiste el embiste del viento y las lluvias; la lagartija tomando el sol está, tuerce la cabeza y cierra un ojito, aprovechando los últimos rayos de sol; el escarabajo de tierra camina lento con sus fuertes patas, tropieza y vuelca quedándose varios minutos intentando ponerse derecho; mientras, se despierta uno de los dos grandes murciélagos, que aquella cámara de la gran casa rústica, ocupaban.

Amapolas y amarillos de espinos, con el verdor de los pinos.

Vides para cuidar y cultivar, un pequeño jardín con caseta para las gallinas; frambuesas y arándanos, en un pequeño huerto al lado de la puerta, un pequeño estanque de azulejos en el aljibe, donde nadan tres carpas y un barbo, oscurece y el joven rapaz, de cernícalo primilla, del palomero oscuro de la casa, se lanza a por un pequeño ratón de campo, que andaba merodeando, buscando algún resto de harina o de grano.

Con los primeros rayos de sol, la mariposa de bellos colores azulados, dando sus aleatorios vuelos en busca de flores de lavanda, es atrapada por el pequeño mochuelo, que salta del agujero de aquella antigua encina.

Avanza el día con el volar de un salto de un saltamontes, al criquear de un grillo cebollero bajo el frescor de su madriguera, bajo una atocha de esparto, ya dorada, a mis pasos bordeando las vides, detengo mi visión en un diente de león que paseaba una doncella escarlata, o mariquita; buscando pulgones que comer, voy hasta el roquedal con una trilladora oxidada, que vio mucho oficio, se descubre un bello lagarto ocelado, que asustadizo rehúye mis pasos, un alacrán camina lento su despiste, sin alerta, por la piedra, y una araña lobo lycosa lycosa, le lanza fulminante mordedura sin defensa del aguijonazo del alacrán, todo sigue su curso instintivo, de silvestre ecosistema, donde ni la culebra bastarda se molesta en bufarme, ávida busca nuevo escondrijo; todo sigue la supremacía del devenir de las estaciones, y genética de condiciones, que todo animalito sigue sin recelo.

 

El castellano

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Relente:

 

 



En este linde se construy
ó mi pecho habitado,
se escal
ó la colmena de labios grises,
por la escarapela flu
ía veloz el sosiego
de mi vida quieta,
por romances oscuros caminaban mis nervios,
una ruptura de estrella
tumbaba la compuerta de la belleza,
para sembrar all
í latidos etéreos,
recto escalaf
ón dorado al beso
y tu cuello me nace doliente
fulgente fuente enternece mi suerte,
yo habl
é con mi amor que no existe
y aturdida me contest
ó la voz,
era como un eco sordo en alta voz
resquebrajando un patio de perdices
y altiva sonaba por las cumbres
jugando y riendo con lobos
s
í esos que habitan mis ojos,
aullando y espantando los dolores
en mi sien,
mis dolores que se quer
ían
como hermosas flores desnud
ándose
en altas espinas profundas,
all
í sólo caminaba mi rosa, toda
siento deciros que yo soy del viento
y el viento es m
ío
en estiaje gris p
álido cruza mi relente
del cielo su lluvia,
con impetuosa fama,
sacude la tierra y su flor bella clara ,
dej
ándome ser como el rocío primero,
en recorrer tus labios,
quiero habitarte en canci
ón
que haga surcos de m
í
en tu alma verdadera.




El Castellano

 

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Dicho azur:

 




 

 

 

 



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Sed de luz:

 

 

 

 



 

 


 

 

 

 

 



 

 



 



 

 

 

 

 

 

 

 

 




 

 

 

CUANDO MUERE LA LUZ:

I
Recuerdo el arcoiris
traía la nube tras la tormenta,
la ruptura de la compuerta
traía mi iris;
y la ascensión,
cuando la noche cansada,
ascendía la luna de espejos.

Nunca quise dolerla,
dioses por qué se fue
al apenas respirar
el fuego la mañana,
en los hoyos del Sol
me alzo, oh dioses
traer a mi Luna,
traer a mi Mar y mi Musa.

II
Recuerdo de un sigilo
sin mi nombre,
venas del cielo, oh, arrasen,
surcos iridiscentes, otros lugares,
que yo amé antes,
mostrarme los leones,
los carros alados
de Babilón,
que Babilonia, entera retemblará,
osadía, injuria, y
alzaré sones y trompas
tronarán hasta
llegado el final,
volver a comenzar dictado,
pero mejor, 
yo soy el León.



III
Recuerdo cuando muere la Luz
que baja y retumba
el amor, vence los lechos
y juega travieso con trinos
y pájaros dormidos.
Repiqueteo maestro,
concuerdo que cuando se
vence la luz, astros
despiertan, Luna alza
su sábana, miles fantasmas
planean sueños y mortales,
se pinta la Eburnea Puerta
y el sueño Abisal.


IV
Recuerdo su nombre y el mío,
ya queda esfumino,
avancé la sola lumbre,
centelleé interminable
como azur trueno ingobernable,
no me llamaron hereje,
el iluso, puede,
hoy alzo a su eclipse
que mi mundo ya cae
y desvanece
desde mi sendero, no esperé
nueva ruta ni que su relente
me blandiese una señal
y dioses, desvaneció sin
despedida valiente, quizá
un volveré.



V
Oh divina suerte
que de su barrizal me envuelve.

Un trino, un crascitar difunto,
me envía,
que sin ella
sólo reina un Sol negro,
apagado y muerto.

Luceros caen del cielo
y luciérnagas se recogen,
la vida hermosea dentro,
de una cueva llamada Tierra.

Hoy no murió, por hombre,
mi ilusión,
que juro, 
renacerá cual Luz hermosa
de pluma este Ave Fénix.



Förüq y Leannán-Sídhe



HOJA DE MAR:

 

 

Hoja del mar
entre verde sargazo,
y algas amarillas,
leves que el sol dora
a primeras aguas tu costa,
desnudez lisa,
afilada, saliente,
que tu caracola escucha,
inocencia niña
que por tus huellas juega,
aire templado,
brisa de acantilado,
rompiente que cruza la suerte,
entre un risco,
y el litoral
enciendo mi atarralla,
hago hoyos de arena
y entierro mis fuéllegas,
atravieso mi dulce sombra,
me sumerjo
y doy el largo, trazo, y estrecho,
echo mi anzuelo,
por tu arena sumergida
de mujer noble
esquiva,
imperecedera,
traigo la espada
usted mi dama el pez,
sumérjase,
la vida nació,
sí para condenarse
yo iré como en principio fue, y es,
por ti,
larga sombra me cubre,
larga sombra me horada,
largueza sombría me abarca,
erigí faro
sobre mi cumbre
y horizonte mi carne,
de barcaza alzo mi mano secreta
por remero,
timón y vela
por tu intempestivo,
viento mordaz,
alzadas estrellas
y luna creciente
cual bandera posee
y silba garumas grises
y gaviotas de nieve,
alcé soga y avivé hélice,
rumbo voy a naufragar
en tu océano valiente,
intransigente,
arrido como vela
a popa anclada,
pero una cuestión,
mi mar no es mar cualquiera
es un mar de tierra
la cepa mi faro,
la garuma un mirlo,
la gaviota de nieve,
una golondrina temprana,
la barcaza mi cuerpo,
que escala cerros,
y recorre acres en travesía,
la niña es tu belleza Escarlata,
larga sombra me retiembla
es mi dicha, mi alegría,
me posee como sangre a vena y arteria.



Förüq y Leannán-Sídhe

 



CONJURO SEDIENTO:

Envío mi pulcro conjuro
seguro, sin éxito
necesito tu sangre,
arriada va mi oscura premisa
detrás del día
dentro de la sombra para mirar,
dama graja
no te escondas
yo soy el cuervo,
tu sabor,
tu destino,
ágil demarcación sedienta,
tu vivirás el siempre
yo sin desquicia,
furtiva hoguera dentro la luz,
dentro el alma,
hijo de la noche
me amamanta la estrella,
criatura,
de leve conciencia,
ven a mí
te espero desde antes empezar a vivir,
alzo el nombre
Ocitanul habla,
de tu última espina,
que no bailará sola tu rosa,
un vals de tinieblas,
auge vespertino,
incierto, de león,
y fiereza que no te rujo gratis,
empaña la sangre en mi sien,
es un día vestido de brea,
volví a nacer,
cercano,
próximo,
al eterno dilema,
y mi alacrán camina,
mirada dónde mece,
dónde apunta,
si el jardín deshojado se baña.
Piel asordinada, turquesa
y rubí en vena avanzo,
verte, entenderte, leerte,
mi mano muerta me habla,
reino yerto avance,
que sin la Reina,
victoria sabe a humo,
respira mi azabache mortal,
si no vienes me carcome la señal,
ni ilusión, ni escribir blandiera ya,
te necesito
en hechizo,
sortilegio,
beldad,
conjuro,
Despliega
o quedará
un epitafio florido,
que ponga
yo amé,
pero antes vencí
a Oscuridad.
No se vence la tiniebla,
se ama,
Nec vincere Lunamar, et amat.
Déjame morir contigo amor.




Förüq y Leannán-Sídhe

 

 

 

LA PALABRA:

I
Los colores, el gris,
la bruma, el fuego,
la simiente,
el gato negro;
un hablar para disfrutar,
el verde, las palabras,
los susurros, la ilusión,
el silente, el fuerte, la construcción,
imaginar, todo arde, vileza, silencio,
cadencia, fluyente invierno,
llega prominente, los suspiros,
el color, el gris, el fuego,
el fumar la sangre en el ojo,
escalas a un cielo nítido,
el gozo es el azur en los ojos,
niebla vence alegre, la cuerda,
la desquicia terruña,
las mentiras, el sueño vuelve,
de nuevo, Musa inactiva, el arma.




II
Fuego vence, el fumar,
el daño, el ruido, el miedo,
es un tipo de hombre, se baña
en Fuente Ambrosía, perpétua,
el intransigente Milesiano,
oh, Lugh, Lugus, Loki,
oh Mercurio en alza,
vuelva la milicia,
el sonido, el color, el susurro,
en oído, el rayo, trueno, relámpago,
vine sondeando, aguas mercuriales,
no me iré sin activar,
tu color,
el gris, el ruido,
la marca, el designio, la oscura
venda, ramillete, la señal,
el lugar, el camino, 
el pedernal florido, un sino.





III
Abandera, el signo, vuelve a comenzar,
un son, un repiqueteo,
un hombre ingobernable,
un vigía centauro,
el centelleo, la pulcra sonrisa
la terneza esquiva, elogio
en madre tiniebla, elogio oscuro,
traspuestos de abajo, arriba,
pensamientos retumban,
dos nombres, dos apellidos,
vine por ti como hielo ardiente,
no me iré sin vislumbrarte,
un son, los colores, la danza,
un mirlo músico, un almendro místico,
un gato negro, el club, la sierpe,
romper silencio, de mito legendario,
todo se resume en un tú y yo,
dos palabras, hacen tres,
la Musica, diabla.



Förüq y Leannán-Sídhe

 




EJE VIVIR:

 Eje,
saco las alas,
rompo la conciencia filosa,
espacio derredor acaricio,
hueso tras hueso,
aún no me reí de la muerte,
y el que ríe último,
piensa más lento,
son tras sones, 
esmerilo este sino.
Condenado, abacorado,
líneas de conciencia por surcar,
al filo y vertiente de la navaja,
reflexiono mi momento,
a solas sobre pura vida,
grama de una grama
como alfiler de tres cabezas,
lobo sin fauces
que era lobo,
dolor mío,
jamás en renta pude darte espalda,
sí ojos y frente mías,
un solo en armónica y clavicordio,
era mi desquicia jamás versada,
pensaba alto de un ángel,
pude sentir su visión sobre nubes,
y mampuestos febriles
un abono de Nitrato de Chile,
mi parra su intelecto parecía redondo,
jamás grave o liso,
escarchas grises atrás,
amé, amo y sigo en ello,
una Musa cristalina mineral candente,
que si puede hasta se saca las letras
para anclarse a mi vera,
discerniente,
de hadas, y hechizos,
como sórdidos pergaminos
indelebles, tratados
en jardín umbrío,
sobre la comunión oscura
sus argentos astros,
que son Santos,
periplo osar lisonjera caricia,
cuando sólo ella lo es y era,
concilios yertos sobre sí mismos,
eco de un sueño
cayendo en su corazón,
gimiendo en la oscuridad,
por ella, para ella qué no osaría,
era de una creencia,
que reverbera sola sombra,
tú cantas
al eco de un sueño,
mi ser está rebrillando
tu obscuridad,
llamas a lo alto, me llamas,
barcos zarpan su gloria
de un nuevo comienzo,
lágrimas son brea,
sobre mares eternos
de latido yerro y letra,
Valhalla me ama,
oh eterno comienzo sin final,
romo acero mi disparo;
mi sentir,
reluciré aspas
y agravios del destino flamígero,
nueve llaves,
hazme libre.
Sé eternidad de fusta,
fuente y pecho en hierro
montado.


Förüq y Leannán-Sídhe 




ALIANZA:


Te miro y veo,
cerca, muy cerca,
a lo próximo dictan mis falanges y mis manos,
cada noche un sabor,
eres tú fluyendo la tentación,
osadía esquilmada,
y dulce sabor,
cada letra me tienes un sabor,
hazme libre Luna de una,
libera mi sabor en y para ti,
creéme dentro la piel,
y tu sangre sea mi afluente,
nada borres,
sólo escribe en mi camino
esta noche es y será tuya,
sin vacío ni pálpito descortés, 
camino los aposentos,
los condenados, no tenemos miedo,
ven sálvame 
llévame a una hoguera mejor,
cuando cabalgo por ti a través
la solitud aguarda la noche,
un millón de centellas tersas en mis ojos,
quise tu sangre,
hoy quiero tu vida,
baila, que bailaré Musa tu agua,
sin parpadeo azur
ni mirar otra fuente,
vivos colores me acogen,
regio firme,
recto ante tus cauces liberados,
cada sabor un millar de nervios alistados,
un placer preso
en cúspide y alma recipiente,
espíritu mío que cierne,
hay victoria sí cuando pueda besarte,
suplicios al este
tus senos un monte,
travesía a tu acorde,
hoy vislumbré que vivo y moriré
Valiente,
con causa y hoja y flor en aljibe,
que por terco llevo desde 2009 sin abandonarte,
cuando creer
es más valedero que saber
creo en ti Musa Escarlata Mineral Candente,
Musa Cristalina, mi sangre.




Förüq y Leannán-Sídhe

 DUERO MI VENA:

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Duero:

Grita mi estupor y cuchillos
hieren volteando
una boca que la onda mece
flameando.
Se duerme la costilla
en el altiplano enjutado
de hayas y fresnos
recuerda su geología
únicamente saboreada
por el soñar de los picos,
virginal cuna del Duero
con tus curvas en rotonda
de castizas fuentes y abrevaderos,
dulce azada de agua
que bascula el sentir
de la enamorada palabra,
por cimas tu voz se hace meseta
haciendo el amor
con los pájaros dormidos,
templo y morada
de la cepa que a ti te alcanza,
agua furtiva corre por tu era
y reposa en tu infinita onda,
que se riza, que se insinúa
en vaporizadas Torres de belleza,
que en tu alma anidan,
sortilegio de rosa y clavel
cenit del dolmen tallado,
quién a ti en la vastedad del ser
en su pecho te lleva prendido
el fuego en fanal hoguera
en anchos panales de tus abejas.
Cuentan de la vida del chopo
tus diez mil espumas,
que por sierras
tu rúbrica dejas,
navegante con alas azules
el terreno que jamás te vence,
secretos de amantes
tus aguas llevan
haciendo bullir el inframundo
de los amores y sus galas mayores,
agitas con sangre terrena;
el candil que abre en espiga,
anudando en tu cintura
tu idioma olvidado
pasando años fugaces por tu campo,
rodeando en ortiga
el triguero espárrago,
girando de la vid tu capazo
y sus manos,
haciendo de tu Vera
un Dionisio que al tiempo fermenta
tus besos de tierra.

El Castellano

 

II
Flor de agua eres,
en memoria mía,

tú río Duero,

bello como un laúd fluyente,

trovadas tus andanzas con las que juegas

y meces.

resuena tu aroma en cansadas curvas,

coronara mi sien tus tardes de fuentes,

oh, hervidero natural,

de amores y trinos como ángeles,

tu orilla adoraba, que era tímida y dorada,

alzabas hojas sin pesares,
arrojabas yerbas al terreno,
blandiendo tu frescura,
melancolía niña que no te abrazaba,
a tu magnitud canto,

transparente y pura,

emblema de agua y lanza
de vino y su cepa.

Tú mi amor desconocido,
por donde empiezas,
y por dónde acabas,

arpa oscura

parece la piedra que hundes,

tu cáliz de poder y de comunión gentil,
de fauna ancestral lloró y llora

la Hispania milenaria.

Oh, tu libertad de prisión en silvestre rienda,

Tapiz y poción de colores,
espejo eres Duero de Luna,
porvenir de vejez y su espada azul.

Arrebol y reguero tú de Sol,

olor de flores escuchando 

la vida de tu cantar.

 

 

El castellano Miguel Esteban Martínez García a 03-12-2021

 

III

Voy a tu hallazgo,

desnacer ocurriera,

bajé tus riveras, cerros

y bocas espumantes.

Tu boca era predilecta,

flor de agua insurrecta,

Caminé recto tus ajuares.

allá donde el vivo más, no puede,

arribado en tu carne

como vetusta flecha,

tu raíz era y es mi patria,

mi fuente niña,

compases que pueblan

del grano tus silos oscuros,

marcharé tus repechos ingobernables,

oh, Duero escucha mi canto,

no ataranta mi marcha,

saber que no se ganó la guerra

si mantienen asediada la capital,

oh rayos espadas

abre seno de tormentas,

oh, Candamvis,

respiro tus ecos de senderos perdidos,

no fui tu hierba ni tu bajío,

sí parcela de reino,

caracolea este mi amor,

duro, bravo y soluble,

tus curvas agitas cual mujer fecunda,

del risco a tu almena de agua y espuma,

mi carta quedó en barco de tela,

tus jilgueros me acompasan,

maravillosa obra no creada,

quién no te vistiese en virtudes,

alentándome vienes,

no apures tu paso, vena de cielo,

herida del terreno,

con el que juegas, ríes y envuelves,

como vestido de la mujer soñada,

oh, Duero,

oh, tu porfía de huerto de almas,

ven a mis jardines de luna,

envuelve noches sedosas,

de tu idioma oculto,

y galas mayores,

que no ven los amores.

Me crie de sombra y valle,

magistral espada me otorgas.

 

 

El castellano Miguel Esteban Martínez García a 10-06-2022

 

 

Candente secuencia:

 

Animus meminisse horret, luctuque refugit.

Mi mente se estremece y retrocede. Plinio.

 

Lóbrega quietud escarlata,

eternal lustre oxidado,

eterno sueño

esquivando meloso asilo

de todo desgraciado.

Mi voz, angelical beleño

casi yerto,

pavoroso azar cuelgo.

Un averno cruzo

de quien yo era,

arreo sempiterno me rige,

hórrida lucha descarnada,

lucirá opaca

severa luna.

Mi ciprés fúnebre aplaca,

claman los ecos

frente ojos

musitando furores

al viento desceñido.

Todo lo que gritando calla,

se precipita

como lo que el generoso esfuerzo,

pudo sembrar;

afila esta turba

mi empedernido rostro.

Ultraje

que el desgraciado

expira sus fuegos.

Flor en miel de vida,

bronces de alas.

Magnánima se eleva tu suerte

labrada,

medroso mi latido

ya no huye,

cerviz eleva digna cadena

indómita.

Feroz risa por treguas

de brillantes ruginosos aceros.

¡Oh musa!, que por sombras felices

resuena mi dicha,

inulta eres

diriges fugaces los gemidos,

por melosos lares,

Turia y Duero

bélicos de nudosas lanzas,

desentierra ya

mi cuchilla férrea

de cuantos campos en Castilla

yo amo.

 

 

 

El Castellano a 11-08-2018

 

Vine por tu orilla,
deshojando ababoles,
oh tu pitanza corva,
en el haya que te siento

río superior
tu tierra sin dueño,
tu ribera de olmos amantes
y álamos secuaces

entre su nieve y espuma sedosa
fuelle de agua eres,
fuego azur
sólo tú
de universo bailando en tu espejo,
hilvanas de la sed su lleneza,
tu color es mi pasión
de amarte, y sentirte son tras son,

cuentan de tu nido,
las dos castillas,
idiomas olvidados,
te sonríen,
eres el vals de jaras,
y carrascas afiladas,

el endrino, y pino carrasco
te velan defienden
y acarician,
tus curvas 
de cal y canto me aseguras,

jamás podré entero conocerte,
oh mi cristal fluyente
de espejos,
de azul imantado,
vienes susurrando

acoges tu perdigón viajero,
entre encinas
y aroma de robles
y sus cernícalos,
vine de ti soslayado,
por vertientes me tienes,
turquesa líquida,
haz refulgente de sola idea,

mis huellas te besan,
curvas en rotonda
tus fulgores dejas,
entre vastedad
y fiereza 
álzate río Duero
sube a tu desnacer,
entre tus pinos caracolearé mi suerte,
que mi ademán es verte

porque soy de ti,
como eres
magistral obra brotada
oh, río Duero,
de fuego en agua
e inmortal acequia de Airón.



Druida Rama Roja


IX
Sucesivo me siembras,
oh tu vereda carmín  sanguinosa,
vine de tu cepa de abajo,
Duero, rugiendo alto,
me vestí de caléndula
y solar hinojo,
avancé sendas de tu Infinito
Parnaso,
dame tu voz te ruego,
gran río amado,
venal es mi caricia 
que te encuentra
de alto nido y cernícalo hermano,
vine apostando alto,
de la roca a tu risco aposentado,
virginal tu cuna 
magistral tu obra de enésimo centenario,
valerme quiera
en tu cristal de espejos,
al traslúcido de tus píos
me cuelgo,
serena la noche no puede romper tu espejo,
inviolado, hasta la parquedad risueña
todo esparto.
Oh gema de obra otorgada,
miles centauros te alaban,
en tu patio de almas
reposo a seguir avanzando,
cumbre y rúbrica
todo fuego líquido te derrama,
oh plubia de tus amores,
lluvia ignota me riega
de mirarte
de besarte,
de admirarte
Turia de compostura.
Otra milesiana arte,
me nace que sin ti escapo 
a desdicharme,
ojo de arzur
indómito,
reflejo del númen,
ambrosía es beberte,
de rocío imantado,
de pestaña fluyente,
te presento mi ramita
de barquilla
todo sea desnacer
y volver a ser tú,
agua,
inmortal elemento,
capaz otorgar vida nueva,
y devastación 
llama a resurgir de tu palpitar
eterno,
a ti te honre mi cantar,
a ti te alabe mi razón,
compararte no puedo,
belleza te dio nombre,
oh Río Duero.
Mi duelo quiere enamorarte.




Esteban er castellano


 INSOMNIO DE AMOR


I
Mi soledad sin descansar
soledad de ángel sin alas.
Ojos menudos de este cuerpo.
Ni cierran a la noche
ni miran otras albas;
de lados, y resquicios, helados,
se miran entre ellos,
fieles de la gloria perdida,
entre lágrimas fugaces
su vil fortaleza
allá donde se alejan tranquilos
sueños y simientes
fardos, un mar de tierra
recolectada, 
sueños de trece tractores
y una ciega cosecha,
entre la tierra por labrar.

II
Miro un norte de metales
y peñascos bordean
las piedras y aperos
de labranza,
no se cierran estos ojos
de noche, ni miran otros
lares de peñas y sobornos,
oh, mi dulce sueño huído 
donde se alejan tranquilos
miedos y sueños
como fértiles erales,
y sombras densas de parral,
navego esta tierra.
Espigas, dulces testigos
mi alma herida.

III
Miro otros lados
de orugas, y esparto
entre la niebla, pinos,
caracolean el bajo cerro
y sotovento, entre fiero
acre de vides entre escarchas
grises, mis ilusiones,
limpias, imperecederas.
Tierra, insomnio eres
de amor, 
simientes escuderas
y ajos de esperas
entre patatal anhelante
una noguera.
Entre perales.

IV
Soto verdecido de almendros
allí,  un manzano creció,
limpio y duro cual melón,
mordiente, mis ojos me velan
un monte, y un melocotón,
crují esta sangre de hoja
como vil sandía.
Despliego estas cartas
de mi corazón;
el insomnio del agricultor sin azadón,
del jinete sin corcel,
el insomnio del bohemio
sin poema, y sin naturaleza yerta.

V
Sin tierra y sin tractor
un tiempo herido sin apero,
un seco sabor.
Mar de tierras heladas
dura sangre, dura savia,
y sin flor ni temor;
viendo el conejo,
pasearse por el campo cultivado,
maltratado por el tiempo
y la vida,
la pena ocre brota
cual raíz empedernida,
oh, de noche seca y umbría
contemplo mi cuerpo desnudo en penumbra.

VI
Pasa mis nervios,
con gozoso frío el arco,
de lunático violín,
criqueando, un sí bemol
transparente, de lucido pio,
entre perdices
y sus perdigones viajeros,
sus fantasmas cantaban
con delirios de agonía
mi sinfonía,
hiriendo hasta el ansia
mía, sentado en mi trilla,
no veía, ni vergeles
ni oro en fardos, 
oh tierra, los duros somos
de ti, como el resto ceniza es.

VII
Va mi surco hendido
que divide un confín
de otro confín, y pregunto,
por qué no brotas
toda simiente antes
se la coma el importuno
pajarillo piador,
voy camino, miro el albor,
es puro mi amor,
cual rambla desemboca
en terco aljibe mi honda
ilusión,
estoy quemando mi adiós
porque te volveré
a sembrar de simiente,
mi parco amor.


Förüq y Leannán-Sídhe

VIII
Voces de muerte cesaron;
sólo un resplandor en el cielo se vio
como rastrojos se consumen
quemando mi corazón
savia brota por mis venas
como fuego de alma y amor
me brota, noche lúgubre y de vendimia
qué penas tienes que te llevas mi
simiente, nublas mi pensamiento,
que florece, contemplo mi
cuerpo desnudo en la penumbra
y se pasea un grillo por mi
mente, pasando con gozoso arco,
el frío de lunático violín
entre coro de fantasmales surcos.


IX
Hiriendo hasta el ansia mía
y terco aljibe mi cuerpo,
tus labios como pétalos de rosa
canina;
oh, larga travesía hacia
confines de tu vida y almazara,
bodega de tu boca, amor
de noche, o noche que diste grado
a mi temple,
de silo, y siembra, de azada,
y tierra prometida,
cuánto no daría yo por tu sonrisa
entre el nácar de mi viña
y el barbecho de secano,
te amo como las flores al campo,
un pájaro a su árbol,
los peces al agua y mi vida eres.



El Inocente Förüq a 16-09-2023

Canto, poema a Chile:



Humilde campesino castellano, no nací en tierras de fuego chilenas, ni trabajé ni labré mi sendero en vuestra entraña, no pude viajar ultramares, a conocer vuestra sangre, ni porte ni yunque alzáis.
Pretensión mía sólo es cantaros, como se canta a una luna nueva siembra,
desde Pablo Neruda a Lucila Godoy Gabriela Mistral,
no pude blandirme en vuestras cordilleras,
ni germinar del surco vuestros volcanes,
bajé por lira vuestra semblanza, con aire e ímpetu de Miseno,
mi fausto deseo,
caminé repechos y borrascas, heladas patriarcales,
sendas inextricables bajo sol de julio,
iba yo adentrando helechos,
alzaba baldíos como númenes florestas,
mi huerta que el sentido erizaba, hielos jamás tuve en sangres.
Tres venas, tres razones amar, amarte, protegerte,
ni aroma tuve, ni tuve color,
yo viví solo, solo como vive la flor,
así como ella, hizo mi guardia,
la llamé mujer inolvidable,
al penitente mi tumba,
alzo un cobijo seguro,
ven, ven conmigo,
estoy desnaciendo seguro,
no volveré ojos ni cascajos,
quizá viento de norte, polen y aroma
a costa gallega,
hierro y cobre de meseta y campiña castellana,
puede no sea chinchilla, ni vuestro ciervo,
pero admiro virtud y facha,
giro y semejanza,
oh mis cerros, y flora suaves,
sólo si no os tengo yo tengo pena,
este lebrel me lleva en carrera,
tras liebre y cerviz,
mi valle flamea,
y no es tierra yerta,
oh Chile sea llama,
sea semilla, simiente que toda calma arrebata,
desde hoy como mañana alzo espada
y cáliz.

 

Förüq castellano Miguel Esteban Martínez García

 



II
Conozco la tierra,
y mi sangre es la piedra,

que plañe hasta el vil silencio lisonjero,

todo fue clavar mi simiente al infierno,

no conozco vuestras salvajes cordilleras,

pero me ungen sienes bellas de letras florales

en tela de araña mi España.

Oro noble, es el líquido brota de poza, pilón y aljibe terco,

la esencia la vida bajo terrones

y siluetas caminantes en alma serena

digna al ímpetu de sosiego,

no quiero cantar al cielo sus estrellas

debido ni de nadie ni son nuestra,

sembré mi aldaba

y sollozo de bueyes,

en trilla y labriego sordo,

coseché mis dolores,

yo nací aferrado al tallo y molino mi frente,

fulgor de mi ara,

crepitar del arado,

y la resplandeciente siega,

oro trigo,

no caeré en sogas,

ni candados,

yo beso mi tierra y elogio la vuestra,

que me lleve ella pero no bese

nunca mis pasos,

que son de aire

y grito de Alba,

relamo mi clamor,

tramo a pecho,

boca a senda de colorín,

y nube dulce de mirada fija,

en eral penitente,

y libre del seguro su muerte,

ráfagas de un aullido mordaz traigo en vellos,

no quiero perduraros,

ni ser fragua en vuestro ser,

pero mi gloria es citaros

y soñar elevar vuestros cuatreros pasos,

lejos de mi hogar

pero vosotros jamás lejos de mi soñar.

 

 

Esteban castellano

 

 

III

Planté mi dicha,

aunque no la veía,
gocé la fiesta como nueve de mi estatura,

escuché a mi niño loco,
entre cerros y sierras trepando,

canto o te canto Hispania

tus salones dorados de espigas,

hijitos en grano de mi panida trigo,

ella,

sí mi doncella bella escarlata

se siente, se aflora os pertenece,
como aspa a molinillo su simiente,

altivez de señora,
y alma niña,
yo huertero de azores y señales,
capataz del brillo extinguido,

oh alba sin ser llamada concédete a tu rocío de flor,

lindeza cuan flor de Hércules otorgándose.

También creí ciega mi suerte,
apuré sus mieles,

ó concordia,
cual trisquel y brújula serena,
vine a manar en vuestra cordillera,
de cerros y visos

traigo mi traje,

de mares y tierras

no traigo el tiempo,
sí de designios

y candores morenos,

el jefe de mis dioses

te hizo Musa Chilena.

Cuenta, que mi piel no es lisonjera,

de antigua madre castellana,
y navaja de forja mi padre,

coge en mano mis semillas

porque sembraré siempre tu armonía.

 

 

Förüq castellano MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA a 21-01-2023

EXIMIA FLOR DE CENIZA

 

Eximio:

 

ilustre, excelente, notable, magnífico, eminente, destacado, insigne, relevante, sobresaliente, superior

 

afamado  - cimero - ilustre - insigne

 

EXIMIA FLOR DE CENIZA:

 

Limitada siembra, de los que venimos de la urna de arcilla;

o flor de tierra, añiles fervientes inmiscuye,

de salmo en raíces, mi una dicha,

mundo en partición de yacijas terrenas,

piedra y luz es azotea en España tela de araña,

redimido compás de los que no son de mi estirpe,

o íntimo metal soy descendiente de mi Sol.

Luz adjunta mi musa, derramó en virtud,

A sincera vista; discurso de su alma.

como poliedro en la solana que muda crisálida,

vamos marchamos hacia la ausencia repleta,

o al ánimo para siempre,

mi localidad en luna de oro,

bañada en sempiterno campo lírico,

defiendo al ídolo castellano de su encina,

o infierno de paraíso terreno,

flor del monte eximio de entre las ánimas,

brillantez de corona perpleja luciente,

como arribar del barco esencial que trae alimento

a todo espíritu que yaga en su padre tiempo,

lírica naciente de sus pétalos de ceniza,

alimaña enraizada con espiral armada,

llave del portón de madre tiniebla.

Pan y estrella de mi panida olvidada,

palpar vigoroso de orador inmiscuyendo,

certera sentencia relegada,

como cosecha de mi huerto de propia campiña,

anuncio que llegó la primavera

de este soldado,

abrió su primera margarita,

en patio de la araña

abriendo borbotones que alineaban suspiros

de la tierra germinada, en ciclo de muerte y resurrección

del planeta o estrella apagada,

mi dulce miseria,

la llamé eximia flor de ceniza en pétalos de carmesí persona.

primavera del hombre vivo-muerto,

camino a su ínsula radiante.

Alegoría desdichada soy;

de Sol que desnudo canta,

para un mundo de cabezas de grama en dossier,

y cebollinos que caminan,

resistencia particular del otro fuego azul,

tomo un anís en la  posada del sueño,

que soñé visitaba Valparaíso.

Donde están los cardos,

anido allá los sones de alma,

y se abre y trasciende el campo de poesía,

con poemas augurales.

De gotas puras,

o lágrimas apodadas sin poder precipitar,

como sembrar de voz el aire

y ver que llora lluvia la virgen de la cueva.

 

Förüq Castellano

Abeja de tu arpa silenciosa:

 

Ardorosa retina,

en frente un sol tímido

de centelleante rocío permisivo,

alborada con viento furtivo

de nueva alborada forjada;

pupila en abanico cual veleta,

pura rosa entre mis cristales,

de cal y sosiego,

borbotón espantado

en brea encendida.

Ver florecer tu silueta enamorada,

herida de absoluto diamante.

Desdicha en astro palpitante

entre sus piernas gemelas,

congela este desliz inmiscuido

que quiso ser dentro de tu ser,

adelante mi lozana castellana,

de albor intocable,

y sonrisa numinosa,

ardor en pecho amante

que sienten apretadas las mariposas de tierra

de mi carne;

llagado mi deseo

de cruel infortunio desaconsejado,

no retiro y no alzo mi osadía

en cuchilla de quimera entre mis manos.

aljófares destrenzan almíbares

en escalas de hielo,

con mis fauces entre sus labios,

oh sonrojada nota,

instante de negro cielo, y negro día,

voy rumbo su carmesí terciopelo,

luna no cae ni su azúcar ni sus flores de café.

Agarro tu tempestad,

afiebrado, frío gané el pulso del olvido,

rompí sus esquemas,

y no viví terror que te fueras y no volvieras,

abeja yo que vuela su fatiga animosa,

de plañir nueva siembra,

estridente mi porfía,

escondía la umbría,

sombra fugaz entre mi frente.

Entre que avance

su dimensión del pez muerto,

y su desnudez violenta

sin atisbo de nácar ni alta ojera enfundada.

Espiga en los cuarteles terrenos,

de mi vestida primavera primordial.

 

 

Förüq Castellano

 

Indemne acontecido:

 

Salir ileso

de tu hechizo que metamorfosea,

prendido de tu arcano fuego,

horadando todos mis resquicios tenues,

lúgubres;

destellando por más de ti.

Tu obscuridad me está llamando,

de nuevo sin mi otro, sin mí, él mismo,

inundar de luz tu abismo,

con la lluvia de mi Sol;

candor en raíz que precipita,

mi arpa luce su vástago simiente,

que del albor a mi albo traje,

nadie negará que yo te ame,

sea como fuere, y el destino mande.

Semblante distendido,

enajenado mi lobo ártico.

Danzo, danzo como espectro ante la luz

beso mi suelo de nuevo.

Florecen mis ganas de beberte

y dejar rastro de flores.

En combustión, que cede y retrocede

con besos en la madrugada escueta.

Guardo retales y tus halos

flamígeros al tacto.

Espero mi fábula

de grillo en jaula.

Déjame ser yo esta noche,

que de Mercurio haré islote.

Dormiré su profunda ojera,

desnaciéndote, surcaré mares

de pecho en boca,

hasta anidar náufrago de tus impases.

Diamantinos, absolutos,

perplejos, conjugados,

vespertinos, incendiados,

acompasadas hendiduras

traspuestas al solo cóncavo,

de la cresta de tu mirada.

Buenas obras se le pide

a tu soldado.

Colmaré tu atrio

hasta resplandecer

tu una dicha, amante.

 

Förüq Castellano

 

 

La esencia:

 

Hueso, eje:

Mercurio Ninfas ardoroso mi sueño,

desceñida, Apolo, campiña Liris, río silencioso,

liberta, parco asiduo adorador de los dioses,

imbuido en recia doctrina,

Júpiter Estigia diosa púrpura.

 

La esencia:

 

Mercurio

tus barbas zigzaguean

el plomo de nobles relámpagos

metales irisados en fundido tacto.

padre dios del brillo primero

sin descendencia,

oh, tu filo insondable,

por el que visualizo

ardua Musa de tu rivera fecunda,

ardoroso mi sueño,

eres tú quien lo desempeña

y otorga.

Desceñido vals

de mil antorchas

a Apolo lanzo

mi baquio seguro,

candente de mi ser, estela,

campiña lucen

los pechos de mi diosa amada Venus,

con su río silencioso

hace mella en el Liris, mi esencia,

Liberta mi oscura Ninfa,

musa que proceso rito y culto,

parco, asiduo,

adorador en hondo terreno

mis dioses del averno,

que beso para tocar el cielo,

como es arriba, es abajo canto;

imbuido en recta filosa doctrina

de venas razones

amar la oscuridad

sin condiciones,

por Júpiter, no hay guerra

finalizada sin comenzar,

tengo duro, limpio abismo con portón

abierto de inspiratoria doncella escarlata,

llamada volver a comenzar,

diosa púrpura sólo ella mi musa.

 

 

Förüq Castellano

 

 

Silencio en tu hielo de ojos:

 

Sonatina extensa, yerta,

envellonada; flagro que venzo

un son cobrizo,

del metal noble,

sin margen, ni acerbo, ni curva,

un solo de quebradiza arpa lira,

mi ser no delira, te ama,

con ropa tu intelecto,

en flores de tu vestido solariego,

traspuesta tú,

por los sucesos difuntos ave negra nocturnal prestancia,

voy hacia la décimo octava estrella

que son dos nueves en llamas.

Sin franca, tapia, ni verja,

es un Sol inmiscuido

de onda ojera de luna argenta;

es mi sino,

carrusel, infranqueable de espinosas,

aspas de lucientes,

y su luz que ciega,

es un cantar al crisol de reina musa,

es un heliotropo sondear;

buscando a Leannán-Sídhe,

por concavidades de su hogar,

por astrales límites de su unión

sujeta sangre,

de mi erizada savia.

 

Förüq

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