lunes, 25 de noviembre de 2024

ESTRELLA ESTAMEÑA

 












I

Heme aquí divagando, en poso
el vaso alguna hada verde,
aquí la estrella, cuál modeló su figura
modelado su cuerpo  a besos,
cuáles cinceles de oro que la acicalaron
su voz rebrillante entre mares de juncos
y mis posos, de su luz de sangre
de refulgente astro desciende,
aquí la tierra te aguarda,
verdad que sonríe en la sombra,
soledad de luna y herida que sulfura,
besar tu ceniza no quiero más ya
aliento mi no-vida.
Tibia de sol y resto inútil
mi cuerpo venoso, fluyendo márgenes
esquivos, y solas glorias,
no perdí tu hechizo
suavemente aleteo el vino del tiempo,
divina sierpecilla no te amo
pero quiero me ames,
cuerpo que te esculpieron a dulces besos
columna, que dicha fértil, no me acabes.




II
Clamor, somos zorros jóvenes,
de voz casi humana, fuego del crepúsculo,
ojos de albor incendiado
resonando torno un amor,
que cabalga la muestra
oh, herida está la luz, ya resuena,
cual mariposa leve inmaculada,
por sangre emite ella, oh, luna
de sede en Paraíso y Parnaso devorado,
de pecho desnudo y suavísimo resplandor,
confesión de colores lloran nubes
denso arrullo cristalino trémulo
de beso intocable bajo sábana espectral
mi frente, mármol florido extinguiéndose,
de rostro en boca, frente
mis ojos enjutos, enraizando el poso
mi hada verde,
su cintura hecha de flores,
severidad de mundo,
o estameña estrella apagada
donde brilla toda vida.




III
Sangre, fiel compostura aferrada
arde mesura, venga a su cántico inicial
hoy estrellas me verán morder,
sus ababoles de sangre, sobre el barro
la tierra fértil, con hocico  de riera
cruzaba sotos perdidos. Surqué su reflejo
de años esperando su flor de tierra
me otorgó su iris.
Hundido entre caléndulas mi voz parecía
tocar el arpa de su acento
como insobornable miel de su voz
a reposar fabuloso marjal  era
su torso sembrado en juncias,
barbecho de Artemisa, confirmaba mi cable
férrea unión, palmo a trecho
cruzar la vida terrestre fue encontrarla.
Mujer de viejas flores rebrotadas
con gotas de rocío su brillo cristalino
como los dones de lluvia relumbraban,
su cuerpo, tiempo en piel
sobre mis pies de paja.


Förüq y Leannán-Sídhe

MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA

El Inocente

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