domingo, 24 de abril de 2022

A los vivos 2023





A LOS VIVOS





























Autor Miguel Esteban Martínez García
































Desvelo dulce dictado

marzo 11, 2022



Quisiera escribir simientes estelares,

como arroja de albas fugaces, y fuentes,

tan nítidas como sonrisas un destino resplandeciente,

efímero como perpetua muerte,

entre agujeros celestes de luz férrea

y caminillos guarderías de estrellas

donde contigo refugiarme,

destello flagrante mi sola dicha

que avanza despierta,

al despertar y verte,

sin ataduras, sin suplicio no sea adorarte,

ascuas deseo pertinaz y hojas de vida,

castillos en aire mis ganas que no se vencen,

de apretarte, de sonrojarse,

cumplir tus anhelos en sangre estridente

que porto y me lleva,

por tenacidades de un amor cantado

hoguera del sentido despierto,

que es

junto a ti blandir mi sendero, suerte y camino,

especial y brilladora, armónico

y disonante,

de segmentos cálidos de hielo,

tus caricias,

oh, ternura sin igual ni semejante,

cuál ternura única,

adoración me cursa,

como besarte y seguir besándose

no cerrar mis ojos

porque quiero seguir viéndote,

hasta mi descorchar áureo de Simiente,

hasta dejar huella por conocerte.





Förüq castellano Miguel Esteban Martínez García

A 11/03/2022



ROJA SANGRE CARMÍN:

Roja, sangre roja

mundo cerraba en cuerpos,

sobre su ojo carmín

alzaban pestañas, de rojas

venas distancias,

negra, densa mirada

de sangre coagulada

que al mundo cierra,

sobre sus venas razones,

heridoras, lluviosas sienes

diáfano anochecer,

conoció a un hombre y a una mujer

que se unieron como dos gotas

al helor,

sentidos vanos negándose

a florecer.





II

El cementerio viene a nosotros,

donde todos postreros

dormimos entre divinos laureles

y azules nogueras

nada nubla entonces

y la tierra besa

amorosamente con traje,

rojo, azul, dorado,

custodiándonos por filosos cipreses,

y pasos que acompañan todo vivo,

hasta juntarse con nosotros,

allí, cercano el mirto

e hinojo solar .





III

Era como besarte, mujer

a sol claro para

perder mi lengua con la tuya

toda la vida,

ascensión de divinos

marjales, en boca,

relámpagos de energía

un Sol y su luna

entre tres más de ellos,

labios en caída

entre escarchas azules

y un baile de ocasos

llegó tan grande el beso

conmoviendo nichos

y bríos secuaces

ahondará nuestro beso

hasta ser siembra de vida.





Förüq castellano Miguel Esteban Martínez García



SOL HUMILDE:







Oh, la lluvia,
pie estridente y corto cabello,
baja a rodearte la figura,
desciende ante un muro al sol,
un cielo preñado.
Hombre que bebe anís y sol
bajo mis ojos tatuados iridiscentes
para contemplarte,
mi cabeza entre fauces que beben sangre.
Todo ha sido y lo que no pudo ser
es gloria difunta,
centro de mundo donde va pleno mi trompo,
nunca merecida la añadidura Tierra se repite,
en ciclo eterno.




II

Como las palabras través unos labios
en avidez de fuego,
escritura del álamo
poesía de colibrí.
Instante como breve astro
afluente de belleza,
horizonte de atrio crepuscular
donde embeber un trago de luna,
y acompañar el ronroneo
de gatos fugaces entre las piernas.
Llego al suelo de pleno sueño y vuelvo a vivir
mi agua de cuerpo dormido,
Verdad y fábula juntas
es admirarte luego de amarte.




III

Oh semillas de himno en girasol.
Las sombras se hundieron
y mostraron tu cuerpo,
mi boca sus dientes afilados,
una cascada como rosa pétrea
que fluye y persiste
su linde lunar hasta tus pechos,
límpido el sol de poniente
bajo mis heridas de ojos
mis labios que conocen tu azúcar
y miel quemada.




Förüq castellano Miguel Esteban Martínez García



SONES Y TRINOS:


Vestido de arrieros paisajes
de búhos y tahúres,
como logros quiméricos,
entre caballerías de raza,
cabalgan sus acres,
bajo el viento de meseta castellana,
mi hierro blande su hoja
por desnudar la capa
mi corazón, ceño sin despertar
de su duda, su romance

castizo, campesino,
y su flor en alma
que jamás por su poder marchita.

II

Viento ilusorio de campo
a campo de vid
y endrino, de trigo verde,
a girasol, pregunto yo,
a la gloriosa luz cegadora,
si no le basta mi llama azul,
hasta prender en flor,
el honroso romero
por estos dulces montes,
que hilan vespertinos,
rudas fragancias,
rueca al fulgor
de piedad parca
sobre todo lo que alcanzo a ver,
rosas silvestres
sobre ultramares de tierras,
jilgueros encima los recios cardos.



III

Era esta la tarde,
del alma y su esposa,
Bruma predilecta,
sobre mi erguido ciprés
caminaba sollozando,
brevemente,
oscureciendo mi fuente,
que sangre surtía
incansable, bellamente,
insobornable, si secaba ella,
cesaba yo.
Mi fuente en pecho
es un hada,
con C una coraza,
con C un corazón
Quimera es amante
de un amante suyo.



Förüq castellano Miguel Esteban Martínez García



VAGOROSO SUEÑO:

Crece sobre la plaza

de mi corazón, la sombra

piedra en sangre de musgo

rincón de esa piedra

hay, primaveras partidas

con ascuas de crepúsculos

violetas, flores ausentes,

no cortadas, bañan mi vena,

bañando el amor de mi piedra

reposando el agua mi sol

yerto, este febrero,

me dijo una aurora blanquecina

de la primavera exiliada,

cantando, que creció

en mi corazón sombrío,

que si yo guardaba en pecho

sus rosas de alba.



II

Yo asentí que nunca cortaba

mis flores ilusiones,

que mi hada las bebía,

y bañaba con rocío

cada mañana,

el cristal de mis sueños

no luce quebrado

secreto de alba frente

mi corazón florido,

al puro lirio blanco

sangraba que lloraba

no tener tiempo

vista mi hada

yo le dije,

ella te traerá rosas

mi corazón rocío granate

mi sangre para regarte,



III

Me vi vagando

en un febril

laberinto de espejos.

Noche que pregunta sobre el secreto

del sueño que deambula

como solitario fantasma,

fantasma humilde

y vaporoso,

baila en llamas

la hoguera de mi rezo verdadero

en bóveda de alma prismática

y su sollozo

de canto o de eco,

noche amistosa, misterio

de lágrima,

que fabricas

el cristal del fantasma

mi sueño que ves, y soy yo.







Förüq castellano Miguel Esteban Martínez García



Romance heroico sortilegio sembrado:

I

Miro su ventana de transparencia,
estelar, afilo ubérrima vara
sin sacar tajada, la necesito,
deshacerme de los días sin asa
me forran y envuelven, miro su rostro,

otra vez , sin miedo acérrimo calla,

No soy tu tiempo, ni acecho tu porte
la encontraré, sin presagio amilana,

para hacerte saber que los eclipses

suceden, el sol muere a embelesada

y renace despierto, necesito

caer en ti, hacerte descongelar parda

en mi sentido vívido despierto,

el tiempo y la historia de mí no acaba,

ella, jamás narrada, necesito

ver a través mis sentidos que emanan,

conjugar el reino inerte viviendo,

para construirte a mi lado mi dama,

si vivo, más lento muero por vivir

para acercarme a ti, así acariciarla,

empero, te empero te necesito

hasta que llegue fría luz en aspa,

toda vida surca, pozo de vidrios,

apuntando sueños, el osar rasca

besar terneza de rostro acaecido

para ningún astro importe acechanza,

deslumbrar en luz sigilosa en todo,

yo atónito que fui, seré, melaza,

admirando tu cálida terneza

de mujer valedera, mi ascua brasa

este rey de azada, diestro te amanso

no llora más que savia, para amar;

vidas en color, rezando acechando,

quiebren firmamentos secuaces, ama,

efecto el sortilegio en luz turquesa,

antigua, abata todas alimañas

recoja mi porvenir, y mi pecho,

para no encontrarlos más, asentaba

que sin ti, la felicidad veo bronce

afilaré y volveré a mi rama

tañida toda tercera caricia,

de mi madrugada, no es un ala

es no ser necio, el lugar donde acabo,

no es el lugar arduo, de donde se ara

donde estaré cuando las hadas gimen,

de la belleza, serviles me empañan

atrapen, sonrojen, cuando me arropen;

yo, pediré permiso para así alzar

quedarme la dicha y ame mi palpitar.







Förüq castellano Miguel Esteban Martínez García

REALEZA LA TIERRA:



Vernales campos me avanzan como torbellinos y ventisqueros,

llenos de hojas y fuentes que aventan la vida,

de los huesos sembrados; poeta tejido

de la solaz llaga fértil al arrope de un calor,

plantan los besos huidizos,

besos repletos que atraen siempre

a la parca lisonjera sin apellido,

largos hilos teje este mi puñal jactancioso,

revestido de relámpagos y truenos azures,

divino silencio, ya no más, ultrajado instrumento

hasta mi locura quieta, si loco, solo, he de hallar,

Treinta más loco solo habido quedaré.

Clamor de misma azada y pluma,

herramienta un destino demencial,

vestirá la caléndula de mi lugar.

Paseen las sombras

que a la muerte no harán fértil.

Delante mi castigo, este León no amansa,

estoy para sentir,

aún en infierno silente sacaré

garra y letra de cernícalo avizor que amo,

para llegada mi vejez recordar que sigo siendo

quien yo era, sí,

canto con la voz encarecida,

templanza de fuego y madera,

sin arma, más que mi garganta,

sin vida más que una divina planta,

Néctar de mi sangre que habla,

levantando a Castilla de mi alma,

labrada entera la tierra, me adentra.





Förüq castellano Miguel Esteban











VIEJA VIGA:

Iré brotando breve

como germina una almendra,

día tras día

sol tras luna,

hablando hondo

de precipicios y suertes

blande toda palabra honesta,

veces que no me entenderán

no me pedirán luz y sombra,

nada verán en mis poemas.

Mientras en la tiniebla densa

todo germina,

como razón se hila.

Oh, flor de belleza,

oh incansable palabra alzada.



II

Agua limpia

de sangres rojas,

transparencia de pez de cristal,

era mi sollozo impune,

como lágrima tejida sin poder precipitar,

sigo vuelo toda belleza asida,

perfecta vida

de poeta que fue soldado,

agua y fuego sangra toda roca,

linea que la fuente brota,

olvido todo sabe, precavido,

voy de asignar movimiento

a lo que no conozco.



III

Oh vieja viga, es mi poema

maestra sobre un rito

sujeta, llegó la guerra,

un grito de infortunio,

muerte vuelve siempre

por sus lágrimas retoños.

La poesía regresa igual

de oídos rectos,

y verdades ciegas, preguntar:

-Cuánto vale una estrella lejana.

Estoy aquí trescientas veces en el viento.

El salto,

cuántas veces concurrido.



Förüq castellano Miguel Esteban







GALERÍA DEL ALMA:

Leo el oscuro día atravesado,

como versos flotando en tintero,

bien amados.

Sortilegio divino, las flores armando

el viento furtivo, permisivo conductor

de errores y grietas, de aciertos enfoscados

como una galería que a nadie glorifica

el recuerdo vivido,

alma de misterio blanco.



Purísimo de Sol negro, brujo elevado al cielo,

puerta de trofeos y tragedias.

Elevar fúlgido, y fehaciente, ojos y mirada

dulce cual miel o néctar de Ambrosía,

Espejo que no solo acecha el reflejo

si no asume la sombra cruel del esperpento osamos,

hierro luce mi calma

esta erguida invernada,

bruñendo soles de escarcha azulada,

oh dolor grotesco, ola de mi sangre

que avanza en un sentido,

rumbo a bañarte

mi pecho sonríe hasta volver a elaborarte,

magia de vidrios del sueño,

agua, brea,

mercurio, iris sediento,

atónita rezaba mi espina en el corazón,

nadie la arrancará.





Förüq castellano Miguel Esteban



SOLLOZO DE GUERRERO:

Quién es el último que habla,

quién el primero que calla.

Belleza, parca, luz, amor,

tierra siempre dice no,

no trae mi ceguera,

ni de viento se llenan cabezas,

áltamente necio sería,

si viese mis huesos

durar hinchados de orgullo,

de huesos y de cráneos

de sepulcros y horizontes negros,

he venido,

aquí volveré novecientas veces

repleto de tierra en el viento,

oh glorioso sollozo,

habrás de saberme

repleto mi nombre

de parcas segadoras,

morir como soldado

mi propio destino.

Mis músculos arriados

superponen horizontes violáceos,

romperé el término, el lenguaje,

la bruma y el ocaso,

gime todo silencio perdurable.

No es gemido mi canto.

No es sollozo

culto al vivo ni al muerto.

Es un designio atemporal

una exclamación de dicha inmortal,

ley del humo del horno

toda palabra brotada,

más allá de labios y manos,

crepitar de la simiente,

un río de sangre sobre la tierra fértil

una lágrima, cumbre

del precio luminoso cegador,

grito y llama,

así sólo así

poder moverme entre la bruma siempre gris.









Förüq castellano Miguel Esteban


Jardín de tinta:

febrero 12, 2022



Noche, oh largueza breve

de piernas de ángeles,

alguien dijo grande

que la palabra gigante

es silencio,

por lo que el silencio

es inmensurable palabra perenne,

en este negro jardín de yedras azules,

voy perdido encontrando,

un destino parco,

brillador,

fuego traslúcido,

tu calor, la apología que hace tu verbo, beso, verso,

sol este negro de noche caduca,

sed viva estampa fulgente de armas,

era una herencia disuelta en sed de poemas,

una sangre que no se apaga,

todo es más que una parte del todo

que nunca llega,

hay un brillo desertor,

de alma renegada,

desertando a morir de tu contienda,

amada así conoces mi alma de grillo,

no me dictes nunca jaula

iré surcando abismos allá para encontrarte,

dulce sonrojado misterio

es tu silabario,

hay un hinojo solar, una desquicia yerta,

comiendo sus paticas de abeja,

el sonido reposa despierto,

el sueño llora colores

a su dama obscuridad que le envuelve,

sed de rayos, de sequías, de campos,

de jardines amarillos, sed de tu ambarina sonrisa,

es un azar por el que dictan las peludas patas de la araña,

de la leyenda del atrapa-sueños,

y el amado murciélago castellano alza vuelo,

por colchones de nubes,

su sigilo esplendente,

el color es eternidad

de la fuente de la sangre,

rojo sagrado, tinta bermellón,

como el jardín que porto,

en vena y arteria,

negro jardín de tinta noctámbula,

por los suelos, levanta ya tu frente,

oh mi Sol sordo,

sé que me escuchas con la luz irradias a la vida

y a lo que descansa sin tiempo para despertar

de tu beso,

flameo contigo en curvas de armas,

oh Castilla, descanso con tus pétalos y espaldares,

de tierra, de sangre, de virginal agua,

es aquella magia vestida de hierro sanguinoso,

y a veraz colmillo obtiene postor y reclamo,

estridencia clama,

que la tierra devora lo que es de ella,

y que el agua es su sed y sangre,

canta mi premisa:

-Los duros somos tierra,

los demás ceniza que se desplaza,

Aere perennius,

más duros y resplandecientes que el bronce,

por el tercer orden todas las cosas habidas,

mi amor no caerá trasplantado,

cuando amo es por mi nombre,

Siempre, por, y para siempre,

vivo y tu aliciente.





Förüq castellano Miguel Esteban


AQUILÓN:



Aquilón, oh dios de los vientos septentrionales

de vertiente helada norteña, levántate,

acoge, tú el más viejo de la vetusta,

de plata fina,

y pretiles sollozos bellos,

como llora toda belleza imantada,

torbellino de cuantos nos sujeta la madre natura,

dentro acoges la locura justa,

de quien acoge tus aullidos,

frenético azar jamás vencido,

oh, rauda fuerza de tempestad,

el viento no es mío,

ni trepando, enviciado en ti,

sólo soy tu hijo, Padre de los vientos,

seguirá invicto tu grito de lobo.

Este humilde loco baja a verte,

y subo a cumplir mi destino.

El amor es semilla y raíz de la verdad,

aunque duerma como duerme la hoja,

aunque respire como suspira la piedra,

locura divina, zarcillo de fuego,

escuchando, la locura quieta,

y tu cascabel de oro,

he venido a escuchar tu lobería,

tus yerbas que laten, baja ya tu belleza insobornable

siempre temida,

por elogiar te, es respetarte,

sólo soy fantasma que desea sublimar tu frío

Glorioso.







Förüq castellano Miguel Esteban



REPIQUETEO DE CARACOL:


I
Abuela es la fe mía,

sobrada bien hondada,

en abundancia,

que se halla donde estoy,

siempre,

usara yo esta palabra,

donde no habita,

caducidad d' este ser

de lo que estoy velloso,

sin litigio a reparar,

amparo de apoyo cariñoso,

aquella su herida cerré

amimando, presagiando,

brotaría, germinaría un día

su luz furtiva.





II

Allá alumbrado

su resplandecer airoso;

brillase ajeno el cantar,

que no es de otro,

ni mío cabe pensar.

Mora silvestre,

de mi zarza,

mora castellana,

te quiero,

de mi zarzal,

verdadera mora

inefable, vestida en carnaval,

bonita de dulzura,

risible, inocente,

parece tu faz.







III

Azúcar de aire,

y de la imberbe nube

caracoleas la maleza,

dando aviso de espina,

devanadera de erizadas manos,

mi carne de gallo,

gritas alegremente,

grito de alegría,

enamorada

de inclemente grito agudo,

pardo y prolongado;

te miro con curiosidad,

y nadie observa a quien mira.





IV

Oscilo los campos,

y páramos,

los baldíos,

y arroyuelos,

de sus acequias,

los almendrucos fugaces,

bienes y haciendas,

paseas como cuna labrada,

también te beso,

ciño a tu semblante,

tu gracia femenina,

rescoldo, que me mueve,

como sangre y pan trigo,

de prado en agua perenne.







Förüq er-lobo bohemio Esteban


SUS PIES EN LA GRAMA:



Imaginé sus pies y el rocío permisivo,

mi caléndula otoñal,

me bailó su agua nectarina.

Fuertemente en mis ojos solos entreabiertos,

mis pupilas entonaban una savia maldita

de una higuera del demonio u estramonio,

al divisar en mente su regio caminar acorde un perdido son,

de espigas y caracoles a esta primera lluvia copiosa

este otoño que ya era extendido,

como silbando al terreno nuevas hojas breves,

tan hermosos eran sus pies de dama,

que me daba miedo dejar de visualizarlos,

a ojos cerrados,

todavía no habían conocido mis senderos,

me llenó el alma su huella,

como mariposa leve, danzarina,

posándose sigilosa en un tridente de trébol,

sigilosamente se detuvo su caminar,

sacó del bolsillo, una nota doblada,

en la cual ella decía

Migue llegó su momento,

no está usted soñando,

-Yo no creí aquello,

no sabía si era la voz del averno o Paraíso terreno-

soy caballero Esteban, su Musa,

he venido a cumplir una promesa

hice a su alba más preciosa

nunca vista,

sólo soñada onírica..

No hay preludio amado.

Béseme como si tiempo no hubiera.

-Yo ya tenía mi corazón en la yerba de sus pies,

cómo negarme,

cómo estropear aquel sueño,

No se vaya compañera

le traigo la flor de Hércules

de la montaña más remota con raíz,

y verdor secuestrada indemne,

¿ Cuál es el nombre del pájaro negro ,

que mora las hojas estos Robles,

ave misteriosa que con su crascitar

anuncia cada noche?

Una palabra su nombre otorga

en el idioma más antiguo,

nuestros ancestros le tejieron, Musa,

-Förüq, es respuesta-.

Ese nombre de cuervo morador,

béseme Förüq, soy yo tu Musa,



Förüq...


FLOR DE TU PUPILA:



Hablo de la pupila,

sobre que muere el amor

en su ausencia de color,

y de este que no escapa

a resucitar de su brillo

y cuando entra relámpago de luz.

Entre arena y piedra crece la rosa,

esquivando a ser cortada,

igual, luz y color,

alimentan la pupila enamorada,

así diferente el sueño,

que se nutre de sangre y razón,

anémona razonada,

no es ni la rosa, ni las pupilas

que la ven.

Perlas de flores y caracolas nítidas,

herencia de lo que prevalece,

como raíz del alma es el sueño,

muerte germinada de cada flor

cortada,

tétrica se ve la tierra

sin su rosa viva,

sola se siente la pupila

muriendo lentamente

sin su color y luz amados,

coral de hierro es todo sueño de sangre,

lúgubre manotazo, asesino del ser,

sin sueño ni anhelo pertinaz,

todos los colores forman ausencia de luz,

verte cariño en pupila, es sumar los colores

que trae la vida y que formar a esta,

para poder llamarte Amor.





Förüq castellano Miguel Esteban


ODA AL CARACOL SILVESTRE:



Caracol silvestre, caracol serrano.

Te escribo caracol del camino enervado

¡Oh tus fauces! Blandas que muerden

su estadía alimenticia.

Del romero al tomillo, desde la jara resinosa,

al brezo flamante.

Tu deslizar por el terreno húmedo,

de la amapola a la caléndula arvensis

con su savia dura.

Desde el musgo a la piedra

igual a la siguiente;

idéntica a la anterior.

Oh caracol, judío blanco,

oh caracol marrón de todo jardín,

caracol estriado

la pulcritud de carbono de tu casa,

mi casa.



Miguel Esteban Martínez García


FLAMA DE PÉTALO EN HOGUERA:



No quiero ser llorado el grillo

que tierra adhieres y abrigas,

en sed de flama y pétalo de hoguera,

hermano mi alma,

que jamás estríen vuestras voces

mi alerta,

alineando sollozos de nubes

y caracoles de color, con instrumento

de alma das amapolas,

mi corazón con siniestra forma de ellos.

Agrupándose en espirales santas,

caracolas,

y oyendo el ala, ola o sólo su aliento

que me escucha,

con herida inabarcable

van mis ramas del difunto,

sin calor, sin pena redimida,

levantar hermanas parcas,

vuestras alas enamoradas,

que sin perdonar,

no os quiero me elevéis de lo vivo,

ni en mano de tormentas

sembraréis el rayo

a mi destino prevalente.

Ni a dientes me surcaréis mi honda calavera.

Mi terciopelo de sangre no es almendra espumante,

ni codicia tiene mi voz enamorada,

alma sin rosa,

sin cruz, y sin delito condenado.

Alma en metales por fuentes y abrevaderos,

manantial desangelado,

amor de la espina, muerte enamorada,

no me veo más vivo contigo,

no te veas dichosa conmigo.







Förüq castellano Miguel Esteban








SUAVE NUBE RÍGIDA:



Foráneas eras propias

con vástagos

de Ninfas y Sátiros;

se plantaron de peces

altos árboles

y guiaron profundos rebaños

en el mar

afrenta impía de soledades,

que duermen

y nadan sus corzos secos

de estirpe dorada,

carcomida, agujereada,

de siglos;

Azul nube de mi vida,

abandonada

sin ojos suyos ni míos.

Bajel de mi custodio

incólume,

de ciprés mi valer

mi férreo pecho

en cobre

de mi fugitiva entraña.

Lluvias de esta sequía

Híadas que mi sangre tiznan.

No me encrespará la osadía

temprana, aunque me enseñaran

a luchar por lo que quiero.

Impávida por este mar de tierra

reduciéndose a la arena

más pálida.

Mi Noto impune

que muerte no teme

conculca mi desorden,

áspera quebranta el pío.



El Castellano






AFILADO TORDO:





A ese mirlo, mirlo único;

Córvido negro de profundo ojo

que picotea y escarba mi idea.

Que crascita su estirpe,

dejadle mi patio cada mañana

rubor de cristalina ala,

sólo hasta que no me queden ideas

que son como lombrices cristalinas

nacidas del agua de mi frente.

De esta enjuta tierra me camina

el alacrán.

Un campo de sierpes y torcaces

de grises ceños al ocaso del día

que entre mantas y saetas

se acuesta un sol ciego.

Audaz mirlo que ahuyentas

mis espadas.

Tordo entre espinas arreboladas

haz que se acueste mi mañana

bajo tus alas.

No me destrenzará la osadía

temprana, ni el día terminará

de llegar.

Tu risueña pitanza en corvo pico

ultrajada; Vine por tus voces

desenterrando abrojos y señales

uniendo el fin del día

con el fin de la noche

como tú quiero vivir,

termina mi idea.







El Castellano




IMPRONTA REVERDECIDA:



Unge el vespertino roce

de tu ausencia habitada,

una viperina falaz de siembra,

allá donde el silencio transmuta

la sosegada vida de mis falanges

rutilantes, un alambre de búsqueda incesante,

de tus mares de boca

mi nectar dispuesto,

miel de Dioses que encajan

mi sinestesia elaborada,

más quisiera apelar a lo innato

de mi naturaleza,

que llamaron pureza,

luces de sueños rotos por enmarcar,

ahondonada de las nuevas visiones,

tiempos cambian,

palabras a la fosa,

yo estoy esperando mi panal

de sombras de idea

sólo tu saliva verdadera

mece mi extasía,

por ende seguiré encargado

de esta acequia

dura, absorta de entregarme

al hendir de esta mi azada

darkness and magic

poder del sueño desagerado,

que nunca he alcanzado,

mira mi camino

soslayando

las rosas de la aurora,

entregando pleitesía

a tu señora mirada,

no te guardes

si vuelve este mi vencejo,

afilaré mi sombra

para entrar en la tuya.





El Castellano




LADO DE MI PUENTE:



Quedase austero

el pretil gesto

de ávidas secuelas,

rupturas d' esta compuerta,

de altura traspuesta

me alumbra esta ausencia

habitada, inducida,

paladeando mi dulce yerto,

conforte de volver a verte,

mampuesto en febril idea;

Apacibilidad de tu seña

y armoniosa senda,

me infundes arte de amarte,

hasta el diminutivo de mi término

castillo.

Por lo que de castro

soy castreño,

andariego,

que morir niega,

perduradora onda

de tu entraña,

clamor exaltado

en visiones de Quimera;

que resuene alto

bajo el asfalto,

que vine a tejerme exhausto

torres con callejas

me nacieron,

en amores

del dulce amargo hiel,

fuente fría y negra

de vivos troncos,

sentenciados;

sed como viva esta empresa

de brasas,

amargas piedras

del lenguaje,

hondo tallo

pronunciado sin base

ni escueta prenda,

Luna no te nombro

porque mañana cuarto mengüante

entro en rito,

confunde mi luz

tu hermosura

en voz y gesto

abismo pedernal,

preñado de paz,

sosiego de mi armadura serena.

Mieses que arrullan

colmenas de nidos

de cobres nativos.



El Castellano


ZANJA DE CARRIL:



Marzo que abrilea

y abril marcea, al dueto

de la sed universal

de su helor que duerme

en heladas;

Ando que me encuentro

perdío en un Sol

de agosto que espera

a su esposa

en cuarto menguante.

Yo seguiré buscando

el almendro de las almendras

de oro, mientras de mi empeño

socavaré a mi tardío

Castellano y su Leannán Sídhe

de su madre conciencia.

Avanzaré su cerca sin permiso

a poner nuevo estandarte

y despertar

al Miguel Esteban

que no nació todavía.

Guardarme el vilo

porque yo no estoy despierto.

Volveré con mis principios numerados.

Si quieres más de ellos,

dí consumido,

en zona yerta y su tierra

viva-muerta.

Donde desterré a mis abrojos,

y enterré mis escritos

con pauta alimenticia

por si despertaran

subsisten estando

nacidos del miedo

como yo estoy hecho de miedo.



El Castellano


PRISMAS EN CALEIDOSCOPIO:



Oscuros, negros, tibios

lirios en sangre de brea;

Acolchadas desquicias

en híbridas campanas azules

de los ángeles, yendo en borde,

siguiendo círculos,

moviendo espirales,

Vientos noruegos me llevan

sin patria, vencida por mitología.

Quicios de lúgubre destelléo

en oscuro límite tétrico

y sus mansedades caminan,

hacen nido sedoso

en moreras del sueño;

Vida través de una vida

dentro los hoyos del Sol

que sudan, sus notas de uvas.

Visitaré a Cernunnos

en el seno del bosque,

hablaré del cuerno roto

y su sangre que brama

flores de helechos.

Quién sembrará mi campiña;

estirados mis soliviares

entre azares que suerte corre.

Traspuesto al mantillo

y su compostaje silvestre

que solo se mantiene;

Verano que socava dormido

para sepultar los cardos

que tierra come

y levantar la estación

de los difuntos con hojas caídas.

Otoño sus fríos que me despiertan,

terminando de vivir el ocre

y su yerma plácida

de tierras sin brotes

en ventura de savia fría.



El Castellano




JURISCONSULTO DE SOMBRA:



Este mi humilde canto,

Pedernal,, que blande,

que pregona compás en arraigo.



Quimera a tiempos

en puñal pretencioso

de espigas de idea.



Patria por siempre sin sentar;

Fugitivo sin amores,

surcos de fugaz simiente.





II

Docto de tu dulce vientre

tras fuego de ababol,

entre tierras de tus reflejas piernas.



Sed de mi sangre,

renacer acompañante,

aljibe sin fondo a florecer tu entraña.



Amor de pecho a espada

blancos que el ser crestéa,

jurisconsulto de este ser de espuela.





III



Redentora hoz de labriego

soñador, en soto de silvestre rambla,

febriles rejas de esparto.



Pinos que caracolean

el camino de este fruto de ensueño,

antes que morir sin amapola de fuego.



Creo, nazco y completo

una flor de la misma sombra

que trajo en fruto de la primera mujer Eva.



El Castellano




FLOR DE SOMBRA:



Impetuoso campo de mi celaje,

allende mis altas torres de belleza;

Inmobles rastros en piedra tumbados,

estos barbechos que me piensan;

Por almenas seculares,

remembranza en bastión,

de andariegos siglos,

me enhechizan flores de sangre,

perdurable loma desgañitada;

Tráfago en mimbre cabalgo,

recama tu alma

como una losa sin frente,

ni gemelo tiznado,

por tener ajuar astro renombrado,

alzo mi quieta dicha

entre gentíos de mi oeste,

desvencijada suerte,

por azares de plomo y zinc,

fúlgidas cabelleras

norteñas en crestas

sin linde mutable,

acababa de irme

y no soy adorable,

es una fosa de recuerdos

ahogados en silencio,

vagaroso desdén

que me enjalbega

en cuerpo,

mi luna fija, vaporosa,

luz en libertad de mi regazo,

abismo cercenado,

de cálido espanto;

sosiego, quietud del bastardo,

regio Lugh meditando.

Sin mis vencejos

no brota esta fuente,

naturaleza cuando amarte

se vuelve arte.



El Castellano


VIDA DE LA VIDA BAJO TIERRA:



Tornadizo quebrar de la simiente

acaso el ojo de tierra no viese,

clepsidra en goteo,

del Nitrato de Chile

En este mes de la parra

y de la zarzamora,

sulfatos de cobre anidan

su violáceo vientre

que respira;

vida de la vida enhiesta,

mantillo sin raíz oscura,

viril anélido sin carcasa,

fértil embrujo de larva

y su hechizo que metamorfosea,

sin aroma no preguntes más,

liras blanden su chirrío estacional,

que avasalla sin hacerse espíritu,

tojo clavado al viento;

Castilla tú lloras

dehesa sin letanas espinas,

de lanzas,

lo que vence mi inmortal yaga,

enjalma mi verde intelecto,

orvallo de mi rivera,

viaja mi idea,

callendo el Sol arriba,

desde lo alto,

un largo recodo sin franca,

vega compadecida,

que riega ésta enjuta,

en cal y cantos despierta

de su arcilla dolida,

Diosa zurda tu nombre caminas

más por donde el arriano

plañía, y plañía, plañía,

su seco llanto de corazón

esquilmado.



El Castellano










OLMO DE IMPÍA MANO PLANTADO:



Exiguo campo de fatal avidez

y musas en bronce celadas,

sosiego calcula lo venidero

por dorados techos vencido,

por cuanto Parca ha conocido,

cuadriga del mañana

y sus cien rebaños

del afán que se lleva dentro,

grey de sombras en silencio,

triste, densa tensión escucha,

del funesto día , huésped

en la negra noche profanado,

afrenta de sus campos,

señero inmóvil,

que escucha a las víboras

sonando, guardando

al inofensivo lince asustado.

Vernal lozanía

sacude su rostro de luna,

entre sombras huidizas

y destellos planos,

en seno de esta avara tierra,

se despliegan las rosas

del rosal ya florecido,

su fugaz hermosura,

chopo gris y opulento pino

musitan la acogedora sombra,

suerte en urna del destino

que embarca o hunde en el abismo.

Viaja el corzo mi idea,

entre flores que Primavera exime,

verde flor aún en capullo

soterró el otoño

y los fríos vernales,

alza un lustre caduco

al servil gozo de su tierra.



El Castellano


JURISPRUDENCIA DEL BESO:



Vanos sentidos

temblando la noche tenue

cosida de luces efímeras,

lecho partido

mitad oscuro mitad luz.

Luna que descubre y muda,

sobre la soga que retuerce

el olmo frío y duro

un invierno trasnochado

que huyo

y huyo buscando tenor de ventana,

fría endeble quizás áspera

como la hoja.

Vinieras y te quedaras

como la suave caricia de primavera,

mar de tierra que estira y no duela,

otro camino se afila

sin desvanecer;

piedra cerrada que te alcancé a ver,

cristal de metal, perpetua, fugitiva

destino precoz te alumbraba,

como eras,

pluma de tierra,

sonrojada vida a mi vera,

planteada osadía de quimera,

vorágine encendida

mi esfera prendida,

ascua por el Sol que espera.

Diosa, mi ciudad ardiendo

en el sueño de mi paraíso ciego.

Plaza en la historia del corazón.

Sombra de mi destino prometido,

serpear incesante por tu imagen

no preguntes a mi espejo,

ni al viento sesgado

soy etéreo como sombra de ciprés

un día nublado.

Espectro del vivo silencio

encarnado,

palabra sin precipicio

ni soga que levanta,

moneda de tres caras,

espina en la rosa de tu tierna cara.





El Castellano




LARES DE EQUILIBRIO PERFECTO:



Coso mi atelier simétrico,

nacido entre ocasos vespertinos,

sí esos cuando la flor camina

con nombre de mujer.

Vidas en haz purpúreo

al argénteo astro;

invisibles senderos

sin sombra ni difusos lares

donde los afluentes

confrontan en tu ser,

sin brío no hay pureza,

sin pureza no hay sangre,

y qué yo no te daría,

acaso el silencio no fue esculpido,

por impulso del error,

raciones de arvejas consumidas,

por llamas de lúgubre hendidura,

Dioses míos yo cómo era,

bueno no me acuerdo,

seguiré con mi venda

hasta que ella me la destape,

secuéstrame en tus dignas alas

que yo vigilo

como vigía de nuestro sentir,

custodio d'este sin vivir sin tu ser,

no hay luto de espadas

que no se afilen solas.

sin sueños no soy hombre,

ya lo dijo alguien,

fusión del frenesí

hablando con su infinito a solas,

como cuando se siente amor

en la vida,

sólo una vez y perdura

como la letanía

de escarcha derretida,

yo no estoy despierto

he venido a asesinar al tiempo,

y que se cobren con él mis deudas,

sigilosas, etéreas,

hasta arrebatar su azada traspuesta.

Así mis esferas sean siempre verde azules,

como la verde espiga, el agua

que la vuelve pasto.



El castellano


ECO DE AYER VESTIDO:



Honrada tibia luz caída,

pasaba y me ungía este sol puesto

una mañana amarilla, vestida de invierno

y su frío azul, encendía mi cigarro

y un humo y un eco envolvía

un hueco que dejo abisal la última helada,

carretas deslizaban las nubes

abriendo el vientre helado del cielo

este Sol tímido de invierno

parecía asustado sin ocaso

ni pájaros fantasmales

que le hicieran nido.

Me cobijaba la sombra de un ciprés enhiesto,

abría las puertas de gramas voraces,

lirios negros franqueaban mi verja

de pensamientos que se amontonaban

en la puerta, rezaba a mi Sol

que no me hundiese la primavera

como si él eligiese esta sequía

que la tierra llora y quiebra sus entrañas

vestidas, el viento era más fuerte que yo,

llevando y sujetando el iris de nuevo tierzo,

crascitaba por ramaje de mi muerto brevemente nogal

de sombra densa cobijando tenebrios,

bajo sus hojas caídas.

Portón de tiniebla, el paso de su oscura raíz,

despertando el devenir

rompiendo el nicho de la primavera futura.



El Castellano


CALLAR DEL ASCUA:



Este bregar me cubre,

del que vengo,

un sol de esparto,

un ocurrir del que venga mañana,

nubes acolchadas me aguardan,

por febriles heladas,

horizontes sin guardas,

ni francas tapias

deshacerse puede,

era una luna de trapo,

que espolvoreaba la tierra,

su belleza se acostaba

en dunas de plata

mientras su alta ojera desplomaba,

su insomnio de infancia miro

y dime,

por mi desnuda imagen

que yo cerraba mis ojos

se acostaba a plañir,

tu transparencia me clavas

como ferviente yunque helado,

las espuelas tuyas corren sin caballo,

intranquilos ceños

me conducen por muros

y celdas de sosiego.

Cuándo venceré en este diáfano cuarto,

donde las sombras caminan,

y las voces en letra difuminan,

esbozos en coro de grillos,

en este lecho,

mi nicho donde me acuesto.

Confín de vagarosa imagen

que despierto,

cada vez débil,

cada vez más encerrado,

surtidor de fantasmas

que arregazan era mi dolor,

esperando para brindar con el enemigo,

humo oxidado sin ojos que duelen.

golondrinas dulces balancean mi día,

día entre sotos sin perdices

caminando mi patio;

fabricándose en él escarchas azules

con todos los rostros de diciembre.

llave fue, cincel encadenado,

lenguaje del ser claveteado

en recuerdos vanos,

polvo de poema parlotea

y dirige a callar hogueras,

fuerte raíz es palabra,

un calor retumba,

sobre márgenes de ríos sanguíneos,

reposa sobre la música su alba,

ventiscas que trae la noche,

alejando, alejando los sueños;

despertando el pasado,

abriendo luces en osadía

a quebrar el tiempo.

El Castellano


BLANQUEAN SUS ASCUAS:



He cosido, dibujado tu sonrisa

con tempestuoso órgano

al clarín violáceo de mis dedos,

avanzo senda con el fervor de mi Sol

dormido o estudiado alzo brillos a su dolor,

intransigentes palabras al silencio

que fue parco sin eco

sobre la sierra febriles dientes de siega,

me dijo su olvido que él no espera

a lo que abrirá mañana.

Ferviente luna sola abre su alta ojera

por cuantos la conocemos sin verla;

así su fondo sin sombras densas,

ni su acuartelada estela.

Mansamente cruzarte será verte

luz uniendo mis sueños de acariciarte,

condicional de reloj de tiempo disuelto,

leve planta criatura azarosa,

de translúcido amor en tu cintura

descorchado,

fujitiva alegría anidada,

el desertar de mi sangre fue llamado,

a realizarse en clepsidra de vida,

huyeron mis borbotones a otro cauce,

otras venas y arterias que te riegan,

juego como animal entre tus riveras,

piedra sin ajibe ni ortigas de auroras,

invierno de transeúnte helado

abrazas mi ascua de nicho,

al abrir de la flor que espera,

segunda tu avenida sin corceles de viento,

ni rizadas venturas afilabas mi carcoma,

oscuridad vencida alegre,

afinaba mi acordeón de quimera,

un transcurrir frío sin secuelas de difuntos,

deslomarse pulcro, entre la grama

de un recién abierto invierno.

Entonaba un grillo

un chirrío de soneto,

miraba mi estrofa ausente

blanqueándose entre hormigones

de leche,

siendo mi vida más

que un simple paso a la muerte.



El Castellano


LAS NUEVE:



Los verdes eran azules,

amor como rocío en la mañana,

viento de cantar

entre tu ciprés secuaz,

despertaba la flor hermanada

con el idioma de la mañana,

viento entre mieses más altas,

era yo entendiendo

el idioma de tus pájaros dormidos

situado entre rejas de gramas,

y tréboles carceleros.

Todo despierto, rigurosa plenitud,

depuesta el alba

y sus rigurosos peinados de luces,

eran las nueve en el patio

de mi amada llena,

su sauce brilló y vibró

sus cuchillitos de hojas

con cuantos años dispuesto a andar,

calles con callejas me llevan

a su mar.

Donde intranquilo se acuesta mi Sol,

cantada abrazó la flor

al viento que pasa y no mira,

que arropa y no descubre,

canciones que bailan su mañana,

por pájaros azares que la vida trae

y en su patio encuentran.



El Castellano


A UNA ROSA DEL TIEMPO:



Verde rosa proscrita

abre del tiempo verdades

que inflaman la oscura noche,

al flamear del angosto

su espina cierne,

hojas del tiempo se cierran

rizando, caracoleando

una espiral malva,

vetustos testigos

estambres del fuego

y de las sombras nacidos,

osadía violeta

entre raíces de siglos,

ascua que arde deseos,

crepitan pétalos

encajados, una realidad

sin techo dorado

firmamento anudado

por cuanto ha conocido,

no llegó su marchitar de brea,

guiños al viento descubre,

mira y se sonríe,

en aquel diáfano cuarto

de estrellas sin encarnar.

Claro oscuro de su prendida suerte,

alumbraba lo inerte,

entrometiéndose por rejas

de momentos tenues,

sotos sin hueso regentaba,

vagos lindes sin estatua,

ni otras flores

que su belleza, empañaran,

soledad perpleja del devenir,

aguzada torpe sin rostro

ni desdén devorado,

clama silbidos

que colman de noches

y sus vestigios,

abriendo estelas

tejiendo sus casitas

de arañas que flotaban

como lunas tendidas

del techo de su caverna flor.

Desnudando tristezas

llamando al oro

del alba

y su recto oásis de Sol.



El Castellano





CERTEZA:

Mi Dios es real y la noche me hace realidad.

Yo soy la historia de un muerto.


MARIPOSAS EN CARRIL:



Compases labrados

de un tiempo expirado,

soslayado

ademanes de que el amor existe

y corre los parajes

de tu sembrada piel,

resguardos oníricos

de lo que llegó a ser,

como noche

que aguarda el resplandecer.

Siempre nos deseamos

como abejorrito a la flor,

como piedra a la montaña

y agua de cascada a la pendiente

eso es amarte ferviente,

como agua de marzo

abre la primavera,

quiero estar a tu vera entera,

y ser espectro de primera,

no será eterno mi mármol

pero te alzo un beso

como cántaro,

vales mucho corazón

y por si no lo sabes eres sentir

como rayo

que tornasola mi corazón,

te descubrí nos descubrimos

y nada quebrará el designio

que Dioses aguardan

mi princesa del lago

de mi ilusión

mi Araucana de emoción,

no partiremos sin ir de la mano,

en alabanza canta un cuclillo,

dejando canten todos los grillos.

¿Cómo encadenar la luz?

y atar las mariposas,

¿Cómo escribir sin fijar horizontes?

y anudar plomos sin fundir a ideas fugaces,

cómo conocerte y no besarte,

te entiendo y a la vez te siento,

sin semáforos y alquitranes,

sin hormigones de leche,

puliendo el blanquecer de mis ilusiones

que te prometen,

distancia quejumbrosa

entre alas que sostienen

que en tus ojos soy bruma que florece.

Y mayo que reverdece,

contigo soy lo que quiero ser,

mordiendo la solitud

que desvanece,

entre corajes nacientes

y soles pudientes.

Quiero tu dicha eternamente,

siendo el lado de mi suerte.





El Castellano






BRUMA DE OTOÑO:



Afinaré mi melodía

para sordos,

desmenuzaré la luz

que brilla y alumbra

a oscuras

de la razón más plena,

entre sílabas

de la palabra meseta,

abriré el son

de grillos tartamudos

y erizos de idea;

Me guardarán el vilo

transeúntes de crispadas

espumas de luna,

entre corceles ciegos de viento

encenderé, viajará

mi verso.

Avivaré aspas

de molinos precoces,

mi sol dormirá

un cuclillo despertará,

tiempo entre escalas azules,

y espadas florecientes

navegaré hasta mi suerte.

Por soliviares vetusto

y sus flores de cardo,

soñaré el recodo

y sus ramblas de ensueño,

me enraizará el hinojo

mi sendero esquivo

hasta que se vista de endrino,

negra torcaz aletea

hasta posarse en mi cuerda,

caracolea

el romero mi destino,

surco ahondo

de vid y centeno,

de trigo trillado

en colapso de sienes amarillas,

monte olvido

de mi recuerdo,

fugaz entre estambres plomizos.

Aletargo maestro

de cuchillas calizas

hueso de cal y canto,

corre la sombra

de mi zozobra;

Por cuanto yo he conocido,

quizás más

que un almendro seco,

cuervos fugitivos crascitan

el reverdecer de la encina,

picotea mi cabeza

un pájaro de hondo trino,

hoguera de desquicia hiende mi ser,

por barrotes de esparto

esperando que llueva del cielo

como antaño,

profuso soliviaré

este diente de espina

buscando rocío

anudado en flor.





El Castellano




ESCARCHA SOMETE:



Avanzas el campo

de mi irrigada sien,

cara por cara,

ojo por ojo de este abrojo;

Destino ciego de mi celaje,

bronco mar de trasiego

al broncinéo lar

encorajinado, nacido

de un pelo de un pelo,

rescoldo socavado

un acre sin pestaña hiriente,

vistas tras los espejos

para ser libre,

y enraízar este Sol ferro

que rehuye, desnuda las nubes.

Es un viento solar que me encara,

y afila mis fauces

que desencajan el tiempo

que ya marchó.

Pude venir a vivir

en la ola de luz serena,

el relámpago me alzó en compasión.

Pude renacer

pero no soy adorable,

desde estos acres

traigo

la flor de difunto

insoslayada,

sembrado el tiento

queda resurgir del azabache,

y bailar sones de grillos

con sus raíces del mañana.



El Castellano


URDIMBRE PRENDIDA:



Desempeño, tejer la letra

infinito parco de estrella,

desmenuzar lo efímero

donde plañe la belleza,

capturar gotas de lluvia

en estambres que acrisolan versos

de madre flor poema,

avivar su ascua eterna

de silencio acristalado,

hacer lo diminuto gigante,

y lo gigante magia de ensueño,

abrir fauces de la fiera

y ver qué espera,

bailar en el seno de un arco-iris

despertar quimeras sigilosas

en cumbre saciada,

encontrar cadencia anhelada

bañándose en mis recuerdos

como pez iridiscente en llamas,

ver la espuma de la letra

y acompasarla,

abrir el pozo de ilusiones,

desnudar el azabache

que llora la ausencia habitada,

por mil dragones de cien fuegos,

hablar y destrenzar el idioma

del silencio malva.

Rejuvenecer la letanía

entenderme con mis Dioses,

encontrar la certeza dibujada

que puede ser mejor,

afilar hierros de espadas de vocabulario,

dibujar ocasos venideros;

Sumergirme en la oscuridad

y volverte a soñar,

nueve cosas dejo en mi tintero,

todo lo que espero,

lo que nunca escribí.

Si supiera hacerlo no escribiría

lo que siento,

yo sólo pinto lo que no ven mis ojos

aljibes soterrados de mi calavera,

caracol es este talento

unas veces llamado tiento,

el mundo reposa en mi libreta

yo soy su dueño,

papeles testimonios en blanco

de lo que es para mí escribir,

ese idioma de los Dioses

danza de ninfas y sátiros

que abren su caudal de tinta.

Con besos de rocío.



El Castellano


DESTELLEO DE ESTAMBRES:



Eran de noches eclipsadas

un fértil embrujo de sangre,

en los jardines que el aura gasta,

y sus notas de clarines reverdecidos,

un poema me alzaba la dicha,

entre gatos relamiéndose el hocico,

se construían torres al clamor

y su trasiego azulado,

serenidad en rostro de mi aljibe

preñado, sueños y vicisitudes alumbraba,

escalinatas al sosiego mañanero

que todo avanza.

Incolume , ferviente desdén

estre flores granates de sangre,

era mi sueño cojo abajo los años

que sembraban patios sin flores

sólo de versos, al menos eso.

Un beso sin mares de boca,

una caricia sin pieles erizadas,

una escala al infinito horizonte

sólo para observar quieta mi desquicia,

como espina que sin rosa no se afila.

Fulgores efímeros, inusitados,

en superficies de charcos migratorios,

era feliz mi tordo rutilante

de mi jardín, en el que lo pequeño

es jactancioso y todo rige la ley suprema

de la belleza desnuda,

con tez de arcilla dolida.



El Castellano


ACRISOLADA IDEA:



Acristaladas, relumbradas fuentes

patios de ideas remitentes,

soles pudientes entre espadas fulgentes,

narcisos dementes, encorajinados tapices,

malvas del sueño vespertino, precoz,

carruajes de sienes nacientes,

ilusa suerte en colchones de nubes,

quebrarse quiere al inusitado compás;

Mañana abrirá la nada,

hondos cobijos del ayer,

no puedo dejar atrás,

llueven ayeres en gotas,

hematite del fabricado mañana,

solaz escarcha que me acostumbra,

por nidos de grama y sus testigos;

entre cuchillos de silex avanzo,

dejando generación seca

del brillo crispado.

Octubres secuestrados en su halo,

gritando el sueño, de los noviembre,

entre fríos feroces.

El azul musitaba entre los árboles,

grité no morir aquel día,

ser relámpago de la brisa,

en esta tierra sin nosotros

traigo el ababol de un otoño que juega

y rehúye los párpados,

como hojas secas prevalecen

el huir de los pájaros.

Destino me alumbre allá

donde los peces se anidan

en los árboles de atardeceres,

joviales como joven vientre de espumas,

el tiempo acaso no partiese,

cansado de ser siempre el mismo,

hogueras atrás yo no estoy despierto,

calzo mis campos

en enredaderas de sones perpetuos.

y afiladas vides de Dionisio.

fenezco como fenece por los siglos

el almendro.



El Castellano




ONDA PERPLEJA:



Luz cautiva, ardua, ofrecida,

el viento me ha dicho,

de su furtiva llama

que él no traslada,

abrí la pupila de la noche,

me vieron cinceles

sonámbulos,

pinceles sedientos soñaban

un ocaso perdido,

espigas blandiendo tiempos

caducos entre retozos

de jóvenes margales,

sin aroma,

el celo del paso del río

cuenta de enredaderas

y sauces cabizbajos,

entre álamos abre sendero

el cuerpo que no se vence,

acristaladas ideas

de renombrada senda

por membrillos

y nogales tartamudos,

era tiempo de trepar el tejado

con gatos fugaces y lunas sin sábanas,

ferviente suerte entre barrotes

que me alejaban de la ciudad

crispada, humeante, entre gravas

y alquitrán florido de edificios,

huir no es opción

pero sí solución.

Hondo reflejo el curso del latido

que amilana a dos voces,

el presente huido del precipicio,

era una ventana

y una nueva esperanza,

zanjas de carriles

sueño que aquellos pinceles

me pintaron el sueño,

y seguí de aquella luz su reguero

disperso, etéreo.

Hasta vivir en la sílaba.





El Castellano


RIERA DESLIZADA:



Hundido por juncias,

despertando caléndulas,

someras, solariegas,

era otro lado donde estaba

hablando, entablando con Ostara;

la tierra que no era pobre

su rigor contestaba,

prado que desciende

juntando un barbecho dolido,

conquistado,

marjal de claras hierbas

flaco acre dispersaba,

bancal de cizaña primaveral,

sutil caricia rizada en patitas de abeja,

parte de mi casa soterraba la desquicia

de un frío traído, heladas patriarcales

por aullidos de viento voraces,

como un rosario deslizado

con aflicción por la tierra,

un silbido del patio oscuro

como lamento sin lluvias socavado,

semillas brotar escabullen, pregunto

vive mi lluvia soñando

vivir deslizándose por la pila sacra

de tus pechos tersos de vientre de seda

y espuma, angelical rostro

llamando florecer colores dispersos,

vieja cueva cantando oscuridad,

como tránsito al amor por tu viña,

cantar de mirada extranjera,

hasta hacer la tierra nuestra.

Impetuosamente soy varón

y no dejo guerras personales para mañana,

ni ganar a puños pequeños,

de opiniones sin cuarteles,

firme elaboro mi respuesta blandida,

vieja, en savia bruta elaborada

necesito mi vera con sangre,

necesito mi vera acompasada

por tu soplo de mujer labrada.

Mi destino como árbol desgastado

de honda sien y senderos de carcoma

apuntalaba mi perpetuo mañana,

acicalando sus ruinas

para elevar su sabor de antaño.



El Castellano




INVERNANDO:



Camino la sierra

y labriego empedernido,

afilan cintas de esparto

y jocosos pinos bordean el monte,

era ella caminaba siendo mujer de húmedas hojas

y gramas recién nacidas

anudadas a la cintura,

era tiempo suficiente

para el recodo de un fondo fantasmal,

estallaba el acre que pisaba

palmo a trecho,

ribazos se despertaban sin alba

dejé un lugar ramificado,

más allá de juncos

y fardos de nueva cosecha,

sin ir más lejos

abría la tierra vieja invernando

su ombligo de invierno

la carrasca de hoja inmoble afinaba

sus dientes de hojas

que el viento pasa y respira.

Campo lejano por cualquier parte

sentir que dejaría plisado

por encontrarse con tus ojos,

pecho de paja nueva silo dormido

de hondo surco y barrizal,

oscilando el filamento de un severo cardo,

entre caracoles mutantes, judíos blancos,

dejé mi traje a reverdecer ortigas y orugas seculares.

entre la jóven hierba y el rojo trébol

del sendero,

recojo mi árbol del mañana y me marcho.



El Castellano


RAÍZ DE SOMBRA:



Nací cuando se disolvió la sombra,

era un patio de grises arañas,

con oscuridad en cada flor de luz,

rizaba y caracoleaba, una yedra su alba,

se acostaba el sueño dormido,

en sus ojeras de nácar de luna,

gritaba la eternidad por una siembra esquiva

que abría la espiga de versos carmín,

una sangre de espera en ababol flameando

es un sendero que abría el cuclillo

en su nido de espinas,

era su vida un soliviar

donde soterrar su miedo a no volver, a brillar,

temblaba mi cepa, un látigo de uva quieta,

livio, liviano, forjado, labrado, superior

es y era un campo de malvas de luna,

yo tengo huerto de sombras

que visitan soldados alados,

mis flores de difunto,

que abren sus soles

en crepitar de amarillos tules,

babéa alegre mi babosa

avanza sin casa,

que no sea mi tiesto,

donde enraíza mi vida,

límpido, es mi ávido deseo

fulgurando un crepitar descorchado

de mi luna de relojes,

acababa de llegar

a la cueva

de förüq vampiro,

allí donde las polillas

no tenían ni quitina,

tejía yo en mi tela

asida la brepticia

del amor a mi estirpe,

desde mi muerta vida,

al compás que marcó mi despedida,

puliendo este hueso

que me habita el corazón.



El Castellano




OSADÍA TEMPRANA:



Cuando te amo

mi mente se hace libre

invade una amalgama

de colores jactancias,

abandono mi sombra

para saber quien ser,

un colapso de ideas me conforma

para encontrar beso y abrazo

sin despedida,

lo común se hace efímero,

y magia del segundo

traspuesto

entre la calma de la vid

y el chopo que dora el otoño,

cuando yo te amo umbrales abren

dejando mi luz intensa,

no porque lo diga yo

es que yo te amo,

no porque lo digan mis abrojos

de poemas rizados

si no porque esta realidad ya

no nos pudo sostener

sin unir tierra y cielo de tu ser,

cantaron mis grillos sonámbulos

el ser se enmarcó por crestería,

ganó una osadía temprana

y volví a vivir,

cuando yo te amo

estrellas acompasan

un fuego de nácar,

la valentía se hace fiereza,

el instinto no se duerme en sigilo,

las puertas se abren

cuando nos amamos

la realidad se arrulla

ante nuestro paso,

las pesadillas desvanecen

los cariños multiplican,

quedamos solos tú y yo ante la nada.



El Castellano a 30-10-2017


TRANSCURRIR HELADO:



Tiempo vorágine narcisista

que todo abarca

todo se lleva

desde el infinito del mar

al acrisolado

de la realidad del hombre,

retorcía en su nuez

que tenía más duración

que el punzón de la vida

que todo rige,

ilusión dormida en el rayo de sol,

veleta de nueve direcciones,

hueso que crepita lunas y soles

camino de ilusiones,

despertar de conciencias

susurro que gritan las estaciones,

caducidad avanzando

memoria relegando,

surco de vid y arena

surco del trigo y la sinestesia,

etapa doliente inventada

en lágrima del sol pudiente,

retorcer del viento

guiando realidad,

somero descanso

en el remanso de la idea,

nacer, crepitar, extasiar

en manos de su padre destino,

encontrar, desnacer

acaso acabar

en la nuez del tiempo,

relapso ciego

negándose, afirmándose

en su trascurrir etéreo,

del que ninguna materia

escapa a lo mutable de su ser,

compás de pájaros dormidos,

nidos para nunca vencer,

colmenas a lo efímero

que abarca toda disposición

de lo que se cree superior.



El Castellano a 1-11-2017


CANTE SEMPITERNO:





I

Marcaba el reloj, la una,

en diáfano cuarto

sobre una noche monótona

y gris como su luna.

Polvoriento cráneo,

Tímido sonaba un espejo,

como canta un ciprés sobre el huerto

como vaga una sombra,

buscando copla de su desaparición,

Frío, iluminando compás yerto de un cielo oscuro.

De sones y música pretérita,

sinfonía triste de búhos y cuchillos,

de lechuzas y mirlos dormidos.





II

Oh, alarido metálico,

sentí un alarido recorrerme,

chirriando toda mi carne,

avalando el bostezo mi corazón,

pasea largo de un hastío,

en reloj arrinconado,

que ya sólo sonaba,

su eterno segundo,

en manecilla, parecía casarse

la monotonía

como gota al repicar

a un fondo que llegaba y no llegaba.



III

Estamos describiendo un día de otro día

un ayer de otro ayer,

de un huerto mustio y dorado,

finalmente llorado por su penumbra nocturnal,

letanía de música antigua

sobre lo que siempre estuvo,

un amor que quiere ser y solloza,

que nunca será,

porque siempre fue y nunca volverá a serlo,

al menos igual.

En sigilo de alma imperecedera,

de crujido de una luz errante segadora.



IV

Oh manantial de nuevo resurgir.

Manantial del que no bebí

dormí y soñé

mi corazón nido y colmena
de purísimas abejas,

amarguras por dichas

fabricaban sus patitas,

aterciopeladas,

oh, dormía,

proscrita templanza,

nunca palpada,

alumbrando madrugadas, y sueños

del cenit, despertó el nuevo día,

con un halo de jazmín, en viento,

como llantos de fuentes,

y colorados pétalos.





Förüq castellano Miguel Esteban Martínez García

INCÓGNITA DE LUZ:

Ven, la luz es otra dimensión

para los que vinimos buscándola

noventa veces el viento

voy rumbo al postigo incandescente,

por ganar esa luz,

han de llorar animales superiores

y bestias y volver siempre

por sus lágrimas

vivos y muertos han de regresar

deben afinar, sus ojos entre destellos,

y ocasos de antes y después

ganar su piedra infernal.





Förüq castellano Miguel Esteban Martínez García a 2/03/2022
VERDINOSA LUNA:







I



Sendero sobre la verdinosa piedra,

y bajo árboles

que aún conservan

jóvenes, verdes aún

sus copas, agua, un manantial

con piedra rodera

su canto de sediento poeta,

que rueda silenciosa,

el gran sabio se cuidó del necio.

Y dijo:

-Poeta salmista, arre, arre,

vamos camino al Infierno flagrante;

lavó la lluvia bajo azulete,

y alzó un muro blanco

del tabaco prendido su pipa.





II

Un tibio aliento se enervaba,

del otoño caduco

y un invierno estoico,

que oreaba su caléndula,

florida, jovial,

latían versos juveniles,

de corazón sonoro,

como almendro recio de oro,

caminaba,

Vagaban, músicos, sabios, poetas

y alquimistas, salmistas, obispos del verso y guerreros difuntos.



III

Oh, pegasos, blanquísimos,

Pegasos, llevarme,

vamos rumbo al infierno.

En vuestro lomo y regazo

voy seguro.

Nadie fue aún capaz

de romper la luna del espejo,

yo fui el ejecutor,

rompió el espejo,

vamos rumbo al infierno,

adelante, vino la guerra,

por vara del juez,

por el sobrio bàculo,

o el cetro, gira,

mi canto rodado de poeta,

como soldado,

como amanecer roto.





Förüq castellano Miguel Esteban Martínez García


LUSTROSA DICHA:






El sol luce, esta noche

algo va erróneo,

refulge mi admiración

brilla en mi pecho,

adentro el sagrado sendero

de este amor,

mis ruegos de una vida

a tu vera,

sol mío tu hierro arde,

con sopor,

tu vida gira en torno la mía,

todo era y es

como debe,

algo cambia

nunca más

que si puedo

blandir,

surcos de fuego este cielo,

segundos memorables

vidas atemporales,

criquean los grillos de Hipsípila,

alzado al momento,

dejado el horizonte,

veía una fortuna respirando,

era lo sagrado en vena

reluciendo,

campanas silentes tañendo,

mordidas y ocaso,

abierto mi sortilegio lunático,

para siempre,

sin fin ni orden,

no sea elucubrarte

este sentido despierto,

que avanza no reposa,

lame tu carne,

como oro se frota en paño,

vida en compañía no es osadía,

querer lo que extasía tu sonrisa menos,

hilvano con hilo las tres hermanas

el negro hilo del destino,

resumo que venzo,

este granate que luce enervado,

encaje febril,

más lejos de lo que el querer pudo,

lustre olvidado,

mi clase de fantasma,

por si vuelvo a vivir...

Que ella es mi sangre que quiero beber,

de infortunios bañado,

llamo a Quot el cuervo,

oh te ofrendo todo cuanto ven mis hijos ojos

debido como hombre, nada poseo,

cuan grande mi gozo,

de tener visión y voz,

estrujo su rostro en el mío,

todo lo que hago

redención,

por si algún día

oh cambiara de opinión,

vacío late perplejo

a través de esta noche iluminada.

Debido soy más completo que la llenez,

Quot, del tejo de Odín mi padre,

oh sol justo,

acoge el poder de mi hermano cuervo,

le prestaré mis hijos,

su sabiduría me acrisolará,

para decir vine, viví,

y no hubo rival ni hijo la ignominia,

me volviera dichoso de reunirme con todos

hermanos en el Valhalla,

brillaré y siempre moriré

como Hipsípila,

caudillo su Sol.







FÖRÜQ



ROMANCE HEROICO
SORTILEGIO SEMBRADO:

I

Miro su ventana de transparencia,
estelar, afilo ubérrima garra
sin sacar tajada, , la necesito,
deshacerme de los días sin asa
me forran y envuelven, miro su rostro,

otra vez , sin miedo acérrimo en cara,

No soy tu tiempo ni acecho tu porte
la encontraré sin presagio templanza,

para hacerte saber que los eclipses

suceden, el sol muere, a embelesada

y renace despierto, necesito

caer en ti, hacerte descongelar parda

en mi sentido vívido despierto,

el tiempo y la historia de mí no acaba,

ella, jamás narrada, necesito

ver a través mis sentidos que emanan,

conjugar el reino inerte viviendo,

para construirte a mi lado mi graja,

si vivo, más lento muero por vivir

para acercarme a ti, mi masajearla,

empero, te empero te necesito

hasta que llegue fría luz en aspa,

toda vida surca, pozo de vidrios,

apuntando sueños, osar avanzar

besar terneza de rostro acaecido

para ningún astro importe acechanza,

deslumbrar en luz sigilosa en asta,

y atónita que fui, seré, elaboro,

admirando tu cálida melaza

de mujer valedera, mi ascua gira

este rey de azada, señor te amansa

no llora mas que sangre para regar;

vidas en color, rezando acechanza,

quiebren firmamentos secuaces, supla

efecto mi sortilegio en luz malva,

antigua, abata todos enemigos

recoja mi porvenir, y mi pana,

para no encontrarlos más, empero

que sin ti, la felicidad veo blanca

afilaré y volveré a mi desnacer

tañida toda tercera soleada

de mi madrugada, no es arrogancia

es no ser necio, el lugar donde acaba,

no es el lugar ni de donde vengo ni

donde estaré cuando las hadas cantan,

de la bella muerte, me enamoren vil,

atrapen, sonrojen, cuando amamanta

yo, pediré permiso para siempre

quedarme en mi lugar y te complazca.







Förüq castellano Miguel Esteban Martínez García



SORTILEGIO SEMBRADO:


I

Miro su ventana de transparencia estelar, afilo mi garra ubérrima, sin sacar tajada, bueno, necesito deshacerme de los días que me forran y envuelven, miro su ventana otra vez sin el miedo acérrimo,

encontraré sin presagio furtivo, no soy tu tiempo, y qué, eh te necesito para hacerte saber que los eclipses suceden como el sol muere y renace despierto, necesito caer en ti, hacerte descongelar en mi sentido vívido despierto, el tiempo y la historia de mí, jamás narrada, necesito ver a través de mis sentidos, conjugar el reino inerte para conjugarlo a mi lado, vivo y más lento muero por vivir otra vez para acercarme a ti, llegó mi dia, empero, te empero que te necesito hasta que llegue la fría luz lisonjera que toda vida surca, poso de mis vidrios, apuntando a los tuyos, osar besar tu terneza de rostro sin ningún astro importe más, deslumbrar en luz sigilosa y atónita que fui seré y me construí, admirando tu cálido regazo de mujer valedera, mi ascua gira este rey de la azada, señor de lluvia que no llora más que sangre para regar sus vidas en color, rezando a mi mismo, quiebren firmamentos secuaces, supla efecto mi sortilegio de luz antigua, abata los enemigos recoja mi porvenir, y siembre mis penas, para no encontrarlas más, empero que sin ti felicidad no veo afilaré que volveré a desnacer tañida la tercera campanada de mi madrugada, no es ser arrogancia es no ser necio, el lugar donde hoy estoy, no es el lugar ni de donde vengo ni de donde estaré cuando las hadas de la bella muerte me enamoren, atrapen y sonrojen, cuando pediré permiso para siempre quedarme en aquel lugar contigo.








I

Miro su ventana
de transparencia estelar,

afilo mi garra ubérrima,

sin sacar tajada, bueno,

necesito deshacerme de los días

que me forran y envuelven,

miro su ventana otra vez

sin el miedo acérrimo,

encontraré sin presagio furtivo,

no soy tu tiempo,

y qué, eh te necesito

para hacerte saber que los eclipses

suceden como el sol muere

y renace despierto,

necesito caer en ti,

hacerte descongelar

en mi sentido vívido despierto,

el tiempo y la historia de mí,

jamás narrada,

necesito ver a través

de mis sentidos,

conjugar el reino inerte

para conjugarle a mi lado,

vivo y más lento muero

por vivir otra vez

para acercarme a ti,

llegó mi día,

empero, te empero

que te necesito

hasta que llegue

la fría luz lisonjera

que toda vida surca,

poso de mis vidrios,

apuntando a los tuyos,

osar besar tu terneza de rostro

sin ningún astro

importe más,

deslumbrar en luz sigilosa

y atónita que fui, seré

y me construí,

admirando tu cálido regazo

de mujer valedera,

mi ascua gira

este rey de la azada,

señor de lluvia

que no llora más

que sangre para regar

sus vidas en color,

rezando a mí mismo,

quiebren firmamentos secuaces,

supla efecto mi sortilegio

de luz antigua,

abata los enemigos

recoja mi porvenir,

y siembre mis penas,

para no encontrarlas más,

empero que sin ti

felicidad no veo

afilaré que volveré a desnacer

tañida la tercera campanada

de mi madrugada,

no es ser arrogancia

es no ser necio,

el lugar donde hoy estoy,

no es el lugar

ni de donde vengo

ni de donde estaré

cuando las hadas

de la bella muerte

me enamoren,

atrapen y sonrojen,

cuando pediré permiso

para siempre quedarme

en aquel lugar contigo.






Förüq castellano Miguel Esteban Martínez García



Lugar Cabanillas del Campo Guadalajara España

a 26-02-2022



ODAS SEMBRADAS:


Duero:



Grita mi estupor y cuchillos

hieren volteando

una boca que la onda mece

flameando.

Se duerme la costilla

en el altiplano enjutado

de hayas y fresnos

recuerda su geología

únicamente saboreada

por el soñar de los picos,

virginal cuna del Duero

con tus curvas en rotonda

de castizas fuentes y abrevaderos,

dulce azada de agua

que bascula el sentir

de la enamorada palabra,

por cimas tu voz se hace meseta

haciendo el amor

con los pájaros dormidos,

templo y morada

de la cepa que a ti te alcanza,

agua furtiva corre por tu era

y reposa en tu infinita onda,

que se riza, que se insinúa

en vaporizadas Torres de belleza,

que en tu alma anidan,

sortilegio de rosa y clavel

cenit del dolmen tallado,

quién a ti en la vastedad del ser

en su pecho te lleva prendido

el fuego en fanal hoguera

en anchos panales de tus abejas.

Cuentan de la vida del chopo

tus diez mil espumas,

que por sierras

tu rúbrica dejas,

navegante con alas azules

el terreno que jamás te vence,

secretos de amantes

tus aguas llevan

haciendo bullir el inframundo

de los amores y sus galas mayores,

agitas con sangre terrena;

el candil que abre en espiga,

anudando en tu cintura

tu idioma olvidado

pasando años fugaces por tu campo,

rodeando en ortiga

el triguero espárrago,

girando de la vid tu capazo

y sus manos,

haciendo de tu Vera

un Dionisio que al tiempo fermenta

tus besos de tierra.

El Castellano



II
Flor de agua eres,
en memoria mía,

tú río Duero,

bello como un laúd fluyente,

trovadas tus andanzas con las que juegas

y meces.

resuena tu aroma en cansadas curvas,

coronara mi sien tus tardes de fuentes,

oh, hervidero natural,

de amores y trinos como ángeles,

tu orilla adoraba, que era tímida y dorada,

alzabas hojas sin pesares,
arrojabas yerbas al terreno,
blandiendo tu frescura,
melancolía niña que no te abrazaba,
a tu magnitud canto,

transparente y pura,

emblema de agua y lanza
de vino y su cepa.

Tú mi amor desconocido,
por donde empiezas,
y por dónde acabas,

arpa oscura

parece la piedra que hundes,

tu cáliz de poder y de comunión gentil,
de fauna ancestral lloró y llora

la Hispania milenaria.

Oh, tu libertad de prisión en silvestre rienda,

Tapiz y poción de colores,
espejo eres Duero de Luna,
porvenir de vejez y su espada azul.

Arrebol y reguero tú de Sol,

olor de flores escuchando

la vida de tu cantar.





El castellano Miguel Esteban Martínez García a 03-12-2021


REFLEJO NAVEGADO:



Caminillos vencidos

sin escalas a una segura muerte

asida de un cielo de una estrella.

Granate lustre encontrado,

reverdece que no fue poco,

a ti nube imploro,

lleves los ocres

donde allí no existen,

todo juega en tus rizos de plata.

Hazme libre una vez;

Atravesaré la mirada del espejo,

y su fantasía profunda,

seguiré indemne acontecido,

me apoyaré en mis espaldas,

flagraré de mis espíritus

una verdad,

que crezca, devore

surcos de vana hipocresía

y sus llamas

que interés confluye,

leones aquí

dominados en mis venas,

una sombra fría me habla,

me relata el final

en letanía del tiempo cuando cruje

sólo una vez

por última vez,

hablé yo con encinas

que sujetaban mi esperanza

en campo abierto

sólo marchado

por las estaciones

ni mi jardín azul

ni mi acristalada fuente

con mi olmo desnudo

y mi ciprés de valer

ni mis hijas caléndulas

hijas esposas del sol

flores de difunto escaladas

jamás me recordarán

ni contarán sus penas,

silencio de mi enemigo,

encontrado a solas

resonando bajo el asfalto,

vestiré mi fuente de brillos anisados,

abriendo generaciones de luz seca.

Encontrando verdades

bajo las piedras del monte,

liberando el oscuro sentir

fuera los cielos

volviendo al final sin comienzo,

al dulce tormento

y su vuelta al inicio del sentimiento.



El Castellano


FLORECIDO MÁRMOL:



Días oscuros en la plaza del Sol,

abrirse pudiera entre rayos regentados

matices insoslayables, fauces brillantes,

y candados de luces, humilde haz,

purpúreo al tacto, suave nube rígida

impalpable entre ocasos azules,

y leones grises,

con tacto terciopelo

una vida de amor eterno,

ola infame viene crispando

metales y fuentes, soberanos eclipses

que el viento nocturno navega y juega;

soledad atónita entre enjambres de gentes,

confiante sentirse bajo el Sol humilde,

espumas de ángulos fugaces,

me palpita amplio con serena voz

desangelada, la vida del hielo,

helor entre escarchas,

y su vorágine de cementerio.

serpear entre raíces ahogadas,

afluidas esperanzas unidas

en el trasiego.

con el viento te digo

que no te olvido ni muerto,

no surcaré sus vetustas alas

ni enterraré mis ilusiones

en sus jardines de albas

y hiedras voraces.

Entre ortigas que abren insomnios

fugaces colaterales

donde exista el acero y ala de pecho,

dormiré en los siglos de tus ojos,

entre turbios cipreses con sabor a luna,

entre la grama reposaré mi razón,

despertando habitando mis granates

huéspedes de mi corazón.



El Castellano


MIRADA HILVANADA:



Miradas sacrificadas,

en el vasto infinito

que hace nombre el color,

entre cristales y sus cuchillos

de verde espliego,

entre corazones de cuarzo

fue mirarme dentro de tus ojos,

severos, hondos

como pozos sin cuenca

ni final.

Era el sonido de un murciélago

rasgando sombras,

todo lo que quedó sin marchar,

ruido de otra tempestad,

que sacrifica y avanza

truenos del umbral,

ventanas al paso de los años,

quedarán empañadas,

algunos no cambiamos

a la vuelta de la estrella.

Resguardos del precipicio

aventando el alma,

me miro en el cristal de tierra

y azures desvanecen

azabaches crecen

tapando lunas sin relojes

estampas valientes entre yedras

echando flores,

mármoles dormirán sueños

arremolinados

en aspas afiladas del miedo.





El Castellano






PECHO EN HIERRO MONTADO:



Infiere de nocturna flor

nuestra cabida de luz vana,

un día será el siglo de matices

con su avenida escalonada,

suerte en mimbre de tus estrellas

en mis pupilas,

desafíame el lucero

mi malva runa,

satina mi firmamento de lunas,

llega donde no llegan las enredaderas

de mis vilos noctámbulos,

soy enfrentamiento con mi existencia por ti

partida, vestirán las flores mi magia,

para florecer madrugando,

y que su espera me sepa bella, clara

como el osar brotado en primavera,

centella que gasta tu ambrosía amada

cobrando a mis cerrojillos nacidos del alba,

argos sumos en luceros despertando sus arañas,

nubes cabalga, aire sostiene tocando mi esqueleto,

Campos de Castilla, soturnales labradores,

abrid la tierra espera nuestro fruto de nuestras lágrimas

en acequias, hasta que llore el sudor de nuestras manos,

y las matas canten el fragor de nuestras bocas,

¿Quién me conoce en estas sierras de hoz y guadaña?

Yo soy el encargado de abrir los cielos

hasta que lloren, soy el que despierta a la semilla,

y grita flores con sigilo de chopo me guardo,

y entre rayos de bruma desciendo

hasta mi tierra madre de las sepulturas

de los abrojos creados,

pecho en hierro montado

soy esclavo de mis ojos liberados,

desafiando al viento creyéndole hermano,

soy la vida que me falta por escribir en bronce,

soy sangre, destello que mueve

la hoguera de mi escarcha.

¿Quién viene hoy por mi escala?





El Castellano




INSEPULTA TIERRA:



Entre labios grises

y ojos de fuego,

cobijan maculados

sueños vaporosos

sin vigilia,

entre gemas

y su áureo amarillo,

ignoto, desdentadas ilusiones

en carruajes veloces,

por mármoles del sueño

y ortigas que sepultan vanos

testimonios

en solaz yaga sin vientre oscuro,

se acicala dura como roca

crepitante que noche pule,

despertaban yunques frívolos

en estas paredes sin pesadillas,

el día sujetaba

respiros valientes,

¿cuántos zorzales partieron?

cuántas fuentes esquilmaron

su luz entre agujeros de trinos,

vasto templo de zarzas abre

su sonrisa por cuanto el río desvela.

Allí no habitará el olvido,

ni en sus brazos secos de siglos,

treparé torres de taciturnos

desvelos con ropa mojada

tras lluvias en mi ventana;

Venceré esta insepulta tierra

disuelto en la niebla,

de cielos en cinta,

por castizos senderos

de errores inmortales

serpeará mi pecho,

y su hierro de idea sola

cada vez más sola

entre corajes florecientes

e hinojos señeros

de senderos que me llevaron

al caudal de espadas.



El Castellano


HÓRRIDA SOMBRA:



Hórrido tronco, nogal excelso

que acunar su follaje baja

a orillas de diciembre,

un mar de grama extiende

el charco verde,

corretea y desliza alegre

la babosa como un párpado

del tiempo,

que la tierra sostiene,

sombra densa, despierta

afilada de filos de hojas

sus pasos flagrantes

de indivisible viento,

cava su lengua de fosa

bóveda de filos sin fin

adentrar sería perder

la propia sombra,

sombra de muerte

clama que es suyo

el nogal del tiempo,

caminillos de plata

tejen escarchas,

heridas clamando el despertar

de la cobijada semilla.

Sombra de nogal

quien te pueda acompasar,

ya no vuelan tus hojas,

ni otra tierra las acoge

cuna de pasos sin horizonte

a tu ramaje cuelgo

sueños por despertar,

vidas por sembrar.





El Castellano


SINCERA COMUNIÓN DE FILOS:



Trepo el angosto filo

de mi torre desdentada,

era un rubor de estrella

solitaria, negra, hiriente

lanzó su espada,

fulgor brillado entre sienes,

plomo de nube

esta tarde ceniza fue,

chuzos de vida,

estáticos frentes del verde,

un carruaje de otoño

que no se vence,

ardua torre mi pasión desmedida,

entre sus curvas de encaje,

brillo de mujer sin engranaje,

limo mi nervio

por fulgores de sangre,

hierve, hierve

soy hombre

pienso que fugaces atrás

si el planeta hubiese nacido un día

esquilmado en seres

solo con ella y yo

la supervivencia del ser humano

estaría a buen recaudo,

vida de mi feudo

mis abrojos nacientes

fuente en extasía que mi letra abría,

granate lustre olvidado,

mi locura a buen recaudo,

es negro este río en tinta marcado,

cumbres de punta y filos

derechos a estas cuchillas de versos,

horizontes malvas clavan

lloran flores el sentir de la belleza,

que mis ojos, sangra

una lágrima como el brotar de una luz pasajera,

como enraizar tu imagen en la retina,

un sentir para toda la vida,

el admirar arde con gasolina,

tu imagen recorre cada parte

y a veces recorro los parajes de la soledad,

sólo encuentro que no los quiero

porque yo te conocí,

y sin ti,

sin ti el cielo y la tierra se juntan

y no hay espacio ni oxígeno para vivir,

los mares caen de las nubes,

el gris se perpetúa,

no hay belleza en mis ojos sin ti,

todo luciría de ocre,

mis sentimientos no tendrían cauce,

el aburrimiento sería pleno,

no habría moción para levantarme en la mañana,

ni tendría estas ganas de ser mejor sin ti,

mi perdición mi bálsamo de lo sentido,

eres mi flamígera llama,

un fósforo y mi hoguera,

mi destapada quimera quieta,

con nombre de flor,

con azares y suertes

entre mis ganas de saberme tu último hombre,

trémulo fuste entre sarmiento y vid,

mi azada me alza hombre de bien,

diestro mi coraje para ser yo

no necesito traje,

hilvano mis venas porque yo soy sangre,

gracias mis Dioses

hoy soy invencible,

el amor me desviste,

hasta ser carne de poema en su lengua,

yo soy de ella,

y ella es mía,

como una comunión explosiva

de luz y estrella nacida.

Sin ella para mí no hay belleza,

no hay vida.

Estoy enamorado

y siembro mi campo.



El Castellano






PANAL DE IDEA:



Espino amarillo de mi demora

recto aromo entre cardos,

entre hinojos del Sol deslumbrados,

me visto de primer ababol florecido

para ser de la abeja,

y la abeja ser mía,

entre estas guadañas de esparto,

afilo que nazco,

fulgor entre fulgores,

de ojos calizos avanzo,

cuerpo de arcilla

hierro mi idea,

estas espigas me dicen

que quiere tener espinas su sed,

estoy sentado entre una prima retama,

esta primavera que me siembra

yo que soy único poeta de su sangre de ojos,

quién osado me compara,

me blando al nivel

de esta floresta desnuda,

limo mis nervios

con azada de carne de metal,

el miedo grita

de contemplarme avanzando,

me Tumbé en la grama

a pensar, me nació una abeja

que escribe poesía,

soy hijo de la Luna,

única Diosa por Dioses haber sin contar,

luna de guía soy yo su semilla,

tengo ojos donde se acuesta

la oscuridad,

es mía soy de ella,

como flor de su insecto

que la poliniza.



El Castellano


SIMIENTE DE SANGRE:



Tuerce quebrando

este aliento, va reptando

senderos,

que el olvido alzó suyos,

en vicisitud de savia elaborada

saluda a su Sol,

de su ávido granate que le vence,

entiende de pasiones de sus flores,

la floresta cuida

y germina en su parcela,

para ser del campo

su felicidad,

y él ser de su flor,

en extasía de color,

huye de su vida la tristeza seca,

el escribe poemas a la belleza repleta,

en candiles flamígeros

a caricia de ojos,

sí esos,

sus ojos brotados de Tierra,

descansa para seguir creando

la primavera le sostiene

la sangre,

hasta tener el corazón

lleno de simientes

de su esposa del Sol

esperando su muerte,

para que su yerta sangre llore

en flores de difunto.





El Castellano




AVIDEZ EN LABIO DE FUEGO:



Efímero corre el segundo sin saludar

sin despedirse, sin preguntar si todo sigue

igual, avanza la manecilla de mi reloj,

hoy es de esas noches yertas,

que descubro mi tierra que late

bajo mis pies. hay avidez

en el subsuelo donde la sangre late,

destartalados pilares que me alzan,

recorrido de mi alarido

que muerde al conocerte,

he oído estaciones correr,

mi carne se funde bajo tierra abierta,

frente mis ojos

nebulosas abren, crepitan,

he nacido yo de su flamígera ascua,

mi solferro blande su noble falcata,

dentro mi carne la vida bulle,

su caída resplandeciente,

toda carrasca me dibuja al dorado tordo

de este atardecer,

el murciélago myotis

me cuelga la idea,

desde esta ojera férrea,

hoy me comí el firmamento anidado

en tu mirada aplomada,

soy experto recio como un lobo,

frío de segmentos cálidos de hielo,

maestro de mi espada,

escucha el brillar de mi navaja,

yo soy descendiente del miedo,

ámame como se ama

sólo una vez,

en el que nuestro color sea la piel,

afilo el poder de este silencio,

y te dicta

que te volveré a ver.



El CASTELLANO






VILO RECTO, FORJADO:



Con alacridad serena

de mis años dulces

con pulcritud de espadas,

vienes y me das una azada.



Al barbecho claro me siembro,

sacando terrones de mi eterno lecho,

de una espina gemía el viento,

y acabó llorando vida el cielo,



trazos con ineptitud

de luzarreros que no evitan la sombra,

ella que la llevo agarrada

a mi cadera, sombra profunda sin espuela.



Fuera del tiempo, fuera de este grillo de tierra,

afilo mi canto sin despedida,

abrió el espejo su tierra

engullendo lo que es de ella.



Dura noche me sostiene

su atadura de luna,

resucito mi etéreo camino de esferas.



Recto colchón mullido

es mi enhebrada calma,

que se acicala entre lenguas malvas.



Vence este mi viejo amarillo,

como sol de tierra

se llama caléndula.



El Castellano


INFINITO ACIAGO SEMBRADO:



Recto vilo me aguarda

esquinado

con su canal infinito de campo

estudiado, consumido

en yerta flor deslumbrado,

yo soy de una caléndula

de su floresta destapada,

soy yo un ababol

con cruz de tinta

en sus pétalos carmesí

bermellón,

no puedo matar por mi tierra

pero tampoco puedo desenterrar

mis raíces,

hoy estuve plantado

frente a carritos de la dama

que alzaban sus flores lilas,

eran como éxtasis en caricia

como beso dado a mis ojos

en lengua de espinas blandas,

caminé al mercadillo

de mi localidad

pregunté por caramelos de miel,

tomé mi café, solo doble con hielo

y seguí caminando

mi lustre jamás vencido,

las malvas me floreaban

por ser ya primavera

los cebollinos se divisaban

pero aún se encontraban fabricando su flor,

para parirla en verano,

bebo agua de la fuente

frente al ayuntamiento,

soy poeta de sus descampados,

de sus molinillos

y de sus charcos,

soy indescriptible esencia

cincelada

en verso de carne y espiga,

en esta higuera del demonio

alzo, trompetas de los ángeles

con sus flores,

y las caléndulas silvestres

me dictan que jamás

acabaré de irme

sin encontrar luz de tierra en ellas.



El Castellano




LUZ EN REPRESALIA:



Cubo metálico sin fin,

donde se derrama

mi vida en una hoja,

fieles testigos

involucrados

mis verdes sueños

que sonarán,

goteando una clepsidra de mano

un hierro en el bolsillo olvidado

un barrote y un peldaño,

dejé mi inocencia a solas

por si vuelve,

a mi mesita de noche,

a un rosario oxidado,

a un armario cerrado,

a una vela de candelabro,

dónde yo me casé contigo

en su llama

y juré, juré no mentir más

a este arriano corazón esquilmado,

creí que la mentira

era ser feliz sin querer serlo,

de retuerto desliz

desmiento su designio

voluntad coja de verdades

para anticiparse al pasado,

raudales de belleza anidan

sin ser elección

sueño taciturno en cesta de mimbre,

todas las cosas

incluso las no creadas tienen razón.

Su sueño ha acabado

soñó la vida como su propia realidad

pero en realidad usted murió,

en aquel accidente

el coma le venció

y le introducimos su posible devenir

que lo sintiese,

el tiempo se ha acabado,

debo apagar la luz.

No venció su destino.

Su hoja se completó.



El Castellano


LUCERO DESVESTIDO:



Ven poeta a mi yermo,

descubierto entre álamos

que blanquean

y un sol oscuro de invierno,

un sol muerto

que nubes negrean su muerte

entre caracoles de faroles

y adoquines ermitaños.

Ven vida a mis flores rutilantes

de sombras de nubes

por corceles suaves te escondes

por hormigones de leche

y sus canosos cristales

tu polvo de estrellas viertes

voy soñando mi linde despierto

estas calles de diciembre se encienden,

como perro ladrando de noche,

mientras tanto te busco luna dulce

entre tus mieles luminosas que viertes,

entre cuchillos yertos de asfalto

y gravas secuaces,

el soto mío perviertes,

los edificios suenan

a nanas sonámbulas

mientras tus altas ojeras cuelgas.

Una fosa es mi palabra

que entierran ideas

cual tordos que grama escarban,

verdes granas es un perfil angosto,

pudiese yo retornar al otro lado

y seguir indemne,

no lo sé.

Mientras seguiré crujiendo

sonidos secos, ululantes

de sentidos dentados en haz purpúreo

y su afligido azabache,

yo te busco luna por cuanto yo he conocido

por silos de arena blanda,

por coches y ramajes inertes

que jamás desvanecen,

por cristales hirientes,

y su reflejo, ámbar,

tu idioma secuestrado me desciendes,

días festivos danzaron huyendo

como ecuaciones de estorninos

jamás fugaces.

Terminaste de escuchar mi ruego

sin escapar,

te escondes cuando te busco

entre verdes ramas,

y violetas flores

bajo luz de oscuridad

artificial ciudad,

edificios que no aúllan con el viento,

venas roídas entre encajes grises,

capas de noche humeante,

por cuanto he conocido,

por cuanto he huido

para encontrarte.



El Castellano


CLEPSIDRA DE VIDA:



No me iré

sin el hermano de mi trilla,

ni su simiente de grano

sin despedida,

no afinarán ratones de campo

la melodía que blande

y sostiene mi cigarra cada día,

ni mi olmo secuaz,

desnudo, dirá más verdades

entre mares de gente

ni semáforos precoces,

ni en vitrinas de estante

quedará mi latido,

ni aliento marchito

cual caduca hoja de estío,

mi sábana de paja

reblandecerá su añil graznido,

sortearé escombros relumbrados

de metal y cristales vanos

sin hocico.

Sólo hoy diré

que no me visto porque

sí me marcho,

calzaré senderos y alacranes,

calzaré pedregales

y sus nidos de lagartijas,

quizas no me importe nada hoy

ni que digan que yo vivo.

Mis venas serán encajes

de afluentes y sus ríos,

el mundo seguirá quietito,

los males seguirán empujando,

puede que hoy pregunte

a la serpiente de mi cuento

si me devuelve el ojo,

que yo la perdono,

arderá la compostura

de la araña de mi patio,

en un torno que crepitan las maravillas,

los jacintos silvestres mostrarán

sus botellas azules anunciando

que más tarde llegará otra primavera,

y que de la gala de flores

serán primeros,

guiaré mis rebaños por soliviares

que no me han conocido,

entre cernícalos y bosquejos umbríos

sus ninfas conocerán que a ti te miro

que a ti musa me dedico,

habitaré montes y lomas desdeñadas

y su cortejo será embrujo

para que las estrellas rueden,

llenaré mi granero con tus besos

con esta luna

no me detiene ni el tiempo

que se escapa

entre mis sarmientos.





El Castellano




OLA DE ESCOLLO EN TIERRA:



Clamorosa sombra densa,

es mi soto un oscuro cielo

en el que canto a los Dioses,

no a vosotros, insignificantes;

Así trencen y me trencen

la osadía de un álamo,

que mi padre lleve,

a otra tierra breve,

baco de su trayecto

enardecido,

ni égloga de esforzado

por Salamina lleve,

campo abierto

de polvo y sudor disfruto,

ya no se pudo huir

de la suertuda víbora,

en casaca sin pechera

de topa Licia,

sosegado olmo

compás del serenado

ciprés antiguo,

fabrico del mañana

sendero,

no un hazañoso portento

así como no hay rosal

sin espina,

no hay dicha sin pertinaz

esfuerzo.

solícito de atemporal mar

del tiempo esquivo,

prenderme puedo

de vuestros fuegos,

por los que mi sangre fría,

pervierto, acuso y envuelvo.



El Castellano


CONSIGNA SEMBRADA:



Vesta engarzada,

encorajinados templos,

nacidos del fin de los tiempos.

Túmulos de luz,

con soterrada cripta.

Abriendo, despertando

senderos sin final;

Sólo comienzo marcado,

llamando la resurrección

posando nidos

de nuevas sangres.

Sonando los clamores,

tambores aguardan

la nueva guerra

que trae la vida.

Eterno resurgir

en vestigios yertos

transmigrando

el eterno ciclo existencial

por el que quien nace guerrero,

guerrero muere

y guerrero renace,

para lucha de completar

su alma en final

de navegar el Valhalla,

así bajar hacia arriba

la osadía

de parnasos devorados

saña en furtivo conocimiento.

Que no acaba

como espiral

de perfección.

Siembra con capataz

del único origen de tierra;

Deslumbrado

este hueso avanzo.



El Castellano






LLAMAS EN OJO DE SANGRE:



Flameante fuego

de los cielos

acoges

y frío duermes,

que los campos

ya no emblanquece.



A ti padre de los vientos

te imploro traigas

tu negro vendaval.

Así choques Aquilón

norteño con Ábrego

abre esponjada la tierra

a tender umbroso páramo,

sin azote

del fuego del cielo.

Labrador que clama ya,

la enhiesta primavera.

Cuántas sequías verá esta tierra,

sólo el estío

habitual dirá,

me sembré

sin blanco cielo,

sin que me empujasen,

yo encendí al ocre,

en todo acre,

tierra que consumo sus venas,

invocarme pueden,

siempre vengo

porque siempre estoy,

desde enfermedad sostengo,

me ves cayendo,

arrastrándome de nuevo

tu creencia de mantenerte a salvo,

donde nada escapa,

deslizo el tiempo,

no puedes verme en tu espalda,

estoy cayendo de nuevo.

Alguien me verá latiendo,

algo habrá después de todo.





El Castellano




HORIZONTE QUE ATIENDE:



Largueza que me aguarde,

cual llama en cántaro desvanece,

piélago ardiente,

escancia, sostiene alta suerte,

alegremente la voz del viento;

nobleza de rudo ejercicio

furtivo, desposeído

espíritu sin guía furtivo,

desvanecido, fatídico,

tú que ensalzas

la conjetura voraz

de mi sentido de vida,

cual arrobada insignia.

sonaban enebros

un sopor de encinas

bajo laúd.

Engéndrame grandeza,

que secunda igual

que a mí mismo.

Diana con flores

exterminio de fieras no manda.

Luz invocada

partiremos sin navegante,

estirpe que avivas,

con impávido destelleo

entre fuentes y torcaces,

padre de mi soberbia

furor de lobo que ve al ciervo,

torres bellas altaneras frondas,

sin secuelas de florestas

que acaso Venus no canta.

Nullam, Vare, sacra vite...

Conoce mis arcanos.

Mi Llúcia despierta,

rigor que afronta

guarda, desvele,

su reflejo en cristal claro,

vine por donde he venido

por el gris viento,

perplejo.



El Castellano a 31-08-2017


ETERNA LANZA SESGADA:



Cóncavo cielo

de la pradera de tu ceño,

orfandad de estrellas

convexas que se besan

por nubes que rutilan, y lamen

sombras, vanas a morir.

Soto de perdigones

y su proporción de alas de tierras,

cepas en guadaña,

aligustres sargentos,

la noche que la luz negó

a morir,

luna de luto

corría linde absuelto,

despojada su compostura

de alumbrar la llama

que mi pecho hiende,

luna gitana acuartelada

partida por cuchillos verdes

de siglos dormidos

y cipreses iguales,

somos la historia

que escriben muertos

de sus vidas,

engendrados cuerpos incompletos,

carnes de la mesa del creador,

somos lo que vemos

o somos lo que tenemos,

para inefable cena caduca

como otoño reposo del gris árbol,

aventaré mi lustre perdido

demigajando lamentos fríos,

mi yerto sombrero

de campos de idea

brillarán acequias

como molinos de tierra,

el agua será besos de luz efímera,

destartalada, dispersa

como lluvia que ilumina,

y la sangre de tierra camina.



El Castellano


PERPETUO DESMÁN:



Fragorosa fuente

de hondas sienes

punzantes.

Corrompen, bullen,

la tibia agua de sangre

cándidas de tu mirada

hastiando,

rejuveneciendo

el infinito turbio

que el cielo sostiene en tus cejas.

Flagra, flagrando

viene marchando

vaporosa suerte

entre sotos perdidos

de joviales tapiales.

Suya, suya era la muerte

como plato de cena

siempre resplandeciente,

abría su baraja

un helor de diciembre.

Apocando consentida

fuegos de tres avernos

que ceñían la nieve

de sus piernas

sin desmán gemelo.

Derritiéndose

como llama en el hielo,

recodos ocultos

y su murciélago señor

en tules de carne vestido,

granate como brillo de rubí

le marcaba como seña sin fecha,

ni indeleble senda,

era hijo del acero de su mirada,

endoselaba su sentido

como el soñar

y reclamo de las flores

para ser simientes.

Grazno encendido de cada roble

caminaba su destino hiriente,

horizonte que se estiraba

y sonaba con lluvias que taladraban,

como soñaban los campos.

Apacienta su visión serena,

oh, rauda, pura flor

abres tu hastial

como se desliza la primavera

entre tus dos montañas,

que velan que aguardan

sin franca ni verja.

Eres mi vacío perplejo

que quepa y florezca mi sangre.

Mar que inerme

quiere llenarse

sin libro de esencias

ni oscuras tinieblas;

quise ser dueño del aire,

alzar vagarosas ilusiones

como fieles pilares,

castillos que nadie tumbase,

pude ser siempre

y hoy soy lo arado hasta la fecha,

mortal acicalándose el alma

que será siempre.



El Castellano


CANTO A UN TRONCO MUERTO:



Recama heraldo lenguaje

las simas de tu palabra

huero sonido que avanza

y el ser alza.

Inamovibles torres, belleza

aguardan, oro noble

hondo, profuso Sol cercano

padre de fachadas de Castilla.

Encinar raudo,

acoge al puro roble

vetusto soliviar escarpado

cuna del árbol resucitado.

El final en el viento es una promesa.



Desde Cuenca a Toledo

desde la corona brillante

de Ciudad Real a Guadalajara

pasando por Almansa y el frío

de Albacete apostando en el río Cuervo,

y el profundo Tajo, desvistiendo

febril al río Mundo.

Reviviendo este tronco muerto

en Riopar, avanzo, amanezco

ligias y barbechos tras

surcos de furtivos arados.

Fortalezas empedernidas

fervor de ojos lucientes

pasados del mañana.

Me bañan sus fuentes

en patios de arañas e higueras

en sotos de almendros

y nichos de nogales verdecidos.

Mi hoz de trigo y centeno

eleva su carne

por esta mi tierra

y su vorágine.

Canto por el revivir

de este tronco muerto.

Blanca idea, surco en recodo

por brezos y mirtos agujereado,

retemblaré como el esparto.

Graznos escondidos picotean

mi alma; crascita voz serena

alcanza tu semblanza

me tejí exhausto

en tu oscura raíz

del antaño.

Blanda tiniebla envuelve

el dormitar de tu carcoma.

Levantarás de tu sueño

Rey Rodrigo.

Y nuestro Cid

¿Vestirá tu palabra?



El Castellano


SOL CRECIENTE:



Destapa mi tiniebla pura, tibia, serena,

Sol refulxit umbra refulgens,

noche que tus luces breves

duermen el sosiego del asfalto,

plomiza, la música de tus ojos,

funde sus calores mi niebla matutina,

Sol de trece estrellas

acoges tus lenguas de amores,

fuegos irisados a siempre reinar,

el camino de la vida,

y sus fauces sigilosas descienden,

camino de esta bruma

que el mundo extiende,

sin nombre no te busco,

te encuentro, en la cumbre

de toda montaña,

en la concavidad de tu luz que entraña,

desvelo del despierto, fundición, de mares,

nacimiento de desnacer nos alumbre,

la vida, de la solaz, muerte,

amor flagrante de lumbre,

vestigio en ascua sin final

ni honda luna secuaz,

odisea en parajes de temprana escarcha,

oh sol de soles, ¿por qué tu osadía de seco tajo?

el nervio de mi ballesta tensa

mi Dios sin nombre sepulta

y aviva mi grana brasa,

la tierra cruzará un día tus fuegos

azules despiertos,

tumulto de quien te vio castizo,

el tiempo se ahondó,

brotaron entrañas de la tierra

sombras densas que apabullaron,

sólo las golondrinas danzaron

y las mismas espinas me arrancaron

el corazón.

Sobre la grama viene a descansar.



El Castellano




PUDOROSA SIEGA:


Líbicas extensiones de mi ara,
por eras de soliviares,
angostos, desnudos
sin pinar excelso de tu mirada,
mi acre transitado, exhausto.
De corvo pico y fugaz
idea pasajera.
Hondo grano de mi cereal espera,
dura grama extensa,
inhabitada,
moza de mis ausentes
sin bandera.
Agota, afila
mi profundo tallo
brotado de mi febril
mocedad subyacente.
Creo mi suspiro
como brillante tajo,
refulgente al candor de entraña.
Amparo sin honor,
de filo que no aguarda.
Quiero renacer así
te encuentre
con otra cara,
otro nombre
no caeré en osadías
eso lo dejo a mis Dioses
de locura extensa
llamada destino.
Yo necio, torpe,
de hueso en tierra sembrado.
Soy hombre con lo servido
cumplo mi palabra.
Es una gesta descendida
Luz de guerreros
perdidos
en azares funestos.
Quién guerrero del muerto tiempo,
con raíz desamparada;
trémula deidad
tus labios acostados
en tu cara,
en mi pueblo
me enseñaron a luchar
por lo que quiero
y más solo que el relámpago
tu felicidad quiero.
Mi paz de campo abierto
vástago sin superior
de conciencia
mas que inerte hálito
superviviente.
Frívola suerte consumada
osar tu palabra,
vendré porque aún no he salido.
Clarines y trompetas
entonan este yugo
eclosionado,
en servicial acto,
mi azul fronda
que no hiela tu relente;
rompe con empuje
violenta, feroz, agotada,
malla Hidra mía
perdona mis lucientes.
Vesta que Proteo
clama hundiendo los montes.
De vetusta proclamada
en sortilegio de guadañas y hoces
que se recogen sin martillo jactancioso.
Irrumpe mi designio
vaporoso en estela,
que tu sombra hiela.
Qué dios implora
a mi imperio
del precipicio.
Hechizo de mi semblante
otorgues invicto, valeroso
como abismo de agua.
Previsor que detiene
impías naves
en ataque de tormenta.
Sangrada barrera abata
en funesto claro oscuro
sin atadura
ligado, manso Ábrego
sin alma.
Prendida paciencia
sin alarde ni secuela.
Piélago que saña
sin brida
ni cuerda aplaca,
embravecido
con umbroso helecho sombrío.
Bosque temblado de mi mente
que piensa
ausente borrasca
sin ayer.



El Castellano a 25-08-2017




FÉRTIL ESCOLLO:



Hondonada del hondo soto

en ribazo de tránsito veloz

por rambla angosta acequia

en alta lengua de lenguaje

en fruto, caliza lengua,

profundo tallo, vine exhausto

con canciones de luna

y soberbios cipreses.

A desnacer silente,

Tiempo se derrama

clepsidra de mi sangre,

solaz soto de hoja marchita,

limándome en la lumbre,

atarraya de luces por señuelo,

entre carcomas voraces se tejió mi verbo

señero de un sol despierto,

vine por un destello,

traigo mi botijo, sueños colmados

en un estambre ambrosíaco,

riera en venas

hasta ver florecer tierra madre.

Chopo de su vientre,

silencio secular

entre ojos quemando,

viví,

vine por siempre por sus voces,

rieras ven desfallecer su curso,

colmenas risueñas

por adjetivos precoces,

telar dorado es mi letra,

en el que no aprendí

ni me aprendió el ripio,

al menos nací del silencio

mente blindada criando cerrojillos

de idea flagra que deslizó la sombra,

cerrando tiempos que eclosionaban

viles falaces viperinas,

campo del alacrán

campo de terruños esbozados,

este siglo que comerse

así mismo puede.





El Castellano




LATIDO DE UNA ROSA:



Escribo a los fantasmas de esta rosa,

tras su invierno deshojado,

que su voz abre en eco de pétalos,

rosa esquiva de voces dormidas,

soplos de hálitos intransigentes

a un frío de neblina,

bruma voraz desciende entre sus pestañas,

y su sangre de hojas marcada

al rejuvenecer de un ayer,

voces yertas hechas tierra,

aroma de besos dolientes,

y pieles escarchadas,

redondas ojeras suaves de luna,

un aura color rosa fría

de un otoño mustio, herido

que ya no camina.

Sin ella, sin ella la tierra abatida,

me habla de tiempos que fueron,

de sueños que se perdieron,

haz purpúreo vano a morir,

por colchones de ideas,

por todo lo que quedó sin dibujar,

sus voces dictan yo converso,

umbrales que abren al sosiego

de tijeretas que descansan.

Como un beso escondido deleitándose

era ella floreciendo, abriéndose al mundo

para ver desde su carcasa el fluir del tiempo.

Fantasmas mudos que reposan la caricia

de esta rosa, única al mundo

temperamento de princesa,

el campo en su pétalo,

rosa, rosa tierna carne de estrella,

ojos de quimera,

estampa quieta,

cuántos te conocieron

cuántos como tu jardinero te querrán.

Rosa esquiva, rosa viva, rosa sin cortar

al cielo quién te viera caminar.

piropo eres para voz soterrar

al latido de tu beso por imaginar,

vive cuanto quieras

que volverás a reinar.

Por tus espinas rizarán albas

y rocíos matutinos

con sabor a tu esencia desnuda.

Ya tu voz no vivirá más ahogada,

hablará tu savia

tu belleza elaborada.



El Castellano.



MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA




ALJIBE BULLE:



A mis campos,

a todo lo que amo,

a lo que nace y se cuida solo,

con pretiles gestos les crece la dicha,

rabiosos vientos descubren,

un cielo oscuro

que ya no destapa el verano,

sólo ahoga esas flores de sombra

que marchó el estío,

cabalgo sobre la vida,

latidos intrusos,

indeleble mi trazo muerdo,

de mi alta torre bellezas

trepan y escalan,

yedras esquivas apostadas firme,

tañen nuevos tiempos,

que no aseguro mejores,

abren abrevaderos sus yagas

de manantiales soterrados,

registros de vida de rebaños,

áspero soliviar,

marchan caminantes

sus ciudades que negrean,

igual que liebre

por monte fragoso,

negro redil

tierra no igualases,

hasta lo más ínfimo

osa y yergue distinto,

cristalinas fuentes

que los capullos abren,

serenidad del insecto justo,

afilaré, este canto,

que abrirá el Tiempo,

surcos sin escollos

que surcan las letras,

ávida promete

nuevos verdores de horizonte,

verdecidas frondas,

rendido no dormía yo

ni mi negra víbora,

mi arco ni aljaba arrebatan,

miro por mis suspiros,

no se mantengan solos,

izaré la montaña,

no me recluirá la cóncava suerte

de su caverna,

así el cielo descienda,

quedará un arco-iris

de flores silvestres

en un aura insoslayable;

Avanzaré trémulo

los ecos de mi voz,

por si reverbera el sueño

en que yo acuesto el alma

de todos vosotros

mis campos que amo.



El Castellano




IMPÁVIDO DESPERTAR:



Iras negras forman celada,

ante y bajo protección

de mi égida,

por cruel invectiva

cabalgo mi piel de astro,

pavesas del fuego áureo

de quien yo era.

Levanta sin suerte

metal de escudo,

arrebolado suspiro sembrado,

fuentes me colman los ojos,

un reverdecer que aguarda,

mirada acristalada

con matices hondos,

tierras erizan

sus ávidas sienes,

sin someterse,

siempre sin dueño;

Inmoble andamio de la vida,

cuando Noche arrastraba

sus ventiscas, bramaba,

sin lluvia, ardiendo,

he cruzado estrellas,

un sol oscuro he prendido,

descendido

con campiña de laurel y mirto.

fatídica era de las sombras,

Dioses del subsuelo,

abaten sin piedad,

cerrando la puerta.

Estas ruinas sin riendas,

desposeídos lugares,

temblará mi nombre,

sin ser

Rey de los cielos.



El Castellano




LUCIENTE LLAMA:



Escita levantas,

de insigne pasajero gesto.

Mi dulzura de cólera nacida,

cantad mis años dulces

a Diana,

entre boscajes

y frondas suaves.

Donde el torvo cielo no amenaza;

Allí se blanda

mi ser recto

de conciencia pura,

cantos se erijan

de verdad desnuda.

Sombra de saetas vanas.

Sangra, luz viva, altiva,

nada sin tus honores consagre

el viento de plenilunio.

Ceñidas las verdes sombras

de las hiedras arrancando

liras al pueblo fragoroso.

Vieja entraña lacerada,

escucha el reverdecer

de la sagrada cepa.

Sin honores no hay versos

ni comensales.

Cuál la vigorosa, valerosa

Quimera

que el ser no enrosque

llegada la hora.



El Castellano


FÚLGIDO ALIENTO ESCONDIDO:



¿Acaso dormiré la noche?

Se callarán los susurros nocturnos,

el blanco cielo ya no acostará plomizo,

su letargo de otoño aguarda,

taimada mía no marchites

mis leves hojas;

No todavía.

Ampara mi dorada yedra

escucha sus notas de savia verde,

abre y abrirán rizos

en acristaladas fuentes.

Allí el clarín entone

enamorando a la dama del lago,

serpeo mi suerte cuando me dictó verte,

común lache yo perezco

en brazos de mi lejanía nunca hallada,

a ti entrego mi labriego,

inquieto, escita de su linde quieto,

aplaca mi bajel de ala irascible,

relampaguéa incesante

alta como la luz etérea,

perenne que yo estaré atento

para osar y no desprenderme;

perjura, retrocede, y avanza

alzándote por falaces bocas,

que desaconsejaron

y creíste amigos,

no poseo yo almendro

de almendras, de oro,

pero todo se dará,

sin caer en el vulgo,

mi sed al menos procuro,

es la sangre cándida,

arremete, marca su cántaro rodado,

blando, una solitud escarchada,

a la que se desea tras todo estío,

lisonjero de tórridas llamas

secuaces del terreno.

Hoguera me tiendes la llama

sin rendir tu escuadra,

preso tiembla el morir noble.

Peinadas parras de la sombra,

tupida vida que acicalan

acariciando al rey Sol.



El Castellano




TECHO SIN TIERRA:



Inerme descuido

entre fronda misteriosa,

ríos en lágrima cabalgan,

estival aura

y su sol que en carroza

pasa,

entre las puertas de este mundo,

mundo de sombras,

sombras irisadas,

donde mi árbol no se da.

me escucharán árboles

mi sangre repleta

de sombra vana,

quicio indiscreto,

tu abierta ventana

que ya duerme en tus noches,

resguarda que mires

mi marchita hojarasca.

Mi acorde arrancado

a lira de fauno,

a número y medida

mi azar de entraña insepulto,

escruté cielo y mares

y ni un acre de tierras

me concedieron,

auras me levantaron

de la negra muerte,

y hoy sigo doliente,

camino esa noche

que camina todos,

dura coraza me resguarda,

de impetuosa saliva;

Sirve de tumba

a esta mi funesta vida,

un soliviar de acequia pido,

acaso es tanto,

donde la amapola

juegue con el ribazo,

y se descubran geranios de los caminos

y peinetas de brujas

con abrojos,

magarzas canten a sus coronas

de reyes allí, donde los cardos

hagan nido

y abra a su luz la caléndula silvestre,

abrigando este sino desdentado,

y su añil de tierra,

que mece y sostiene

hasta que muera

sin nada cambiar

hasta encumbrada la fiera.







El Castellano




OJOS ALBOS FIJANDO:





I



Claros y dulces,

ignotos ojos medrados,

iluminando auras fugaces.



Compases abren,

su timbre ecuestre dorado,

por la lira que quedó sin pulsar.



Cogí y ofrecí las malvas,

de mi camino, sujetaban ellas

los campos.



II



Tácito pulso sobre el musgo,

buscando verdades de sangre

en piedras ya no desnudas.



Yunques con señeros trabales,

de sienes crudas

y plomos derretidos.



Vestido albo sin encaje,

cuña de este garfio;

Semblante sin ser rey bárbaro.





III



Déspotas comensales,

fugaz escita háblame del Sol naciente,

sin cordura ni engranaje.



Mi deleite rige, amaneceres

donde se acuesta el este

entre vespertinos roces,



que el alma, sacuden,

de irascibles cánticos

al nuevo día que envejezca.



El Castellano






VORÁGINE DE TRASIEGO:



Afila mi sien,

perdido acre

de largas venas,

traspuesto

entre vientos abisales

derritiéndose tierras

podando su eternidad

en soga que el tiempo

roe;

Fértil vientre entre febril cumbre

de opacos rayos acrisolados,

ventanas fijas

al cerrado horizonte.

Por las armas de mi pueblo sin civilizar,

Numancia alzo a tu sangre inmortal

tus más de dos décadas

luchando contra un imperio mortal.

Aciaga afrenta por la anclada

libertad.

Fuego de breas nos vio marchar.

Caminos eternos con valor

surcaremos

para que no nos pisen nuestro hogar.

Lanza y falcata se afilará

y hasta el verde lagarto

a nuestro paso se espantará

recluido en la sombra

que nuestros pies, avanza.

Niega, sigue, prosigue

que su sangre rehúye

hasta el ocaso sigiloso,

que se teme incluso desde el mar.





El Castellano




LUCIÉRNAGA DE NOCHE:



Razón mía que alojada,

imperturbable,

abres tu duradera onda

imperceptible, desnuda,

esta luciérnaga que el cielo cruza;

Como un grito sin hacienda ni aire,

acaso sonido fueras,

voz de mis males tenue conciencia,

vosotros que nunca me leéis

yo jamás he escrito.

Papeles en blanco

me enroscan el sentido,

ni agitan al inmoble

Dios de tu hermosura,

quién prodigio, quién mediocre

si estamos de paso.

Nadie a quien impresionar,

nadie a quien agradar,

nada que negar, nada que defender,

todo se acabará afilando

como hueso de durazno

del tiempo germinando.

Millares de ciegos caminan

estas noches perpetuas de septiembre

fuera, por fuera.

Puedo verlos cabalgar

su visión negra

sin el amparo de la luna.

No hay lluvia que gotea

a mi ciprés torcido,

sólo blanca secuela de luz ardiente,

otro verano que no quiere ir,

mi sueño no quiere mi verde roble,

apresta, carga mi ballesta

que mi fuerza no vence,

yo que vivo para morir a gusto,

al mío no al de nadie,

hechos de ratas sumergiéndose,

como infinitud de hombres

que no cumplen su palabra,

será un puerto

con mi buque emergiendo

cuando le toque zarpar a mi cuerpo.



El Castellano


RUNA INMOBLE:



Sombra mía,

esquiva de mi vida

encarnada flor de ella,

entre vientos en tierra

encorajinados de nueva siembra,

de fuéllega luciente,

valor ensimismado

brotando el ababol,

de sangre suya,

sombra sin cuerpo,

acaso tuya,

difumina otra sombra

de quien yo era,

yerguen espigas

con pilares de belleza,

descansando sobre el agua,

que arropa tu fresca cara,

gira mi vencejo la loma,

no había primavera

ni lógica aguantaba

este Ara de hipérbole

de tierra meseteña

de tierra sepulta castellana.

desnacer mío

el terreno me aguarde,

inquebrantable dicha,

visión de mis dioses,

vigía perenne,

oye la lluvia,

no preguntes

tiene miedo llora silencio,

recodo alumbrado con espinas,

llave de mi pecho

destapa dragones y fieras:

Dardo senil de esperanza inmóvil,

caduco, inmortal

para renovar sus hojas

en ascua etérea del mañana,

carne de viento que espera

el cielo, obtuso, abrumado

cuajando destello arrebolado,

cuando se desgañita la vida

por el esperado ocaso

que vieron los ancestros.





El Castellano


CAMINO DEL ESTÍO:



Páramo de mi nervio,

aguantas el tesón

del estío estirado,

ya la silvestre, te languidece,

tu soto caduco de forraje,

el ocre te vence

tú que desdentado de savia

ni pereces,

por voces tus cumbres

se hacen mesetas,

inmoble color del hierro,

tus tierras levantan,

con palpitar que al cielo

clama su llanto.

desde la pizarra

al canto rodado

sólo montañas no guardan

tu sed de antaño,

brezos ya laten amarillos,

compases al verdor

de la sombra de santas encinas,

bosque esquilmado rocoso,

denso musgo marchito,

¿cuál la tierra madre?

¿Cuál la piedra oscura

en la que muere la tarde?

Dulce tarde con oro trigo,

sin rastro quedará la seña

y el silbo del ganado,

llamo a mi astro sosiego

permita a la nube avanzar,

paz sin recuerdo en la hondura,

caduco parece tu vientre sereno,

sólo al dormitar de simiente,

un molino corta la áspera onda.

Ara que prevalece su trillado esplendor,

su llanto del cielo gime

la tierra castellana,

estampa dorada sujeta,

por la que la vida marcha.

Camino de Humanes que sigo,

por ramblas padecidas,

sigo el camino del hueso,

para entablarme

con las espinas de un endrino.



El Castellano




SUEÑA LA REPRESALIA:



Sangre expiada,

ceniza aparente

de quienes eran,

incierto azar de las armas,

oscuro riesgo,

desdén del tenebrio

encorajinado,

parca ilusa que todo abarca,

sin oír a los Dioses,

simas y ríos que nos ignoran,

¿Qué campo no me atestigua

en ocres muertes

todo lo que la tierra devora?

Esta avara tierra

que relame sus crines de plata;

Y su destino no embellece,

justo de ala nueva perenne.

En las prósperas sienes

de regocijo,

acogedora sombra del blanco chopo

y este opulento tejo,

que al muérdago muerde

aguardando convencer

a las tres Hermanas de Negros Hilos

no me hundan en el abismo.

Mi musa cautiva toda de nieves

yo, de bronce,

niega ser de origen innoble

con ocho lustros asidos

opresores,

púrpura brillante,

esquiva,

pureza en jaspe

de luna,

del arroyo fugaz

bebe y el viento revolotea

sus suaves cabellos finos

fluctuantes,

se encienden

mis tibias cenizas

por amarla a ella

lágrimas sobre fértil vid

que engalanan,

Valgio abre y llora tu torrencial

desde tu hogar caelis,

deja fundirse contigo al Aquilón

cae tus espejos deshaciendo rastrojos

cabalga tu agua

por estos estrechos campos.

Abstruso tonelaje de mi pensamiento,

hosca patria mística

de amor furtivo,

trémulo de lo que el querer quiso,

sin falso engaste avanzo;

el poder del cuervo siento

ese único que visita mi jardín

a las nueve.

Por oscuro aflige

que ya no es celestial,

ni aunque el cielo fuera pardo.

Vetusto, geométrico, áspero

mi desliz absorbente

como un torbellino,

que ya las penas

de mi olmo desnudo

no llora

ni la belleza refugia en esfinges

sus torres que son de la tierra

como señeros de vivos,

raudos árboles enhiestos,

en su copa

que bebe al tiempo.



El Castellano






NEGRO ASPAVIENTO DE UMBRA:



Ahuyento el crujido,

el espasmo de viento nocturno

que fuma mi cigarro,

es una violeta opaca sombra

su éter de persiana roída

pasaban yertos caminantes

sus ciudades que les negrean,

un suelo quebradizo

blandía figuras

con espasmos de cobre,

por faroles y fuegos,

luzarreros edificios de leche

y hormigón,

perdición flagrada

en toda dirección,

un segundo vuelto atrás

y observo detenido mi desquicia

se alimenta voraz

de estos cielos de plomo y zinc,

solo una vez más

miro mi soledad desde el otro lado,

y se espanta el negro apuesto de vacío

empedernida luna sujeta

por filamento malva de la luz estrella.

cuento 999 y aparece mi cuclillo,

asmático suena mi grillo,

el segundo ya vomita otro minuto,

no me cuentes reflejos

de ávido camaleón me visto,

semáforos disléxicos

me cuentan de mi azar de visión

por la que enfermedad es alegría

y nacer la misma lechuga,

hoy volaré sobre un vencejo,

avistame hondo, fugaz, pertinente,

crispado, retenido entre mares de tierras

a lomos de un caracol que cabalgo,

y no me vence la luciérnaga matutina;

negros soles me cuentan

que su luz es sólo un respiro del Creador,

la tiniebla ganó al tres en círculo

y el mundo se puso de cruz,

amén que trajo un awen que me enjalbega

mi tuerta creación,

sonido ciego

me avasalla la abierta ventana,

un crepitar valiente escuchó

que abrió sus ojos,

y un irisado que la noche clama

se desperdigó,

era tiempo para volver atrás como

las plantas silvestres

que se hacen las muertas

por qué pues porque siempre están,

como rey lucero

es certeza de mi magna

espiritualidad que ya nadie niega

ni con gafas de Sol.



El Castellano






TRENZADO DEL TERRENO:



Abro de mí, la rigurosa sombra

acogedora de mi blanco almendro

fresco dosel que presta almazaras

llenas de olivos,

hermana del negro hilo

cuándo mi jardín florido.

Rasguña con tembloroso sigilo

de savia dulce su arroyuelo.



Blanca luna que me reflecta

en los sabios bosques.

que sus mieles Himeto me concede,

colinas serenas me aguardan,

y en las prósperas perviertes,

apacibles bellezas

parirán tus ojos;

Lágrimas sobre mis tibias cenizas

de aquel que duelen y sigue

porque son del poeta que te ama.

deshecho en espumas trenzo

vaporosos ríos de mi sangre,

vernal lozanía

que aún gozo

como luce la flor sepulcral.

Ceñida cabeza tuya

de las rosas más vivas,

¿Quién cauto te hará cortesana?

Raudos Lapitas no hay futuro mejor,

el viento me pulirá su acento,

bien funesto que considero

que me sembraron

de la bronca hendidura

que no sucumbe ni se hiende,

Baco enseña haciendo danzar Ninfas,

aguzaban sus canciones,

pobre labriego este que nunca se dio,

pilares auras según lo pidan tus liras,

¡Oh Calíope!

Musa de mi lenta melodía,

tráeme la fronda verdecida

de tus mantos vestidos

de Ferento la sola campiña.

Sin feroz hija hambre,

yo providente augur

de todo lo que amo;

Al escondite del alacrán

no proclamo,

por doquiera me dirija la suerte,

veo la oscura tempestad que anuncia

que yo estoy bailando en la luz

para poder bailar en la oscuridad,

Galatea la corneja no me espantes

que mi buena remembra.

alma présaga de lluvias

que a la flor incitan,

yo que en pulido ribazo

quiero prender a Ninfas de flores

absorbentes de miradas

y de fugaces estrellas.

Amor tan torpe

¡Oh mis castos dioses!

soy yo humilde

un ser hermano de la tierra

que no permite

ni a víbora ni culebra

le retiemble

la paz diáfana hallada.



El Castellano




DIESTRO DEL MAR A LA MONTAÑA:



Fuego trenzado, galopado

crepitando el amor fulgente, estridente

de mi madrugada

que avanza que danza sin balanza

el infierno silente de la mañana, ampliado,

río de mi sangre que colma el páramo deshojado

donde vive donde crece mi chopo viejo

colma el terreno mi sed de abrojo

diestro mi hálito exhala su desliz embelesado

nacarado, embrujado, por mi mujer

endiosado, extasiado de miel y ambrosía

repleto, lleno, colmado, extasiado

mi río de sangre avanza no se detiene

corre del mar a la montaña sin mostrar despecho

de grazno escondido en cada torre

el idioma de la noche se hace presente

tiempo que corría muerto desde

mi sótano de luz

a un horizonte tenue por conquistar

corría la lagartija sin desdén

por enternecer al horizonte diestro

del mar a la montaña dispuesto,

de pieles extasiadas cantaba

el surco del reguero de mi vida

por florecer en la arteria del lugar

graznaba mi alma a los soles de espejo

fuego trenzado en cada ciprés

que me sostiene

que mece el amor de mi sangre caliente

era llena, habitada por la flor

sólo allí donde reposaba la belleza

allí donde ardía el sentido

enarbolado, flamígero al ojo del cuervo

bullían rebosantes mis fuentes

esas por las que se colgaban

parcos los árboles y enamorado

el suspiro acampaba la tierra

de piel de nuevo

esperando mi vida quieta

la ascensión de su alma al cielo

atochas de esparto me sostienen

para tener yo sangre de tierra

gramas me florecen en invierno

el beso congelado

del Tarot helado de mi sangre

hoy gime el tiempo en mi ventana

quien lo viera marchar de cuchillo

de espino y girasol helado

hilvana el viento corazones en los álamos

para que despierte feliz mi Sol,

y concluya el tiempo de la madrugada

de mi vida en fulgor

que dibuja siniestra el corazón

de mi albor,

ese por el que descansan horizontes

crepitan montes, las aguas

brillan fulgentes estallando

mis veintisiete fuentes

como gotas tiene mi vida,

fiel mi caricia anhelante

de una sed por la que revive el inframundo.





El Castellano


DISPUESTA GRANA MALVA:



Diestro tapiz me unge,

cabizbajo de este gris

que desnazco;

se amilanan de grana

guadañas que me cincelan,

no me iré de mi abismo

ni en él terminaré de hundirme,

ni este cielo acabará

de blandirme,

quebrará mi espejo de espejos,

y similar me encontrarán.

Mientras subiré por el costal

de mi camisa todo lo que veo

un azul teñido de mares de tierras,

como es arriba es abajo,

soslayando me encontré

con un camaleón de quien yo era,

hoy afirmo que lo vivido valgo,

de vidas de un día me aguardo.

Manantial displicente esquivo

es esta boca de tierra que rehúye,

una vida y un arrebato colgado,

una sinfonía de grillos

que reverberan las fuentes

y sus encinas y sus quejigos,

sus rocas y sus nidos,

sus lunas y sus espejos,

vine que me estoy tejiendo,

una carcasa y una flor

es por mí es por ella,

que el color nace color

se abre paso una rosa bermellón

por ella es que reverdece

mi corazón.

Y un ocaso malva

se escuchó entre los dos.



El Castellano




ALBO ESPÍRITU AZOGADO:



Abrí las rojas puertas

del fantasma de mi corazón,

despertaron grises leviatanes

como agujas sin cabeza ni redil

era él un fantasma puro, impío

un último respiro alzó

a mi cabeza,

y caí de rodillas

a otro mar

a otro mar

el suyo sin calma

ni espumas purpureas,

abrí esta vez las ventanas de mi pecho

esta vez como si alguien las sujetara

en mi propiedad

de fría carne,

un pulmón marchó a una rivera,

el otro perdido marchó

a otra con mi espíritu,

quedaba mi cuerpo como frío, desierto

páramo sin espacio sujeto

donde anclar señero de luz

mi pecho, el otro espacio

de mí desierto

oscuro como opacidad

de noche de soto sin luna

sin luciérnagas del cielo,

sin fusiles que clavan su plomo,

sin faroles ni lucientes

provocados encumbrados

como este vacío que ya cansado

no más habita mi espejo de alma,

mi pecho partido enraizó

la mejor flor que la vida

pudo darme

como espina para clavar la espina

de mi vida y asir

cielo y tierra en marea

de primaverales caricias

albos ojos fijos

en auroras que marcan

al violácea arpa de mi despertar

creyendo sus ojos un sueño

para habitar.



El Castellano




ENDOSELAR CANTANDO:



Anquilosada bruma negra

me yergue sin piedad,

allá por un fatídico recodo

danzo, danzo con mi lobo,

viles me destrenzan

como muere mi Dios silencio,

era un cable un tranvía

que surca la mente,

por fortuna hablaba mi otro,

un puerto y un barco,

abría de mi pecho

un trémulo espíritu

aullando vespertinos roces

de costillas enlutadas:

Hoy una luz vana

me escarcha el alma,

debato con mis Dioses

dónde quedó mi destino,

acaso merezco acaso desvanezco

puro como lágrima del cielo,

mi tardío quizás diga,

mientras este castigo,

seguirá crujiendo mis huesos,

crascita la belleza

entre los barrotes

de mi calavera,

mientras seguiré

pudriéndose

mi vida en silencio,

como pez en tierra

soslayado de cielo,

lo siento mundo

ya soy completo

un millón de mentes

un millón de mentiras,

esta inspiración no me hace libre,

miedos, ilusiones truncadas

contra el ateo

no me imagino

como un pez sin boca

sin creer en nada

camino la ciudad

que negrea el sentido.

tu cara diviso

ya puedo morir a gusto

hasta el nuevo día,

hasta trenzar ocasos

del alba y su espuma malva.



El Castellano




RESURGE EL AÑIL:



Florece agua ignota,

azoga tus blancos corceles

de rocío sereno

sé bruma gris de abrevaderos

juega con mis mariposas serenas

de los vientos, fragua mi sentir

en tus venas roquedales,

bebe mi sed como un desnudo ayer,

entre flores del paraninfo yerto,

augura mi suerte entre tus vellosidades

colmadas de savia joven,

un reverdecer anhelado

que tantas espumas aguarda,

madre de mi blanco chopo,

tu cristal luciente;

Cuántas eras yo he conocido

tantas vidas más longevas

que la mía,

osadía pulcra de espadas azules,

cuchillos calizos de cerros

castizas fuentes

en ramblas del terreno,

rieras terrunas al sosiego

de vid y centeno,

hablase yo entonces

de un sol que desgasta

de cincelados bosques

de espliego y atochas de esparto

del grillo solariego

que abre el sendero,

baja vida tus espumas verdes

de paz y sosiego,

vence tu paz sepulcral

al fervor de mi vana sombra

que no te puede,

háblame tus hojas

bailando, jugando con el viento,

de este otoño que no llega,

ni su bruma honrosa desciende.

Tráeme tu febril aleteo de estambres

clava la simiente esquiva

que raje la tierra,

contigo el resurgir de las estaciones,

pariendo el desnacer

de toda muerte en color

de simiente.



El Castellano


SOCAVA MI TARDÍO:



Indemne acontecido,

en solaz yaga sin fresno

ni alta haya secular,

jamás aplacado por vientos de soto;

ni fugaz línea de chopo ferviente,

singular atarraya de vientos esquivos

su páramo veloz de ocres del terreno,

vino a plañir mi alma,

entre oscuros cipreses con sabor a dama,

soy tocado por el rayo de sol,

esta sequía que escapa

en el sitio del ángel de tu mirada,

miro por fuera y el centígrado decrece,

gramas envejecen mi calzado,

te encontré y llamé a tu corazón,

déjame ser agua en tu boca,

lejos brillaré por dentro

un placer preso,

y sus vendavales furtivos secos,

es hora de anudar el firmamento

en una falange y en otra llamar

al viento mi padre.

El río se sembrará de altos árboles

y sus peces anidarán en sus copas,

vine a perderme

por si aún no me he encontrado,

haré de bocas esfinge perdida

por cuanto yo he conocido,

perdigones reposarán en las ideas,

golondrinas llevarán besos de auroras,

yo me trenzaré como el azabache

que llora la noche,

una flor de sombra enraizará mi pecho,

en sangre de amapola negra,

como mi sangre oscura,

vine que se deshizo mi ventura,

por este ignoto torbellino

sin ventanas al pasado,

tejo que yo a ella consagro,

como niebla y bruma

que sin ella otoño no hace,

pregunto a mi lobo esquilmado,

sus broncíneos vellos me responden,

que dicha no es labrada

si no hay manos de recolecta.

Como recompensa trae lo sentido.



El Castellano




TIERRA A RAÍZ, SOMBRA A IDEA:



Por la vía

que los vetustos

olmos blancos

protegen los desnudos álamos

que aguardan erguidos,

al descanso de trémulos corceles

y sus carros, cruzan sin herir el sendero,

abatida mi contemplación

fue silenciosa entre páramos

angostos esquilmados del ocre

ardiente, encorajinado,

como un negro suelo que rozo

con los ojos.

La sombra que un ciprés rutila

se acrecienta erguida, ahilándose

con aspavientos que retuerce la luz

sin franco obstáculo.

Era de la tierra habitado

un bronco grito sin suerte,

refirió su desventura

y miradas no esquivaron,

quedaron vistas cuatro espigas

juntas en tierra arremolinada,

por las vides de semblanza

y el resurgir del añil

del santo olivo,

misteriosa sombra de ciprés

háblame como se habla a la primavera

para que se lleve los fríos,

quiero compartir tus preocupaciones

preservarte como me preservarás

cuando muera,

al sigilo del rojo brezo

me alzo como flor

que la primavera arrebata al invierno,

y abeja que baila sobre coronas,

como agua clara

que da la misma luna,

así como tú sombra,

yergues tu profunda pupila

desde la misma senda

que te vio nacer

pura, limpia serena

aguardando al alba

tu desnacer

que tiña tu ojera suave.



El Castellano




SIGILOS DESPOBLADOS:



Aciago escondo

los faustos de mi recuerdo,

abro la verja donde crece

mi árbol muerto

imploro abran sigilosas

guardias en noches

que apelan tranquilas,

como grutas de mi arrebato,

esculpí mi torre de bronce,

como pasa ciego rayo

entre montañas,

razón impele

baja Calíope

reina musa

afrenta lenta melodía,

yo abriré cadenciosa lira,

aplaca en hombro

la vestal Hispana,

compadecida arrasarás

cuerdas de conciencia

despertaremos del sueño

a gloriosas ninfas,

tañerán tambores

el duro sabor del hierro.

Vidas opulentas

abren y cubren

la tierra cultivable,

sustituyen a mirtos y violetas

junto con sin fin de flores

que esparcen,

y parece su aroma

de la brisa apropiarse,

funesto día

que traía la impía mano,

la afrenta de sus campos,

me imagino aciago

como fragua del fuego brotaba

sangre del candor del hierro,

agota mi huidiza pluma

por cuantas realidades

no he conocido,

hasta decirme yo basta

al mal no he conocido

mi dorada mediocridad

tolero y acepto,

¿Quizás algo más cubriese

mi dicha de diáfana bondad mía?

Que al mal de muchos no acompasa.



El Castellano




VIPERINA FALAZ DE TIERRA:



Sin ir más lejos

nosotros somos de tierra

somos alcarreños

somos del mismo metal

que las estrellas

hierro fragua nuestra entraña,

metal y simiente hijos

de la real abeja,

fuego brota en nuestros ojos,

siglos del barbecho

engendrado por el soto

de la encina y el esparto,

somos compases del miedo,

jauría de zorros al acecho yerto,

vívida estampa del hielo,

sinfonía sin acre desnudo

somos acre de espuela

y vid de nuestro camino,

fervor de silos dormidos,

auge de la espiga

remanso del irisado girasol,

somos lo que ves

es nuestro paisaje

de sangre ferviente,

y espuela doliente,

gira mi arado

verás que sigo al mando,

recuerdos ahogan

la madre compostura olvidada

padre cernícalo por angosto

valle de río dulce

y senil valle juicioso

abre magarza tu esplendor florido

con el ababol y su sangre de tierra

abre sendero al reposo de Castilla

con su sequía herida,

cuántos siglos no te han visto mudar

tu aciago terruño paisaje entre cerros

y febriles solanas

donde el tiempo

escapa angosto.



El Castellano


CELADA QUE DUERME:



Veraz acre que el otoño juega

con sus alas virginales

en mudas que el verde, siembra.

Era una blanca luna de espuma

con las que el agraz de la uva

jugaba y ante ella

una belleza ambigua inclinaba,

y entre breñas hacía que dormía,

amenizando los céfiros

y arroyos magnos,

no pude verla errar

por mi sagrado bosque,

abría su lira y se escondía,

mordiendo la negra víbora,

pude regresar más valiente

entre estas torres de belleza

que se erigían,

entre escarpadas escalas

de todo lo que nunca se marcha.

Jugaban los corzos suaves,

sin tiempo ni lobo,

rudo tronco indemne

se aposentaba

frente a la muerte,

de sus vanas cortezas secas

florearon brotes como espadas,

que recorrían hormigas,

serpeando, esquivando

a la gris araña de cueva y madriguera

en acecho yerto.

Se descorchaba en grietas

como mustia caricia

que lluvia no anclaba,

preñada su savia aguardaba

que el tiempo perdonara

con pretiles gestos

de retozos de chubascos,

mientras la carcoma voraz

no cesaba su caminillo

entre sierpes grises

ahondonaba su madera,

su destino pertinaz

que ya preguntaba

si habría un cielo para las plantas

donde renacer aquel purpúreo chopo,

que años ya no surcaban rigor.



El Castellano


CANTAR CON SILENCIO:



Un pasaje a la otra orilla
miraba la vida huir, desvanecerse;
estela vencida, afligida,
mirar la otra orilla
un fresno dormitando
una hoja colgada de una tela de araña,
aguantando leve la insepulta tierra
a deshacerse,
esfera verde naciendo apostándose
en hondo destelleo,
súbito sueño desnaciendo
su caminillo de hormigas
de labios grises.
Dormida yacían sus trenzas
como sedas ligadas de azabache,
leves, acomodadas,
tez de tu hermosa cara,
bajo mi cielo un lamento de gloria,
portal abierto de tierra,
mirada perdurable entre monte y abismo,
bruma frena, envuelve,
de impiadosa niebla gris,
impelido me conduce su profundidad anclada,
un sol oscuro busca respirar su luz,
confiante, humilde, la guarda,
ojos de otros ojos
apostados en mi sien
imagen de mi imagen viva,
resucitando,
como nunca desvanece esta suave
nube rígida
que es mi amor a la vida.

El Castellano





ENCINA ME REVERDECÍA:

Llano de altas tierras
es el poema que se piensa,
quiero abrir el mar de encinas; afilarme
en su quieta vereda,
guardarme en sus flores puras de tierra.
Ahondarme brotado, pulcro del fuego,
y su entraña destellaba como luz vieja.
Crispaban rayos entre brezos
cuando un aleteo de nuevos estambres
cedía angosto paso,
colores de trampa abandonada,
fue la era,
escalonado asir de místicas palabras
que yertas de conciencia
no escapan.
Una casa en la loma
de la insepulta tierra, madre de las cosas,
rodaba mi paraje perdido
entre voluptuosos pinos erizados
de un jardín de albas encausado.
Espinos amarillos sujetaban el paisaje
con esparragueras del sueño
camino del linde quieto de Humanes
se exasperaba voluminoso el río Henares.
Misteriosa caricia
al sosiego del jardín que nunca tuve,
tierra que no es de nadie sólo esta se presta
y maneja, como un sosiego acampa sin esfera;
un continuar de lo que siempre estuvo y está
siendo el poema arena honda
y mis manos tierra del siglo que sembró.
Retama del ocaso,
soliviares de encinares espumosos
un color duro, que verdecían ideas su paso,
raíz del mañana
anclada su verde savia.
Perpetua añoranza sin causa,
crascitar que belleza acoge,
que arrulla en sus alas.

El Castellano






EL oro rojo del rey:



Oculta intención en aire
que espiro,

suspiro breve mecido

en agua helada una mirada,

al final y comienzo de todo,

como un pronóstico que se anticipa,

al espejo y su pececillo de plata,

flores niñas ya no danzan

un cierzo de noviembre veleidoso,

que arrastraba hojas como forrajes,

besos como nieve roja,

aroma de azul caída,

el miedo no sonaba en los corazones helados,

sí el rubor de campanario,

en cal viva, peces y pájaros

al festín de Dante y Baco,

era el resonar del oro rojo del rey,

por cielos vastos,

y vidas de un pez de papel,

tiempo de caricias llegaba,

como a callar una razón enlutada;

mañana y pasado seguiré viviendo,

al otro lo dejo en tus manos,

beso tras beso deshojado, desposeído,

fauces un vil olvido de filo

renacido,

iré allá, donde el océano no envuelve,

a buscar mi tristeza perdida,

y una ola serena de espuma breve,

mi rostro en vidrio

como plañe el azur un libro,

árboles cantores

un bosque perdido,

cada vez que voy a encontrarme,

bosque de nieve granate,

y vetas oro noble,

campo, campo lindo,

hay en mi olvido,

vestido de zarza y endrino,

calidez de trasparencia,

signo febril de hoz,

y simiente,

ternura, tanta, monte santo,

que quien a ti vino,

es peregrino,

existe mi pena que ya no mira,

si acaso pasa.

Naipe como caracol

del resto de mi espejo.



Förüq



FÉRTIL LIENZO:

Avanzan nubes de fuego,

como gigantesco trompón de los ángeles,

entre cenizas de rivera la Hesperia,

polvorosas encinas, afilaban el serpeo

de mi sendero entre un huerto

que sembraban cipreses disueltos,

era una blanca espina de invierno deshojado,

tembloroso, de heladas patriarcales,

y fríos que llaman vespertinos,

casi llaman las astutas golondrinas chillando,

atrayendo el sabor místico primaveral,

oh, antigua melancolía, entre campos y páramos,

entre arreboles seniles, un negruzco quejigo,

corona y bordea la colina, cima de agua sombría,

gota en mar de tierra, aullidos de viento,

y oro lúcido de campo melodioso,

oh, mi alma, reposa y levántate, descúbrete

en la floresta desnuda, oh tierra, susurra que canta la tierra,

soy duro, soy tierra, las perlas en fuego,

los recios endrinos, y los diamantes llora

en flor el brezo.

Esta espina desnuda, blanquísima,

que me clava su pertenencia

en mi corazón llameante,

no habrá poder ni condena

logren arrebatármela.





Förüq castellano Miguel Esteban





Edición febrero 2017 original febrero 2016:



Adormidera pulcra,

Amapola esquiva

nacías lejos de la tierra

que tú querías

la fe mudó sus caricias

el reino venía tejido

del destino florido

en la gesta del jacinto

en la flor abierta de la primavera

voló mi corazón a tu nido

derramada esperanza vistió

el por qué, de un adiós

el lirio abrió al color

y la grama abrió en flor

flor de sangre

que regeneraba

el dolido destino

por la azucena

caminaba su olvido,

fiel del suspiro nacido

quedar el te amo, en vilo,

la orquídea colorada

aguardaba la fiel ordenanza

cuando un jardinero de versos

dejó su estampa en el papel

un colorín elevó su trino

para que un zorzal

lo alzara en su nido

todas las esperanzas

colmadas de un grillo,

al compás de tu paso

seguía la amapola en duelo

lejos de su tierra

que vio nacer el cielo,

caléndulas esposas del sol

se abrían a la sonrisa

de tu calma amanecida

para yo trenzarte

un beso en la mejilla

quedando las campanillas dormidas,

y las margaritas enrojecidas,

un te amo ardía.

El ascua se encendía

quedaba la sinfonía

de un tordo que visita,

el cielo abría

a sus coloridos jardines

plenos mudaba el grillo de sinfonía

la rosa colorada

dejaba su beso por si acaso

el viento llevara algo,

se hilaba un verso

para el cantar complejo

del baile de la rosa y el clavel masculino

mecida la sonrisa al viento

nacía la basta floresta de los patios

y entre sus escondidos lares un trébol

vertía cuatro hojas

al compás del Sol en su visita,

todo al resguardo de la bella caricia

y la ilusión dormida

que brillaba en tus retinas,

para yo dormirme

dentro de tus ojos.

Abriendo mis flores en son,

ese que hacía brillar los campos

en verde y marrón de un caracol,

relucía el brillo de un brezo,

desplegando su color

un tomillo en albor

por el plantago en flor,

todo lo que dejo

es todo lo que amo,

recuérdame en la flor

del cardo de la dama

me alzo a la altura de la rama

y el espliego amanece conmigo

para el romance del laurel

y el encuentro de la malva con la abeja,

todo el cielo se despeja,

canta la piedra en aspereza

que la vida se torna repleta,

de lo sencillo del musgo

al verde estramonio

con sus trompetas de los ángeles,

rueda la caricia que tu piel divisa,

el campo sin franca tapia ni verja

es dorado por mis sueños

que corren de la vereda a la rambla

fiel de esperanza

la azucena nocturna en flores marcha,

el olivo prendido de olivas

la encina sus bellotas mece

para el tejo guardar su muérdago,

la noche que llora azabache

y ojos de luciérnagas

todo queda prendido

del suelo en duelo

blandiéndose la luna sempiterna de nuevo

y mi verso alzando el vuelo,

queriendo acariciarte de nuevo

la noche que solo conoce la noche

tus ojos que solo conocen tus ojos

por los sueños nacidos vuelan los molinillos,

el monte deja a las carrascas

blandir el horizonte,

las flores a la abeja fabricar su miel,

la tierra se come a los cardos tras el verano,

la adormidera tu piel suscita

llegado el otoño y su caricia

fieles manzanillas abren sus margaritas

y los cardos en espinas

dejan paso a los jilgueros

del campo abierto para regar Ostara tus besos

se anuda un grillo y mi brillo

abriendo una flor

con forma de corazón

dejando paso a nuestro amor.

Con el sigilo de blancos álamos

al verdor de frescos pinos

se cierran todos los caminos

por si acaso vivo que sepa ella

que blindado a la cepa es mi sino,

en estas simientes

en estas verdes sienes

alzo mi latido,

que de madreselva fue vino,

y alzado parto mi destino,

hasta vivir en la mitad

de flor de esta caléndula sostenida,

enraizada en mi pecho,

que no canta

reverbera en esta fuente fría,

porque no tiene despedida,

al fragor de la ascua,

jamás desquita su bella sinfonía,

de raíces y colores de albas,

hasta ser amada

por grises arañas.



El Castellano

RELUCIDO:

I
Aura acompasarte, bajo,

reluciente como una tumba

rebrillaba mi asilo en corazón,



y ya, los pesares no amancillaban

ni eran copos de nieve,

oscuro, imprudente,



inexpugnable,

invisible de recta sonrisa

dioses de sepulcro abierto, sin llave,



II

un instante que solamente,

oculta mi mujer;

en sola frase no yace,



memoria vaga de algún sueño,

hilvano mis deseos de sangre,

mi ávida pequeña fantasma,



que me surcas cada invierno afilando

mis colmillos eras para vencer,

y unirnos como dicta la miel.



III

Trenzado, mi parco destino

expuesto y revelado,

ser frontera derretida la sola piel,



auge en el telar de letra,

verte fiel de hoguera,

fiel de Valquiria Quimera.



Ojo de un ojo dictado

compás de la carrera,

te acecho desde que me esperas.





Förüq castellano Miguel Esteban




FÉRREA PRESTANCIA:









I

Yérguete nació la luz y la sombra

el hombre se creó

para ahuyentar la sombra

con su llanto de sangre,

hoy que mi lágrima

sea fértil espada,

que riegue e ilumine

así ídem el abril

levanta los muertos

y su caléndula predilecta.

Nunca maldigo mis lluvias

y a la Santa noche,

riego mi sombra, antítesis,

de lo que espera mi persona.





II

He de ascender,

he de volver a navegar

el negro puerto,

contar los escalones de mi sótano de luz,

al tercer día flamígero,

la piedra será mi llave,

no mi tumba,

Panida Hijo del dios trigo,

tengo lluvias y carne,

tengo tormentas

y miedo ausente,

Yérguete, sucumbe,

a los suelos, de la madre luz.



III

Ni me arrodillo.

Ni vuelvo a morir en pie,

ni rezo

navego, pido me escuchen mis dioses.

Cumbre son de mi lágrima espada,

el mar, la nube, el río designio de escritura,

baile de un talismán,

oh, lucha entre sombra y su llanto descendiente,

vencido no he caído,

aunque me derrote trescientas veces

sobre esta tierra.



IV

En este pedregal,

juro sembraré flores

para no volver a ver su destreza inerte,

oh, lágrima esclava

ni lluvia,

mi floración ruginosa

abarque todo balde,

y sea réquiem y mármol florido,

mi entraña, todo esto,

ojos secos de hombres,

ejército, que el destino cercena en tres.

Postigo, huerto y verbo decisivo.



Förüq castellano Miguel Esteban Martínez García



SENTIDO ARMÓNICO:

Ven al fuego etéreo, que abrasa pero no quema, venimos ambos de las sidéreas lumbres, planicies que tibian y no enfrían el corazón azur, era un destino vestido de magia, irrevocable, insoslayable argento cariño fundado, bajo señero dice:

- Aquí los ángeles vinimos a vencer, un latido, una razón, los negros cisnes de Apolo me conducen,

revelados mis arcanos, oh, dulce tormento, mi pechera en bronce rebrotada,

cuál sigilo, no te llorase, siguiera, he venido a desenterrar un agujero de cielo en tu boca, oh reina velando a mis colmillos dormidos,

esta noche de luz amable, imperturbable, y caracoles de faroles despiertos, entero y a mitad izquierda,

mi corazón florido, en pecho, aguardo sones y caracolas, designios me alumbran desde pecho a boca,

un cantar flamígero, encendido, donde todo giraba armónico, y los miedos danzaban rendidos en un cuarto, todo era principio de continuar, y en tu cuerpo el beso pintar.


I

Ven al fuego etéreo,

que abrasa pero no quema,

venimos ambos

de las sidéreas lumbres,

planicies que tibian

y no enfrían el corazón azur,

era un destino vestido

de magia,

irrevocable, insoslayable

argento cariño

fundado, bajo señero dice:

- Aquí los ángeles vinimos

a vencer, un latido,

una razón,

los negros cisnes de Apolo

me conducen,

revelados mis arcanos,

oh, dulce tormento,

mi pechera en bronce rebrotada,

cuál sigilo, no te llorase,

siguiera, he venido

a desenterrar un agujero de cielo

en tu boca,

oh reina

velando a mis colmillos dormidos,

esta noche de luz amable,

imperturbable,

y caracoles de faroles despiertos,

entero y a mitad izquierda,

mi corazón florido,

en pecho,

aguardo sones y caracolas,

designios me alumbran

desde pecho a boca,

un cantar flamígero,

encendido, donde todo

giraba armónico,

y los miedos danzaban

rendidos en un cuarto,

todo era principio de continuar,

y en tu cuerpo el beso pintar.






Förüq







A PERSÉFONE:

A la sombra purísima:












oh, de virginal encanto,

del secreto más pulcro tu origen,

vine yo siguiéndote,

tú a galope de una opacidad

te daba forma,

arquetipo de una figura en suelo,

quién osado,

completase tu opacidad de materia,

resquicio de aliento de un sueño eras,

como bosquejo contorno,

o relieve inimaginado,

eras reflejo suave

todos los colores,

en tu esencia sin carne,

sin cuerpo,

quise peinarte sombra,

como el movimiento te hacía,

y deshacía.

No escapabas nunca,

sortilegio eterno,

de este mundo de espantos.

Resguardos lumínicos

te acogían

y disparaban, mutilándote,

yo cuanto más me acercaba a ti

tú más te alejabas,

quería acariciarte sombra,

ser de tu sangre,

amarte como se ama,

al imposible que belleza dicta,

y tus labios siempre besa

y penetra,

oh parca sombra,

quiero vivir contigo,

como para ti el tiempo es invento,

desliz te capturase,

y te guardase por los siglos fríos,

ardiente en mi corazón que es piedra,

como mi amor a Musa dicta desde tu orilla,

que dilema es pensado,

por mi gato ante el mirlo

que puso tres nidos,

violeta fulgor endiosado eres,

carne y cuerpo de éter,

magia insondable

sin peso ni brida,

ni aljaba,

eres soga todo cuerpo,

que reflejas su erecta perdición de su color,

oh azul índigo te surcase,

trasmutarías hasta ser lo que ven en la luz las polillas,

oh almas errantes,

paso a un estado alado tras muerte,

mensajeras de dioses en plano terreno,

he venido contigo por el son sin tiempo,

a pactar con mi condena,

a casarme contigo mi perdición,

de todo lo que vivo,

aliarme contigo,

amada como sirvo a Leana mi Señora Hada,

no me enterrarán contigo,

pero te alimentaré

de mi sudor y lágrimas riego mi patio,

donde hasta que muera traeré a mi araña,

toda simiente vegetal,

desde el baldío a la rambla deja el arroyo,

desde el cerro bajo al monte del barbecho,

y cultivo, deja vivir con acequia

al bonito forraje

que nunca muere,

porque como yo siempre

crece y crecerá de nuevo,

sea en esta vida o no,

la existencia.

Principito tomando número y orden.

El castellano y Leannán-Sídhe















Vengo a deshojar mi sangre,

y abrir estas puertas a un otoño,

flagrante, hacer vibrar lo indecible.

He venido a beber de tu sangre,

tu placer en osadía interminable,

somos los hijos de la sombra,

noche corre una vez por siempre

su sendero inabarcable.

Fresca y galante, de silencio ajada,

suave como nieve de la montaña

y viento de luna

que se extiende como joven grama.

Hojas breves como su sed.

Era una armonía vestida granate

como denso humor insobornable.



II

Suspirando su camino afable.

Somos hijos de oscura rienda,

encargados de servir estrellas,

en vena y colmillo, su blanco filo.

Otorgados del poder nocturnal,

su concavidad presa.

Su clara floresta de la noche,

en flores violetas,

se lava su herida, resurgiendo atónita,

una yaga de malva.

Soterré mi desquicia

en campo abierto,

rizaba mi pena un nunca más,

el cuervo en mi hombro,

crascitaba:

Noche siempre.



III

Me habló la oscuridad

de su premisa,

y de su silencioso juramento,

de su verso sinfónico,

con arpa abismal.

Su trofeo en rueda de telar azabache.

Como las lágrimas enraizadas de Perséfone.

Mi divino rito, se extendía

por sus labios ardientes.

Euforia en raíz, y padre tallo,

de gloria al poseer un higo del diablo,

Rosa azur, caléndula roja,

Enigma tu velo retirado.

Yo pobre diablo,

que acepta siempre

hasta una hija

del Averno resplandeciente.







Förüq Miguel Esteban

































I

Y encumbró su azor en mano
abrió del viento sola ascua,

dejó su chambergo

asido un árbol sin nombre.

Era su vacío

su nada colgada.

Cincelado un silencio bramaba,

lento,

en la faldera un álamo triste

como su barba.

Su lamento,

de negra niebla fugaz,

y húmeda.

Hablaba con su madrugada.



II hoja

Encendió una estrella

de su albor, pretendida,

ilusionado como alborada

dulce, sin esperpentos,

ni hollín sus humos.

Vista la anotada su Musa,

no pudo cerrarse la paz ni la guerra.

No cedía su terreno.

Mujeres y el hastío de soledad

zarpaba otros mares.

Como últimos rosales

desposeídos.



III hoja

Madurez junto al río

la Estrida,

dama tiniebla,

que hacía mito,

junto con Hades

Perséfone y Perseo.

Mi paz era verdadera

como cuerpo de leño

encendido en fuego azul.

Dejé el río mi canto

por montes y cerro amilanado.

Poeta me quite

mi capa de frío fantasmal,

lo siento, no ha nacido.







Förüq Miguel Esteban Martínez García castellano





Yo soy el que escribe su historia



Eres tú mi amor

solo hay fronteras

en el mundo;

no hay fronteras

en el papel;

tengo versos en

el bolígrafo quiero

fundirme soy el viento

soy el eco de tus latidos

yo soy el que vive en tu mirada

soy el tiempo

soy el espacio

soy tus recuerdos

soy tu alma.

EN MI LIBRETA ESTÁ EL MUNDO

YO SOY SU CREADOR.

Eres todo lo que siento,

eres calor de hielo rojo sanguinoso,

eres distinción de Perseidas,

eres alada magia de letra,

mi encarnada Perséfone,

tantas atribuciones, podría

que tu infinito bramaría escaso,

me encanta saberte quien tú eres,

carne y sangre de talento centello,

un cielo extenso,

biología de mi simbiosis de sangre

que llamaron savia,

que para nosotros dos

mi pluma y espada,

le llamamos Tinta

madre reveladora.















































































Förüq









Dos sonidos mejor, que la sola voz,

que narra empeño dictado,

era tiempo insuficiente,

llegada la hora,

llovía, lentamente llovía,

en terreno mojado desde

hace ciento veinte minutos,

mi escritorio gemía todo lo necesario,

dier um et santuas,

Gloria al divitia,

una tarde venturosa,

algo antes del día todos

los Santos difuntos,

aquí en mi yerto escritorio,

convencía al Creador

mi alma en libreta,

que si no me daba magnificencia exacta,

de inspiración correcta le sacaba yo, el alma,

en magna oratoria:

Leannán-Sídhe te reza tu duende principito

abismal,

henchido todo deseo conocido

y sin conocer;

abro mi corazón Señora hada,

estoy creando para ti mi ofrenda,

para que se retire al pairo lo que debe de allá irse.

Sobre tu misterio,

honro y te acicalen tu majestuosidad,

te escribe el Hijo de la Luz,

oh, tormento, pena en rogativa todo mal,

en entidad multitudinaria,

que en treinta y dos racimos me han tentado,

una mujer de atónita escultura en belleza,

su porte,

vestido azur,

tachonado de estrellas granates,

como guadañas en él bordadas,

sangrantes,

el cielo llevaba en mano izquierda,

envalentonando su corazón,

izquierda corazón,

derecha fuerza,

oh casto Sol fierro,

era la trompeta derribó las murallas de Jericó,

aquella pequeña ángel armada,

tocaba mi hombro,

en su trompeta había un nombre forjado,

esculpido como grabado,

NEC VINCERE TENEBRAS, ET AMAT

Leí su latín

que decía Oscuridad no se vence, se ama,

en la mano derecha aquella custodio,

sostenía un papiro arremolinado,

me comentó mi sentido, traspuesto

a mi segunda oportunidad de servir

a dios sol ferro LVGVS.

Fui nombrado guardián la inspiración,

que debía sembrar o depositar en cada raíz milenaria,

del Paraíso

Parnaso devorado,

Olimpo terrenal,

aquel papiro era mi alma,

o llave novena para poder seguir,

dando al mundo poemas de mis venas.







Förüq Centauro



























FINAL DEL POEMARIO





































ÍNDICE:

Contenido

Desvelo dulce dictado 5

ROJA SANGRE CARMÍN: 17

SOL HUMILDE: 19

SONES Y TRINOS: 21

VAGOROSO SUEÑO: 22

Romance heroico sortilegio sembrado: 24

REALEZA LA TIERRA: 26

VIEJA VIGA: 27

GALERÍA DEL ALMA: 28

SOLLOZO DE GUERRERO: 29

Jardín de tinta: 30

AQUILÓN: 34

REPIQUETEO DE CARACOL: 35

SUS PIES EN LA GRAMA: 37

FLOR DE TU PUPILA: 38

ODA AL CARACOL SILVESTRE: 39

FLAMA DE PÉTALO EN HOGUERA: 40

SUAVE NUBE RÍGIDA: 41

AFILADO TORDO: 42

IMPRONTA REVERDECIDA: 43

LADO DE MI PUENTE: 44

ZANJA DE CARRIL: 46

PRISMAS EN CALEIDOSCOPIO: 47

JURISCONSULTO DE SOMBRA: 48

FLOR DE SOMBRA: 49

VIDA DE LA VIDA BAJO TIERRA: 51

OLMO DE IMPÍA MANO PLANTADO: 52

JURISPRUDENCIA DEL BESO: 53

LARES DE EQUILIBRIO PERFECTO: 54

ECO DE AYER VESTIDO: 56

CALLAR DEL ASCUA: 57

BLANQUEAN SUS ASCUAS: 58

LAS NUEVE: 60

A UNA ROSA DEL TIEMPO: 61

MARIPOSAS EN CARRIL: 62

BRUMA DE OTOÑO: 64

ESCARCHA SOMETE: 66

URDIMBRE PRENDIDA: 67

DESTELLEO DE ESTAMBRES: 69

ACRISOLADA IDEA: 69

ONDA PERPLEJA: 71

RIERA DESLIZADA: 72

INVERNANDO: 74

RAÍZ DE SOMBRA: 75

OSADÍA TEMPRANA: 76

TRANSCURRIR HELADO: 77

CANTE SEMPITERNO: 78

INCÓGNITA DE LUZ: 81

VERDINOSA LUNA: 81

LUSTROSA DICHA: 84

ROMANCE HEROICO SORTILEGIO SEMBRADO: 86

SORTILEGIO SEMBRADO: 87

Duero: 91

REFLEJO NAVEGADO: 93

FLORECIDO MÁRMOL: 95

MIRADA HILVANADA: 96

PECHO EN HIERRO MONTADO: 97

INSEPULTA TIERRA: 98

HÓRRIDA SOMBRA: 100

SINCERA COMUNIÓN DE FILOS: 101

PANAL DE IDEA: 103

SIMIENTE DE SANGRE: 104

AVIDEZ EN LABIO DE FUEGO: 105

VILO RECTO, FORJADO: 107

INFINITO ACIAGO SEMBRADO: 108

LUZ EN REPRESALIA: 109

LUCERO DESVESTIDO: 110

CLEPSIDRA DE VIDA: 112

OLA DE ESCOLLO EN TIERRA: 114

CONSIGNA SEMBRADA: 115

LLAMAS EN OJO DE SANGRE: 116

HORIZONTE QUE ATIENDE: 117

ETERNA LANZA SESGADA: 119

PERPETUO DESMÁN: 120

CANTO A UN TRONCO MUERTO: 122

SOL CRECIENTE: 123

PUDOROSA SIEGA: 125

FÉRTIL ESCOLLO: 128

LATIDO DE UNA ROSA: 129

ALJIBE BULLE: 130

IMPÁVIDO DESPERTAR: 132

LUCIENTE LLAMA: 133

FÚLGIDO ALIENTO ESCONDIDO: 134

TECHO SIN TIERRA: 136

OJOS ALBOS FIJANDO: 137

VORÁGINE DE TRASIEGO: 139

LUCIÉRNAGA DE NOCHE: 140

RUNA INMOBLE: 141

CAMINO DEL ESTÍO: 143

SUEÑA LA REPRESALIA: 144

NEGRO ASPAVIENTO DE UMBRA: 146

TRENZADO DEL TERRENO: 148

DIESTRO DEL MAR A LA MONTAÑA: 150

DISPUESTA GRANA MALVA: 152

ALBO ESPÍRITU AZOGADO: 153

ENDOSELAR CANTANDO: 154

RESURGE EL AÑIL: 156

SOCAVA MI TARDÍO: 157

TIERRA A RAÍZ, SOMBRA A IDEA: 159

SIGILOS DESPOBLADOS: 160

VIPERINA FALAZ DE TIERRA: 162

CELADA QUE DUERME: 163

CANTAR CON SILENCIO: 164

EL oro rojo del rey: 167

FÉRTIL LIENZO: 170

RELUCIDO: 174

FÉRREA PRESTANCIA: 176

SENTIDO ARMÓNICO: 179

A PERSÉFONE: 181













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