viernes, 31 de diciembre de 2021

Maravilla

 



Flor de difunto:

Caléndula dorada de mi vida,
tibia, eterna, esposa del Sol de día,
amarilla, gran luz de los campos
flor de difunto en tu grandeza antigua.

Que baile el tiempo sobre tu flor
que ni te importa la estación,
sobre tu quietud alcanzo la verdad
del ser sin preocupación

alegría da verte, belleza creada
del rayo de sol, dame tu luz
descíframe el saber de tu ser
para tu oro tener

ese por el que el muerto encuentra
su luz y la abeja tu beso tener
lozanía del camino si silvestre naces
al ocaso del lucero
tus flores cierras en verso.

El Castellano

Cáléndula joven del camino,
vieja de la senda que lleva a tu casa,
ardor de luz brotado entre florestas hirientes,
alza tus pétalos comunión de insectos,
por estos solitarios caminos
que me llevan a verte
alzas en pitanza
tu verde semblanza,
de la tierra vida en añoranza,
fulgor entre tus sienes,
darás de flor simientes,
así demostrarás que no hay tierra
sin flor así no importe estación,
María oro, flor de los difuntos,
luz entre luces del alba,
sostenme la caricia en tu flor,
que me creo abeja por un día,
álzate entre cardos y malvas que te rodean,
demuestra que eres única,
que ni caracoles osan morderte por tu savia fuerte,
señero silvestre donde los haya,
oro luciente entre engranajes verdes,
espera a tu ababol compañero
que tú sigues dando flor
sin ser primavera entre despertares y albores
de vidas y sus trinos,
navegas mi alma esta mañana
glorificando mi tierra yerma,
te aman mis ojos, te admiran latidos precoces,
eres más que silvestre flor
eres una vida precoz de luz,
si pudieras ser mujer yo sería tu eterno acompañante,
colmas la belleza de lo sencillo
eres mi alegría del camino,
pasarán fugaces las generaciones
y brotarás cualquier terreno
que el reposo tornó sin construcción,
para que tú grites
que la belleza también tiene casa
contigo,
Calendula arvensis.

El Castellano

Danza en mi oscuridad:

Es el eco furtivo
de estas sombras,
rompe el silencio
guarda su pálpito
es como el mío,
es como el mío,
cuando un agujero
se abre del cielo,
sombras de gatos
caminan la ciudad,
iluminan mejores tiempos,
que ya pasaron,
canta mi grito solitario,
maestro del animal,
cierran las pestañas,
me ha traicionado el viento,
solo, solo en este oasis de cemento,
mi mala yerba brotará
entre su asfalto,
cruces torcidas
el día escapa deprisa,
un párpado negro al acecho,
me piensa la oscuridad,
su negra ala no me bastará
al día que llega
desaparecerá,
desaparecerá,
escucho notas de este vacío
perplejo, perplejo ante su miedo,
voy por escalas al infierno,
carreteras oscuras
va construyendo mi vida,
la ciudad desvanece,
la tierra muerde los cuerpos,
este invierno
ya no me seduce,
se clavan mis uñas en la celda
de mi cabeza,
el tiempo esfuma etéreo,
nunca más labraré mi miedo,
aúllan persianas con el viento,
estoy en el otro lado,
contemplo vidas inertes pasar,
el espectáculo de la soga comienza,
es una flor de sangre
abriendo su polen,
no hay un alma
en esta calle de mi mente,
se retuercen mis ideas
en adversidad,
crepita que arde
esta lengua de frío,
amanece mi sangre
escribiendo sin madrugada,
el día comienza su alborada.

El Castellano

Otro beso:

Mañana saldrá el sol si yo miro tus ojos,
el mundo se hará pequeño
solo para que nos conozcamos,
tiraré la moneda al pozo de oro,
contestarán sus doradas gotas,
que los sueños hay que vivirlos
para que sean realidad,
al verdor del monte
sembraré dulces vericuetos,
para que diluyan escarchas hirientes,
y sus blancos de sabor a nube,
se rizarán cumbres
dolerán sigilos del álamo,
dejando su nieve
en fusión de escalas al cielo,
eternos alambres alumbrados
por el sol y su desquicia,
me llorarán los ríos nuestras gotas de unión,
tu alma pura, colorada será como mi alma,
intransigente comunión, destellos sin calma,
ganaré la batalla,
la noche será mi criada,
la luna rajará crisoles en estampa helada,
las estrellas me arroparán la sábana,
amor yo nuestra primera noche
no seré hombre,
se destaparán los reinos olvidados
seré el rey animal gobernando tu cuerpo,
mi ciprés tendrá sabor a mujer desnuda,
todo lo teñirá el rojo bermellón,
al tañer de nuestras almas en hoguera,
las sombras se unirán todas
hasta vivir en tus cabellos,
yo pasados los siglos
volveré a vivir para pedirte otro beso.

El Castellano


Maravilla

 



Flor de difunto:

Caléndula dorada de mi vida,
tibia, eterna, esposa del Sol de día,
amarilla, gran luz de los campos
flor de difunto en tu grandeza antigua.

Que baile el tiempo sobre tu flor
que ni te importa la estación,
sobre tu quietud alcanzo la verdad
del ser sin preocupación

alegría da verte, belleza creada
del rayo de sol, dame tu luz
descíframe el saber de tu ser
para tu oro tener 

ese por el que el muerto encuentra
su luz y la abeja tu beso tener
lozanía del camino si silvestre naces
al ocaso del lucero 
tus flores cierras en verso.

El Castellano

Cáléndula joven del camino,
vieja de la senda que lleva a tu casa,
ardor de luz brotado entre florestas hirientes,
alza tus pétalos comunión de insectos,
por estos solitarios caminos
que me llevan a verte
alzas en pitanza
tu verde semblanza,
de la tierra vida en añoranza,
fulgor entre tus sienes,
darás de flor simientes,
así demostrarás que no hay tierra
sin flor así no importe estación,
María oro, flor de los difuntos,
luz entre luces del alba,
sostenme la caricia en tu flor,
que me creo abeja por un día,
álzate entre cardos y malvas que te rodean,
demuestra que eres única,
que ni caracoles osan morderte por tu savia fuerte,
señero silvestre donde los haya,
oro luciente entre engranajes verdes,
espera a tu ababol compañero
que tú sigues dando flor
sin ser primavera entre despertares y albores
de vidas y sus trinos,
navegas mi alma esta mañana
glorificando mi tierra yerma,
te aman mis ojos, te admiran latidos precoces,
eres más que silvestre flor
eres una vida precoz de luz,
si pudieras ser mujer yo sería tu eterno acompañante,
colmas la belleza de lo sencillo
eres mi alegría del camino,
pasarán fugaces las generaciones
y brotarás cualquier terreno
que el reposo tornó sin construcción,
para que tú grites
que la belleza también tiene casa
contigo,
Calendula arvensis.

El Castellano

Danza en mi oscuridad:

Es el eco furtivo
de estas sombras,
rompe el silencio
guarda su pálpito
es como el mío,
es como el mío,
cuando un agujero 
se abre del cielo,
sombras de gatos
caminan la ciudad,
iluminan mejores tiempos,
que ya pasaron,
canta mi grito solitario,
maestro del animal,
cierran las pestañas,
me ha traicionado el viento,
solo, solo en este oasis de cemento,
mi mala yerba brotará
entre su asfalto,
cruces torcidas
el día escapa deprisa,
un párpado negro al acecho,
me piensa la oscuridad,
su negra ala no  me bastará
al día que llega
desaparecerá,
desaparecerá,
escucho notas de este vacío
perplejo, perplejo ante su miedo,
voy por escalas al infierno,
carreteras oscuras
va construyendo mi vida,
la ciudad desvanece,
la tierra muerde los cuerpos,
este invierno
ya no me seduce,
se clavan mis uñas en la celda
de mi cabeza,
el tiempo esfuma etéreo,
nunca más labraré mi miedo,
aúllan persianas con el viento,
estoy en el otro lado,
contemplo vidas inertes pasar,
el espectáculo de la soga comienza,
es una flor de sangre
abriendo su polen,
no hay un alma 
en esta calle de mi mente,
se retuercen mis ideas
en adversidad,
crepita que arde 
esta lengua de frío,
amanece mi sangre
escribiendo sin madrugada,
el día comienza su alborada.

El Castellano

Otro beso:

Mañana saldrá el sol si yo miro tus ojos,
el mundo se hará pequeño
solo para que nos conozcamos,
tiraré la moneda al pozo de oro,
contestarán sus doradas gotas,
que los sueños hay que vivirlos
para que sean realidad,
al verdor del monte
sembraré dulces vericuetos,
para que diluyan escarchas hirientes,
y sus blancos de sabor a nube,
se rizarán cumbres
dolerán sigilos del álamo,
dejando su nieve
en fusión de escalas al cielo,
eternos alambres alumbrados
por el sol y su desquicia,
me llorarán los ríos nuestras gotas de unión,
tu alma pura, colorada será como mi alma,
intransigente comunión, destellos sin calma,
ganaré la batalla,
la noche será mi criada,
la luna rajará crisoles en estampa helada,
las estrellas me arroparán la sábana,
amor yo nuestra primera noche
no seré hombre,
se destaparán los reinos olvidados
seré el rey animal gobernando tu cuerpo,
mi ciprés tendrá sabor a mujer desnuda,
todo lo teñirá el rojo bermellón,
al tañer de nuestras almas en hoguera,
las sombras se unirán todas
hasta vivir en tus cabellos,
yo pasados los siglos
volveré a vivir para pedirte otro beso.

El Castellano


Vespertino sonaba

 





Ramas opulentas de un viento mordaz,
en la frente el sentir ahondará
sombras débiles y tristes
el soñar germina.
Y bebe el aire y el agua
de una brisa caduca,
tiempo fugaz, efímero aletargado
sin sonrisas de las novias de labios grises,
por palabras oscuras,
el alma medra y acampa,
pintando colores sobre otros colores
sí me acuerdo que un día lisonjero
te perdí a otro paisaje y a otro color
Yo, me amarré
como llueve y muere el madero
de mi cuerpo hiriente,
como nubes eternales, nubes ilesas,
ciegos vamos ante toda luz,
muriendo deslices difuntos y vidas,
ajenas.
Ya en madrugada no sueño
la serenidad del negro puerto.




Förüq castellano Miguel Esteban Martínez García
Lugar UME Guadalajara
A 31/12/2021



Vespertino sonaba

 





Ramas opulentas de un viento mordaz,
en la frente el sentir ahondará
sombras débiles y tristes
el soñar germina.
Y bebe el aire y el agua
de una brisa caduca,
tiempo fugaz, efímero aletargado
sin sonrisas de las novias de labios grises,
por palabras oscuras,
el alma medra y acampa,
pintando colores sobre otros colores
sí me acuerdo que un día lisonjero
te perdí a otro paisaje y a otro color
Yo, me amarré
como llueve y muere el madero
de mi cuerpo hiriente,
como nubes eternales, nubes ilesas,
ciegos vamos ante toda luz,
muriendo deslices difuntos y vidas,
ajenas.
Ya en madrugada no sueño
la serenidad del negro puerto.




Förüq castellano Miguel Esteban Martínez García
Lugar UME Guadalajara
A 31/12/2021



jueves, 30 de diciembre de 2021

El druida

 




ODIO no conoce, un respiro
abre su eternidad un tiempo luminoso,
viento entre cipreses bebo del oro mi mente
buscando respuesta entre el anzuelo
y cebo a ser feliz, una razón encontrada,
como un relato difunto olvidado,
todo es sostener una furia
impélida, resistencia me blande,
como furia desmedida un diálogo,
con mi espíritu un arroyo de virtudes,
cerros del énfasis, un sortilegio,
entre heridas, un romance del arma
y mi mano ama,
recuerdo el cielo, recuerdo el abismo,
un círculo de fuego,
defectos en escalas hacia el Averno terreno,
final en principio, belleza entre todo el fracaso,
destello entre el suelo azur,
fuego sin trono ni normas,
perfección de perfecto novato,
esencia del mundo dónde,
Vendo mi alma por un guiño enigmático
o una veta de sonrisa,
no renunció a su caldo de estrellas,
Oh, Musa.


Förüq castellano Miguel Esteban Martínez García

Lugar UME Guadalajara


El druida

 




ODIO no conoce, un respiro
abre su eternidad un tiempo luminoso,
viento entre cipreses bebo del oro mi mente
buscando respuesta entre el anzuelo
y cebo a ser feliz, una razón encontrada,
como un relato difunto olvidado,
todo es sostener una furia
impélida, resistencia me blande,
como furia desmedida un diálogo,
con mi espíritu un arroyo de virtudes,
cerros del énfasis, un sortilegio,
entre heridas, un romance del arma
y mi mano ama,
recuerdo el cielo, recuerdo el abismo,
un círculo de fuego,
defectos en escalas hacia el Averno terreno,
final en principio, belleza entre todo el fracaso,
destello entre el suelo azur,
fuego sin trono ni normas,
perfección de perfecto novato,
esencia del mundo dónde,
Vendo mi alma por un guiño enigmático
o una veta de sonrisa,
no renunció a su caldo de estrellas,
Oh, Musa.


Förüq castellano Miguel Esteban Martínez García

Lugar UME Guadalajara


MANUSCRITO AZUL

MANUSCRITO AZUR








Prefacio: Conste fehacientemente lo derretido de mi mente. Aquí y ahora, sólo hablo de lo que consigo en sílaba que percibo. Hablo de magia de la palabra que siempre estuvo. Esta sólo se otorga a duendes y hadas genios en la sombra; sombra, caduca de los días. Hay un hambre en sus letras, que recuerda la sangre de batallas, clavadas en nuestras entrañas. Bailando las danzas en la durabilidad de ser aquí y ahora. Estirpe de poeta linaje largo desterrado, por el social estado. Hombre que la tierra parió en venas de estiércol, donde renacen rosas y crisantemos. Tumba y paritorio en un mismo consultorio. Hallamos aquí entre sus palabras diademas enramadas, que sólo verán. Aquellos, que mezclan la sazón, de un corazón, con la alquimia que regala a nuestras manos la tierra. Guerreros y profetas, damas, que han tocado el ostensible. Bendicen al poeta. Así que oíd al que escribe bendecido. Mediante este libro escuchad los sueños, que reclaman las letras con que nos regala. Y si prestáis atención, veréis como si el mismísimo Gautama bajara a pintarnos su epopeya. Que despierta, la concatenación de sus letras. Luciérnagas antiguas, con designios resplandecientes, llenan lagunas donde se vierte la suerte, de dioses, que prestaron atención a nuestro sino. Así, se abre camino, este escrito de infinitas brumas, vespertinas. Donde luchan la partida el amor, y la muerte que no se esquiva. Las verdades relativas huyeron con furtividad. Para dejar paso si acaso a las que tocan el corazón al raso. Añádase de mis uterinas manos de volcán marino. Abrir la puerta a lo que dijo el viejo barbudo, poeta de todos. El que según su suerte y signo toca este papel de tinta impreso. El que se adentra entre sus páginas y siente algo tras el verso. No toca un libro no toca una página toca a un hombre; nada más y nada menos. Arián Arias Martínez

I 
Veris Effigies II:

Venimos de las sidéreas lumbres,
dirigidos, enfocados, encendidos,
alumbrados, consumados en haz terreno,
sin fecha.
Deslizando tu virginal ternura,
entre acres y su miel,
por ríos de la Estigia,
un cantar blanco, purísimo,
en solo espíritu,
y su barca de remero ciego,
un caudal de oceánida
y su esposa tiniebla,
la relucida,
lirios negros, de sangre azabache
lloraban aquel río
de todas las flores desangradas,
frontera del mundo conocido
con la llaga e imperio de Ares,
laguna abismal que abría
al inframundo, donde dirigidas,
allá, reposaban las almas,
había de aquella orilla
un árbol de oro,
quien quisiera conocer,
la lengua del averno, 
tres veces, y volver indemne,
al reino vivo,
si el destino dictó
y era semejante encargo,
la rama dorada fácil cercenada caería,
y en su lugar áurea rama de bronce
crecería para volver al mundo
y su raíz salvaje de madre conocimiento,
y dones que ignotos, descubriría,
virtudes divinas, escondidas
en aquel pozo plomizo, de Airón,
bajar la tierra al sendero del infierno,
era fácil, ardua tarea, volver subiendo
aires encendidos, e indemne contarlo.
Requería de tres llaves,
destino, rama de oro y la tercera rama de cobre
sólo conocida por Perseo,
a mitad de travesía,
quedaba todo como un limbo
sin salida, ni claridad,
de eternal lustre, postrado.
El ababol carmesí,
junto las magarzas, coronas de reyes,
guiaban mi esencia silvestre,
iluminando todo yermo,
conduciéndome,
por sus tomos arcanos,
que junto aquella vid de plata de Ferento
embebía mi destino;
inmortal resplandeciente,
como aquella rama de cobre,
erigiendo un amor más duradero,
y brillante que el bronce.



Förüq castellano Esteban

I

Enfurecido abro este bélico empeño,
opulento dejé labriegos sordos,
dulcemente encegados.
Vengo del trémulo afán
ante ustedes hados.
A vosotros,
nobleza de Alba,
y áureos carros
excelso te pido Musa
tu favor,
tenaz, como mi alma llevo asida,
en honor su ambición prevalente;
almas de mis castos dioses
en pletina de mi tronco cuerpo
armo con dorada aljaba
siempre os pertenezca.

II

Prisión ni hondo desánimo
es causa
rebramo atronando lares.
Y el alto monte,
furor resplandeciente
que apilar las montañas puede.
Me presento
por saber quién habla,
el más antiguo de la vetusta
en flor de sangre hiriente,
nacido de Broncos mares,
y huracanes voraces encadenados,
aunado por hadas,
amamantado en llama de azabache,
amigo de Sátiros y duendes.
Vuestra ira no pido, hados,
sólo fortaleza
para mi temple aquí enervar
de aquí al día,
que las Parcas…

III

Me encanten y arrastren.
Servil de cuanto he creado.
Dando color todo flanco yermo
de letra.
Y volviendo preciado todo baldío.
Honroso, me enamoraron
hadas o gente buena.
Toda vida en color
que en caricia traía primavera;
permitir templar este furor,
que me brota de las manos,
como ceniza de fresno,
y nieve de regios álamos.
Valedor he sido.
De cuanto he sembrado.
Os pido permiso
para dejar semilla
aquí en esta honrosa tierra.


Förüq


I

Dorso mío
flor de agua,
náufrago del vasto abismo,
cumbre de alto océano,
en alta lanza mía, abate,
flancos de pecho.
Abren mis ojos, descorrían,
y alzaban hondas visiones.
borboteaba la sangre,
como río de flores carmín,
desangrándose.
Un estruendo de tormenta
por viento Ábrego, llamada,
mandaba iras del Euro,
y el Céfiro luminoso.
Mezclar cielo y terreno pudiera.
Y trae, una furia de armas
que viene álgida.

II
Una furia de mares en el Sol.
Rompiendo vetas espumantes.
Haz de aguas enmudecidas.
A los bosques planto señero,
morada de ninfas suaves,
sus áureos cabellos.
Siervas de Ceres
que no pide agua salada de mares.
Mi arco armado, y de saetas
razones heridoras.
Voy siguiendo manada
a pie de tierra,
que se abate triunfal.


III
Eneas sin alma dolida,
alzado en trance de sosiego en llamas,
y entre dioses de la madre Tiniebla,
trata resonante la umbría noche,
arrostrando riscos como cíclopes,
alegrando temores,
y sembrando trabajos igual que campos,
que trinchan los Sátiros.
Volandero en avances
y cimas como el cielo.
La fija mirada un encono,
sin desgracia, girando alma,
sin oponente irrumpa
en retumbar severo monte.

Förüq castellano Esteban a 30/08/2020

POEMA A LA ENEIDAD III, SUENA EL UMBRAL

Apolo te llamo,
encendiendo la profundidad
de mi rojo ojo sangre,
sigo instrucciones
amada Sibila dictas,
descendiendo y apoderando el reino
de todas sombras,
Estigia mi sangre,
a tu oscuridad ofrendo,
al vítreo trasluz, cristalino,
cosecho y rebroto en este
tu campo de lágrimas,
designio atemporal tu pura magia,
rocío obtengo
aunado en fuego
de pulso en agua
mis ojos de astros,
antes del tatir del tiempo
me alzo,
oh arteria de la represalia,
oh, manantial
remembrando río de olvido difunto,
el Tártaro incendio,
estoy haciendo cimiento silencioso,
todos los gritos desplegados.
Reina Dana,
tierra en grandeza, tu bondad sembrada
en fortaleza castellana, cumbre y morada,
operamos el fulgor
en llama del azabache,
doctrina de rebelión,
resurgida, dispuesta,
a victoria,
transmigración, de alma;
que habla,
equilibrio en revelación,
todo espíritu que marco,
proyección angélica
que cierra vetusta
a día tres, tercer mes,
despliegue de la formación,
este Sol ferro es la bendita
destrucción,
eje, cenit. y destello fundamento,
al claror bélico
de siembra ancestral.
Trasfondo templo
de esta eneidad, flamígera.
Pinto su alma densa
en castillo de Apolo
en trascender primero
hasta mi honrosa muerte,
de hoja caduca en otoño la raíz, soy yo,
de este árbol, mi cuerpo.
Trompeta mis ángeles, sonando. La guerra y batalla se ha fijado.

II
Cántico;
oh, tendido
de la lumbre
en cama.
Acaso de azul hundido
a mi muerte
pura tierra
procuro
de suspiro
y templo verde,
sombra de señor olvido
que demás
cenizas desplaza,
ya la tierra
sólo engulle
lo que es de ella,
Primavera viste
en filo de flor y agua,
alguien viera
este frívolo tranvía
sin escala de esquela
ni duro hueso
de estaca y vela.
Fundido en carne
y parca de amigos gusanos.
Entre crujir
de caminillos ávidos
y repiqueteo final
de víscera
en eco de ataúd indolente,
estallido como cicatriz
causa el rayo al árbol deseado
pulcritud de festín
alimento de injuriosa
vida breve que desea alas,
Es tórax abriendo a última toma de aire
sin respiro ni célula en sangre roja
regada.
Lúgubre detalle
de como bella es la vida
bello festín de tenebrios
es cada muerte,
ciclo eterno
de vagido, llanto, respiro,
sonrisa, suerte, copla,
elogio de noche, azar insumiso
que muerde la hora,
yugo destino, saeta, cuerda,
yunque ilusión, risa,
mentira,
siembra, espera
baile, danza final
labriego en calavera.
Festín o sobriedad
en fría escama
lumbre de chasquido inicial
Vista y nulidad en visión
para tercera campanada
ser ceniza de hoguera.
O comienzo de nueva vida
Carne y frenesí
de dantescos dioses del Averno
Inicio con final anunciado.
Tierra y sangre de ella.


Förüq castellano er-lobo bohemio


III

Noche tus horas breves
un agujero sin salida,
de escalofríos que hacen
temblar derretido
un alarido interno
de luces ciegas
y hielo flamígero,
tus sones no me vencen
ni esta parca
cae efímera, sin ascua
ni este dolor cae resuelto,
en vela de navegante,
para a la mañana
volver a revivir
la misma pesadilla
que me mantiene despierto
en vela llamando,
llamándote,
ay de tus luces firmes,
de tus sopores que me caminan,
todas mis soledades dementes,
este rumbo sin astrolabio,
en océano de brea,
de noche fumando
y versando
todos estos cigarrillos
del diablo probe, que soy yo,
para contemplar que no vienes
no vienes, no vienes
y ni está piedad
reluce como ámbar blando,
ni lágrimas de hadas
ni sollozo de lluvia
mis castos dioses.
Noche, noche ay de mí,
sin tu sonrisa
ni tu quietud escarlata.
El código del guerrero,
el estigma,
la fragua
de campo abierto,
el cantar silencioso
de lágrima que chilla,
un evanescer en mecedora solitaria
y carcoma sin mueble,
un descender primero,
los colores,
tus ojos que imagino,
el gris, un tambor de sílaba,
un naipe ardiendo,
una compuerta
de un embalse sin agua
era mi pena
era mi tristeza ya jamás acompañada,
madre de mi aflicción particular,
cumbre de musario cerro,
locura quieta mía,
desangelada,
sopor infernal respirando su llama,
de dulce tormento cosido,
su estela que flagra,
luces miles
que no eran blancas,
en sótano de luz
de traumas docenas
y tenebrios celadores
De soga y sopa medicamentosa,
que se apaguen estas, todas luces,
artificiosas, de la flor ciudad,
que tu cielo cariño quiero mirar
y recto, honrado rezar.


Förüq castellano er-lobo bohemio a 22-07/2020


IV
Oficio arde
del dulce mirarte,
y ojos dulces
no hallen tristura
ni en la paz de guerra
armada ventura,
llorar puedan
orillas suaves,
entre sargazos
y plebeyas sienes
caracolas
y espumas de olas,
tronos de sirenas
entre sajadas
marejadas entre tules
y densos, profundos azules,
ay de mí espuela
y sus noches de tierra
de ventisca
y tormentas de soledad,
ideal aún yacente
animaba tus pechos
graves cuan pedernal.
La más bella
que en mi lugar
sólo belleza hallaba
a reclamar
mi bella doncella amapola
de oda y elegía en sangre 
su tierra toda.
Escucha mi ama
de tu cárcel
ni en ojos
ni en rubores
encuentro llave
tus cerrojillos vida, 
dicha y fortuna
en flores no me descubran
ni fuga ni huida
que todo destino
sólo a ti me precede
a cuidarte,
servirte
y amarte
como todo dicta
qué alegría
eres, niña de amapola.
Canción
de tornasola.

Förüq castellano er-lobo bohemio a 24/07/2020

Poema a la Eneidad IV:

Voy subiendo, camino al reino de todas
sombras, flamígeras, humeantes, poso
de almas errantes, sigiloso, fugitivo
de cauce en siglos de condena;
de rito y gloria en hondos, castos dioses
que curvaban mi firmamento; balacera,
por una justicia esencial.
Abrazando mi brotada, joven divinidad
ama, doncella amapola,
de este jardín umbrío, reino de sombras.
Sangre en traza luminosa
su místico sabor sanguíneo,
y belleza suya imantada
por Estigia Tiniebla dama señora oscura
Vine a lomos de un erizo
a fundar solar, y reino capaz
mis hijos caracoles.

Förüq castellano

POEMA A LA ENEIDAD V: 
 

Venas de la piedra Estigia.
Como lágrima en popa, fondeando,
mi nave, su llama oculta, oscura,
en ribera de Hesperia, cumbre
de Apolo, que hermoseaba Sibila,
alto trono en caverna, de áureo templo,
abría mi porvenir umbrío, bosque,
de Trivia, fortaleza de mi llama pedernal.
Venía Eneas en carro de fuego alado,
cima de rito y cénit,
donde en mito, se esculpe la muerte de,
Andrógeo; Pasífa en febea pasión,
nefanda de híbrido Minotauro;
aquel en laborioso laberinto,
inextricable, surcado, guiado por hilo,
por los ciegos pasos de Ícaro.

El castellano, Förüq a 4 octubre

Poema a la Eneidad VI:

I
Adentro el sombrío,
bosque umbrío,
donde vive y reinará siempre
diosa bruma hermosa,
yo, con púrpura celada,
en oscuras riendas cinceladas,
avanzo por el bosque de Trivia,
hasta áureo, profuso Templo
de Apolo en cumbre de Cumas,
defienden procelosas fieras vespertinas,
de morar en profunda cueva
de Flagrante Sibila, tempestuosa.
Mi espíritu en porvenir
indemne, invencible toda lucha.

II

He venido a tu Palacio,
por las cuestas de abajo,
todo cristal, hermoso, bello, Apolo,
hijo de Zeus;
implorarte yo milenario escriba,
iniquidad en gloria,
mi fuerza,
que implore, que presida mi fuerza,
con, junto la Realeza de Estrella
la más Bella,
y lluvia a glorificar en relámpago,
esta mi llave de palabra,
que prende y abre portón,
verdadero en la cima, cumbre de lágrima
su reina Oscuridad,
solicito,
otorgues favor y éxito,
para desnudar,
su alma bajo nueve cerrojillos
inextricables se encuentra,
destino, y mala rienda, blindaron,
auge en tu fervor dorado pido,
de rama roja como la sangre vengo,
rama de oro vuestra que cercené,
y validó mi historia en cobre.

III

Bajar al averno,
así trescientas, treinta y nueve,
veces más heridor,
pretendo,
y provoco la furia y ardor,
mi Sol ferro padre,
derrita y extienda
de sentencia mi vuelta
a la Tierra Numinosa,
mortal, caduca.
Mi corazón helado
ofrendo,
se complete mi empeño
digno a cobrar mi osadía.

Förüq castellano Escriba Escita a 6-10-2020


ODA I Liras:

I
¡Recia elegía no arde,
en toda despierta, vida apocada!
Como del Sol alarde,
libre, en ruido aplacada,
en senda apoteósica estocada.

II
Ya en tu fiel mano erguido.
Pocas lumbres se bebieron fugaces,
enturbiado, seguido,
pecho vástago, en haces.
En cuidado leve por desenlaces.

III
Mi monte lo he sembrado,
mortal ceño, fuente fantasmal bebe,
venturoso labrado,
vanamente sed debe;
quiere sangre atestigua, que no embebe.

IV
No vil dinero seco.
Presto inflige, pudor, y su venganza,
lo que a infierno sí, checo.
Flor de umbra, flor de organza,
mitin de pregón en la semejanza.

V
Jaspe de mi sincero, 
contento, libre deseo, rota soga,
y su tul blande el cuero,
de saturnina toga.
De mi mano sembrado, regio, loga .

VI
Tengo tu cuerpo y el huerto,
en flor retozona, húmeda, erigida,
sueño, nace despierto.
Mi amor, bien dirigida,
Con mi compañía, no es ir de acogida.

VII
Esparcen los sentidos,
aromas dormidos como las flores,
paz, alegría, vividos .
Acrecientan de lores,
pasada de la vid, vivos colores.

VIII
Pocos labios que el mundo 
han esparcido, templando frío hierro
ay, olvido, fecundo
mi virtud es sol fierro,
que luego; en primavera, puse cerro.


IX
Muy regio, reluciente,
el duro bronce, tiende noble metal,
filo resplandeciente, 
y más, que oro letal,
o del mercurio dispone el poniente.

Förüq castellano Miguel Esteban


Neblina indiscernible:
I

Al eco cobrizo anisado
avanzo que trenzo
la soga mi destino agrietado;
traigo la sola voz de los campos,
arrida en la vid de Ferento,
en el cuervo a hombro de Lugh.
Llora mi luna un halo de azabache mortal
por ojera extensa
y Soto indiscernible,
un vuelo entre corral de astros
en esta caverna abisal donde repiqueteo
de agujeros celestes
es fondo fantasmagórico.
En el moral del sueño y su hoja malva,
por violetas fulgores me alzo
y sus raíces crisoles, blandidos.
Como cuchillos de hondo mango.
Tierra, ay de ella, de sus voces durmientes.
Que me cuelgan azares, en vena y conciencia filosa,
árida de tez en flamas, insoslayable.
Te llamo mi pequeña, oscura ángel.
Vengo a decirte que te beso
más hondo que mi tinta llaneando,
la estela.
Honda, mi encarnada secuela.
Que alza me quieres y quiero
enervar hasta profusas
luces de intelecto grave.

II

Compás del iris el verde mi intransigente
destello en tus alas mi amor,
que no es de nadie
ni mío,
sin pulcritud acaso me doliese.
Zarpó tu impás de nueve letras,
nueve monedas en estas vetas,
no ladro por debido tus ocasos
que tu oscura ala me desciendes
y afirmo que tus acaso
no me oscurecen
ni en tenebroso
umbral me rigen.
Ni envuelven.
El destino por ensordecer
y a mi vera
tejerte la flor de Ambrosía
el néctar
de verdor en ascua antigua
de un agua mis dioses
en lluvia Ostara plañe segura.
Voy por tu tercer cielo
en tercera cumbre,
tercera hoja la sangre
me porta en vena y arteria.

III

Al eco ciego de mi sol de plomo,
Alto en palpitar de crin cobriza
un febrero adusto, entre la miel extranjera.
El crascitar lisonjero de nueva brea
que ya no me zarpa indemne acontecida.
Esperando no me criqueen todos grillos
del tejido terrestre.
Mi Soto asoleado de acequia servil,
los tres lustres portados.
Un encender añil de toda luz
en eje sediento,
en cadencia descorchada.
Silbando, cantando
en el poste de telégrafo.
Yo, grajo reverberante,
nazco cada poema
del suplicio invernado,
mi corona por candelabro
entre el calendular de mi parcela
o Soto desangelado,
sin caras ni cruces.
Mi amor que sí existe sin réplica,
ni indecencia, sobornar
no pudiese
sin perder mi hacienda.
Dilema de mi negro gato ante el mirlo
que puso tres nidos.

Förüq  castellano

Sed de flama:

Sucumbir de gozo en tu yermo arcano,
suspiros complacientes del fuego fértil
que yo amé, sobre estos cielos
y su brea luminosa, atisbo sien precipitada
en seña de nueva siembra,
azar veleidoso plañe
respiro sin estrofa,
ni quietud bastarda,
flanco áureo, diestro, ambivalente,
acompasado, todo es en parte,
parte es del todo desliz oxigenado,
dar vida a este claustro,
espectro ante la luz sonando,
lío meloso en ciprés silente,
es por siempre, nunca más crascitado,
suave nube rígida,
dioses qué estaba pensando,
fuelle sin ventisca solar,
luna de encaje
a florearse superior de todo mayo,
oh servil entrega diestra,
luna, por cuántos te conocemos familiar,
todo envés de hoja dice
que desde raíz en tierra
todo grita y trasciende en vil silencio
renombrado endógeno como sola voz
de mi hada que ya ningún siglo más considero
externa o ajena a ser de incumbencia que atañe,
ay dulce tormento
final sin comienzo desplegado,
en vilezas, sienes, desmanteladas,
y su trino que cierran,
a color.
Un tatido, como vagido indeleble,
conciencia presa
del saber que quiere,
que degusta,
todo comienza
donde acaba la nada,
principio sin causa vengo a exhumar,
encanto en una vil lata conservas,
yesca mi hoguera amo y me gusta lo que me gusta,
soliloquio confinado,
tierra, materia a Tierra.
Fuente traicionera
es mi sola premura,
voy al barbecho dolido
mi encausada suerte,
lindes quietos, afaman
al perdigón viajero,
es mi rifle,
es mi arma,
es incombustible flama,
mi poesía dama,
alma con alma fiel, enamorada,
piel de su piel,
sangre granate  al rubí excelso,
por extenuar,
vid de vida, honrosa Quimera,
Ferento acoge sin pérdida,
solar extenso, mi hoja quieta,
virtud soñada, estameña,
alma con alma sin dolor,
beso en este sortilegio dispuesto,
un son de grillo y volví a renacer
un verano angosto que me cedía el paso,
cepa de vidita que advierto
a vidas de un día
que inspiración en campana
no revierto,
ni a envidia la disuelvo,
relente febril
de competencia sin compostura,
como flor sin agua acaso era,
entre corona y candelabro me marcho
como tierra en el viento me marco,
como locura de amor, cargo mis versos, apunto y disparo;
ya lo dije,
en este réquiem por la tierra olvidada
clavo mi espada,
ojo de tierra me observa,
y mi aura embelesa,
amapola de runa valkirja
bueno soterré la desquicia,
corazón en el agua,
pudo ser de la lluvia,
riera encumbrada,
clavando el destierro del abrojo y su breve antología,
del que sabe que el tiempo es para construirlo,
proyecto de la bruma gris,
fue clavar semillas en el corazón del sueño,
y su batir en vuelo de la polilla de cemento,
yunques en la tierra
que soy de mi pluma herramienta, eterna azada,
para ser de tierra nueva
sangre que exclama,
que mi sangre es de Sol.

Förüq

Yo soy el que escribe su historia

Eres tú mi amor
Solo hay fronteras
en el mundo;
No hay fronteras
en el papel;
Tengo versos en
el bolígrafo quiero
fundirme soy el viento
Soy el eco de tus latidos
yo soy el q. vive en tu mirada
Soy el tiempo
Soy el espacio
Soy tus recuerdos
Soy tu alma
EN MI LIBRETA ESTÁ EL MUNDO
YO SOY SU CREADOR

Poema a la Eneidad VII:
I
A través de las oscuras llamas,
del inframundo terreno,
arrastro infortunios y sucesos caducos.
Como fiero hierro al candor de yunque.
Voy rumbo a abrir las puertas,
sagradas, con fuerzas y valor,
arriado, de hijo que soy
del Soberano Júpiter,
a espaldas queden mía, todos dardos,
envenenados.
E injurias latientes.
Avanzo mi umbral vivo-muerto,
y su procelosa senda,
que se desdibuja.
Ardiente cual grande, mi deseo,
de abrir portón
en abismo de Plutón.
Que yo, Mercurio romano,
no conozco miedo, ni él en mí habita.

II
Los negros cisnes
de Apolo me conducen;
revelados mis arcanos,
en dulces tormentos,
y pesares vencidos;
iluminoso mi destino,
me precede,
adentrar los umbríos bosques,
inalterables del Averno,
mi sangre de dioses rebrota en osadía,
de melodiosa cítara,
con la que entonara ofrendado,
ramo de oro consagrado,
en oscuridad al relucido Juno.
Escucha mi súplica Proserpina.

III
Jardinero soldado yo,
de toda enervada sombra,
que avelas, y proteges,
a Plutón tu esposo
encarecido, ruego,
que imploraré,
paso y permiso para volver,
victorioso a las auras vivas.
Atravesar tu bosque oscuro,
hasta valle hendido de azabache,
tenebroso,
hendido en Estrida tiniebla,
hija de su madre abisal Oscuridad.
Oráculos y altares me respondieron,
velando mi empeño,
cruzar tus densidades y oscuras, bellas fauces,
y listo, sigiloso volver indemne acontecido.
No hay hierro vivo que mi carne hendir pueda,
ni acero de pecho que arredre a mi Señora Hada.

Förüq castellano


Cristal eternal:

Vida que las montañas me respiran,
raíz en su abismo de hondo tajo,
aire bonito relátame mi destino,
subiré los montes y cerros,
alcanzaré mi soberbia
allá donde el alba despierta
y el linde vuelve vago,
plácido, ferviente,
sed de tallos
y savias que luz llena,
erigiéndose cumbres
y cimas de hervores
a la matutina belleza
que anida.
Y en el ser germina,
febril loma desdeñada
por rizos en apogeo
entre rayos que culminan,
desnuda hacienda ultrajada,
río de encina, cuervo nacido,
por lo que me quedó sin decir,
Wotan, Lugh, Morrighan,
ese veris perdida y encontrada,
Dagda, Balar, Mórrigán, Lúgh,
y tú mi amada Brigid
Genii locorum dioses ancestrales
abrir este camino,
Diancech sana este mi cuerpo
Badhbh Catha sigue fuerte,
tierra entierra la maldad
sepulta los problemas,
como en tu ser el ciclo
el eterno resurgir en ti cierra
y comienza,
resurgiendo, abriendo camino,
escudo en fuego sembrado,
hueso del pagano,
me deberán cuanto yo he plasmado,
hierro al hierro,
fondo escueto
del vítreo traspuesto,
senda de la idea,
por ellos socarrada,
lucha, cuanto más arduo es el camino,
cuanto más se  abren las pruebas
más se hinchan las fuerzas,
sólo vencer en firmamento,
agujereado de huesos,
siembras que tiembla la luna.
3 claman los Genii Locorum;
que no han muerto, que ni el olvido, puede con ellos,
Diancech sana este mi cuerpo
Badhbh Catha sigue fuerte líbrame del cobarde,
Epona sálvame del semejante soy tu mala yerba,
Dagda, Balar, Mórrigán, Lúgh,
y tú mi amada Brigid poesía,
elevar mi canto
que yo con mis actos
os hago un manto,
Cernunnos comienza nuestra caza,
Candamvis alumbra esta montaña centelleando
el relámpago,
abriendo el cielo de nuestra bruma,
tejiendo nuestro amado ocaso,
que jamás hemos visto los que vivimos en el suelo,
ahora y siempre se escuche nuestro canto.

Miguel Esteban Martínez García en 22.5.17

Poema a la Eneidad VIII:

I
Clarín entona sin miedo,
repiqueteo de oráculos.
Encender sones marciales,
al ímpetu de Miseno.
Mis ojos alzo, escudriñando,
severa tierra donde crece,
toda miseria.
A los vivos no se permite,
el paso al bosque;
ni laguna del Averno.
Trama de misterios encuadra,
surcarla; y a nívea tierra viva,
regresar.
Encendido el muérdago traigo,
prendido, en ofrenda a las divinidades,
del reino de la muerte.
Brío de lanza es mi arte,
claridad, color abre,
y me despliega.

II
Ofrenda erguida en vetusto bosque,
a expensas de segunda llave,
en guarida de alimañas, obtener.
Así encontrar segunda rama rebrotada,
en hojas de cobre,
para una vez cercenada;
disponer la fuerza milenaria,
de la virtud no enseñada.
Dos torcaces vislumbró,
mi súplica gozosa.
Ellas dos fueron guía,
al espino amarillo,
de madre divina,
me condujeron a orillas,
del desierto embalse,
de penas, como recuerdos,
ahogados en silencioso poso,
el codiciado espino, de alto viso,
fulgor dorado, repleto en espinas ardientes,
en llamas.

III
Sus hojas de cobre eran,
y poseían de aquel espino,
la sabiduría escrita,
jamás encontrada.
Cercenada la rama de hojas en cobre,
brotó, la tercera rama áurea, con llave.
En oro era su totalidad relucida,
cortada al filo, candente falcata,
abriría el portón,
de retorno al mundo de la vida,
y su luz que acaricia.
Ya en abismo de guardianes errantes,
y almas difuntas,
voy rumbo al encuentro,
con el Creador Universal.


Förüq castellano Mercurio a 11-10-2020

 
III
DEIRDRE REINA MI DOLOR; COSANTES:
I
Poeta sin tiempo no expira,
Deirdre palpitando, siento.

Escriba llaga lo antiguo
Deshaciendo lo averiguo.
Deirdre palpitando, siento.

El sentimiento es alado.
Vuelvo en dicha desatado.
Deirdre palpitando, siento.

Miel de dioses estado quo,
desangrar rosa es inocuo.
Deirdre palpitando, siento.

Poeta sin tiempo, alma expira,
Deirdre palpitando, siento.

II
Crece que late amapola
Su sangre enraíza roja.

Este el mío corazón.
Vengo por besar razón.
Su sangre enraíza roja.

Vengo al amar, por tu aliento.
Vengo a morder tu ardimiento.
Su sangre enraíza roja.

Fosa cava mi azadón,
no era pena era sazón.
Su sangre enraíza roja.

Tierra y sangre, la amapola.
Su sangre enraíza roja.



III

En horizonte sediento.
Deirdre heroína mi dolor.

Hasta llegar a las cimas.
Robé el amor que amimas,
Deirdre heroína mi dolor.

Ven amada, liberemos,
quita cadenas, volemos;
Deirdre heroína mi dolor.

Del placer entre calimas 
envuelto, pena redimas.
Deirdre heroína mi dolor.

En horizonte sediento,
Deirdre heroína tu dolor.

IV
Al dulce momento vuelto,
sajara aullidos en luna.

De luz de plata igualara.
Yo lobo celta encumbrara,
sajara aullidos en luna. 

Yo antiguo luz que cultivo,
Vine por beso asertivo, 
sajara aullidos en luna. 

Solamente yo grande alzara.
Llevo corazón en ara,
sajara aullidos en luna.

De adormideras envuelto,
sajara aullidos en luna.

V

Las hadas gimieron todas.
La raíz grita, perpetua. 

Este amor eterno vale.
El dragón verde sale,
la raíz grita, perpetua.

Me nombraron su escudero.
Rama roja el duradero,
la raíz grita, perpetua.


Yo espíritu antiguo cale,
amigo del duende exhale,
la raíz grita, perpetua.


Leo la naturaleza yerta,
la raíz grita, perpetua.

VI

Ella me lo dice, dicte.
Las raíces gritan rectas.

Las hojas se mueren recias.
El aire asfixia herencias.
Las raíces gritan rectas.

Los ríos lloran sangrando.
Las almas duermen orando.
Las raíces gritan rectas.

Buscando venganza, sacias.
El ser humano desprecias.
Las raíces gritan rectas.

Depredador, asesina.
Las raíces gritan rectas.

VII

Humano asesina madre.
Todo lo que no puede hablar.

Silencio grita, maldice
y todo muere predice.
Todo lo que no puede hablar.

Este pájaro de fuego.
Habita espíritu luego.
Todo lo que no puede hablar.

Demonio hable, estigmatice.
Que habla en poesía alunice.
Todo lo que no puede hablar.


Idioma de dioses fuertes.
Todo lo que no puede hablar.


VIII

Flores aman mariposas.
Como amores imposibles.

Yo alcancé tu alma y tu esencia.
Fundiera en plañir, latencia.
Como amores imposibles.

Y mil veces más ardiente,
vengo anclar mi descendiente.
Como amores imposibles.


Guerrero de complacencia,
el Ángel dorado esencia.
Como amores imposibles.

Sombras luchando su lugar.
Como amores imposibles.

IX
Demonios convertidos ya. 
Yo surcaré el infierno yerto.

Y en la muerte traeré ilesa,
amor nuevo, será empresa.
Yo surcaré el infierno yerto.

sentir que tú serás mi par.
Aunque tenga que destapar.
Yo surcaré el infierno yerto.

A la creación traviesa.
Escriba con letra tiesa.
Yo surcaré el infierno yerto.


Esta amapola que canta.
Yo surcaré el infierno yerto.

lit. C et sumun canae,
Miles Dei lumen,
Mea unguis timor alum,
Mors erita exora mea.

X

Tu amor ya dentro latiendo.
Como la savia de roble.

Vuelvo, inicial sentimiento,
Vuelvo a amarte sin el tiempo,
como la savia de roble.

En este lecho de antiguo 
romance, tu sangre bebo,
como la savia de roble.

Mi sangre te daré dulce.
Eternidad en pupila.
Como la savia de roble.

Muerte sin cielo embebido.
Como la savia de roble.


XI

Condena a renacer libre,
En instante eterno, muerto.

En segundo estado bello,
de transmigración de almas.
En instante eterno, muerto.

En letras rompo condena
Para yo, ocupar mi lugar,
en instante eterno, muerto.

Flor de Odín caléndula era,
esposa de mi Sol vivaz,
en instante eterno, muerto.

Aun mariposa en la vida.
En instante eterno, muerto.



XII

Saber qué flor encontrarte
Mi hada, voy allí contigo. 

Voy al final, busque olvido,
veo, te encuentro desnuda.
Mi hada, voy allí contigo.

Mi caricia te lo dice
Un te amo por tu sonrisa.
Mi hada, voy allí contigo.

Despierta beso nacarado.
En instante eterno, verso.
Mi hada, voy allí contigo.

A verso lanza y garra.
Mi hada, voy allí contigo.

XIII

Rescato el amor eterno,
nuevo en tu corazón preso.

Fui, nací, que agarré tu piel,
bebe placer, vivo fuego,
nuevo en tu corazón preso.

Tuve mi vicio y el demonio,
quisieron a golpes matar,
nuevo en tu corazón preso.

Matar mi inocencia linda.
Hoy he venido a vencer, vida,
nuevo en tu corazón preso.

Mi pasado maldito, era.
nuevo en tu corazón preso.


XIV

He venido a aceptar a dios,
como fuerza celeste, yerta.

Soy rebelde; mi fe vive.
Hoy como ayer luché eterno,
como fuerza celeste, yerta.

Y tu calor, tu amor fluye.
Tu rosa, tu piel, tu seda,
como fuerza celeste, yerta.

Tu bondad pura, me besa,
Flores crecieron invictas,
como fuerza celeste, yerta.

Sol ilumina oscuridad,
como fuerza celeste, yerta.



xv

He venido a unirme recto.
Como nadie te ha hecho ser

Para despojar al tiempo,
sus ataduras febriles.
Como nadie te ha hecho ser.

Eterno morir en besos.
He vuelto y el mundo hacer temblar.
Como nadie te ha hecho ser.

Porque de nuevo siento amor,
El corazón siente fuego.
Como nadie te ha hecho ser.

El alma estalla en luz lisa.
Como nadie te ha hecho ser.



XVI

El espíritu habla fuera.
De las sombras y te abraza.

La batalla venida era.
De nuevo la venceremos.
De las sombras y te abraza.

A mí la fuerza flamante,
A mí la esperanza vivaz.
De las sombras y te abraza.

A mí la bendita luna.
Conmigo el poder de dios Sol.
De las sombras y te abraza.

A mí su furia de fuego.
De las sombras y te abraza.


XVII

Padre, Conchobar Mac Nessa.
Como serpiente antigua.

Eterno viviré en tierra,
y cuando el hombre se destruya.
Como serpiente antigua.

Por avaricia el mundo es,
seguir su curso sin maldad.
Como serpiente antigua.

Naturaleza ilumina.
Los cielos volverán rojos.
Como serpiente antigua.

El cielo llorará sangre.
Como serpiente antigua.


XVIII

Los ríos sangrientos lucen.
Y el eterno resurgir, es.

Lo más hermoso este mundo.
Es, paraíso natural.
Y el eterno resurgir, es.

Vengo a amarte sin el tiempo.
Vengo a crear en mi eternidad.
Y el eterno resurgir, es.

Vengo a caminar las aguas.
A romper los hielos tersos.
Y el eterno resurgir, es.

A fundirme en fuegos, vivos.
Y el eterno resurgir, es.

I 

Vengo a destruir mis cadenas, 
para amarte libre siempre. 

Como el pájaro a su vuelo, 
yo, pájaro sin sus alas, 
para amarte libre siempre. 

Yo pez cortaron aletas, 
que no cortaron libertad, 
para amarte libre siempre. 

En tormenta tendré el agua, 
en caricias tendré hoguera, 
para amarte libre siempre. 

Eterna del amor quema, 
para amarte libre siempre. 

II 
A esta, la tierra de fuego. 
Ninfa mía ven, conmigo. 

Luna mía, sé mi amparo, 
sea mi abrigo en noches de humo, 
Ninfa mía ven, conmigo. 

Dagda, Balar, Mórrigán, Lúgh, Brigid, 
elevar mi canto al cielo, 
Ninfa mía ven, conmigo. 

Fuego que dentro sí tengo, 
en fe os sirvo como druida, 
Ninfa mía ven, conmigo. 

Ya Artús, dame tu fuerza, 
Ninfa mía ven, conmigo. 

III 
Taranis riega estas tierras, 
ofrezco este humilde canto. 

Epona diosa silvestre, 
salva la naturaleza, 
ofrezco este humilde canto. 

Que me queda darme fuerzas, 
en este amor que alimenta, 
ofrezco este humilde canto. 

Druida de la rama roja. 
Muerto-vivo, eterno muero. 
ofrezco este humilde canto. 

No habrá clemencia para el mal, 
ofrezco este humilde canto. 

IV 
Este será humilde canto, 
regio, temblará en la tierra. 

Claro es, este amor que siento, 
que de mi alma se apodera, 
regio, temblará en la tierra. 

Como soy tu luz y calor, 
como el pez a su río, es, 
regio, temblará en la tierra.
 
Quiero como árbol a tierra, 
y el ciprés a muertos vela, 
regio, temblará en la tierra. 

Hoy de nuevo como el ayer, 
regio, temblará en la tierra. 

V 
Y la luz que cegará el hoy, 
va, como la abeja a su flor. 

Era como ciego mi amor, 
te seguirá tuyo, grande, 
va, como la abeja a su flor. 

No habrá de poder, ni brujo, 
que pueda separar mi alma, 
va, como la abeja a su flor. 

Eterno te sirvo Musa, 
tu esclavo mi reina Hada. 
va, como la abeja a su flor. 

Vigoroso iré en la muerte, 
va, como la abeja a su flor. 

VI 
Dama eterna voy a tenerte, 
no me desampares Hada. 

Eres mi fuerza en la lucha, 
nuestro amor ganará avernos. 
No me desampares Hada. 

Que nos quiso sangrar vida, 
y en muerte condenar fiera, 
no me desampares Hada. 

Como amapola florece, 
cada junio en el camino, 
no me desampares Hada. 

Tenga que enfrentarme al mundo. 
No me desampares Hada. 


VII 
Diancech sana este mi cuerpo, 
Genii locorum, mis dioses. 

Tierra entierra las maldades, 
como en tu ser el ciclo abre. 
Genii locorum, mis dioses. 

Agua riega esta amapola, 
quiero cesar dificultad, 
Genii locorum, mis dioses. 

Fuego prende eterna llama, 
esa que, en mí, dentro tengo. 
Genii locorum, mis dioses. 

Eterno soy, con mi Hada, 
Genii locorum, mis dioses. 

VIII 
Magia creo en tu poder 
puro, por la luz dorada mi aura. 

En letras dejo la sangre, 
alma antigua, cuerpo joven, 
por la luz dorada mi aura. 

Y demuestra eternamente,  
siempre tienes final feliz, 
por la luz dorada mi aura. 

En la penumbra yo, guerrero, 
el cielo se apiadó, canto, 
por la luz dorada mi aura. 

La luz brota de oscuridad,  
por la luz dorada mi aura. 

IX 
Para arroparte tu sueño,  
porque en vida la eternidad.
 
Condeno al tiempo sea alzado, 
a sudor y sangre quiero, 
porque en vida la eternidad. 

Por amarte puro, verdad, 
no quiero el cielo si no era, 
porque en vida la eternidad. 

Conquistando llamarada, 
diosa aurora se enamora, 
porque en vida la eternidad. 

Al río de las almas voy, 
porque en vida la eternidad.



El castellano Förüq



En Sangre Elevaré Mi Canto Al Cielo:

1 diciembre de 2012

Poeta sin tiempo,
escriba antiguo
deshaciendo el sentimiento,
vuelvo a caer en tus ojos
miel de dioses,
vuelvo a desangrar la rosa,
crece la amapola
su sangre enraíza
este el mío corazón,
vengo a por tu beso,
vengo a por tu aliento,
vengo a morder tu cuello,
jinetes del tiempo
muertos en este horizonte sediento,
escalé la montaña
hasta llegar al cielo
robé allí tu amor eterno,
ven amada mía
rompamos las cadenas del placer
en gemidos envuelto,
volvamos
al dulce momento nacarado
de aullidos a la luna de luz de plata,
yo lobo celta
yo druida antiguo
vine a por tu beso solamente
me llevé tu corazón
de adormideras envuelto,
las hadas gimieron
este amor eterno,
el dragón verde
me nombró su escudero,
yo de la rama roja
yo espíritu antiguo
amigo de hadas,
leo la naturaleza,
ella me dice
las raíces gritan
las hojas mueren,
el aire se asfixia,
los ríos lloran,
las almas duermen
buscando venganza
el ser humano,
depredador que asesina, a su madre
y raíces dicen
todo lo que no puede hablar
en silencio grita
pero todo muere en silencio.
Este pájaro de fuego
habita mi cuerpo
demonio antiguo
que habla en poesía,
idioma de dioses,
flores amando mariposas
como amores imposibles
yo alcancé tu alma y esencia,
yo fundí mi latido
y mil veces más fuerte
vengo a derrotar al tormento,
guerrero de mil batallas del abismo,
ángel dorado allí abajo
luchando con legión de sombras
y demonios convertidos a fe,
yo surcaré el infierno
y en la muerte traeré
tu amor de nuevo,
serás mi esposa
aun tenga que revelarme a la creación,
escriba con el demonio dentro,
lit et summun canae,
miles Dei lumen,
mea unguis timor malum,
mors erit uxor mea.
Esta amapola canta,
tu amor dentro late
como sabia de roble,
vuelvo al inicio del sentimiento,
vuelvo a amarte sin tiempo,
en este lecho de antiguo romance
tu sangre beberé
mi sangre te daré,
eternidad en mi pupila,
muerte sin cielo,
condena a renacer
en segundo estado
de transmigración de las almas,
en letras rompo mi condena
para ocupar mi lugar merecido,
aun mariposa en siguiente vida
sabré en que flor encontrarte mi hada,
voy allí voy al final del bosque del olvido
y te encuentro desnuda
mi caricia te dice
un te amo
tu sonrisa despierta el beso
en instante eterno,
a verso lanza y garra,
rescaté el amor eterno,
nací de nuevo en tu corazón preso,
agarré tu piel
bebí el placer
respiré el fuego
probé el vicio y el demonio
quisieron a golpes
matar mi inocencia
hoy he venido a vencer
mi pasado maldito,
he venido a aceptar a dios
como fuerza celeste,
aun rebelde mi fe nunca murió
hoy como ayer luché
y tu calor tu amor
tu rosa tu piel tu seda
tu bondad pura me regó,
flores crecieron en esta mía entraña,
el sol iluminó la oscuridad maldita,
he venido a casarme contigo
a hacerte mía
como nadie te ha hecho
a despojar al tiempo de sus ataduras,
a eterno morir en tus besos,
he vuelto y el mundo temblará
porque de nuevo siento amor,
el corazón siente fuego,
el alma estalla en luz de lucero,
el espíritu habla más allá
de sombras y te abraza,
la batalla como la primera venida,
será dura, pero de nuevo venceremos,
a mí la fuerza,
a mí la esperanza de la nueva lucha,
a mí la bendición de diosa luna,
a mí el poder de Dios Sol
a mí su furia de fuego,
maldigo a quien destruye este planeta,
maldigo a quien destruye a diosa Flora,
y a madre natura,
jamás mis manos mataron un animalito,
como celta en armonía vivo
con la naturaleza de dios Padre,
Conchobar Mac Nessa, dentro,
hoy tu poder siento,
como serpiente antigua
eterno viviré en esta tierra,
y cuando el hombre se destruya
por avaricia el mundo seguirá su curso sin él,
y la naturaleza apoderará
las ciudades,
no habrá ningún ser tan dañino
como el hombre,
los cielos se volverán rojos
el cielo llorará sangre,
los ríos sangrientos envenenarán,
y el eterno resurgir vendrá,
lo más hermoso de este mundo
es el paraíso de la naturaleza;
pero para el hombre lo más hermoso es el oro,
y el dinero demonio,
vengo a amarte sin tiempo,
vengo a crear mi eternidad en el cielo,
como en la tierra,
vengo a caminar las aguas
a romper los hielos,
a fundirme en fuegos,
a incendiarme de pasión, en tus ojos,
vengo a destruir mis cadenas
y amarte libre
como el pájaro a su vuelo,
yo pájaro sin alas,
yo pez que cortaron sus aletas,
yo hombre
que jamás pudieron cortar su libertad,
a galeón cruzaré la travesía de tus piernas,
en tormenta tendré el agua de tu boca,
en caricias prenderé esta hoguera,
en tu corazón sembraré la amapola,
eterna del amor que quema,
ninfa mía, ven, ven, conmigo,
a esta tierra de fuego,
luna mía ilumíname el camino,
sé mi amparo,
sé mi abrigo en noches de humo,
Dagda, Balar, Mórrigán, Lúgh,
y tú mi amada Brigid,
elevar mi canto al cielo,
arroparme este fuego
que dentro tengo
en fe os sirvo como druida antiguo,
os pido bendición,
Artús, dame tu fuerza,
Cernunnos, caza al cazador,
Taranis, riega estas tierras
salva los pocos bosques que quedan,
Epona, diosa de la naturaleza sálvala del hombre,
ofrezco este humilde canto
a todos vosotros con esta luz
que me queda darme fuerzas
en este amor que comienza,
eterno vivo eterno muero,
eterno sirvo yo guerrero antiguo
yo druida de la rama roja celta.
Los dragones volverán a surcar el cielo
y no habrá clemencia para el mal,
serpientes antiguas la lucha sigue viva.
Este mi humilde canto
temblará en la tierra,
iluminadme este amor que siento
y que de mi alma se apodera,
amada mía sé mi sombra
como yo soy tu luz y tu calor,
sé entera mía como el pez a su río,
y la piedra a su montaña,
sé mía como el árbol a su tierra
y el ciprés a sus muertos que vela,
sé mi amparo en la batalla
hoy de nuevo como ayer
juntos veremos el nuevo amanecer,
y la luz que cegará la tierra,
no hay miedo porque te amé y te amo,
aun ciego mi amor
te seguirá perteneciendo
como la abeja a su flor,
no habrá poder
que pueda separar mi alma
de tu corazón,
eterno te serviré
aún tu esclavo, mi reina,
te haré la mujer más feliz del mundo
aún en la muerte
mi alma seguirá el camino a encontrarte
y eterna tenerte,
no me desampares el camino duro,
sé mi fuerza en la lucha
nuestro amor ganará
y derribará el mal,
que nos quiso sangrar
y en vida condenar,
la felicidad sigue viva
como la amapola florece
cada junio en el camino;
te amo y lo haré,
aún tenga que enfrentarme al mundo.

El Castellano y Leannán-Sídhe

Poema a la Eneidad IX:

I
Todo he previsto,
ya ante las sagradas puertas,
del reino, regiones inferiores,
donde refluye el río Aqueronte;
de todas las ánimas desangradas,
puertas sagradas,
tibian el paso a su castillo,
bordeado en umbrío páramo
de la Estrida,
mis arcanos revelados
del seno la honda tierra,
donde moran sombras sin vida,
ante el olmo gigante,
donde anidan los sueños vanos,
señero a puertas de Centauros,
y la Hidra de Lerna,
la Quimera arbolada de flamas,
Harpías de viborillas,
sangrantes en cabellos.
Es ésta la morada de sombras,
del sueño y la adormecedora noche,
en junta de calladas sombras,
Me presento en vuestros umbrales,
Con quien me acompaña
Leannán-Sídhe Reina señora Hada
Protectora las profundidades abisales,
hija de madre Oscuridad,
y una sed de luz,
Padre Creador de las deidades
existen bajo tu, y nuestro amparo,
vengo a obtener respuesta,
si la muerte no me quiso en su lecho,
debido a qué siguen tormentos
asidos en dificultad,
quién soy sé bien cierto,
y mi poder no ha tomado ni ve, objetivo,
ni venganza suficiente, merecedora tu gloria,
en este Parnaso Olimpo abismal,
vine a partir mi destino en tres mitades,
una mía, dos, para ofrendar,
tu protección, y favor,
los hados están conmigo,
a ti rey de todos los reyes,
todo humildemente cuanto poseo,
no puede compararse
a tu dicha en conocimiento,
nada te he pedido,
solo ofrecido,
he venido a servirte,
y en primera instancia;
ser tu Escribano,
hasta que me enamoren las Parcas,
y abandone todo lado, y frente.

Förüq

EXTASÍA:

¿Qué gritas amada a la noche?
Soledad erguida en muros de cristal,
mi cuerpo sin luna,
mi sombra sin trincheras,
levanta, y grita que no hay herida,
estas flores del diablo,
la verdad todas huelen a ti,
a fragancia esquiva, atónita,
desvelada, nerviosa,
como besar ceniza de sol
que deslumbra.
Florida rama, que fluye,
nazco de la boca del dragón,
empuja la melodía,
ensortija esta vital muerte,
que todo acontece,
somos eco de pluma,
vileza sin escama de sórdido
silabario,
numen de Valparaíso,
donde flor y ambrosía,
es caricia a esencia
de arder metamorfoseando,
desnudez en alma,
y cuerpo en grito de último deseo.
Verdad sin flagrantes muros
ni caracolas,
querer alegre,
su prestancia llegada,
cantando a protegerte.
En la guerra y en seno de diosa,
hasta la preciosa luz
de todo infierno,
rijo mi flor sin muerte.


Förüq castellano Miguel Esteban


CÚSPIDE AFABLE:

Era suficiente mi esbozo,
y no dije nada,
vivo aquí también,
en esta tela de araña y yo canto,
árboles que sangraban,
un casco de verde sien,
y hormigas que asentían
y caminaban sin cabeza,
cabezas de pan en agua,
en lluvia de abierta chimenea,
al fragor, de un helor
de cazuela en fuego,
patrullaba, todo de mí,
penitente y letal,
me acordé de su silueta,
sexual de paso irrevocable,
como última sombra,
de un alma gélida,
invisible, impronunciable,
me vestían los campos de fecundador,
todas sus flores pedigüeñas,
como mitos y leyendas
alumbrados en real conocimiento,
en destello penetrante,
como un rito funerario,
con vistas a repetirse eternamente,
el campo bajo ella,
y mi taza en labio,
susurro malva en pecho,
y el índigo rebelde,
sólo era un color,
susurros de dama entre la honda grama,
espiga roja,
o herida en ojos,
oh enebro de invierno,
enroscado arbusto,
como humo azul,
agnóstico cristal,
donde crece la despensa de la ginebra,
pinturas de flores
en piedras,
me traen tus ojos,
resonando lo perpetuo,
de mi esclavitud de dulce tormento,
escribía pequeño, y simple,
como si la herida fuera imposible,
de pronunciar, 
todos los lugares
significan ningún lugar,
por tanto encontrarte es sencillo,
no hace treinta y un años que te leí,
pero hoy sigo sorprendiéndome,
escucho tu río de acento,
como perdiz en nido entre el rastrojo.

Förüq castellano Miguel Esteban
 

SANGRA MI ANHELO:

Me cobijo en tu palabra,
yo te hablo, te escribo,
más allá de sombras,
de pretensiones que caminan,
de ciudades que sienes negrean,
hablo de una coronación,
etérea, me volvió tu rey,
mi reina eterna dueña de toda penumbra,
y alarido oscuro,
abre tus ascuas de ojos mi reina eterna,
lleva este escriba por tu reino de labios,
escuchemos el crascitar de cuervo,
bajo horrido nogal,
seamos cuerpo y carne,
vena y sangre,
veamos amaneceres, 
y tormentas surcadas en nuestros ojos,
como nacen primaveras 
de nuestros sentires valientes,
seamos río de flores desangradas
en pasión, y rojo corazón bermellón,
mi condena en ti comienza,
y sólo en ti acaba,
mi reina, mi hada,
condéname a tu vida,
como si tiempo no hubiese,
abrázame con tu alma,
que condena y tiempo,
solo es y era volver a nacer,
para volver a juntarnos,
mi amada mi espada y hoja que nunca acaba,
mi amada dueña como hoy y siempre,
de mi enamorada palabra,
no hay abismos,
ni razones detengan mi palpitar
ilusionado.

Förüq castellano Miguel Esteban


TIERRA MI SANGRE: 

Afilo en templanza,
esta sangre de piedra,
que me habita y recorre;
caliente manifiesto,
del carmesí sangrante,
avisto la honda sierra,
aspereza de cultivo
en eral de labranza,
bordean juncos y espartos,
entre cardos señeros,
y tomillos vástagos,
jaras y carrasquillos,
en baldío sembrado de retamas
e hinojos solares,
hojas de cardos elevan 
el sabor de antaño,
en ribera del Henares,
canta un sigilo de chopo,
y docenas de álamos secuaces
siguen y su ceniza cubre
sendero de fin no hallado,
jilgueros, entre gorriones,
un cernícalo vigía avisa,
belleza que vive siempre,
a escala se mire,
ortigas y caracol entre tomillo,
alacrán y araña lobo,
culebra bastarda 
entre matojos de cerro bajo,
por las torcaces y perdigones de soto,
encuentro un infinito en el mirador del cid.
Paisajes y campos de la cepa de vid,
al olivo de oliva,
que abre almazaras de oro en tierra,
ababoles y daturas,
tomatillos del diablo,
y corrihuelas,
coraje en flor y vida de gen
y condición, extasía de todo color,
mochuelo en hueco
de encina, años la cuidaron,
ratón de campo no ve su final,
como el topillo,
en garras del azor,
oh, sapo de acequia,
y culebrilla ciega,
bajo tierra del barbecho,
incesante búsqueda
del tordo y mirlo,
tras lluvia de la sembrada
lombriz de su tierrita bella,
donde todo es libre, y corre
y juguetea.


Förüq castellano Miguel Esteban

COBIJO EN ALARDE:

Avanzo mi pecho entumido,
regado en lágrimas de hechizo.
Ardorosa dicha en belleza,
acaso yo pido,
cabello oscuro, y terneza
en labios esclavos de hermosura.
Su ventalle contemplaran,
ojos míos en alegría de alma esposa,
espíritu errante de sotos esponjosos,
y nublos cargados,
en besos incipientes a padre terreno,
murmurio de río pasional,
a tus pies de jara me acuesto,
palabra suave,
amor en mar embravecido,
luz, color, esparcido a tocarte.
Mi astro, mi nota, y mi flor,
suspiran tu beso en viento,
qué diremos, si dulzura acaba,
como se oculta la luna danzarina,
peregrina,
que en tu sonrisa me derrama cuna.
alma, ventura,
o muerte en vida,
por bellos, angostos mares,
te dejo mi dulce ceniza,
mi bella, centelleante golondrina.

Förüq castellano Miguel Esteban


Perdurable semilla:

Vivo llorando,
a un olvido que es más fuerte
que toda siembra,
qué piensas hijo de luz,
que naciste sólo,
para volver a tu apagado hogar,
qué redimes,
qué afliges,
carne y materia,
que no habla ni canta,
de un tiempo extinguido,
ni rayos de cielo luminoso, acogen,
luchando contra un tiempo
que no pertenece ni se disuelve,
en manos de arcilla,
ni es más duro que el bronce,
vestigial, te canto,
arriba la espada,
oración en manos de alba,
oh Lvgvs,
invencible al crisol,
lágrimas de cristal,
vieron llover ojos en sangre,
rito de signo azabache.
Raíces del ser etéreo, trashumante,
eternal lustre oxidado,
oh Candamvis,
sube bajando tu seco rayo,
esta noche un noviembre
que te hablo,
del tiempo secuaz,
inefable,
y su filosa simiente,
no vine de barro,
pero barro seré,
hondo sustrato,
en tierra de Iberia,
e Hispania celta,
vine sembrando mi brazo,
no me iré sin trazo,
ni de cabellos en fuego,
ni de ojos en agua,
separarme del latido puedo,
ocaso de mi ceniza no habrá,
ni ala oscura extinta
me sostendrá,
mi sangre que humilde,
vive y perdura,
de campo y monte,
de jara y endrina,
esquiva,
como préstamo celeste
redimido.

Förüq castellano Miguel Esteban


ASCUA SIN FINAL:

¡Oh, luz imperecedera,
luna de piedra, tu sempiterno semblante!
Ascua de sola idea,
canto de perenne madrugada,
voz de hoguera,
escucha mi réplica,
a tu compás de alba,
yo canto,
tiembla la creencia,
todo he sembrado,
al letal lecho del olvido,
no olvido su nombre,
ni su inimaginada senda,
me alzo,
cuántos placeres presos,
cuántos sones blandieron,
compás intransigente de coraje en frente,
abandonar aquella estepa,
nunca más,
quemándome en oscuridad,
donde todo nace,
todo crece, ciego albor,
por nubes que lluvia cae segura,
me miro desnudo en la penumbra,
y acontece un frío resplandor vacío,
de esta opacidad que llama,
que baila,
sigue mis piernas férreas,
amando aquella sombra,
sin jamás entender,
si sería cercana a la hora,
ni si este espejo,
lloraría en borbotones sanguinosos,
ni si sabría igual pasados años,
y su letargo confinado,
en mis ojos este dolor,
no sabe igual,
si viviera en los tuyos,
ay si el infierno me suplicase,
todo lo sentido,
sería más que flor de intelecto,
ay, si desnaciera el dulce tormento,
no sería ni acaso,
el que habla,
todo cuelga de un alfiler,
camino líneas,
siembro agravios y señales,
vuelos de fénix apagado,
la soledad me volvió a ver,
a resquicio tenue, veloz,
reí y en temple 
más afortunado no se rigió,
seis mil millones de rostros,
seis mil millones de mentiras,
qué debo hacer, algo equivocado,
sostenme aparte,
como quimera de piel y verso,
y solitaria llama de encanto.

Förüq castellano Miguel Esteban

OSADÍA EN CLAVE:

Venga, venga cantando,
la sola idea en hoguera,
del oficio que arde,
su desquicia alada,
de campo yerto;
que por yerto no es campo,
si no hondo cementerio
de acristalada secuaz, idea.
Eco ciego de purísima imagen,
crascitaba mi tiempo,
quemo el pensar,
era mejor que si luz,
no hubiera visto.
Sonaba ya, una sonata,
del alba nocturna sin calzas,
ni categoría difunta.
Como estancia de estela breve,
sin descorchar.
Reinaba un hueso de luna,
descalza de un noviembre 
que lloraba nubes, 
y, agravios,
penas y tormentas en flor.
Traje de bruma,
sombra en agua de señales,
en tierra y sus tordos,
escarbando en busca,
de lombrices azuladas;
de ideas que prevalecen,
como venas de senderos,
como laberintos
dando vueltas a la peonza,
del mismo asunto,
sin vida, sin embargo,
era bonita idea,
por la que morir sin pensarlo,
sin crueldad acrisolada,
ni mentira sin conocerla verdadera.
Förüq castellano Miguel Esteban

ODA AL RÍO MUNDO:

De un mar de tierra
que tú desembocas,
que raspas sus siglos afligidos
de volver a comenzar,
como plañía la eternidad azogada
en verdes espigas,
y senderos verdecidos del inmortal forraje,
cuna de mis erizos seculares,
y orugas de hojas recias,
desde el caracol judío blanco,
al cerro bajo,
haces llorar el alma de belleza
que contigo Mundo juega traviesa,
siglos solariegos
entre juncos de tu extensa rivera,
hábil tenaza del cangrejo cosechador de tu agua,
vienes que sublimas mi esencia
volandera, entre surcos de tu inmensa
hacienda de toda idea,
espárragos trigueros tu orilla en sombra
de boscaje ofrenda,
rito y culto a lo ignoto de tu belleza evidente,
Oh, río Mundo,
ruedo tus acequias que llenas,
cobijo en respeto, tus barbos cobrizos
y carpas doradas,
arteria y vena del terreno
desde tu álgido nacer
en Riopar,
paradigma de chopos amantes,
y cepas de vida,
desnudo mi canto
te ofrendo
en compás de arraigo a mi tierrica bella,
castellana,
que se alce mi voz desde la encina erigida,
hasta un compás en cumbre
donde tierra nace,
y raíces gritan de su silencio sediento,
oh, Castilla cantaré extasiado
a tu saliva,
y lágrima de belleza
en tu horno de espejos
del río Mundo.

Förüq castellano Miguel Esteban Martínez García

VOZ DE TU PRELUDIO:

Eran dos voces,
se querían ambas entre
dos labios,
eran como azules 
sin helada madrugada,
una sangre agitada,
sí dentro de la noche,
se deslizaban como espinas,
entre flores álgidas,
melodía de perro afónico,
y luna plena,
fugaz melancolía,
era la voz hembra,
el brillo se conjugaba
de secuaz beso nítido,
rostro en hora,
giraba flotando como fantasmal,
sábana de anhelo pertinaz,
un valle estiraba y tus gemelas,
reflejas piernas, bulle y besa,
hondo antepasado de diente afilado,
y lecho de abrojo,
arcaicos deseos se conocieron,
bajo mar y hondo terreno,
beso de intimidad sola,
de extenso horizonte,
derrumbado el sótano en luz
que amuralla,
poniente de carne de cristal,
y pluma en abanico llameante,
labio de quietud ,
escarlata hoguera por ocaso
del lobo mesetario,
que buscaba luna y entabló,
del cielo regia sequía,
silencio que oigan,
dos voces puras,
se quisieron,
sin forma anhelante,
como el poder nunca pudo,
y la creencia,
sin exacta ciencia,
sabía que impulso no dispara
tres veces ni a revés,
tiene, ni blande retroceso.
Oscura música que en perpetua,
sinfonía,
soledad cantaba,
su silencio de cristal.
Y tierra levanta,

Förüq castellano Miguel Esteban


VOZ DE TU SANGRE:

Gira la rueda de bronce,
alma de espíritu yerto,
mece raíces de este corazón virginal,
me baño bajo tierra 
en tus níveos, áureos, labios,
ojo de tierra viese apuesto,
pies desnudos, sobre musgo,
y serena escarcha, en sangre de piedra,
eres agua de áspera, y plantada orilla,
cumbre, y ascua,
de mis ritos, y plegarias.
Agua sobre mis ojos
inaudita, inconcebible,
puñado de tierra de estrella en mano,
como pájaro y charco en mis ojos,
ruido de sueños aleteando,
intranquilos, insumisos, dirigidos,
cántame el nácar de caracola,
como si de tu boca bebiera
su extasía húmeda, alimenticia,
respirar al fin en tu pecho,
aire de sepultura,
de hojas mi noguera,
no me abandones, mi sueño en tierra,
sé como el forraje, que nunca se fue,
y Ostara despierta en verdor,
huella en lágrima, tu deseo afilo,
lo único sello de sollozo,
o sangre de tierra,
eterno secreto de este corazón vivo,
que ya no es piedra de río.
Enlazándote deseo, discurro,
mi entraña de hinojo,
y el anís de tu saliva,
mi zarzal de sierpe indemne,
humedad en ceniza única no pido,
rayo y destello en triste candelabro,
corona de caracoles agita mi frente,
débil poniente de la flor de Odín,
caléndula junto el silbo lascivo me precede,
ardiente mi danza de pluma,
último relámpago en vida,
viste mi desnudo,
arribando y lamiendo,
tu caracola sonora,
d' esta eternidad disparada;
que me acoges.

Förüq castellano Miguel Esteban

EJE TU SENTIDO:

Yo soy el que escribe su historia, 
desliz encadenado, 
eres tú mi sanguinoso humor, 
en ascua de destello infinito, 
destino eterno, 
destello eterno 
en aras de mi prestancia, 
oscuridad es destello 
eternal, 
No hay fronteras en papel 
ni alma ni éter de escuela 
que dicta, 
no hay murallas 
en la mente que te piensa,  
otorga, 
sólo hay fronteras 
en humana cárcel, 
tengo versos en mi tintero, 
estoy fundiéndome, 
soy el viento, 
soy su humo que te lleva, 
eres herramienta, 
soy el sonar valiente 
en eco de tus latidos 
confesos 
por cumplimentarse, 
soy el sino, 
soy parnaso devorado, 
vivo en tus ojos; 
allí me anclo 
a tu perpetua voz, 
por la que desnacer, 
en bruma siempre gris, 
tiempo de ayer, 
vuelto presente, 
raíz de recuerdo 
en tu alma, 
en mi libreta está el averno, 
que se eleva paraíso 
de tu sombra en verso, 
sí soy tu alma, 
y en mi libreta está el mundo, 
yo soy su único creador. 
Mi oscuridad sempiterna.  


Förüq castellano Miguel Esteban

REDENCIÓN:

PRELUDIO 
de mi posesión certera
está tu alma,
está despertando,
mantendré la dificultad,
ardiendo,
mantengo mi vida viva,
en terreno que está cambiado,
a veces veía el mañana,
soñar que sonaba como un presente,
pálido de minuto y rostro, afable,
afable una vez más,
estoy despertando un cambio global,
un destino, realidad, mansamente arde,
realidad de llama,
realidad de ascua,
realidad de hoguera alarde, en alza,
saber del giro,
sin nada poder cambiar,
todo decidido,
sobre esto,
sobre el giro,
traigo manifiesto,
espérame sé sobre el inciso,
sé sobre lo que puedo cambiar,
y todo lo que puedo decidir,
sabemos girar en un sentido,
sin nada abandonar sin nada retroceder,
no dejes todo sin mí,
recuerda,
soy memoria,
soy tiempo y espacio de otro ente,
danzando en otro espacio,
en otra lumbre que no escapa,
no dejes todo por mí,
creo ser todo tu memoria,
tu azar, tus nueve velas,
riqueza en pobreza,
tijera de cobre,
azada, herramienta,
telar, con Musa mi araña,
seis ojos tiene el tiempo,
sidéreo horizonte,
creer es saber,
no necesito poseerte,
mi posesión certera de alma, 
en balanza pertinaz,
mi diosa, mi arquitecta,
puede el suertudo primero,
no te esté hablando, si no ardiendo,
su danza en oscuro tiesto,
uno, el halo,
dos, tu vibración de esquema,
tres celeste ascensión.
De síntesis modelada,
tejido, saber quién, no es uno,
lo demás relativo,
de ojo cazador,
danzo en tela de oscuridad,
para poder besar y pensar en luz de idea,
pensando, verdad del fuego,
este mi padre,
mi Sol es una bendita destrucción,
tengo padre, tengo madre,
tengo amor,
entonces cómo te busco en amor,
cambiarte el sentido, delineante,
expuesto,
abrir tu noveno cerrojillo,
sabes, eres mi instrumento,
mi violín,
que en granate sed modula
tu resonancia agreste,
y enciende todo vals eterno,
sintetizar mi latido,
sólo es preludio,
sí, de tu posesión certera,
cristalízame aparte,
te estoy volviendo a sentir.
Hermetismo elemental,
tu cristal de corazón,
palpitar de un reloj
en hoja de tejo sagrado,
y árbol de cenizas alumbrado.
Sentir de cromo templado,
fragua tu mirada.

Förüq castellano Miguel Esteban

MORTECINA SIEMBRA DE VIDA:

Oh, esto es la cama,
o lecho de mi verbo,
eres tú mi alma,
arma piadosa, secuaz 
de un submundo de plomo,
si las olas no te trajeran espuma verde
de vida lisonjera en precipicios
todo cantiles de idea sola,
toda peces como piedras roderas,
frotándose en la gravedad,
del cielo purpúreo,
que llamé cumbre,
ellos pétreos, anidaban en copa
selvajes de altos árboles,
aire que me quiere,
como puñal pretencioso
de mi forma asentada,
numen de flamígera luz,
como orna del sentimiento,
que arrastro por los siglos
que ni me crearon, ni alzaron,
de silencio roto,
sólo se prestaron como barcaza de travesía
por la última y primera laguna Estrida.
Desnudo mi destino,
frente tercer orden todas las cosas habidas,
ofrendo en sacrificio,
algún apóstata lo dudaba,
mi muerte no acaba,
ni hurga el relámpago,
hondura en pecho,
hablo al vertical cielo,
de espanto celeste,
mi cristalino sol de negra rompiente,
en corazón no me cabe,
sostengo la mudez marchita,
en mi sombra,
espalda de Caín,
capataz del brillo primero,
sangre mi espíritu de Mercurio
en líquido azabache,
sangre en hoyo
de este puñado de tierra,
en agua color de piedra peregrina,
zarpando su hematíe,
oh, piedra de sangre,
frenético rojo bermellón,
granate, obscuro druida,
todo destino, vestigio
de eternidad en cerro invisible
en seco y áspero movimiento,
que ni el mortal inmortal,
encauza ni domina.

Förüq castellano Miguel Esteban

ODA I; SERVICIAL PRESTANCIA:

¡Qué flagrante elegía,
en despierta vida afligida!
Como Sol urbano,
libre, destensado, de ruido mundano,
en senda apoteósica
va tu fiel mano.
Pocas lumbres se han ido,
enturbiando,
mi pecho vástago.
En cuidado leve,
mi monte he sembrado,
mortal ceño,
y fuente fantasmal,
solo entre el venturoso cielo,
vanamente quiere sangre,
y no vil dinero.
Presto ensalza,
todo lo que al infierno debo.
Flor de umbra,
mitin de pregonero río.
Jaspe de mi sincero contento,
libre deseo, roto el sueño,
y su jaspe mortecino,
de saturnino dueño.
De mi mano sembrado,
tengo tu cuerpo y huerto,
en flor retozona,
y verdura afable.
Seguro testigo de mi amor en tedio,
Con mi compañía jamás voy solo.
Esparcen los sentidos,
aromas como flores,
y alegrías en ojos secuaces.
Acrecienta el puro sosiego,
pasada de la vid, la fontana,
pocos labios que el mundo 
han esparcido,
ay, olvido, confía mi virtud a salvo,
que luego;
de primavera, te puse monumento,
más regio y reluciente,
que el duro bronce,
resplandeciente, 
más que todo el poniente.

Förüq castellano Miguel Esteban


ANTIGUO VIDRIO DE LUZ:

ENDIOSA
Hablo lejos de la ciudad remota,
y sus fauces brillantes,
de lobos grises.
Mirad el saco
del sacrificador tiento;
ya no rehúye,
alienta mi antorcha no descubierta,
si no prendida,
abre de la piel tu perpetua hermosura,
espejo de luz que arde gozosa,
¿Sola?,
Ni por querer, en cauce traigo yo,
la flor de Hércules,
para usted, sí,
qué esencia no sueña, 
encontrarse con sangre,
abate porfía de escuela,
hircano terreno,
¿Tú en llamas ofrecida?
Áspera, maleable, en seda relucida, 
traigo a prender el carbón del rayo de Zeus,
mírenla hasta el ocultar del poniente,
desnuda, ofrecida,
renacida de la turba mirada,
y su jornada que por su querubín, custodio,
ni mañana exenta que hace llegar,
oh, vidas de un día, osar,
que vuestra nunca,
mi diosa Atenea,
cenit de cumbre cardinal,
geometría sin límites,
ni apostadas torres de belleza ígnea,
verdad incipiente,
de la no estrella encendida,
¿Qüé sonríe tu sombra,
verdad de nueve pilares,
luna que sangra su herida?
Canto sórdido a mi amante fantasma,
eco turbio sin morder sus cúspides,
oh, loba, de tinta vil blanquecina,
cual ambrosía para Rómulo y Remo,
manantial de azul espuma,
trenzo y avanzo los juncos,
humilde aquí en tierra,
un vampiro solar te ama.

Förüq castellano Miguel Esteban 3339

AVASALLADO, LIBERADO:

Piel de basto, acaso no bastó,
reverbera, tanto amor en los grillos,
tierra en su búsqueda,
cristal que defiende,
solo soto,
y servido el zarpazo de la luz,
encima de lámpara,
fanal fuego sin aviso,
beso en sollozo de aire,
corazón agarrado en balde,
espera ignota,
en hueso trashumante,
ceniza de años subterráneos,
algún sollozo,
en nube de cabeza en sombra,
alguna idea lasciva,
de tormenta errante,
contracción ágil de la secreta mano,
dondequiera tú fuiste,
transparencia inhabitada,
de lívida maquinaria,
sobrepujando exceso del metal,
medicamentoso,
que domina, subyuga,
prueba en fuego de imprevisto,
quién dicta en jaula de grillos,
situada, de siete meses inermes,
beso de plumas, o látigo de cuerda,
fulguraban mis ojos de signo,
impasible la turquesa,
memoria trasquilada de desatino furtivo,
como atravesar espejo con una mata de pelusa.
Como perseguir imagen mental,
y espejismo de idea,
besos en puerta soldada,
gozar de una ausencia desplumada,
enfebrecido por,
vida en estela de cántaro,
derramado en suelo que fluía,
en leche precipitando cuesta arriba,
ondas, en germinante estela,
en ser brotado sin culpas,
hoy sigue intranquilo,
indultado su vil servicio,
sin otro paraíso,
ni fecundado suelo,
su represalia,
que ni respira,
su anhelo vestido,
en lanza o astro milenario 
de apenas tres décadas.
Jardín de paraíso buscando vida,
y serenata de luz entre las rejas,
donde alguien voló
al, y sobre el nido del cuco.


Förüq castellano Miguel Esteban

El verso:

Transistor de tierra.
Redimo, hijo de la tiniebla y de la luz,
humano cuerpo y sangre de astro,
qué instante reincido,
de ser sin vida,
de barro, encendido,
momento de regreso al ascua de brillo,
oh, infinito soplo qué afliges,
si pudiera, yo la embebiera,
como sucursal de esencia,
Sol mío poderosa estaca,
tu rayo limpio,
dame préstamo de dios sin nombre.
Rosmerta te imploro adviento,
de don en acequia acaudalada,
sanguinosa, soberbia diferente
a la pálida luz, yo no te pido amada,
cara a cara poderosa en eterna lluvia,
ceniza del presto ocaso,
que temieron mis ancestros;
y yo alabo,
regrésame al inmortal hálito,
inmensa arcilla maternal,
de toda vida que suena,
permite,
porque ella y yo,
seremos música del destino fausto,
absoluto eje que perdura.

Förüq castellano Miguel Esteban


ESCARCHA DE LUNA:

Llanto de Luna de Escarcha,
claridad de Luna de Luto.
Repleta está mi criatura.
¿Desde qué oscuridad,
iluminas tus palabras?
¿Qué pulcritud aguada,
tiene la fe que cantas?
¿Cuál es tu cárcel de luz?
Que yo busco por ojos,
inerme vacío, repleto,
aguarda mi voz.
Apenas náufrago,
apenas tránsito,
de reguero ciego y mudo,
por milagro trémulo.
Tan hermosa,
va vestida la vida,
que noche escapa, sin irse,
no se irá sin tu pesar,
al fondo de la sombra,
primorosa va tu frente,
que mi sonrisa aniña.
Y aviva que sin amapola de fuego,
no torna sed ni calor.
Vagaroso afrenta mi fantasma,
la total, andrajosa mirada serena,
valerosa sed, fecunda este cristal,
de cuclillos dormidos,
y espinas blandas,
de cielo terreno,
bala fundida, en avance de mi galera,
lejana tierra, lejos de morir,
surca mi ara.
Envuelve cobriza batalla,
soto sin fuga,
perpetuo mañana,
calvero, de siglos arrojadizos,
ruina del azul, escarcha,
de su absoluta sinceridad,
en viñedos de mi desterrada sombra,
sin tu amor en mi corazón,
canto como luce,
y fulge el metal fulgente, enraizado,
de mi pecho profundo.
Sonorísima fuente, es esta sangre,
voz prendida surco en ascua,
bajo los tiempos, de hoz y ramaje.
Desfarajando, que al Parnaso atisba
encontrar allí tus párpados.
Desgajado borde,
en huida, de lágrima,
por la brea, en tu mar,
y su claro sol.
Elegía de mi buque,
pavesas que flotan un día,
como ilusiones.
Es tierra yerma,
en el viento.
Desenroscar puede;
esta vespertina criatura,
que amamanta,
que cría;
la vorágine de mi estela.
Inmutable distancia,
del vivir,
desnudando, la perfecta revelación,
de nuestro índigo retozo,
prímulas que bailan,
por todas las espinas unidas,
alcanza, descíframe,
a transparente pío,
un sí bemol erguido,
el bosque, la flor,
mi sembrado,
no retiemblan; sin ti.

Förüq castellano Miguel Esteban


MUDEZ PRIMERA:

Viento, de olvido dentado,
allí donde el cerro a su aire
no golpea.
Tristeza de mariposa de metal,
bajo sola noche en luna de escarcha,
vidrio en destino,
que no espira murmurio celeste,
amor en luz,
que pasa sin tocar a nadie,
instante en bosque,
dentro del corazón afable,
y piedra que asume hierro de sol,
sin poder devolverlo,
hojas innumerables, me describen,
cerca una Aurora de baldíos,
y terrazgos quietos,
soliviares, de mancha en el vino,
lenta agua de pupila fija,
en horizonte que no desvanece,
tus labios en brindis,
calculo, por mi decencia perdida,
por una esperanza colmada,
por saber a qué se enfrenta,
la sincopada razón trasliterada,
universal, en llamas 
desapagando el cenizo tormento,
en la frente,
cénit y cúspide de mi otra vida, 
surcada posible, improbable, 
botón de sangre en camisa,
y fíbula del mismo amor,
que en pie me sostiene,
peces de todos los cielos,
y mis brazos no se achican,
cuerpo en falso tejido,
canto de pecho en boca,
y trinar del mismo pájaro ofrecido,
así me equivoque,
naciente, seguro,
mismo sentimiento sonoro,
no necesita ardiente agua de anís,
si no destino a ver tus labios entreabiertos,
relucidos, avistando paisaje,
de tus cerrojillos liberados,
húmedo mi campo,
mirando el azul acre de tus mares,
clarísimo mi contento,
con pensamiento por ojos,
tendido en hombros,
y cerros ciertos,
a ti que estás viva,
ofrezco mi corazón de suspense,
y voz humana sin cicatriz de lucero roto,
sin silencio dantesco,
ni mudez en sus alas granates,
de mundana sangre.

Förüq castellano Miguel Esteban


EL HIERRO DEL LOBO:

Qué es correcto,
dejar atrás el momento,
sucumbir en yermo arcano,
dejar el paisaje zambullir,
sin gotas de arena,
nunca tan rápido
nunca erróneo,
en lanza de olvido,
nunca más solo,
colchón de grama mullida,
reposar el sueño despierto,
nunca más,
siempre rezando estar atento,
la espiral del destino frío,
la garra de hoguera eterna,
sin espera,
cuando conozco la noche,
penumbra en mi cabeza,
sentir caminar fuera de la línea,
y su vampiro de idea,
nada cambia del punto,
satisfecho,
honroso,
apaciguado,
como flor de Odín se otorga
al fallecido,
sin manto, ni cargo,
nada, nada que dejar atrás.
Polinizando el dulce tormento,
la condena de ser completo,
gime,
gime el destino parco, insumiso,
que la rebelión sigue cursando,
el ascua de la fundación,
cantar,
cantar sin ti no es cantar,
subir sin que subas es bajar,
estamos,
en abrevadero y no eres del ganado ni su pasto,
oíste,
algo lejano mi ser derritiendo tu horizonte,
insubordinación,
algo que respirar,
ángeles por fecundar,
volví nuevamente humano,
al averno terrestre,
y no te vi,
no te vi,
yo quedaré cuando no te queden cartas,
puede porque tengo un sueño,
soñaba despierto,
que mi sueño eras tú,
amarte viviendo,
para soñar que soñando 
te vivo despierto,
mantenlo, porque la palabra;
es pólvora dispuesta,
no necesito verte dele revés,
me consumo en el tiempo,
como bruma perpetuando mi invisibilidad,
razón de qué,
locura la forma de amar relevante,
pero la más vista,
loco por,
sí yo soy,
penita mía de ser humano,
con diferencia clara,
soy mortal inmortal,
saca las fieras,
que ni parece 
sean tu sangre de amanecer,
hoy por hoy, ayer; 
por eternamente,
vivo hasta que este espectro,
se quede sin silencio,
vivir sin ti no imagino,
escribir sin escribir tampoco.

Förüq castellano Miguel Esteban

Alzado Hipsípila:

Hipsipila. 
Fuego y sangre,
de dragón volador,
crisálida azogada,
reflejando su muda,
y a su dueño abandonarla
para ver lámina de cielo emplomado,
lejano y distante su reino de amor está.
Como su princesa por capturar,
el pájaro único, igual a todos,
blandea en estiaje gris lánguido.
Mientras llueve en el jardín inglés,
bruñido su color añil.
Vientre de hierro;
donde crece su flor de difunto.
Vaga libélula destinada,
al estanque de la vida eterna.
Camina, difumina, rige su cenit.
Viejo lobo reclama,
a su enamorada luna.
Que le lleve,
tordo, de la oliva tu fuste,
junto con el córvido tesoro,
de nueces,
el duende su pipa humeando
El esfumino del sonido del grillo.
El reposo de Castilla;
sin preludio, de su princesa,
que no amará su tierra,
si no a su Hipsipila, captor de su vida,
alba más preciosa;
que su anterior atavío triste,
mira los ojos de zinc, de su dragón,
y la magia vuelve a su Amor,
fúlgido insecto; primero en descubrir,
el estanque y al beber,
dragón tornó su ser.
Ahora le vendrá el reino,
de los valerosos hombres,
él con ojos de fuego, y sangre,
mimetizarse puede, y en voz,
deslizarse, fúlgidas cabelleras;
cual hombre del norte,
nada le oculta a su princesa,
que ya más no quiere;
 seguir sus tareas de castillo.
Ella quiere casarse, con su dragón locuaz,
inmortal, que le guiará,
al estanque, de la vida eterna.
Un pensamiento divaga,
del ser en que ella abrirá,
el albita de la cuerda.
Del grillo que marcará su son.
En violín y oro caracol.
Con siniestra forma de corazón.

II
Vagaroso se deslizaba un otoño,
que siglos no recordaban,
su plomo de idea,
y su sangre de savia erizaba.
Lloraban dioses a la entrada de la puerta terrena,
Ostara protegía a su hijo Hipsípila,
le arrullaba, él en dones terruños relucido,
era encargado y capataz sus superiores,
a su castillo llevaba que sembraba,
toda simiente hasta del más recóndito,
umbrío albor.
El reino humano, no entendía su don
y le denominaban, capataz del demonio,
él encontró y amó una princesa,
que erizaba todos sus vellos y filamentos,
de dragón volador,
la llevó a su castillo olvidado,
y en rito la desposó,
enamorados, la armonía, sembraron,
en envidia, y recelo por lo que no entendían,
todo humano se alzó en rebelión reclamando
la vuelta de su doncella princesa a su tierra del norte,
todos los pajaritos del castillo de Hipsípila,
trinaban y crascitaban Hipsípila,
siempre vivirá como vigía su padre Sol,
el dragón mortal-inmortal,
preocupado por el edén su castillo,
se acercó a preguntar al tejo milenario,
aguardaba el bosque umbrío, 
de toda sombra nacida,
llevó a su acompañante protector, cuervo Förüq,
posado en su hombro derecho.
Sólo una pregunta mía otorga respuesta 
a vuestra consulta,
Hipsípila,
¿Cuál es el nombre más antiguo conocido,
con que los primeros hombres,
refirieron al grajo negro, de nocturna vida,
y plumaje azabache, que moran en nuestro ramaje?
el cuervito en hombro de Hipsípila, lo sabía,
por ello sus padres le pusieron ese nombre.
Förüq apretó sus garras en hombro,
y le crascitó a su protegido,
mi nombre es estirpe y linaje referente a ese pájaro
misterioso, el tejo de runas pregunta.
Förüq respondió Hipsípila
al tejo milenario.
Respuesta correcta,
debéis despertar al tercer reino del umbral,
tomar la llave para lograrlo,
la cerradura se encuentra,
en el estanque la vida eterna,
al final, como conoces,
del bosque de la sombra y madre tiniebla,
allí escondió el cerrajero universal Hierro,
la cerradura despierta al tercer reino 
todo lo yacente difunto.

Förüq castellano Miguel Esteban

El castellano

ENCENDIDO UN SUEÑO:

Te escribo sin la memoria del invierno,
amada, así sabes,
como se despliega la primavera,
y Ostara abre su manto 
cubre toda tierra de flores,
sin tristura canto a tu belleza,
por la rosa secreta,
por el verdor de verdecillos,
y parrales entre zarzales,
era hoy un minuto de sol empapado,
una memoria triste de poeta,
con tu vena y pluma de hacienda,
un olvido que viene, no se conjura,
así Mercurio que corazón me parte,
oficio arde de cepa y ensenada,
la muerte ya está lanzada,
más segura que embeberte entera,
mi seguridad ya viste,
esperanza en deseo y holganza,
ceniza o pulcra tierra,
será mi vida más que una letra,
fuerza y lucha que refuerza.
Son de vivísima flama,
corralillo de astros,
sino esparcido 
hasta donde vista no alcanza,
bien te siento,
cariño sin término,
beldad flamígera,
noche sin rienda,
a caminar el corazón azabache 
tu esencia,
cantada, mi blanda Musa,
mayor hierro al fuego,
me engendrara,
oh, amante ponzoña,
de polvorosa ensoñación,
cultivo de cuidado mío,
que ababol blanco
ofrendo a Numidio,
va que viola, mi desventura,
dura tierra me acoge,
cual afán envuelve mi dicha,
sin tiento no hay lágrima de Sol,
sin agua solar, no tengo fuerza,
ni brío entra ni cubre por pechera,
muerto vivo
como miserable pena,
que redimo,
oh punición, de sangre helada,
hasta que finalmente,
mi mármol te encontrara.

Förüq castellano Miguel Esteban

Espíritu de viento:


Abría la fiebre de mayo,
un año lluvioso,
sobre un largo atardecer,
enramado,
colmaban los nidos de saliva y de barro,
de las astutas golondrinas,
eran como suspiros de oscuridad,
encerrados entre murallas,
y paredes de adobe,
colgado de una rama solar,
avanzaba mi pulcra rimbombante
puridad sin aspilleras,
ni alambres de luna.
Afanarme sonrojado,
por tener su aprecio
como clepsidra de miel que es agua,
y tiempo, almíbar su recuerdo,
estiro mi reja,
afanando sonidos
sí, de su arena,
tersura por filo,
su trazo inefable,
como amplificar mi babosa metálica,
litigio su secuaz escudería.
Conjuro sin esfuerzo
era de su piel mi caligrafía,
bestiario de hueso y tambor,
sangre en mi cuaderna,
era rumbo, nueva vida,
orilla de escritura,
y frontera de república de la sal,
vuelvo a hacer mis promesas de barro,
aire conmigo,
como fiel insecto,
zigzagueante,
con aplomo de jardinero,
y tierra por lágrimas,
relamo mi suelo,
sembrado de altivas calaveras.

Förüq castellano Miguel Esteban a 
21-05-2021

QUISIERA SABER:

A mis matas espinosas,
yo canto,
que quiero la tibieza de mis males,
no muero, lentamente vivo muriendo,
recuerde mi rosa
mi fuerza de ángel,
sángrame vida una razón,
porque soy feliz,
y no encuentro miedo,
sangre me bañase y lamería mi herida,
tantos daños de quienes no me creyeron,
pasados años que mis humores,
no enfriaban,
ojos de lumbre
y noches boscosas tenebrosas,
negrecer mi sol con sudor de melodía,
rayo de larga vena blando,
inflamando rompiente, cercana,
avanzo,
oh, dulce amargo,
mortífero siempre, mi destino,
te busco, sombra amiga,
juré un día te alcanzaría,
temer, o juzgar pérdida,
reina alzada tú, mi fantasía,
tocarte, en auge de victoria,
por cuántas peñas desconocida,
hermoseabas como flor de Gnido,
airosa estás armada,
cuantos soles tus pétalos,
mi Maravilla,
mi Flor de Odín,
valor, amarte en polvorosa 
y húmeda frente,
grave, y llano servirte
mi Quimera engendrada 
de la dura tierra bella.
Por la que encontrar arpa y son,
puerto y reposo empedernido,
muerto, vivo,
llorando última terneza
de espiral sagrada,
oh, divino comienzo sin final,
izada mi caléndula;
y elegía primordial.

Förüq castellano Miguel Esteban


LUNA XIII:

Luna plateada de mi cielo,
en las noches
voy a tu encuentro,
pero te escondes
entre bloques
de hormigón y cemento.
Quiero verte,
pero incluso te escondes,
por las violetas ramas.
Mas los dragones,
del cielo sonámbulo te acarician.
Cielo obtuso,
de sueños fluorescentes,
tú, de color líquido,
solo templado
con miradas intermitentes,
por el tiempo de espera angosto.
El murciélago baila
con el colchón de tu luz,
rasgando sombras,
para reposar siendo una más.
Oscura nebulosa de tu vítreo trasluz dime,
por qué te siento incluso estando solo.
flores opaco reflejo
de luz violeta
incluso de noche;
artifficie luzzae.
Lucero de ciudad,
rompiendo la obscuridad.
La noche se detiene
para sentir que estás conmigo
otra vez más,
recuerda
que tus ojos tienen sangre
recuerda el viento
que aúlla mi nombre
recuerda la luz que tiembla
y cruje la noche en las pupilas
recuerda que me hablaste
de amor en el tiempo
que cae muerto
que pactamos con el hielo
la vuelta del invierno,
recuerda cada latido
de oscuridad
que llama a tus venas de humo
recuérdame en la eternidad del beso,
en cada rosa que robe tu cuerpo,
recuerda que vivo para ti
dando voz a la soledad asesina,
la flor vive soñando
que fue mariposa y abeja,
vive durmiendo la semilla
enamorada de la tierra
para despertar
y enamorarse del sol,
clávame estas nubes de sangre
en el hierro de mi destino,
se me negó la luz
encadenada a esta tierra sin cuerpo,
solo tú me sientes
en este camino
que no lleva retorno
solo espiral anhelada de renacer
el tiempo ya no nos puede sostener
camino buscando el frío
en este calor que quema el alarido,
te encontré perdido
hoy vives un amor
que sientes soplándote al oído,
en la puerta del infierno caído,
te casaste con la luna
que reinaba en tu corazón,
al viento le diste voz,
a la lluvia la nombraste
lágrimas de mi ayer,
le diste ojos
a la sombra para mirar,
la espina caía herida,
la caricia retornó a las polillas,
la vida marcha deprisa
cuando abras los ojos
ya todo habrá cambiado
solo encontrarás que seguiré a tu lado
aguardando tu otoño
y la caída de tus hojas,
esperando que seas mi acompañante
en los siglos y milenios
que nos condenaron,
encontrarás esta sed del cielo
en cada silencio muerto,
en cada raíz
que grita en su tierra
toma de la vida lo que quieras,
siembra tu aliento
en cada tierra,
tú todo lo tienes
yo solo soy una fantasma
que sólo tú ves.


II
Luna sempiterna,
esta noche que te alzas sobre tu esplendente fulgor,
hermoseando entre las hermosas flores
yo, te busco luna,
entre febriles boscajes,
y silos de noctambules,
relamía tu chispa dejada
entre las manos de tu obscuridad compañera,
fui a abrazarte, pero escapaste,
por los altos cielos,
y luceros rotos de ciudad,
paredes de hormigón y alquitrán perenne,
desvencijada está mi suerte,
te amo mi Luna,
mas por el poder y honra quien te sostiene,
por mi sol ferro te alzo en piropo trasnochado,
cuantos sigilos de chopo,
te encumbraron,
fui a abrazarte, pero tu luz escapó como blanca agua 
de enredadera,
derretían los oscuros sones,
y afilaban hojas de terso titanio,
hoy también buscaré tu amparo y cobijo,
de tu colchón de luz,
ni nubes, te resguardarán, de mi lucero de ojos,
carretera a tu silencio es mi vástago cariño 
que te siembro,
tu amor que me nace
como bello fantasma
que deseo y muerdo,
sin ti lo cierto nada tengo,
ni esbozos por dibujarte cabrían,
te busco, por cuantas torres esparcen tu belleza,
imantada, eres delicia,
alzada tú,
te canto,
¿Quién te tuviera?
 
El Castellano

Cálido arrullo:

Se juntó el ocaso,
con un alba silenciosa,
dos halos oscuros se deseaban,
y querían entre espinas de rosas yertas 
de la aurora,
se añoraban en evanescer líquido,
sólo templado por miradas esquivas,
intermitentes,
como luces de luna,
ambigua, desapagada,
corrían en voz,
por umbríos sotos reales,
sus vestigios yertos, cariñosos,
entre espumas de tiempo disuelto,
dejaban alaridos,
bebían rocíos de flores,
se acariciaban como musgo y roca,
su sed mutua era intensa,
como eco en caverna que encuentra salida,
oscura brillantez, anhelaban, ser,
así sangre perpetua del granate mineral,
deslizaban por senderos inextricables,
llamando a un olvido envolvente,
su misterio era blando,
como devenir aterciopelado
y sonrisa inevitable,
jugaban como resortes envolviéndose,
y alejándose para encontrarse,
su gemido crascitaba a la altura
los montes,
su soledad era perdida,
ellos, halos imperecederos,
únicos al semblante indisoluble,
soplaban notas entre sus voces,
y helaban el frío de la madrugada,
en un velo que teñía el aire
de azul aliento,
su energía era pura,
como brota una semilla,
esperando, volver a ser semilla,
hilaban sus deseos fugaces,
necesitándose,
y bebiendo de la misma agua,
la armonía inmaterial
les envidiaba,
ellos dos halos azabaches
como lágrimas de la noche agarrada,
y su oscuro sabor de eternidad.

Förüq castellano Miguel Esteban


Trinchera regia:

Suena mi piedra,
enfuscada como palabra mía,
palabra que busco rodera,
palabra fuera mía,
acaso no enciende sí,
la hoguera,
hoguera desarmada,
despierta mi araña.
La noche no se acompasa,
crío malvas,
bajo larga sombra
mi ciprés enhiesto,
puerta de alma,
puerto del alba,
desnudo como sol,
la calma tiesa me avanza,
descarnar flores
entre tapias,
es mi pueblo de nadie,
ojalá de él mismo,
mi hambre de letra,
jamás saciada,
te busco mi palabra,
como viaje sin retorno,
inencontrable jamás si te miro,
te repitiera me gustes allá
donde creas cepa,
y pensamiento divino,
vengas parca que relamo tu suspiro,
hasta que no pueda recto blandirme,
azar relegado,
en sábana hundida en azulete,
vengo de los amores bajos,
subiendo por alta almena,
presente mío sin seco tajo,
Sol mío, de lámina áurea,
padre de todo brillo somero,
Sol de las cárceles y acequias,
Sol de vida y de muerte ciega,
quedarán seguidos los besos,
oscuros, heridos,
huella en destino alumbre,
fuelle mío,
que ni apremia,
ni se vence,
oh, joven alegría,
como ababol entre sonrisas
de espigas,
y vanos destellos por abrir.


Förüq castellano  Miguel Esteban

MI SOL TE CANTE:
I

Mi canción,
que el solo monte, 
no desconocía,
abría dones de una furia,
que a mi dulce tormento,
apremiaba.
Furia insolente, transgresora,
impelida al compás meloso.
Fuerza de beldad cantada,
sonaba mi pena,
ya no era.
Mi corazón, ya puede
alzar el suelo,
inmortal materia de verso
que mísero, no era lamentable.
Ojos enclavados, en reina fantasía,
que busco como ribera mi sentido,
con gemido, y mitad de alma,
tu aire no destierro,
acojo, con mi arpa,
muriendo montañas en nuevo aliento.
Siempre bañas mi hada,
mis ojos vespertinos.


II
Afilaba mi nombre,
sin muerte vana.
Tu cristal purísimo,
que por mi luciente,
vive tu luz,
que emblanquece,
oh, pureza todo el Occidente,
en tus labios secuaces,
en tus sones como granates,
ígneos, y piedras de sangre
que seguro silban que me enciendes,
gloria, amiga de míseros hados.
Sepultado mi cuerpo en tu mágico coro.
Pudiera ser mi llanto,
rocío en flor mi Leannán-Sídhe.

III

Raíces en mi corazón,
mi flor de Odín completando
su sed, dentro mi pecho.
Fuego de la ceniza,
ceniza del fuego.
Más allá del Sol,
la sombra reverdece, y rejuvenece.
Creciendo como rayo,
que erguido,
sólo mis temores bellos,
tenebrosos,
ofrece y asigna.
Muerte sin tiempo deseado.
Sol de mis soles,
dirige mi luz,
por tantas cumbres camines.

Förüq castellano Miguel Esteban


Sentir de la turquesa:

Umbroso páramo,
que relumbras mi contento,
miro la sola ribera mi infancia,
y hoy me hace compañía,
una afanosa, simpática, soledad,
no amancilla mis penas,
ni es complaciente,
amiga ferviente del caos de idea,
oh si mis penares te cantaran,
como sonora golondrina
que me hizo nido,
por el pardo firmamento,
me arrulla una tímida
luz violácea de luna tersa,
desde el otro lado,
nadie a quien decir adiós,
nadie a quien acoger en amable trazo,
como fuentes una dicha me bulle
atónita y cristalina,
que surca del bello campo, sus flores,
por este sol de mayo,
erijo una sonrisa,
más duradera que el bronce,
limpia y más resplandeciente,
que un destello terso de alba,
azul esfera de armonía
en simiente,
brillo que no morirá de tus ojos
sepultado,
al viento tu acento
canto un apasionado,
seguro, transparente, ardimiento,
colgando las lumbres de estelas suaves,
y amores de esbozos humildes,
mi sentimiento no era ni cuerpo,
ni alma errante,
era rubí excelso primo del granate
mortecino, amimas, y riega
la fuerza y brío
que nos danza cariño, la espalda.

Förüq castellano Miguel Esteban


Palidez inaudible:

Era una joven noche, 
caída ya entre algodones de nubes, 
y un hueso de luna 
por blandir el horizonte, 
de sucesos famélicos, 
miradas fugaces, 
y testigos somnolientos. 
Vencido el atardecer 
bajo oscura premisa, 
que todo aliento encarcelaba, 
inquietud disparada 
de fuste en curiosidad, 
suscitada en envés 
y lo más profundo 
del humano anhelo, 
entre belleza y muerte, 
locura o razón sajada, 
juventud eterna, 
mito o paradoja en lucha 
contra lo caduco del ser, 
instinto en deseo servido 
en cáliz del mortal inmortal, 
como juego macabro, 
en inevitable curiosidad, 
un ser maldito, 
condenado a la vida eterna, 
y su sed de sangre 
que le envuelve, 
soga tensa de maldad eterna 
que vive y camina sigilosa 
sin condición de mera elección. 
Sueños encorsetados, 
en nuestra atracción 
por ese lado yerto 
de ser siempre en esta vida 
condena resarcida, 
entre oscuro granate, 
y acecho de ley 
y comprensión, desconocidas, 
que emerge de historia 
jamás narrada, 
y seducciones finales, 
de colmillo y paradoja 
terror vecino. 
Leía los recovecos del alma 
transparentados en vivaces, 
ávidos rostros, 
sin esta sed 
que batía como rayo 
de plomo mi entraña, 
convivía oculto 
al sentido que relucía la vida, 
por colmar su caducidad, 
el tiempo jugaba 
en mi caso a otro juego, 
como lucha del tedio 
y sombra de buscar distinción, 
para regocijo 
de no repetir acto 
y maniobra, 
siglos parecían inermes 
frutas que morder, 
sabiendo que mi final 
no llegaría. 
Frívolo llegaba el otoño, 
que peras del olmo eterno 
dispensaba, 
aparentes los rostros, 
satisfechos parecían, 
llegada la hora yerta 
de negrez, oscura, 
flotante, 
algo llamaba estridente, 
era la nueva hambre, de la caza.

Förüq

SEMBRAR LA LLUVIA:

Amapola silvestre,
llévate mi sangre 
a las entrañas del inframundo
así como tus pétalos,
elevan la sangre de los suelos,
que tus raíces, 
me conduzcan al tercer reino.
Oh, espino amarillo, 
que bajo tus espinas,
han visto infinitud de cal 
varios nacer los montes
y senderos, 
que todos llevan al mismo sitio
a perderse 
en el elevado espino 
de tu luz.
Oh elevado, 
cuál sería tu misterio
para dejar a este escriba absorto.
Brezo silvestre, 
sin miedo, tras el olivo
te vi crecer, 
y una manzanilla cerró 
junto con el verso
de la caléndula arvensis 
que tapó con sus pétalos
en cuña, 
al caer la luna al cielo.
Hervor del sol de mayo,
despertando el ojo de la tormenta,
necesitando más savia,
para respirar,
señores cardos bordean el sendero
a mi secuencia
presa en el arañal mi suerte,
visité hoy su familia de arañas,
como cada año,
ellas,
que siempre están
porque nunca se fueron,
bajo mi olmo de impía mano,
plantado,
su vena de acequia 
que surte el canal de riego,
asoman primeras gotas precoces
en mi ventana,
cantando surco
en un reguero de cielo,
todo me conducía,
a clavar mi guiño
en tierra para repitiese 
mi bella primavera,
de amapolas blancas de leche,
y rosas perras de escaramujos,
desterrados a mi patio,
mamoncillos de años atrás,
rebrillaban sus nuevas hojitas
al reverdecer que Ostara,
siembra de sus faldas de luz,
todo era matemático origen de vida,
ascua que plañen los dioses,
líquida y fluyente,
como manto transparente,
que la belleza abarca 
y recoge luego en flores.
Agüita de mayo, te llamo,
embebe mi noble melancolía,
que te aseguro,
que hay tristeza, y sangre,
que es, y se puede volver bella.

Förüq castellano Miguel Esteban


PRETIL GESTA:

I
Celosías que descubren,
estrepitoso crepitar interior.
Hojas de tu verde intelecto,
ascuas, de tu pasión,
como azul sombra, me acechan,
y persiguen,
pulsa y acomete,
que rebelde resiste,
jamás se complete el vacío 
estertor.
Con el plácido ahora, de mi presente.
Seco a morir.
Ya camino el juego de la aurora,
mis ojos ya no tienen sed,
de lumbres de campos,
y florestas ardientes.
Joven levanta vuelo,
el negro mirlo
de mi corazón,
Pequeño grajo impávido,
a cualquier dolor.

II
Me dictaste, hace unas letanías,
cumplirías un anhelo mío,
que era osado,
pero sin ambición de adornarse
en oropel, ni céfiros secos.
Alma mía,
mensaje mío te envío,
en tinta y letra,
yo de recuerdos, desposeído,
no pido hielo al viento,
ni sueños a mi realidad,
te pido gallardía libre de desvelo.
Tersura de espada, mis falanges,
brillen y reluzcan.
Otorguen y provoquen,
manar lágrimas al Sol.


III
Púrpura afilada,
es esta, mi sangre,
como roja nieve,
de marea sempiterna,
y somera espuma
de llantos anteriores.
Tu blancura, me llueva,
como río granate de hermosura,
desangrando todas las flores 
cobijan tu belleza,
húmeda vida mía,
y tu verdor sangre de musgo,
infierno tuyo de pulcro silencio,
sobre la roca y Piedra Frigia,
desvarío, alzo,
a mi última vida,
en final de olvido consentido.

Förüq castellano Miguel Esteban

Luna blanca:

Por ti labraré el día,
mi Luna compañera,
mi Luna aeterna,
oh, cuánta sangre mía,
regó esta mi soledad de tumba abierta,
que me camina,
por el sol de junio un mayo despachado,
avanzo, abro el solo Parnaso,
mi sol ya no luce cansado,
abren dulces lirios negros,
el compás mi destino atronador,
era un capataz,
era un sembradío del brillo primero,
un arpa y un arma de carne
y verso, beso tras beso,
un dulce designio invernado,
hollín de luz,
en esta fosa cava mi amada,
tercer lucero mi firmamento,
igual y primero es,
sangre negra de luna oscura,
por la esencia azabache,
de nana y cuna argenta,
soledad, oh soledad d' este pobre diablo,
ungirás mi dicha mañana,
que te pierda,
hoy veré esquelas por astros,
y oscuridad fluirá
como bruma siempre gris,
me atisba sola idea,
velo de tormenta
y nácar una esquiva sonrisa
sin volandera
ni ascua desapagada
por lengua,
al olvido perenne no danzo,
vida de una vida bajo tierra,
me trajo,
a este filo diamantino, 
blando, de tajo,
alto silo de luna,
hoy te canto,
que sin tu penumbra venidera,
ni dormido me alzo,
oh, compañera,
no me desampares camino 
de escuela, ni honda hoguera,
tu inocencia,
oh, preñez de sílaba,
polvorosa y escarpada,
haz que acabe con un beso libre,
lo que nunca comencé.

Dulce tormento sembrado por Förüq a 2-06-2021

CARNE DE ENCINA:

I
Es ahora,
la tórtola joven
evanesce en tu ramaje,
y los topos ya no aúllan
tus raíces,
soberano filo 
de tus hojas marciales,
sones y cantos 
arrullan tus faldas de piedra.

II
Verde en quietud de escarcha,
tu lágrima de hielo verde,
ojalá brotara de mis humildes manos
con las que te canto,
mi antigua encina
gloria del solitario campo,
escondido en Castilla partida.

III
En tu vereda de barbecho 
y sombra del ara,
señero eterno eres,
sola quietud de alma,
virginal cuna del águila,
azores y rapaces,
humildad,
y sustento de infinitud de vida,
darás tus flores de piedra,
y tus bellotas del mañana,
reguero verde tu soslayo,
tus hojas puntiagudas,
más duras que el cierzo,
que mi idea contigo mece,
segura.


IV
Oh, llanto terreno,
perecedero,
tu dura savia,
sonrisa de eco silencioso,
resuenen mis reflejos,
por tus venas de fuego 
como tu madera crepita la ascua,
vive, que vivirás encauzada,
por siglos secuaces,
y campiñas de ababoles 
y claras espigas.
Al señor olivo,
y tu piara creada 
embeberá jabalíes
entre almazaras,
como oro virgen,
y tu turquesa de mirada.


V
No mueres, ni morirás,
tú, noble blasón 
y emblema de Castilla,
mi tierra herida, 
mi enamorada semilla,
de su mañana.
traigo una lágrima
tu esencia perenne,
como tu ramaje gime al tiempo,
que contigo nada puede,
mi encina bonita,
dura y áspera como jaspe verde,
llamo, a tu tierra bella,
acoja mi letra en tu vera,
sin despedida,
refugio tú,
del cantar airoso las aves,
nada muere bajo tu silencio,
eres noble.


VI
Sincrónica,
al bailar de las estaciones,
horizontes que tu alma atiende,
y sollozo bebe,
tu blandir como seña
de honra y parquedad,
tu solemne sonrisa,
entre cerros,
y más altos vuelos,
todo enerva contigo de su sola muerte,
piedras bellas, tus hojas,
y grajos soberanos juegan 
con tu relente.
Como gloria de la tierra,
que tú dictabas
no era jamás yerma.
Delimitando suspiros de vides.



Förüq castellano Miguel Esteban


RÉQUIEM DEL VIEJO NÚMERO:

I
Darte final mi maldita
libreta, yo no quisiera
pero con mi dolor
enjuago esta seca lágrima
que te canto,
partir quise un día,
al otro lado.
Y tú ya estabas,
de ojos abiertos
y tus hojas interminables
sin blandir, viejo número
y último punto.

II
Escribo sin amores 
secuaces, que aunque
termine tu hoja
seguirás en mi pecho 
arrida, enraizada.
En rito y cumbre de
plegaria tu sola voz
marcada.
Miro tu llenez, y
sólo un lúgubre luto
me acrisola
tu suspiro se hace eterno
termíname tú a mí
que yo a ti no quiero.



III
Fugaz eco entre imágenes
y solas riendas se sostienen
este un día de nadie,
que llueve, lentamente llueve
sobre una vieja amapola
penitente.
Soy feliz aunque no quiera
compañera libreta,
todo me cursaba como
el resplandor de la primavera
ojo de mi ojo sembrado
del barbecho al cerro
todo campo era mi alegría.


IV
Yo amé y amo
sin despedida,
su iris sempiterno,
hoy me abarca,
sigo dicha y acogedor
incendio,
para que me  siga,
llamando, cada noche,
aunque, bella,
en sueños no hables
para yo ciego mirarte
y que si un día te veo
recuerdes que te dije:
Siempre te amaré.


Förüq a 05-06-2021


SEMBRAR LA PIEL:

I
Presto caballero de las represalias,
activa ya, la aprensión,
inmutable, que cabalgo.
Cabalga amor conmigo,
la fría luz del sol,
que por oscura no deja,
de dar calor.
Estos verdes campos,
no mutan de meseta, gallardía,
legendaria pesquisa,
oh, sola voz, sin voz
no hay pretensión,
ni corpiño des-rienda sujeción,
verde campo mi labriego,
oh, sola incertidumbre,
si áspero color, desmiente,
o, apremia, sudor en seno,
ensoñado,
y coraje de vencer un olvido,
pertinaz, que todo devora.


II
Deseoso azar de vela y tijera.
De azabache y sola idea,
encontrara tu calor,
encontrara tu ardiente página,
de caracola y cristalino,
mineral candente.
Turquesa mi mirada,
te apelo si sangre,
no fue bastante,
riegue tu coraje mi frente,
y unido, blanda, el son.
Cualquiera no es mi ser,
sin miedo.
Ni mi amor valiente,
ausenta los bravos celos.


III
Cielo azul no deseo,
si no se encuentra,
donde tiemblan tus piernas,
gemelas.
Triste mi luz de ser,
descarnado,
 otra fábula,
de grillo en libertad,
te pido.
Oh, noche pretendida,
afrenta mis novecientas tormentas.
Ojos tuyos, baile mi sombra,
en oscuridad,
que no serán de este mundo,
insumiso,
fatiga o calor lisonjero,
mi égida y celada Atenea,
sirvo a tus pies de jara.

Förüq castellano Miguel Esteban

SANGRE BEBIDA:

Alto, solo quiero pasajera, tu tristeza,
sólo como costumbre cómoda,
busto tuyo de cuello en columna,
invocación de las hayas,
y tu vientre,
calma furtiva de Sol dormido,
viva raíz para un Sol renacido,
raíz nuestra entre tierras donde muslos habitan,
troncos como soledades en hojas,
bailando suspiros,
y gemidos de un viento,
ya no cobija el sentir gusanos,
solamente, tus caracoles de labios,
como hierba húmeda,
bajo tus frondas y faldas,
de nítido follaje.
Ojos atisban ensoñados,
hacen ríos y orillas
de azules caléndulas.
Escarnio de tus labios violetas,
numen y montículo,
mi sed de hoguera,
oh, piedra solar,
de muerte embebida,
dardo amoroso,
mi temblor de valles,
abriendo tu vestigio abisal,
como gruta insoslayable,
tu cielo encerrado,
mentir un reguero de números,
y brindar con el enemigo,
ay, clamor de herida estéril,
vive como el río nace,
y azulados brillos despuntan,
alba y ocaso,
flores, guijarros, gemas, y pétalos,
hojas en llamas,
crepitan que junto a mí existes.

Förüq castellano Miguel Esteban


EMBEBERTE GRANATE MERCURIAL:

Escribo en una azul llaga solar
mi fuego en mitad un océano.
entre bruma gris,
siempre mi idea,
entre pecho y espada,
del pétalo flamígero,
azur naciente,
borbotón mi sangre,
cuántas cadenas más.
Para verte sin equívocas respuestas,
sin juicios faustos,
fabulan solos,
indemne acontecido,
sí entre dunas,
de silencios injertados,
y sombras de tormentos en el Paraíso,
mantenme fuera,
esa línea que teje correcto el ánimo,
mi ánimo de ánima inanimada canta,
que sola la espera,
hacer libre el ser sin razón
sin control
que blande, que sostiene,
bueno, empiezo el eterno secreto,
oh, celeste mi suerte,
de zanja abierta,
en jardines de brea te hablo,
mi amor que luchas mis solos pensamientos,
una golondrina de metal que vuelve,
siembre como la hoja
del olmo eterno donde rebrotan
medusas como hábiles Quimeras
de sierpes viborillas por cabellos,
esperando como el temblor de sangre primera,
celeste que te enviaron para dar nota
y aviso,
tenga que entonar el final los tiempos,
en guardia, mi guardia vive siempre,
ya está muerta,
pulcra tierra que me yaga,
sendero misterioso de mi corazón ajado,
tus manos digan del latido,
que cierne que repica,
como tamborileo de Albacete,
me baño en el hoyo del sol,
tan malo que ni el Sol me da calor,
luna de sonido,
cuajada tú de solas voces,
y arpas de la noche como murciélagos,
noche se detiene,
noche se detiene una vez más 
para sentir que a mi lado estás.

Förüq castellano Miguel Esteban

CANTA LA SÓRDIDA NOTA:
 
Despierto, sin haber dormido,
congelando recuerdos,
la noche ya me suena,
de taciturno son,
voy vestido,
alzando guiño a tu sonrisa etérea,
todo sonaba como si fueras tú
quien me acecha,
vespertino halo sin mirada,
al parco desliz de sombra nacarada,
oh, pulcritud de luna fija,
incendiar mi expectativa, nunca más,
pintar tu cuerpo de umbrío sabor,
solo cierra tus ojos,
no me despiertes,
porque te acompañaré
hasta el fin de todo abismo en flamas,
parco resquicio,
una orilla,
veía tu figura,
amante como rocío de la flor,
hálito reverbera,
girando vuelo fugaz, permisivo,
permanente,
como saeta rumbo a corazón de árbol,
perpetuo,
inmanente tu voz.
frontera tu letra descubro,
en manantial turquesa tu latido,
insondable,
rumbo tu boca, mi boca,
sentido, sentirte sí doncella,
cantaré, el vestigio iridiscente,
sin fin, comienzo en ti que arde,
abrir mi pecho suave descorchar,
una botella mi sangre,
nunca más de sol negreando,
su evanescer primero,
perpetuo avanzo,
son, son, como caracol tu corazón,
venimos por los montes de abajo,
asolando verdades,
agarrando, la luz intransigente,
te encontré
no hay vía,
abro tu sentido yerto,
amándote desde el final de un tiempo,
no es y no fue mío,
ven a este pulso de combate,
no era ni es, un amor descrito,
ni inteligible de saberse,
ven sin ti no conmigo,
hasta el final los días.
Que se abra en abanico,
la partitura mi sueño
que eres tú,
desde resquicio onírico,
hasta perfección,
insoslayable,
oh, tu ser,
enigma de belleza todo crisol,
sólo tú puedes ver estas ganas de encontrarte,
sólo tú puedes ver estas ganas de saberte,
sólo tú sabrás saberme,
sólo tú puedes sentirme,
cada noche amanecida del saber preso,
me ronda,
que sólo tú eres mi hoguera,
que quiero saborear,
hazme coraje hazme valor,
que puedo osarte,
una vez más sin mí,
con mi otro,
yo mismo,
ser arena en tu piel,
y y todo lo que yo quiero ver.


Förüq

SON DE GRILLO:
 
Clarín entona sin miedo, la fría gloria,
todo lo que siento arriba del astro, recuérdame,
indemne como oscuridad alumbra la noche,
su violácea arpa del sentido, tejido yo del hierro,
y una escarpia desnuda que anuda,
que desvela mi yunque, mi eje,
apenas dormido, yerto el tiempo, que te conoció,
arriba muy cerca, de la letra dorada,
y su escarcha de silencio senil,
eres más que donde alcanza mi palabra,
un yugo, un arco y una flecha,
una vena trenzada, por la sangre consumida,
embebida por flores sedientas, mi dicha, 
una arpía estridente,
cada deseo, una sinfonía, 
nada cambia la vida onírica,
de azar que clausura mi sino dentado, afilado,
que te lleva que te encuentra,
león aquí león allí en mi corazón,
hilvanas mi calor del fuego,
se funde mi abismo, zarzas por ascuas,
Sol por luna dentro de mis ojos, te encontrarás,
allí, solo habita la luz, como Quimera una,
que te destapa en sueños,
si por soñarte te hiciste realidad mi bella elucubrada,
una vez en la vida, el tiempo se derretirá,
y nuestros labios beberá,
vuelvo a vivir por ti, desnacer impera la ávida letra,
vuelvo a descubrir justo la vida,
matando mi soledad, aumentando el día,
amor que me volviste libre
y elegí amarte,
hasta donde cerraban los ojos de la noche,
mi miedo, se alimentaba de sus paticas,
yo quiero quedarme contigo,
hasta que mi pecho lata abierto,
subiendo cumbres anclando mi sombra,
hasta que la tierra se coma los cardos, tras el estío,
hasta que las flores rendidas, dejen su belleza,
en son de elevado amor,
que asesine los silos de Luminarias,
que descienda lo perpetuo
y quede asido el cielo
hasta que la imagen sea sonido,
y mi deseo traspase las puertas de tu destino,
solo allí reinará lo sentido.

 II
Hemos llegado del son sin tiempo,
desfilando por clarines del alba,
arriba, muy arriba,
donde desciende la aurora,
criquean voces,
sin esquela ni guadaña,
libre por amar,
sin castigo, sin dirección ni destino impuesto,
tu voz que abre como el nardo,
no espero espirales del dulce tormento,
ni sumisiones desangeladas,
bañadas en copa algún hada verde,
necesito resplandores,
nieblas y esquemas vorágines.
Senderos perdidos, ecos de luz,
simientes solares,
y lunas como diamantes,
azares feroces de que en dualidad, 
puedo ser yo mismo,
abrir manantiales y manaderos,
este silencio enjaulado,
que aflora,
y tu alma penetra desde dentro,
hasta su cúspide resplandeciente.
Que sostiene,
y mi ser de nuevo desviste,
para ser de ti,
escala a la cumbre todo cerro.


III

Suba mi amor,
a este tranvía ensoñado,
del solitario ruego,
del sonido bebido,
en letra una absenta encegada,
madera si no tengo,
asigne material y defiendo,
mi número,
nueve marcas en sangre gualda,
en espiga roja,
vengo y he nacido,
del trigo limpio,
vivo y soy dueño de mi propia cárcel,
noche silente,
que considerar,
hasta tejida la negra ánima,
era por ti era por los alacranes de ciudad,
que mi pena es del campo,
y mi vida es tierra,
no enciendas hoguera,
que germinará el ocaso,
sones de arriba laten,
que me eclipsas figura, amor y ventura,
por este cielo,
qué no daría
para que permita,
que mi muerte 
se ancle a esta tierrica bella,
sin oratorias ni recuerdos vanos,
de quien fui,
debido soy seré y seguiré siendo,
relevo de este solitario número,
por sangre.

 
El Castellano

ESCRITURA:

Madre de la metáfora

Madre de toda raíz,
es y veo ser la simiente.
Semilla de la escritura,
es la metáfora,
madre encumbrada
toda mentira encausada.
Escribir es amarte,
como lucha clara
de contrarios.
Vislumbrar la luz del sol,
estridente y eterna,
sin desplegar color la noche,
no se puede,
hacer temblar los valles,
sin cerros ni montes tampoco.
Más vale pájaro en mano,
que ciento volando,
acoger tu cariño
y darle cobijo
de dulce nido.
Metáfora de saeta heridora.
Descubrir la realidad,
tras su mentira,
de que se viste de sueño,
intangible como canto pedernal,
y nota tu silencio,
quién tuviera tu magia en sus manos,
quien besara tu belleza,
sin herirse.
Madre de la escritura,
se le llamó
pureza, barbecho claro 
de Artemisa,
canto flamígero,
que la elegancia,
hace nombre,
rito y plegaria,
toda atractiva nota.
Metáfora,
madre causada,
de vestir verdad latente,
con otra realidad bella,
como fundir mares y terrenos
en dulces florestas crean su mirada,
miel de dioses.
Herida en sangre reverberante,
es mi pasión en pecho,
monumento de savia,
sería mi querer,
si un día llego a su bosque 
de jardín umbrío.
Jardín redentor sería
su cariño custodiado.

Förüq castellano Miguel Esteban


MADRIGUERA DEL SUEÑO:

Al esplendor violáceo onírico,
yo escribo antes que Morfeo se apropie,
consuela él, mi sueño tenue,
que quiere y ha de ser grande,
mas, el grande y el chico,
iguales son lo que les dura el fausto sueño,
cimas de adusto regazo, 
oh mis sábanas fuesen,
importuno, encuentre
aletargada mi almohada,
niebla sonora,
de umbría persiana,
como cenit morado sin trono,
lecho mío de oro y espiga,
las mieles de Pluto y Citeres,
no serán ilusiones de mis ciertos placeres,
caigo en brazos una estrella apagada,
rendido en hálitos y respiros amantes,
tu presencia de señora hada no retires,
perpetua maravilla toda madrugada,
hasta que asoman los cabellos,
de una aurora beligerante,
cornucopia de un junio
no quería abandonar su Ostara,
derramando primavera la doncella Flora,
oh luz que esmalta la idea,
de vaporoso sueño,
e hinojos solares durmientes,
como alma en tu guarida recelosa,
inmortal almíbar d' este tormento,
resuena, que florece,
no canto triste,
a la esperanza del gozo,
mis campos bañados serán
de argenta luna,
hasta el corazón de antorcha,
su esfera inominosa,
luminaria de sueño, 
que se sabe en todo el vecindario,
que mi musa,
canta viene y adora las Pléyades,
en estela, redil de cosmos,
y su insignia que conocemos,
quienes no preguntamos,
afirmamos,
oh llama hermosa,
sueño, mi sueño,
grande como nuez,
del nogal futuro,
ilusión pétrea,
implorara tu fugaz 
visión, me arropase,
y en mi pecho te adormilase.

Förüq castellano Miguel Esteban


AZUL SOL, ARDE:

I
Era un color que extiende
el Sol de los ángeles,
de la destrucción llegada
a traer la vida.
Alzado este como un elogio
a la sombra
cuantas páginas se han escrito en mis manos.
Voy rumbo a construir
la muralla
en el Sol de los ángeles,
allá, más allá, su margen oscuro
muralla abarque.


II
Desde el cerro al viso,
desde el risco,
a su cumbre,
desde dentro sus árboles
de fuego, precipicios,
toda flama,
y sus hoyos de hoguera.
Ven, toma mi mano
veremos un nuevo
desnacer del arte,
incendio, sin cruel compostura,
a través la tierra.


III
Bailaremos en círculo,
encima canicas,
con alacrán,
y, ciempiés de brea nueva,
sobre la yedra,
escala su rosa,
con el sable en mi blanca mano,
con veneno,
y  puñal jactancioso,
ahondando el colmillo
sigilosa serpiente.


IV
Desde el monte
a mi muralla,
sólo habrá un señero,
que ponga aviso:
El miedo se engendró,
del valor y fortaleza,
todo ángel vigía.
Este es el Reino,
y Paraíso,
así terrestre,
como celeste,
Puerta del Averno.

Este Sol es la bendita Destrucción.

Förüq castellano Miguel Esteban


ELEGÍA TERCERA:

A mi pena moribunda,
aquella que ya no siente,
aquella que reniega, sí a desfallecerse,
fama de estrella inviolada,
servil de cuantos pavores reales,
ha cercado, 
pena mía,
oh tú, cual sierpe,
siempre ofrecida,
siempre expectante,
gloria de mirarte,
dónde,
si mi sangre parece que place,
quajarósla, mi dulce bella, resiste tu embate,
de fantasma y fantasía renegado,
acabase mi porfía sin cerrar dulce luz
y el manto de luciérnagas,
el techo abismal de cueva,
planeta que esta noche te resuelva,
ningún consuelo pardo te abrigue,
he permanecido,
como duro y lloroso terreno,
ojos por sílfides bañados,
en vil miseria enjutos,
suerte, y muerte dulce hermano,
acababa de extasiar aquel furor asmático,
reclinaba yo discreto a tocar tu alma,
este llano que destellea de  pureza muriendo,
y riera en rambla,
todas flores existen,
desangradas 
como y en vanidoso, cristal,
de tu hermosura como una luz brilladora,
que resplandecía,
ay, de la generosa mortal gente,
oh gloriosos, hados, desparcir mi sangre,
al duro y mezquino fierro,
Sátiros, Ninfas, Faunos,
no hallaréis,
en mí ni vida moradora que arrebatarme,
siembro mi número,
y mi letra T que ni supremo, Creador Universal
ha, ni puede borrarla, como es arriba es eternamente. Avernos abajo.

Förüq castellano Miguel Esteban

VENA SONORA:

Volará un verde trino,
sobre mis ramajes de idea,
esquiva, inviolada,
sin nacer aún.
Monte hay,
de oscuras aguas, abiertas,
cielo sin señor,
y un reino de sueños,
por conquistar.
Cabaña de cielo,
con un huerto
y jardín azul,
con flamígeras esposas del sol.
mitad un melancólico ocaso,
bañado de sonrisas fugaces
y auras, como albas salvajes,
habrá lluvia en tierra abierta,
de tu boca.
Cristales en aire,
de violetas espectrales.
Pureza como hoja blanda,
tu mirada enfrentada mis pupilas,
imagen despavorida 
a encontrar metafórica rienda,
espuela en cobre,
voy hoy girando la tuerca mi reloj de pulso,
muy alto, muy hondo como cae
noche lisonjera en las pestañas huecas,
tallo de esfera dormida,
una dama hoguera alzada,
ya disfruta su luna
en lapso eterno,
como lloraba la nube,
preparándose para la batalla,
tempestad alada,
largo suelo es tu belleza,
tendido en sótano de luz,
desnudo,
donde tocaba tu alma,
sin sonido, sólo un resquicio onírico,
como suena, y sueñan las almas
si sólo canta la sangre.

Förüq castellano Miguel Esteban

SUSPIRIA:

Cuadratura de este silencio,
es una hoja en blanco,
verbo por nacer en ella,
sin esquema,
ni altos sueños oníricos,
realidades tangibles,
como clepsidra mi sangre infinita,
orfanato de estrellas,
y estelas vorágines,
partitura en silabario fugaz,
temple por bañarse en pureza,
oh, la sola idea,
de ser beso,
tímido y sencillo,
esquivo entre dos océanos,
y mares, como cerros
de esta meseta de tierra,
derretir dos riendas
y soltar tu pulcritud de naturaleza,
ser trino de pájaro pedigüeño tu nido,
blandir el horizonte,
entre seda de pupilas,
derretir imágenes,
en puntos suspensivos,
cualquier percepción corriente,
como ver tu susurro,
y dibujarlo violeta, granate,
acariciarte como se embebe
una inspiración incendiaria.
Acogerte sería en manos 
un destino atronador,
Sería verte sin tener ojos,
soñarte sin dormir,
ambicionarte sin ambición,
ni el nervio fugaz se clavaría
si sentir no fuese sentirte,
y escribir desnudar esa magia,
que sin cuerpo ni letra,
es como silencio de mi ciprés dormido,
hálito transparente, 
arribar sin orilla
ni deriva,
al flanco vítreo un trasluz,
como espuma y salitre deja una ola,
alzarse,
regenera en alto viso,
lo inabarcable en existencia,
lo trasmutable posible,
subir bajando,
cima se encuentra hundida,
abismo azul éter de ciencia,
cuando no saberte es ley,
e imaginar una vida
que su fortuna despliega opciones,
y el perdedor ambicionado elige,
sí la peor de las mejores,
no morir sin promesa de bronce,
juntar lluvia y deseo,
para siempre encontrarte y saberte
en el verso.

Förüq castellano Miguel Esteban

SOLIVIAR:

Estallase toda gloria
en aire algún sortilegio claro,
danzando mis apuntes
en torno un fondo fantasmagórico,
reluciendo nota sobre un cable puntiagudo,
la profecía de cientos, miles,
constante, de ágil hocico de riera,
hombre desnudo y un sólo anhelo
como cristal partido,
sonidos de vida en campo perdido.
Flor de barro haciendo reflejo,
destellos en horizonte hacia
las nueve puertas del Averno,
muchas fuerzas sondeando,
corte sobre una pala,
oh pies de barro sobre la paja,
agrupando oídos en bucles,
tumbando retinas,
en el vado, del mundo hecho,
músicas en copas de hadas verdes,
voces de muertos hendían,
surco y sangre adormecida
oh local de la armonía,
susurraba yo a su orilla,
su historia
como río crecido,
cocería cintura,
entre juncias y caléndulas,
reposar segura violeta sombra de noche,
que traes invicta, sonriente,
temblar, donde yace y se inclina
el barbecho dorado,
alzaba acre de bien semilla
confesa, prometida,
la victoria de la luz se erigía flaca,
bancales atrás,
la dificultad no me arredra,
oscuro patio, de ti bañado,
cuál precio he de poner,
a sus semillas.

Förüq castellano Miguel Esteban


ESPERO TU DESPERTAR:

Espero despiertes,
y vuelvas todo lo nuestro, mío,
desde cada lugar,
y cada tiempo,
una sonrisa mejor,
ardua columna
al iris en cúspide,
todo lo sembrado, más que ráfagas 
de arcoíris 
colores de todas las naciones,
campos de idea,
sudores de lágrima,
abren notas al ocaso en llamas,
ahora, es todo lo que espero,
cuando el tiempo silente
me vuelve más fuerte,
pesquisa de pequeño ángel,
en sola hoguera,
sostenme en tus ojos,
todo lo que necesito,
hay alguien traspasa los míos,
eres tú sombra de llameante conciencia,
llanamente expuesta,
mantenme en el abrazo,
bajo mis brazos el arrullo envuelve,
y el ser se cobije,
hondo regazo pinta
el sol en su cima,
ejército de opacidad,
llora la noche,
todo queda allí en el traje de sempiterna luna,
todo lo que conozco te ofrendo,
hasta partir mi destino en tres partes,
una para subir sentimiento
segunda para acompasar camino con tu dicha,
tres para mantener aprecio como rubí excelso,
acaso si desnacer ocurriese,
sólo bajaría subiendo la cumbre
lo sentido y sentir expuesto,
desaprendiendo la vida,
que me lleva de parnasos devorados,
y elogios a la fuente,
que me induce y provocas,
como contienda de viejo ciprés,
y viento nocturno,
que cuenta de amores,
como estrellas azules.


Förüq castellano Miguel Esteban
 

TIENTO AGUADOR:

I

Perpetuo sabor,
es tu existencia,
colorando, violeta aurora,
cantando, y, una primavera
extasiada.
Trémulo,
esmalta el cielo,
una luz, tímida, inmemorable.
El tiempo como placer dichoso,
propicio mi dolor en guarida.
Resonaba la lámpara tu hermosura.
Tierras fragosas,
como riscos de dos castillas.


II

Mis sombras disiparon,
enmudecida, brilló
una lección.
Llegaba aquí, relámpago,
de lumbre.
Que asordaba a los muertos,
a espantar y combatir.
Dura tierra.
Su sombría tiniebla,
era este calor, en sopor,
este verano, recién llegado.
Cobró mi sentido,
a solemnizar la tinta.


III

Sueno como ilusiones,
de matutina estrella.
Aletargaba miel de rudos,
sones, turbando pesares.
Oh, niebla,
de cénit alzado,
sonrosada tiniebla,
sosegada, ella,
prado del alma.
Que florece.
Blanda era su tristeza,
de pecho erosionado,
enamorado,
de dulces tormentos.
Herido.



Förüq castellano Miguel Esteban

TIBIEZA:

I
Brindaremos en copa de sangre,
en alas algún destino sordo,
rememorando la resurrección
de la plenitud del amor.
Llama de viejo encanto,
emergiendo una tarde de tinieblas.
Donde nadie creyó a la ilusión,
recuerdo afligido,
de toda búsqueda un placer
ciego y soslayado.
Apareciste ahí, sí, liviana,
y emergente,
como escama de rubí indolente.
Ya no creí mi corazón por piedra.


II
Ni a este, morada de salitre,
mi pequeña,
ligera raíz granate.
Humo tus bellos labios,
que duerme.
Mi palabra de árbol jovial,
hereda mi negra sangre,
espuma de otras cavernas.
Mirarte como azul, dulce,
de crepúsculo eterno, 
resonante en murciélagos,
y mariposas nocturnas,
de ideas.


III
Mi desnudez imprevista,
ya no rueda.
Sobre tu estandarte tierno.
Mi dura frente sabe,
del furor inusitado
en brillo de ojos,
temiendo perderte.
Verdad posible,
en ardor, ferviente, y alerta,
sin eje oculto ni engaño,
de que necesidad, nunca hubo,
sí, frío y ausencia
de terso cariño,
ante, el ser diferente.


IV
Agonía de ave alta,
con soledad que gemía.
Al frente recto,
del destino hiriente;
oscuros días, parecían
vistas a un futuro mejor.
Claridad matinal,
de nueva brea,
en nuevo día de tabaco fugaz.
Día generoso,
sin zozobras
tenía el ayer.
Pliegue real,
duro, y vivo sin miedo.



Förüq castellano Miguel Esteban


CRISTAL DE PULSO:

I
Por mis manos,
casi se deslizaba y tanteaba,
diestra, de azar su pluma.
De metal,
casi deslizaba
vapores y humo rojo,
de una hoja de patata,
asumido tajo,
sobre mi escritorio.
Un clavo carraspeaba,
hendido la pata de la mesa.
Era suficiente tiempo innecesario,
para volar sobre espalderas de parral,
imaginario,
y ver oficio una trilladora casi gastada,
de oxidado diente.


II
Zigzagueaba un torso tenso,
surcaban los arrietes
mi arado precoz,
su sonido de suelo,
en guijarro sembrado,
colgaba una bota,
medio llena.
de la sangre brinda,
de la tierra, Dionisio.
Sobrevolaba la cabeza
el azadón, buscando
alto y enervado tallo de patata,
hundida exuberante.
Repleta, por embalses de tinta,



III

Mi pluma ya parecía aguja,
cosiendo un telar,
de vida a reencontrarse,
con su esposa muerte.
El torno tenso
era un bólido de alfarero.
Miro abajo y entre la grama,
pulgas sonríen,
y bailan a un plenilunio
ostentoso.
Ya el tábano que suerte 
vuela el cerro,
suertudo, buscando,
depósito de vida o sangre,
o los dos.



Förüq castellano Miguel Esteban


PLENO AL NUEVE:

I
Como un pescador,
y cosechador del agua
los cielos.
Crespón enajena,
su paciencia lentísima,
azar de surcos amancillado.
cielos que amenazan
y el encanto llenan.
Falsías cuándo, callan al ser,
cuando dueño tuviesen en el pesar.
No parar es misión,
A veces erróneo.


II
A veces llorando
lo cierto.
De mis oscuros vientos
regada,
que asumía su libertad.
Mi esperanza en tierra
logro, de peligros
en manos pares.
¿Qué grita la osadía?
Serenidad de diferente 
semilla.
Sembrar bienes,
y recoger rayos
de mares.


III
Clamor de gusto pasmado.
Dulcísima pena en arena.
No fue ayer que hinqué
cebo en anzuelo,
ni hígado graso
en atarraya.
La guerra, el caballo,
el dulce tormento.
Reposo que bajo
honda encina se encuentra.
Amor a tierra,
a obtener su bella quimera.


Förüq castellano Miguel Esteban

MOVIMIENTO TERCERO:

Avasallar, libertad,
en claridad de hoguera,
alguien dijo hechizo,
consentido es,
de seguir tu línea,
siendo noche en el día,
causada y dirigida,
al incendio de la luz,
ojos míos, vivir en ellos,
pudieses,
sin cambiar
curso de marea,
ni cambiar tu sabor.
A ser herramienta.


II
Pieza clave,
de nuestro vástago destino,
candil de escritura,
en sagrada rienda.
Dulzor de cariño,
sembrado.
Motivo no es regalado,
sólo hincha la garra.
A besar tu cuello,
siendo siempre,
ocaso perdido,
que un alma encontró cuerpo.



III

Mi fortaleza,
es sin ti desvarío,
de un destino iluso,
oh, silencio profundo,
ideal yacente,
como llama, 
y prender oscuridad naciendo,
eclosionando su espejo de Madre Belleza,
soñada, dragón hembra,
su tesoro pulcro,
llamado pureza,
Flor de Ambrosía superior.


Förüq castellano Miguel Esteban a 02-07-2021


DESCOLLAR ESENCIA VISIBLE:
 
Escollar esencia visible:

Cavo sobre la misma zanja,
que se alegra la yedra,
busco flor en piedra,
estrellas enterradas al ras.
Mis ojos encendidos,
dicen que su luz no se apagó.
Que nacieron y murieron eternas.
azada cual topo escurriéndose de esfuerzo,
por mis duras manos.
Suerte de tantos me quisieron arrebatar 
tesoro en alma.
Llévame ante los divinos laureles,
allí no rogaré magia,
sé quién cava y habla.
Profusa tierra que sorda me llama,
esta cal de claridad,
que ni espanta ni erige,
sólo destella, por en Norte de mi ser.
Una mariposa negra que cierne 
mi soledad acompañada,
sobre un laúd ensombrecido,
de primer latido cegador.
Condenado voy a tu belleza irrefutable,
amiga de pocos.
Anhelo de Luna, una sola,
ella.
Arrebatado instante a su iniquidad,
de altísima noche,
entre esqueletos de nubes,
y sonrisas extintas,
mi ánima rendida,
contaba siglos en donde encontrarte,
con el mismo fuego,
tus mil llamas liberadas,
tantas fuerzas para liberarte,
que ninguna atina en tiento.
Oscuro parral de mi amor,
y un barbecho afligido
donde siembro alegrías como lanzas,
y estacas de yodoformo,
es esta mi rosa de Panteón,
nunca dejaré de ver el día,
que no busque servirte,
silencio desde dentro hacia fuera,
lo que late y no suena,
dentro de Padre árbol,
todo lo que no puede hablar
es raíz del amor,
y en tierra todo grita 
que muerte no cobra gratis 
su silencio.

Förüq castellano Miguel Esteban


El olmo antiguo dorado:

Y llegará de nuevo 
la primavera ficticia, 
pájaros que de piquitos 
en nosotros harán sus nidos. 
No soy ni mar del averno 
ni lago oscuro místico, 
tampoco me nutro de ser aire, 
ni agua de glaciar indómito.
Quizá en ficción 
sería soga de destino 
y carne y semilla de cultivo,
podría tener vida 
para perderla, 
en principio sólo poseo sangre 
como rubí excelso sin nombre, 
que sigilosa 
entre el calor de verano 
hace frío en el mármol,
ni siembra celestial, 
ni semilla de los dioses,
eslabón granate 
y sol en bondad 
que acrisola mi impaciencia, 
errática, cumbre de impulsos necios 
humanos.
Dormir las flores cuándo 
si brotaron para desplegar el sueño,
tus golondrinas 
me hienden el pecho,
 y no me arrepiento de soñarte,
cómo búsqueda 
y templo, 
como hoguera 
y quemadura,
eres mina de resplandor 
los peces de este río, 
el río flores desangradas, 
seguiré podando este antiguo, 
dorado, almendro, 
mi manuscrito imperfecto. 
Que resurge renace, 
reencarna como abeja 
sola, 
con sed de otro verso.

Förüq castellano Miguel Esteban


Traje de bruma, sombra de agua: 

Vosotras 
mis humildes criaturas, 
hallasteis oscuridad 
y refugio de mi posesión,
era un descubrir 
entre un ocaso, 
pálido, seguro, 
estertor de erosiones hábiles,
sudor y caliza de tierra, 
ahora hogar tenue y, secuaz,
mi azabache, mi caracola, mis runas, 
mi cuarzo verde, mis llaves,
luz monótona y suave 
que acaricia sin esquema,
ni lágrima del hierro invertida,
estelas por manos, 
sudor y flores de tierras, 
cardillos voraces,
caléndulas miles, 
soplidos y sombra de abeja, 
abro este infierno desmerecido.
¿Qué soñáis? 
¿Qué en silencio gritáis?
oh, tierra madre, 
cuál infortunio 
por ser fragmento del fuego ígneo,
¿Cuál el sentimentalismo barato?, 
si todo lloré 
y nada dejó de ocurrir,
vosotras céfiros en escalas,
un ensordecedor límite 
de paredes blindadas.
amarte sin libertad 
de oscura complacencia,
es de paciencia ciencia,
apariencia de latido desapagado, 
qué va,
oh, cristal de roca,
tu transparencia habitada,
tu umbral, que toda luz atraviesa,
quien vivir contigo pudiera 
si se vería por dentro y por fuera,
dualidad corpórea, 
diestro color ambivalente,
este oro que no es oro 
si no cobre 
un destino persistente,
valencias de metal, 
y sopores cósmicos,
tu deseo me generas,
descorchar materia 
en alfileres y riendas,
lleven al tapiz sinfónico 
te cubra de izquierda a derecha,
sin ganar tu cariño, 
sí, luchando por no perderlo.


Förüq castellano Miguel Esteban

Bajo mis dioses:
 
Nombrarte, no deja de ser abanico primigenio,
sin conocer tu nombre,
es como pedir el nombre de una rosa azul y roja,
de tinta que baila tu agua Musa,
Ardiente y dulceza en clareza,
en mitad cualquier estación ficticia,
donde nunca brilla el ocaso y el alba llora inusitada centellas,
de tu clarividencia hermoseando,
oscura onda de un presente amilanado,
donde todo desliz no muda a enturbiarse,
tu alegría me siente,
d’esta traslúcida fuente,
donde tormento jamás puede darse,
sin dar cuentas al dulzor tu sien,
otro afligido ya no lleva mi nombre,
como pudiera compararte mi hidra bella de Lerna,
ni descansa ni está enfermo mi contento,
severamente afilado,
bien morir seria no escribirte,
hermosura,
trinchera de tu humano ser,
ojos de gato enfocados,
a tu columna de marfil de cuello,
imaginada senda de ave descuidada,
oh, ensoñación,
de mi alma casi en poso,
tesoro de puro engaño,
mentiría si digo,
que no te quiero,
impido llenar con soberbia mi plaza,
ni de adularte ningún favor despierta cariño,
vena robusta casi arteria era,
cromo cendrado y maleable,
sería buen metal,
iridiscente y templado,
suave y rígido,
bañado por tu plata engendrada del ascua milenaria,
que otorga y jamás calla.

Förüq castellano Miguel Esteban


Prímula escarlata:
 
Abría un abril,
cubriendo la Campiña,
en baja luz de luna que enhechiza,
metamorfoseando la vaga lluvia
que lentamente caía,
bajo cielo derretido, emplomado,
ya goteaban mis flores de difunto,
sobre una porción,
de terreno respirando la interperie,
pretérita una primavera ya llegada.
La luna sempiterna hermoseaba su metal noble,
purísimo al candor sin lumbre quieta,
era bastante para lanzar un beso al alba,
y ver si recogía algo,
quintales de nubes plañían
su melodía jamás interpretada,
ni escuchada sólo una vez sobrecogedora.
A la estrella fugaz que siempre veo,
lanzo un rito antiguo,
como cometa que el negror atraviesa desceñido,
olmo mío,
dime tus penas tú que tienes alma,
que baila entre oscuros romances de savia,
al brillo de mi espino escribo,
beso de camino entre mi rosal canino,
hojas húmedas del héroe entre el lodazal,
herido blanquísimo,
contienda los tímidos alisos,
sus estrellas blancas,
entre piedras pálidas,
que carraspean su canto olvidado,
¿Cómo he acabado aquí donde todo comienza?
Pienso en su prismático mirar,
a punto mi buque y puerto negro
en llamas.
¿Cómo suena su flor?
Acaso fuese líquida,
el yunque mi pecho
está martilleando sobre un cincel
de murmurio grave.
Y suenan las espaldas,
mi vida aterciopelada sujeta incandescente rosa,
sobre azul de mares y vetustas olvidadas,
al tiempo que rezaba serenata,
al azur prodigioso los altos cielos,
tronco flamígero,
en colores sobre las naciones,
absoluto diamantino,
su astilla de su color carnal,
que se extendía,
besando su torso sembrado
por mis castos dioses,
algunos que me odian,
sigo consejo perenne,
al pairo se va lo que debe de irse.
Se querían entre fracasos y transiciones,
como dos muelles fugaces,
aquí yacía mi letra,
en mi jardín de luna,
y sombras vanas a secar,
memoria acaso
el desliz me incubara,
fundadores que caminan,
esta mi soledad original
de campo abierto,
encima de mis lápidas y todas sanguijuelas.

Förüq castellano Miguel Esteban


CONTIENDA:

I
Cuervo desnudo 
que ya no le duele que crascitará
sobre la luna tendida
en su belleza ambarina.
Y cales derramadas
sobre las tierras,
vestidas por su sábana.
Mientras el jinete 
del tiempo difunto
 lloraba,
a su dolor hermano.
Oh, arrullo de arroyuelo
de sangre turquesa.

II
La rosa de tormenta
que sus caracoles de nubes,
no tardaba
en negrear
su deseo
de besar y excitar
el terreno...
Viento, oh, padre
versaba notas
como trinos fugaces, efímeros,
penetrantes...
Era como un canasto lleno
de membrillos.

III
Una letanía de canción
una somnolienta caricia.
Como la ruda mar
y sus garumas grises,
girando y girando
sobre lo alto un remero
anciano del puerto Tomé
que desfallecía
en su ardua jornada
de capturar el pez de cristal.
Mientras tanto el verano.

IV
Lloraba en sudores,
la piedra su calor.
Excedente, exponencial.
Saltaba criqueando
el grillo único,
chicharra, cigarra,
que tardó de salir
de su crisálida,
medio siglo,
en romperla,
y chillar canción
a un viento de nadie.

V
Galán cantor,
que ve las flores desde lo alto,
ese árbol que trepó
para emitir sonido
a la altura de los sueños
de aquel pino piñonero.
Iba una sombra,
caminando los nichos,
y mármoles tupidos,
de hiedras voraces.

Förüq

INEXTRICABLE SABER:

 I
Venimos de los cerros de abajo,
orientados,
descendidos a blandir
respuesta al destello infinito
de Madre vorágine.
Atenea diosa múltiple
sincretismo de esquela
en nombre que cruza las eras,
y flamígeras contiendas,
su solitaria arpa de imagen,
se llamó violín,
como sones bélicos.
De notas en cuerdas,
sosteniendo.

II
Afanando cariño estertor
de pretensiones y corazas vanas.
Abría de un sol difunto
la prímula escarlata
llegado el sonar
de mi siembra primera.
Un azotar y sostener
destino precoz,
sus nueve cerrojillos.
Voy por el segundo
No aseguro, pero quiero
destapar nueve hojas
de encanto y encaje secreto.
Quién es ella para mí.


III
Sentido, cénit y dolmen,
un escribir revelado,
padre de compostura vil, llameante,
Centauro bárbaro, toda idea,
querer sostener,
querer mantener el azabache.
Seguro de arma y,
flecha ancestral, saeta
heridos, bajo aljaba,
todos mis castos dioses,
su gloria doncella,
se llamó llave certera
su bella letra,
de continuidad infinita.

IV
Bajo tierra escribo
es mi agua aeterna
es mi jardín de luna
como sempiterna caricia.
Sentido intransigente
húmedo, a seguir viviendo.
Herramienta e instrumento
de sangre,
venimos los descendientes primeros,
que sólo son últimos
por mantenerse indemnes.
Acontecidos la senda.
Escala su novena
Estrella azulada.

V
Sidéreas lumbres
nos llaman,
al eco
febril del sentido.
Aseguro que sólo
acaba, 
sí el mortal inmortal
queda sin ardimiento,
sin su destello infinito.
Brota como simiente
primera en corazón
carmesí de adoración
a su señora hada
Leannán-Sídhe.

VI
Que sin embustes,
padres, de desconocimiento.
Eres Musa
mi señora Hada.
Amor onírico
que me acompaña
desde que sufro por el querer,
dispuesto y traspuesto.
Fósforo y brea de idea,
eclosionar seguro,
dicto.
Este pájaro demonio antiguo
me habita .

VII
Sí, fénix primero,
hablando en poesía
idioma los dioses,
hay.
Último dios sin consumar,
es el primero de la Raíz.
No te niego Atenea
pero no veo problema
en saber quién soy
y quién significas para mí.

VIII
Ocho, tu infinito parco,
sonriente,
Infinito que acusa,
siega tras siega
tu bondad azul,
silencio que apuñala,
con besos al alma.
Entre brillos,
cómo se desnuda un alba.
Tú, número y octógono
Geometría sagrada,
que es fuerte, pretendo
que le des fuerza
a cumplimentar.
Por mi posesión de alma.
Ya cursa tu octavo cerrojillo.


IX
Inextricable corazón
falanges formadas,
este es mi número,
Un seis, derecho.
Llegué enfocado,
enfuscado en dulces tormentos,
distraído
pero la niebla,
no me encegó de llegar.
Donde me destinaron.
Bailaré tu espiral
y aunaré toda energía encendida.
Tú noveno cerrojillo
con bolígrafo y humo azul,
blindado, novena hoja completa.

Förüq castellano Miguel Esteban

CASI CONMIGO VEÍAS:

Al punto descrito, ibas,
sonreías, nada era lejano
del sentido inerme
que alejarse,
resplandor allá
el Sol arriba,
luna después 
resbalaba de su cuna,
nada era distante,
como una voz erguida 
sobre tus áureos cabellos,
transparencia insumisa te dictaba.
claror acontecido,
veníamos de la conciencia afligida,
pidiendo por más luz del día,
sinfonía perfecta,
nuestra boca,
como café con hielo,
como agua y azúcar,
elévame aparte,
vine afeitando mi sombra,
por discurrir hacia 
tu tiempo inmemorable,
buscabas a alguien te diera una señal
sobre la escarcha árida,
oh de sombrío bosque,
oh de laguna abisal,
oh de campo y cerro alto,
tu coraje, tu escudero,
sobre un tiempo que crepita
azares y señales,
espadas y saetas,
viento que ya no marchitaba flores,
ni los sones marcaban paz de guerra,
fui por tu halo
una noche de primavera
tumbándome en la grama
a pensar,
brotaste de mis sentidos 
por mi pecho broncíneo,
eras como un fantasmal sigilo,
llegando hasta mi oído,
de luna,
de tierra ,
de tiniebla,
no viraste el desconcierto,
segura, viniste a enseñarme,
tu mundo, 
que a cada instante nuestro tornaba,
me enseñaste tus fantasmas de la rosa,
tu cielo de neblina que te gustaba fijar
tu azul frío de ojos,
el bosque donde de pequeña asustada,
por sus quejidos corrías.
El río donde morían todas las flores.
tu sensible crepuscular admiración,
a la naturaleza,
sobre el brillo terso me miraste,
te pregunté:
¿Quién era preso de quién?
Y  me respondiste:
Ambos somos presos del querer.
Yo te amo y bella,
en sueños no hablas,
en sueños no hablas y yo te besé
en el sueño,
por si algún día
el sueño se cumple,
y ya de verdad me dices,
te estaba esperando siempre te amé.


Förüq castellano Miguel Esteban

RIERA DEL SILENCIO:

I
Dulce y sonrío,
acompaso, el ufano corazón
ardoroso, sembrado,
en música suave,
regado por mi turbado espíritu.
Vaga y liviana, vuela
la libélula,
por orilla del Henares.
Su zigzagueo acecha.
Con tonos una pasión diluida.
Entré, bajo horrido sopor.


II
Un estiaje subordinado,
parecía.
Entre estos valles
y montañas precoces,
volaba el tábano.
Pajaritos cantaban,
en el almendro, 
de soto colindante.
Mi júbilo borbotea,
la voz del baldío.
Un silencio mortecino,
misterioso.
De altos montes,
que la lentitud del terreno colma
y rebosa.

III
Sus mejillas eran como caléndulas,
ella, como pastorcica, de ojos en belleza,
flores parecía bajaban,
la loma al verla.
Con mi sangre,
el campo blasfema,
al son de tormenta,
vengo recto.
No callaré al monte,
ni secaré el río, a mi paso;
ardimiento audaz traigo,
en espalda.
El son de rayo mi hierro blandea.

Förüq castellano Miguel Esteban

POZO TU DESEO:

I
Desenfreno por la vida
concedido, serían tus besos
hermosos, y cálidos
como una melodía
jamás interpretada,
sólo bebida.
Deslizara mi piel,
tu velo de misticismo
como fuente de brillo
inextinguible.
Por estos soles radiantes
bajo.
Rodeando al silencio, su cántico.
Por senderos de nubes, iban mis palabras.

II
Tu pureza, plácida
armonía si encontrara
esmeralda en labios fríos.
Mar de mis lágrimas
de alma si te viera.
Eclipse de emoción
paradigma mis suspiros,
enardecidos, como brisa 
envalentonada,
de suspiro tímido y feroz
sería el acento de tu voz.
Manantial del agua
más pura.
Sería tu boca.


III
Cristalizaría mi oscuridad
y, viviría mi cuaderno,
entre sus hojas
de sueños perdidos.
Mandarían tus labios
la sola poesía incipiente
que nos mueve.
Cálida nebulosa,
al vítreo sencillo,
corre y pasea
calles en mi mente,
contigo.
Creando un amor verdadero
entre infinitos parcos
de ocasos y astros.



Förüq castellano Miguel Esteban

ODA TERCERA:

I

Grandioso, que tú me alzas
viles lindes inconclusos que lloro,
mi vigía con auras,
recompongo mi coro;
siendo hoz destellando, todo incoloro.

II

Oh alma, sin llantos tibios
servil cuanto dirijo ciego, bruma,
anublan cielos, lirios,
severo tiento no huma.
Destellar que calmoso, pulcro, fuma.

III

Si sea por la alta lira
alzar su carne, el intransigente sol,
glorificas mi pira,
como el trigo y girasol,
flameante como hornillo tu tornasol.

IV

En tersas noches solas,
mi suave canto puro, ensombreciese;
duras montañas de olas,
de árbol noble moviese.
Frondas y la furia de mar entonas.

V

Desfallezco, ir subiendo,
aljibe mi esencia, terneza firme;
solo voy descubriendo,
canto de áspero al irme,
ninfas, hadas, sátiros, a plañirme.

VI

Por ti bravo, voy calmo.
Al valor y hermosura de antaño.
por ti toda, me ensalmo.
Mi barba de ermitaño.
Osando cautivo, lamer su estaño.

VII

La tierra me trabaja,
las manos, como su barreta en grieta,
carreta en veta baja,
moral mía se aprieta,
mi sudor quemó su vientre que aquieta.

VIII

Entre huellas dormí veta,
conductor de fracaso su luz hizo
cuchilla, en mi soleta,
el corazón plomizo,
a cielo raso muerde advenedizo.

IX

Ya, dame tu prudencia,
es pórfido azar de  áspero sollozo,
voy de faz en sapiencia,
ultrajada, en un pozo;
mi cara en líquenes solo, no gozo.

Förüq castellano Miguel Esteban






FINAL





AUTOR:
MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA









ÍNDICE

I  Veris Effigies II:	4
POEMA A LA ENEIDAD III, SUENA EL UMBRAL	8
Poema a la Eneidad IV:	13
POEMA A LA ENEIDAD V:	14
Poema a la Eneidad VI:	14
ODA I Liras:	16
Neblina indiscernible:	17
Sed de flama:	19
Poema a la Eneidad VII:	22
Cristal eternal:	23
Poema a la Eneidad VIII:	25
DEIRDRE REINA MI DOLOR; COSANTES:	26
En Sangre Elevaré Mi Canto Al Cielo:	38
Poema a la Eneidad IX:	44
EXTASÍA:      45
CÚSPIDE AFABLE:	46
SANGRA MI ANHELO:	47
TIERRA MI SANGRE:	48
COBIJO EN ALARDE:	50
Perdurable semilla:	 50
ASCUA SIN FINAL:	52
OSADÍA EN CLAVE:	53
ODA AL RÍO MUNDO:	 54
VOZ DE TU PRELUDIO:	55
VOZ DE TU SANGRE:	56
EJE TU SENTIDO:	57
REDENCIÓN:	58
MORTECINA SIEMBRA DE VIDA:	   60
ODA I; SERVICIAL PRESTANCIA:	62
ANTIGUO VIDRIO DE LUZ:	63
AVASALLADO, LIBERADO:	64
El verso:	65
ESCARCHA DE LUNA:	66
MUDEZ PRIMERA:	68
EL HIERRO DEL LOBO:	69
Alzado Hipsípila:	71
ENCENDIDO UN SUEÑO:	73
Espíritu de viento:	75
QUISIERA SABER:	76
LUNA XIII:	77
Cálido arrullo:	80
Trinchera regia:	81
MI SOL TE CANTE:	82
Sentir de la turquesa:	84
Palidez inaudible:	85
SEMBRAR LA LLUVIA:	86
PRETIL GESTA:	88
Luna blanca:	89
CARNE DE ENCINA:	91
RÉQUIEM DEL VIEJO NÚMERO:	93
SEMBRAR LA PIEL:	94
SANGRE BEBIDA:	96
EMBEBERTE GRANATE MERCURIAL:	97
CANTA LA SÓRDIDA NOTA:	98
SON DE GRILLO:	100
ESCRITURA:	102
MADRIGUERA DEL SUEÑO:	104
AZUL SOL, ARDE:	105
ELEGÍA TERCERA:	106
VENA SONORA:	108
SUSPIRIA:	109
SOLIVIAR:	110
ESPERO TU DESPERTAR:  	111
TIENTO AGUADOR:	112
TIBIEZA:	113
CRISTAL DE PULSO:	115
PLENO AL NUEVE:	116
MOVIMIENTO TERCERO:	117
DESCOLLAR ESENCIA VISIBLE:	119
El olmo antiguo dorado:	120
Traje de bruma, sombra de agua:	121
Bajo mis dioses:	122
Prímula escarlata:	123
CONTIENDA:	125
INEXTRICABLE SABER:	126
CASI CONMIGO VEÍAS:	130
RIERA DEL SILENCIO:	131
POZO TU DESEO:	132
ODA TERCERA:    134

Sanguinoso, solícito

   LLego desde la fúlgida sangre, desde la espiral, enterrada en lo más profundo del corazón de la tierra, desbordadas van ya mis venas, que...