ODA AL SOL, MUSA EN ARMAS:
Gran Sol Padre,
gran hervor al fervor de rayos espadas
día
empalado; tu iris sediento sanguinoso destellante ciego
en Vestal Hispana iridiscente siembra en flamas a lo alto,
a los cielos hundidos brillas, como crece la espina talento
sembrado, enraizado en nuestro corazón enfervorizado,
rueda de
fuego y bronce, oh, Lugh en tu gloria te canto,
germino mi alma, toda dicha plañe, padre de mi conocimiento,
que es tuya, oidor, de
cuánto arte ha conocido, Padre Sol Superior.
Escucha mi alma de abrojo, mientras te honren, este,
el día de
mi musa en armas fundidas.
El invierno
se ha ido, tinta, oh, savia de mi escritura, atrás mi pasado punible,
los
campos están verdecidos, hueso y fierro del pagano, cantando en flores
que trae
Ostara mi brillante amante, y su caricia de divina nota
de savia acrisola, que escala todo terreno, y fríos ya señeros,
Toda la
tierra, oh, Madre, duerme en tu ausencia.
OH LUGUS
Solar y
poderoso, magnificas, mi arma es tu alma
SolFerro sobre
nosotros en tu gloria, pido,
oh Elevado, tu
regreso al alma incendiada,
en virtud azada y rayo secular, que te amima y habla,
que
traigas la sangre mi letra, a nosotros la luz seca y ardorosa
y el
calor de tu vida, hilvanes, mi parco destino de Tres Hermanas de Negro hilo.
Trae de
nuevo la vida fervorosa, de nuevo a la campiña y vereda castellana.
Trae de
nuevo la luz a la fiera en vespertina hoguera mi hueste.
aleja
la saeta oscura parca de su sigilo yerto, que te retiembla la calma,
al alba
más preciosa jamás inviolada, avanza mi porte, vine con la lluvia.
Maestro
encumbrado, he llegado a dos días de Primavera,
del arte
que florece, lamo tu tierra palmo a trecho, esse Veris dilectus.
Alzo en un sentido,
merezco la sola Parquedad , hacer mi esposa la weche Madre de mi fuerza,
soy el creador fúlgido,
de vellos iridiscentes en pecho,
vine por las voces del cerro las ánimas padre,
resoplar y resplandecer el solo brillo,
en crisol de valles,
y destellos finitos la ingratitud humana,
que develo y expulso,
a dos días besar La Brillante Ostara,
en
nuestras entrañas germinamos los yertos escitas, guerreros la Parca,
nosotros
los escribas de hoja en puño y alma en letra
cabalgamos
todo tiempo difunto,
guiados
por tu sazón y hoguera de tu Honrosa Luz invencible.
Diestro
compás invicto
en sol
mayor, como es arriba rebrillaras abajo
bruma de
idea infausta, socarrada.
Flamígero
desdén encumbrado;
congelado éter flamígero, en ascuas,
de fuego
azul, en violáceo fulgor.
Horizonte
sin prisas
Índigo que se me arrostró
con todos los
halos
de un Marzo su crueza.
Abre el
nuevo fervor de tu luciente Lucero invencible.
Oh, Padre, su
solitario azar de relámpagos,
de tu
azur hermoseando,
enclaustrado.
Vírgenes
encinas, y almendro de soto,
entre un
nogal
dependiente
de su sombra.
Al verdor
de inusitados pinos,
me
caracolea
la fronda
del monte. Musario cerro desnudo,
Espino
amarillo de mi dossier,
Caléndulas
solariegas
que
amarillean su silvestre ralea,
esposa complaciente
de Sol naciendo.
Brilla
esta infamia
de campo
abierto.
A esta
última lagartija
lanzo un
baquio seguro,
sin
disfraz ni apellido perenne.
Mudez
última
de
sangrada amapola.
Sanguínea
tormenta
de dureza
blanda
con agua
de mi terco aljibe
obtuso en
litigio de iris vespertino,
y su
sangre que baila
el suelo
terreno,
que en
culto a ti Lugh yo beso.
Y avanzo
como raíz de los dioses en la Tierra.
Encumbrado Escita y
sirviente de Candavmis dios del Trueno.
Förüq
Reflexión:
Como el
Sol brilla en lo alto de los cielos,
es
nuestro deber cuidar y hacer florecer todos los talentos,
y sus
virtudes sembradas y habitadas en nuestro caduco corazón humano,
en y con
manos de la divina Sabiduría madre de Superior Conciencia de Razón regentada en
luminosa aura y amor a luz de rey Padre astro que otorga todo azar de vida en
este planeta que dirige y domina.
El Castellano Förüq Miguel Esteban T.
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